Leyenda 3

Revelaciones familiares.

Aun no me había repuesto de ver a mis padres follando de aquella manera, la imagen que ahora tenía de mi madre no se correspondía a la de madre reservada y recatada que tenía antes. Sabía que era muy jovial y simpática, y picara en ocasiones, no eran raras las veces que estando de veraneo todos juntos, el tío Paco hiciese algún comentario sobre el tamaño de su busto o la cogiese por la cintura tocando culo con más confianza de la debida,  ella le siguiera el rollo dejándolo hacer, pero siempre  mantenía la compostura propinándole algún corte discreto, a pesar de la confianza que existía entre los dos matrimonios, ellas eran más que hermanas y entre ellos también exista una gran amistad. Pero  la había visto totalmente entregada al disfrute, una hembra que vivía su sexualidad plenamente.

Al fin nos fuimos a veranear, igual que todos los años compartiríamos la misma casa en la playa. Las mismas personas, la misma casa, la misma ansia de observar. Pero el año transcurrido se notaba sobre todo en el físico de los componentes de la familia.  La buena vida de Paco le había traído una ya notable barriga cervecera,  Samanta estaba más buena pero al ser la mayor se creía inalcanzable para todos y se mantenía igual de sosa y distante, en cambio Diana si estaba mucho más buena, ya hecha una hembra,  Carlos había  crecido también notablemente.  Yo estaba más alto, aun delgado pero ya cerca de 1,90mt, el acné que me había tenido acomplejado los últimos dos años casi había desaparecido y al final de aquel verano seria historia olvidada, solo quedarían los cicatrices que me recordarían toda la vida mi duro paso por la pubertad. Pero el cambio más notorio era el de mi hermana.  Estando en la playa, ya si me percate del cambio que ella había experimentado, no había crecido mucho de altura, pero sus tetas si lo habían hecho, su culo era ya prominente acompañado de unas piernas gruesas pero torneadas, ya no eran piernas de niña, además encontraba la forma de darle vidilla a la conservadora ropa   que la obligaba a vestir mi madre, se subía los laterales del bañador de una pieza haciendo que se le marcase un coño y culo divinos, dejaba botones de las camisas abiertos para dejar ver el canalillo de escándalo que tenía. Sin duda era la hembra más deseable de aquella zona, para todos menos para mí yo seguía teniendo ojos solo para mi madre, que gracias a las caminatas diarias y a las dietas ese verano  tenía una figura tremenda, se notaba sobre todo en la cara y los brazos, la cintura la tenía mucho más marcada, pero aún no estaba satisfecha por las piernas, los muslos estaban más torneados pero las pantorrillas seguían siendo su dolor de cabeza.

La rutina era la misma de siempre, mañanas de playa para todos, los hombres al bar, pero esta vez Carlos y yo pasábamos cada vez más tiempo con nuestras hermanas jugando o tomando el sol,  nos íbamos a zonas apartadas de los padres y nos quedábamos todo lo que nos permitían, siempre nos ponían límite de tiempo a pesar de la edad de todos. Los cuatro nos sentíamos realizados aparentando independencia entre gente extraña, nadie nos conocía, éramos como dos parejas pasando el día para los demás.  No nos lo planteamos de primeras, fue algo que surgió al transcurrir de los días, tampoco es que fuera algo escandaloso, solo implicaba compartir toalla, pareja de juego y poco más, pero para cuatro jóvenes criados tan conservadoramente era una experiencia. Yo por mi parte si iba a saco con Diana, sabia por mi hermana y Carlos que estaba colada por mi desde siempre, nunca antes me intereso pero aquel verano era distinto, las noches espiándolas bañándose me habían mostrado una mujer muy apetecible y más aun con la calentura que me provocaba cada vez que veía a mi madre en la ducha. Diana  era la que tenía las mayores tetas de su familia, la tía y samanta eran de tetas pequeñas pero a Diana le habían crecido bastante despertando mi interés en ella, además que sentía la premura de perder la virginidad lo antes posible y la accesibilidad a Diana me parecía una buena oportunidad. No tenía nada claro cómo conseguirlo pero si se presentaba la ocasión no la desperdiciaría. Carlos por su parte también intentaba cortejar a mi hermana pero esta no estaba muy por la labor en un primer momento.

