Ley de amor. (Parte 3)
Capitulo 3. Nuestra primera cita.
Pasó un momento más y ella estaba agotada, se despidió con una sonrisa y reafirmo el día, la hora y el lugar de encuentro, de nuestro próximo encuentro. Estaba muy agradecida con ella, no podía esperar a verla de nuevo.
Al amanecer llamé a la oficina e informé del suceso, me dieron 2 semanas para que me recuperara y reposara el malestar. Ahora si era el colmo, no hacer nada por 2 semanas, al menos no me transportaría en el bus, ni pediría aventones. Estaría con Antón solamente, viendo televisor, sobreviviendo al frio y comiendo seguramente. Engordaría como nunca en la vida, lo bonito de la situación era que vería a Ailin dentro de 3 días.
Pase todo el jueves planeando el lugar a donde la llevaría, no había mucho para comer afuera, por tanto decidí preparar algo de comida mexicana en mi casa. El viernes estuve con Antón de compras para la cocina, buscando también velas, aromatizantes y golosinas para pasar el rato. Y así, el llegó por fin el sábado. La mañana entera me la pase cocinando, emocionada, casi cantando de la felicidad, me tomo mucho tiempo cocinar ya que solo contaba con una sola mano y podía notar que se me hacia tarde, hice algunas flautas (rollos de tortilla doradas rellenos de carne), bañadas en salsa guacamole, con lechuga, papas, zanahorias… deje todo listo para solo calentarlo cuando ella llegáramos, junto con unas velas colocadas en ciertos lugares para solo encenderlas. No me dio tiempo de hacer más.
Me puse una bolsa en el brazo para cubrir el yeso, me desnudé y me comencé a duchar. Tenía una hora y media de tiempo para llegar, del cual media hora era para llegar caminando hacia donde nos encontraríamos. Salí y ya solo tenía 40 minutos para prepararme. Me puse unos jeans azul petróleo, en la parte superior (tras muchos empalmes de blusas viejas cortadas de la manga izquierda) una chamarra color crema, y unas botas del color de la chamarra. Me veía muy bien, no podía evitarlo, ya solo me maquillé sencilla y me arreglé el cabello.
Comencé a caminar en medio del frio y la nieve, me cubrí la cara con una mascada azul y la gorra de la chamarra, la mano derecha en el bolsillo del pantalón y la izquierda por dentro de la chamarra sujeta con una férula. Me resultaba difícil manejarme con una sola mano, pero hacia lo que podía. Y así llegue hacia el lugar.
Ailin: ¡Hola!... – Escuché su voz, y casi me quería lanzar en sus brazos.
Carmen: Hola chica, ¿Cómo estás?
Ailin: Bien, bien… aunque asombrada, por verte llegar caminando.
Carmen: No me gustan los autobuses.
Ailin: Jajaja Esta loca.
Carmen: Vámonos que me muero de frio aquí, salí y estábamos a -4ºC (24.8ºF) en cuanto oscurezca se enfriará mas esto.
Ailin: Si, vamos… dejé el auto estacionado a una cuadra de aquí.
Nos subimos a su auto y me pregunto a donde iríamos, cuando le dije que rumbo a mi casa, puso un gesto desencajado, seguro esperaba algo más, pero lo que le tenía preparado seguro que le gustaría mucho.
Mientras avanzábamos en el carro no pude evitar observarla, llevaba jeans negros muy ajustados, botas color blanco, una blusa blanca con letras negras y una chamarra negra encima, se veía muy sensual, sin duda ser Noruega y vivir tanto tiempo en ese lugar la había adaptado al clima extremo de frio.
Al llegar Antón lloraba y ladraba desesperado por que entrara a casa. Al hacerlo de nuevo se portó muy dócil frente a Ailin.
Carmen: Algo le has de hacer a mi mascota que se tranquiliza con solo estar cerca de ti.
Ailin: Si… no me extraña, me pasa constantemente con los animales.
Carmen: Eso es muy extraño para mi, nunca había conocido a una persona que tuviera esa reacción con los animales.
Ailin: Pues ya ves… pero dime, ¿en qué te ayudo?
Carmen: En nada… lo tengo todo en orden, en verdad
Ailin: ¿Segura?... anda, hagámoslo juntas.
Carmen: Eres muy insistente, Jajaja ok, anda, ayúdame.