La playa era muy extensa, después de dejar a nuestras madres en las sombrillas nos marchábamos a caminar los cuatro en alguna de las dos direcciones, a medida que nos alejábamos la densidad de personas bajaba hasta quedar reducido a distantes grupos, aunque no buscábamos soledad, no tenía gracia no tener  a quien lucir nuestra supuesta independencia. Los días pasaban y yo cada día estaba más cerca de conseguir algún avance con Diana, se notaba que ambos lo deseábamos, sabíamos que era algo prohibido entre primos pero solo era por el verano después cada uno a su casa,  además ya se sabe cómo se calienta el espíritu al calor del mar.  Hasta que estando un día en el agua los dos solos, jugando entre las olas la traje hacia mí dándole mi primer beso, ya tenía experiencia con mi hermana pero esto era distinto.  Al sentir que el beso era correspondido permitiendo que mi lengua invadiese su boca fue como entrar en erupción, nos abrazamos y continuamos con aquel beso apasionado, mis manos comenzaron a palpar y a explorar toda su anatomía evidenciando mi inexperiencia y mi desespero a la vez, ella no ponía resistencia y yo alucinando no pare de tocar sus tetas, su coño, todo su cuerpo sobre la tela, hasta que intente insertar mi mano debajo del bañador y ella recupero la cordura impidiéndomelo con sus manos.

-Tranquilo, no te pases, aquí nos ve todo el mundo, dijo apartándose y recolocándose su bañador.-¿Volvemos con los otros?. Dando por concluido aquel asalto.

-Yo aún no puedo ve tu, yo ya voy, le dije haciendo señas para señalar el estado de erección en que encontraba en ese momento. Ella se sonrió muy picara, se acercó palpando mi bulto bajo el agua, lo apretó y se alejó.

-Tranquilo yo te espero, pero déjame alejarme no vayas a dejarme embarazada. Se apartó pero se quedó mirándome a los ojos  mientras yo me pajeaba disimuladamente frente a ella. Pero no pude acabar aquella paja, sentirme observado en aquella circunstancia  me provoco remordimientos, me sentí avergonzado y tonto, provocando que se bajase completamente.-Ya está listo vamos. La cogí de la mano y nos fuimos a por los otros.

Carlos y mi hermana bromearon sobre lo que habíamos estado haciendo, Diana se encargó de seguirles el juego, yo me encontraba bastante abochornado, se me había cortado el rollo de golpe. Diana algo confusa por mi reacción no paraba de preguntarme la causa de mi apatía, pero de verdad no tenía yo palabras para explicar el motivo.   Dejo de interesarme subir a espiar a la azotea , Carlos lo hizo solo un par de noches volviendo para narrar como había visto a mi madre masturbarse, o a mi hermana haciéndolo, cualquier fantasmada que se pasase por la mente valía para sentarse a la cama y en la penumbra pajearse sin tapujos contando lo que les haría. No negare que me ponía escucharlo hablar de aquella manera, incluso imaginarlo me daba morbo pero el remordimiento era mayor.

Después de evitarlas un par de días y ante la insistencia de mi hermana, volvimos a alejarnos andando por la playa, al estar apartados de la vista de los demás Diana me tomo de la mano cariñosamente y paso mi brazo por encima de hombro, seguimos caminando abrazados. El contacto de su piel y su interés por retomar lo nuestro me saco de mi hueco.  Esta vez Diana sugirió alejarnos más de lo habitual y colocar las toallas apartadas de la orilla, más cerca del talud de arena que delimitaba la playa. Nos separamos un poco de mi hermana y Carlos, nos tumbamos compartiendo la toalla. Me sorprendió que Diana comenzase al poco de llegar a inclinarse sobre mí, que estaba tumbado de espaldas a darme besos cada vez más calientes en la boca. Nos estábamos morreando a lengua partida a poca distancia de nuestros hermanos, a mí no me importaba en lo más mínimo, pero ella se había sentido cortada días atrás por lo no dejaba de extrañarme. Aquel intercambio de lengua acabo por calentarme y me tuve que incorporar para disimular mi abultado paquete que ya era objeto de las burlas de Carlos y mi hermana. Estas muestras de cariño parecieron encender los celos o alguna vena competitiva contra Diana en mi hermana porque se tumbó de espaldas subiendo cada vez más los laterales del bañador r hacia arriba provocando que se le metiese entre las nalgas. Ambos Carlos y yo no podíamos evitar centrar la atención en esas nalgas grandes y duras que adornaba la espalda de mi hermana, aunque era mi hermana no podía disimular la atracción que me provocaba aquel culo blanco que nunca había tocado el sol expuesto al aire libre. Diana realizo la misma maniobra no sé si por gusto o picada por la osadía de Susana, allí estaba a mi lado sus dos nalgas, no tan protuberantes pero si igual de anchas y blancas, muy ricas al aire libre, los dos hombres éramos espectadores de un pique extraño pero muy gratificante.  Al rato de tener su culo ya un poco enrojecido al aire, Diana se dio la vuelta mirando a ambos lados para cerciorarse que estábamos lejos de miradas indiscretas, se bajó el top de su bañador dejando sus blancos pechos expuestos a nuestros ojos, no  dio muestras de ningún pudor cuando quedo mostrando sus pechos delante de su hermano. También es verdad que en su casa eran más laxos a la hora de mostrase sin ropa, no es que fuesen nudistas ni mucho menos pero no era raro ir por casa en ropa muy ligera sin nada debajo o cambiarse de ropa sin cerrar la puerta, si se comportaban de esa forma ante nosotros, imagino que dentro del círculo familiar ya se habrían acostumbrado a verse eventualmente sin ropa, porque Carlos no se mostró especialmente sorprendido por ver las tetas de la hermana. Eran tetas manejables, cabían en una mano, se mantenían erguidas aun estando acostada de espaldas, con pezones pequeños y rosados. El aire o sentirse observada hicieron que sus pezones e endureciesen graciosamente quedando dos pequeños garbanzos coronándole las tetas. La competencia se caldeaba, las conversaciones se acortaban cada vez más dejando muchos silencios en nuestro grupo. Pensé que Susana entraría al trapo cuando la vi bajarse los tirantes del bañador liberando sus pechos pero no se incorporó se quedando boca abajo brindándonos la visión de sus tetas oprimidas  saliendo por los lados. La blancura las tetas de las dos era cegadora pero hipnótica, la erección de ambos no se podía disimular de ninguna manera lo que al menos sirvió de tema de conversación por un rato, retándonos a hacer nosotros algún exhibicionismo, pero  en esa zona se toleraba el topless pero no asi el nudismo, así que era la excusa perfecta para seguir en plan observador.

Diana ya cansada de sol y sintiéndose ganadora del asalto, me tomo de la mano jalándome en dirección  a el mar, realizo todo trayecto con las tetas al aire  caminando con altives  , una vez en el agua nos alejamos hasta hundir nuestro torso, se pegó a mi abrazándome con sus piernas,  sentía sus senos contra mi pecho mientras nos besábamos por fuera, estábamos frotándonos nuestros genitales uno contra el otro de un manera abiertamente sexual, esta vez no me impidió  sobarle las tetas bajo el agua mientras ella se mantenía cogida a mi nuca con sus brazos y a mi cintura con las piernas.  El roce estaba cumpliendo su cometido, ella cada vez me pasaba con mayor pasión, me estaba follando la boca literalmente con su lengua mientras seguía moviendo su cadera contra mi polla. Yo magreaba sus tetas bajo el agua apretando sus pezones de vez en cuando, notando la presión sobre mi polla cuando se los pellizcaba. Estando ya los dos descontrolados de pasión baje una mano buscando tocar su coño, nuevamente me sujeto la mano impidiéndomelo pero esta vez no se apartó, bajo la suya quedando asida a mi cuello solo con una mano y la introdujo dentro de mi short cogiéndome la polla. Cuando lo hizo dio un suspiro de gusto apretándola como queriendo sentir toda su dureza. –Que grande y dura la tienes.  Comenzó a pajearme sin descabalgarse por lo que con el mismo movimiento se estaba tocando ella misma. Fue la primera paja en condiciones que me hacia otra mano, mi hermana lo hizo como en cámara lenta.  No tarde mucho en descargar una gran corrida que subió a la superficie flotando con una medusa, fue como una explosión interior, sentí varias contracciones en mi polla para luego quedarme una sensación de relax. Nos dimos un último beso que simbolizaba agradecimiento y volvimos al grupo ya desahogados.