Al ver lo que tenía preparado sonrió y me pregunto qué hacer, le di indicaciones y a los pocos minutos, mientras ella terminaba mis instrucciones fui al comedor a encender las velas y poner algo de música, al terminar, encerré a mi Antón en una de las dos habitaciones solas de la casa.
Regrese a la cocina y se veía increíble la presentación que ella le había dado, en verdad que yo ni siquiera lo hubiese hecho así. Era la mujer perfecta en persona.
Tome los platillos y los dirigí al comedor, ella me siguió y al ver las velas y oír música suave de fondo, sonrió.
Ailin: Luce mejor que en un restaurante de lujo…
Carmen: ¡Pues claro! En ningún restaurante “de lujo” le hubiesen puesto el amor a la decoración, que yo le puse a esta habitación.
Comenzamos nuestro manjar, y comenzamos a platicar, me contó que ha vivido desde niña en Oslo, Noruega pero que creció sola, que era como si hubiese llegado a la Tierra sin memoria, un día despertó en un orfanato y dijeron que la encontraron entre la nieve con aproximadamente 10 años de edad. Me comentó que ahora mismo estudiaba y practicaba para entrar al gobierno administrativo de Gamle Oslo, justo donde yo trabajo. Por otro lado, vive a 15 minutos de mi hogar, en una casa que comparte con 3 desconocidos más para poder pagar las facturas. Su historia me pareció muy triste, pero me daba más admiración verla tan fuerte y decidida, sus motivos tenia para no confiar en la gente, abandonada desde tan pequeña. Era increíble. Pero sentía que había algo más detrás de ella. Y por supuesto, que me atraía mucho más de lo que pensaba.
La miraba fijamente, sus labios, sus ojos, sus movimientos…
Ailin: ¿Tratas de seducirme? – Cortó mi atención de un tajo.
Carmen: ¿Qué dices?
Ailin: Que si tratas de seducirme… esta cena, las velas, la música, tu mirada…
Carmen: ¡Rayos Ailin!… espera… am… no sé qué decirte, no malinterpretes… vaya… No trato de seducirte, me agradas mucho y te debo tanto, me agrada mucho tu compañía, que podría decir… me agradas, en verdad. – Que chica tan inteligente, persuasiva y directa... era lo que sin duda me interesaba más de ella.
Ailin: Te lo pregunto, porque yo te seduciría…
Carmen: Jajaja, Pues… ¿gracias?... – Me sacaron de orbita totalmente sus palabras.
Ailin: ¿De qué te ríes?... en verdad lo haría. Eres muy atractiva y atenta, inteligente y despistada a la vez…
Carmen: Pues gracias, en verdad. – Mi encanto seguro la habría impactado Jajaja.
Siguió pasando la noche, esta vez entre charlas y risas, comíamos caramelos y chocolates, pero ella tenía que irse, casi daban la 1:00am y no quería malpasarla de sueño. Y así fue.
Ailin: Muchas gracias por la cena, jamás había probado esas ¿flautas?... has sido muy amable.
Carmen: Gracias a ti, por acompañarme esta perfecta noche… Y quería ofrecerte algo… si lo necesitaras y por comodidad, te ofrezco mi casa para vivir, tengo 2 habitaciones solas, podrías ocupar una, así no pagarías alquiler ni facturas, déjame ayudarte.
Ailin: Eres muy amable, pero mientras pueda y no lo necesite, no aceptare esa oferta. Muchas gracias de todos modos…
Intercambiamos un par de palabras más, me decepcionó que no tomara mi propuesta, pero esperaba que algún día aceptara, intercambiamos números telefónicos y correo electrónico. Se despidió con un beso en la mejilla que me llevó a la luna y me trajo de regreso, terminó nuestra gran noche… esperaba que hubiese muchas más como esa.
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Bueno mis lectores, este fue el capitulo 3... la razon por las que los hago cortos es porque estoy subiendo cada parte de manera seguida, pero si aun asi desean mas largos, reducire el numero de partes antes de llegar a la conclusion de este relato.
Muchas gracias a quienes leen.
Saludos a mis paisanas y a quienes de fuera de Mexico leen este relato y si lo desean, mas adelante puedo publicar un msn hecho especialmente para TR y estar en contacto. Dejenme sus opiniones, criticas y todo, me daria mucho gusto leer sus comentarios.
Gracias!(:
Ana.