Susana aun tendría una última palabra que decir. Nos recrimino la tardanza airadamente y se incorporó sin subirse los tirantes por lo que pudimos ver como sus  grandes tetas blancas colgaban  mientras se levantaba, se recolocaba la parte trasera del bañador antes de cubrir lentamente sus pechos, como demostrando la belleza de los mismos. Evidentemente Susana estaba cabreada por algo. Nos marchamos pero por la lejanía llegamos pasada la hora establecida, eso nos trajo una reprimenda y suspensión de paseos por unos días, fue una lástima pero el trofeo lo había valido.

Esa noche, ya recogidos para dormir  hablamos sobre lo vivido ese día,  Carlos estaba muy interesado en saber hasta dónde había llegado con Diana, fui muy sincero en mi relato solo exagerando que había tocado e introducido un dedo en su peludo coño, era mentira pero él también contaba fantasmadas sobre las mujeres de mi casa, contando como le había metido mano a su hermana me fui excitando y me comencé a pajear en la oscuridad, la tenía a reventar nuevamente. Lo sentí ponerse de pie y sentarse a mi lado, me corto que estuviese tan cerca mientras me pajeaba pero no me detuve ya que la conversación me tenía muy caliente, escucharlo hablar sobre su hermana me excitaba especialmente, hasta ese día cada uno se refería a las mujeres del otro. Acabamos de pajearnos uno junto al otro y dimos por finalizado aquel productivo día.

El castigo se prolongó varios días,  debimos permanecer todos juntos sin alejarnos mucho de nuestras madres, esto descartaba cualquier tipo de acercamiento físico , no obstante seguí prestándole mucha atención a Diana, tanto que mi madre comenzó a bromear sobre la bonita pareja que hacíamos,  -Pero cuidado que son primos. Finalizaba siempre con esa coletilla. Estar en grupo tenía su beneficio también, sobre todo para un voyeur como yo. Nunca faltaba entre tantas mujeres algún descuido pezonero , algún flash de los pelos del coño cuando alguna  se ahuecaba el bañador.  Sobre todo de mi Tia y primas que usaban bañadores strapless  y constantemente estaban acomodándose las tetas dentro del sujetador. Aunque también mi madre daba espectáculo, se bajaba los tirantes del suyo anudándolos detrás convirtiéndolo en un top, pero por tamaño de sus tetas dejaba a la vista  una buena cantidad de pecho y un canalillo alucinante.

Diana constantemente repetía el mismo  gesto de recolocar el bañador dejándome ver fugazmente sus pechos o su pubis, sabia como mantener mi atención a pesar de las bromas de los demás.   Con todos aquellos estímulos  estaba  en un estado de permanente excitación, era tanto que  la polla estaba como mínimo morcillona, ni el agua fría del mar calmaba mi estado, gracias a que desde que me comenzó a crecer el rabo y a notarse mucho en bañadores slip me permitieron usar short, porque si no en aquellos días hubiese sido la comidilla de todos.

Al volver a casa subimos a espiar como siempre, pero ese día lo necesitaba, necesitaba ver lo durante todo el día se me había estado sugiriendo de forma muy sugestiva.  A todas las contemplamos con deseo, permanecíamos los dos en absoluto silencio mientras iban desfilando ante nosotros.  Aquella noche las mirábamos con otros ojos,  primero fue Samanta con sus tetas puntiagudas y su culo ancho  destacado por el bronceado, se veía  como nunca la forma en que tenía recortado su pubis, al ser la única que usaba bikini ponía cuidado en mantenerlo recortado. Susana fue la siguiente,  sin duda la más hermosa de todas, una hembra en todo regla, tetas grandes erguidas, pezones  mirando al frente desafiando la gravedad, un culo  para morirse y la que se enjabonaba de forma mas erótica, metía sus manos a conciencia en todos los recovecos, ver su mano entre los cachetes de su culo llegando bien adentro era casi pornográfico. Al estar tan próximos se notaba que ambos estábamos sobando nuestras rabos mientras gozábamos del espectáculo en silencio. Diana y la Tía Luisa fueron las siguientes, aunque no al tiempo,  eran como la publicidad de “antes/después”, al usar el mismo bañador y tener un una genética muy similar era ver la misma persona 25 años después, pero de igual manera me atraía mucho la idea de poner mis manos en alguno de esos coños, a la Tía se le notaban claramente los labios de su conejo, su vello púbico era muy fino y lo llevaba bastante recortado para nuestro disfrute. Los abultados labios sobresalían claramente. Mi madre se hizo esperar, paso un rato hasta que se ilumino el baño como  preámbulo de su entrada, fue indescriptible la imagen que apareció ante mis ojos, su cuerpo ya conocido por mi brillaba por el agua corriendo sobre su piel,  palpitaba mi polla con cada caricia que se propinaba mientras enjabonaba toda su anatomía, pero el clímax fue cuando subió sus brazos para lavarse el cabello, en esa postura sus pechos se mostraron completamente erguidos , involuntariamente se me escapo un – Ufffffffff, que me salió del alma. Momento en que Carlos sorpresivamente me asió la polla con su mano  diciendo –Joder te pone tu madre. Mira cómo se te pone el nabo.

Me sobresalto su acción e instintivamente le retire la mano .- ¿Qué haces?. Dije bruscamente saliendo de la ensoñación con que había estado mirando  a aquella mujer. Nos ocultamos rápidamente porque mi madre debió escuchar alguna cosa ya que comenzó a mirar con curiosidad hacia arriba.  Salimos zumbando hacia la habitación por temor a ser descubiertos.  Ese desliz fue muy perjudicial en el futuro ya que en los días subsiguientes la ventana permanecería  cerrada, por más que la abriésemos al ducharnos, mi madre la cerraba cuando se duchaba ella.

Una vez en la habitación casi le pego una ostia a Carlos por aquel atrevimiento.

-¿Qué te molesta, que te gusta tu madre?

  • Ambas cosas gilipollas.

-¿Por qué?, yo reconozco que me gusta Samanta  y no pasa nada. Y en cuanto a tocarte la polla tampoco  lo veo tan malo. En cuanto a tu madre está muy buena y estamos fantaseando nada más, ¿O no?.

No atine con la respuesta adecuada,  además estaba aun con la mente embotada por la calentura, el susto lo había amainado pero todavía sentía embargado por la lujuria.

-Mejor dejémoslo estar. Dije apagando la luz y sentándome en mi cama con la espalda hacia el cabecero de la cama.

-¿Quieres saber  un secreto?. Yo también me pajeo a veces pensando en mi madre. Cuando veo que mis padres cierran la puerta de su habitación se que van a follar y me acerco para pegar el oído a la puerta, oigo los ruidos que hacen sobre la cama, los bufidos , oigo todo, pero lo que me mata es cuando se dicen guarrerias como “ cómeme la polla”, “ábrete bien para que te entre toda”, “toma zorra”, en fin todo lo que te puedas imaginar , no gritan pero son muy habladores. Y yo me pajeo después imaginado la acción que debe estar pasando tras esa puerta. Me imagino a mi madre haciendo todo tipo de cosas

No sabía si se trataba de otra chorrada o estaba hablando en serio, pero no dejaba de ser morboso escuchar ese tipo de confidencias. Me anime a seguirle el juego.

-Yo también los he escuchado pero no los oigo hablar, los sábados por la noche cuando creen que dormimos se ponen en faena, la puerta no es indicativo porque sabes que en casa siempre las cerramos, lo que escucho son gemidos de mi madre y mucho ruido del cabecero contra la pared..

-Joder los míos son unos parlanchines,  es como si narrasen un partido, y son ambos a ella también la puedes escuchar “métela más”, “más duro”, cosas por el estilo.

Imaginar la escena de mi tía follando y hablando de esa manera me excito mucho, me comencé a acariciar el rabo metiendo la mano bajo el pijama. En la penumbra no apreciaba si lo estuviese haciendo  también pero lo suponía. La calentura  subía lo que empujo a revelar algo más caliente, al final ninguno estaba seguro si era verdad o era fruto del momento, pero me dio morbo seguirle el juego  contar algo más fuerte.

-Yo los vi follar en directo.

-¡Coño¡ en serio , cuenta, cuenta. Se sorprendió y de un salto se sentó a mi lado como para darle más clandestinidad a aquella charla.-Venga me lo tienes que contar, dijo susurrando.

Estuve  un buen rato contando mi secreto, aquellos diez segundo de visión fugaz se convirtieron en 10 minutos épicos donde describí con lujos de detalles lo visto  realmente y adornado con muchos detalles de mi imaginación. Hasta yo mismo me excite de sobremanera al ir contándolo, como si lo estuviese viviendo, aunque en realidad así lo hacia dentro de mi mente.  Ya estaba fuera de mí nuevamente.  Caliente como estaba me quite el short para acariciarme tranquilamente mi aparato. Podía sentir como se me iban cargando los huevos, estaban comenzando a dolerme un poco..

-Qué fuerte tío. Ya quisiese yo poder mirar por un agujerito cuando lo están haciendo. Yo lo más fuerte que les he visto fue descubrir en su ropero una maleta con un montón de cosas. Revistas guarras, correas, esposas, bolas chinas y hasta un pene de goma,  me mato a pajas imaginando a mis padres usando esas cosas. Sueño a veces con mi madre subida a esos enormes penes, hasta me parece oler a coño cuando los tengo en las manos.

Hasta yo mismo me estaba imaginando a la Tía Luisa sentada sobre una polla  de goma. Cada vez las revelaciones estaban subiendo de nivel, las inhibiciones que me impedían revelar nada muy comprometedor iban cayendo. Tomando lo del ropero como inicio me aventure a contar algo más comprometedor.

-Me escondo en uno de los roperos de mis padres para espiar a mi madre desnuda mientras se viste para irse a trabajar. A medida que iba describiendo como me monte aquella aventura se me iba soltando la lengua.

-Bueno pero eso tiene su morbo por el riesgo, pero no viste nada que no hubieses visto ya. Dijo con desilusión, le pareció que el nivel había bajado aunque a mí no me lo parecía, no obstante pase a narrar cuando entro mi padre en acción.

Si aquellos diez segundos los convertí en 10 minutos, cuando comencé a describir todo lo vivido dentro de aquel ropero las palabras se me atropellaban en la garganta, el cerebro las pensaba más rápido de lo que tardaba yo en pronunciarlas. Mientras yo iba soltando por la boca todo lo mi mente recordaba, el absorto en mi narración alargo su mano  y retirando la mía comenzó un suave sube y baja sobre mi polla. Creo que muy en el fondo era lo que esperaba. Contar como  veía aquel culo subir y bajar mientras sentía lo mismo en mi polla, si cerraba los ojos era como estar yo mismo fallándome a mi madre. Lo alargue lo más que pude, temía terminar, pero inevitablemente llegamos a la parte en que mi madre limpia le limpio el sable. Cuando describía aquel culo frente a mí mientras su cabeza descendía sobre el rabo de mi padre, Carlos acerco su cabeza sorpresivamente introduciéndose el glande en su boca. No pronunciamos más palabras, solo me deje llevar por la sensación, era la primera mamada que me propinaban, al menos la primera en condiciones. Me recosté un poco, hasta ese momento había estado sentado, acercando mi pelvis hacia él, con una mano me pajeaba despacio mientras succionaba y lamia el glande, con la otra me sostenía mis ya adoloridos huevos, solo cerré los ojos y me dedique a sentir el placer que aquello me brindaba.

Cuando presentí el final le avise, el solo se retiró un poco pero continuo con las caricias hasta que descargue toda la corrida. En la oscuridad no supe donde cayó ni me intereso mucho. Al acabar me entro una bajona tal que solo quería que cada uno volviese a su rincón como si nada hubiese pasado.  Pero no fue así, al poco rato rompió el silencio:

-Espero que no vayas a pensar mal ni te hagas malos rollos.

-Sinceramente ahora mismo no sé qué pensar. Trate de  sonar lo más neutro posible tal como me sentía. Fue inesperado y raro de cojones, pero no podía negar que lo había disfrutado, las pruebas aún estaban frescas en algún lado. –Disculpa que lo pregunte pero ¿eres gay? No es que me disguste pero no lo hubiese sospechado para nada.

  • Joder claro que no, bueno no creo. Poniendo un poco de humor donde hacía mucha falta.

-Tú me has visto, me gustan las mujeres pero no hago asco a nada.

-Hablas con mucha seguridad para ser un adolescente virgen.  Algo no cuadra.

-Veras este secreto esperaba no contártelo, todavía no estoy completamente seguro de tu discreción. Esa afirmación me ofendió y más siendo yo el que no se fiaba de alguien tan fantasma como él. -¿Recuerdas a Raúl, el hijo del señor Raúl y Concha?.

Si lo recordaba, era el hijo de sus antiguos vecinos, antes de cambiar de ciudad. Habíamos coincidido en varias fiestas familiares, eran muy amigos de mis tíos.

-Pues bien, por la amistad y la cercanía de nuestros padres compartíamos mucho tiempo juntos, él era de la misma edad que Samanta. En caso de necesidad la otra pareja se hacía cargo de los críos. Fuimos creciendo todos juntos,  y Raúl y Samanta comenzaron a jugar a toquetearse,  primero no te das cuenta, pero después ya empiezas a conocer más, y comenzaron a implicarnos a Diana y a mí en esos juegos para tener nuestra confidencialidad y discreción. Fue así como los cuatro teníamos mucho tiempo para inventar juegos y cosas raras para acabar haciendo de todo. Así fue como en más de una ocasión me toco de penitencia comerme el pene de Raúl, pero no era algo gay te lo aseguro, Diana y Samanta también lo hicieron, el me lo comía a mí, cualquier cosa te puedas imaginar. Sabíamos que era algo prohibido pero creo que la presión  de grupo influía en cada uno, aunque Raúl era el promotor de todo, no le tengo rencor. Samanta  se medio enamoro,  quería que fuese algo entre ellos solamente pero Raul no lo pensó así, entonces se cabreo de tal manera que los padres se mostraron intrigados por su cambio de actitud hacia él. Pensábamos que saldría todo a la luz pero no fue así. Ella se apartó, siguió a su bola y hasta el día de hoy, ay la ves a su rollo y  amargada.   Al mudarnos se terminó de dejar atrás aquello. Ya lo sabes, discreción y no pienses tanto déjate llevar.

-No deja de ser toda una revelación. Tranquilo sabes que de igual forma yo espero lo mismo de ti. No te preocupes. Lo que si te digo es que no esperes lo mismo por mi parte, yo no estoy tan mentalizado. Dije bromeando, para dar por concluida aquella noche de sorpresas y confesiones. Sabía que habría más ocasiones para conocer más detalles sobre el alcance de aquellos juegos.

-Eso es lo que tú crees, en el fondo es como rascarse, todo es empezar. Dijo el la ultima palabra de la noche.

El resto de aquel mes de Julio termino sin más sobresaltos, el castigo nos impedía encontrar ratos de intimidad para poder avanzar más con Diana. La ventana del baño estaba mayormente cerrada y aunque Carlos y yo seguíamos como siempre, preferí evitar nuevas tentaciones y verme de alguna forma obligado a devolver el “favor”, así que nos dedicamos a cosas más normales.

Pero el verano era aún largo y Carlos tenía ganas de marcha asi que comenzó una campaña de acoso a nuestras madres para que le permitieran pasar el mes de Agosto en mi casa. Supongo que con la firme intención de lograr algo con Susana. Lo logro a medias, si vendría a casa, pero Susana se marcharía a casa de la Tia Luisa