Lexis 2

Lexis, mi hermana, me ayuda a descubrir el sexo. Esta vez, casi somos descubiertos por nuestra madre!

Mientras me enjabonaba, jugaba con mi verga. Comencé un vaivén y cerré mis ojos. Seguía meneándola cuando de repente sentí que otra mano me agarraba los huevos. Abrí mis ojos y baje mi vista. Era Lexis que estaba allí, dentro del baño, a solo metros del cuarto de nuestros padres…

En efecto, Lexis me había seguido hasta el baño y ahora estaba ahí, masajeándome los huevos. Lexis se encontraba desnuda; sus tetas firmes acariciaban mi pantorrilla.

- Cerraste la puerta? Pregunte.

- Claro que si tontín. Como crees que la dejaría abierta?

- Bueno, es que yo si lo hice…

- Calla y déjame hacerte feliz…

Con esto, Lexis se metió en la bañera, se hinco frente a mí y tomo mi verga en sus manos. El agua tibia corría por mi cuerpo y salpicaba su cara que ya estaba mamando mi palo parado. Que delicia de mamada. Qué manera de usar su boca en mi. Cerré mis ojos para disfrutar de las sensaciones que me brindaba. Sus manos apretaban mis nalgas para poder introducir mi verga más profundo. De repente, su mano se deslizaba por la raja de mi culo y sus dedos jugaban con mi agujero, haciendo pequeños círculos sobre él. Mmmm., que rico sentía.

- Lexis, méteme un dedo en el culo.

- Mmmm. Bien, hermanito. Mmmm.

Y así lo hizo, mientras su boquita succionaba mi verga, y su lengua la acariciaba con cada embestida, Lexis puso su dedo índice en mi culo. Gracias al jabón y agua que escurrían por ahí, no sentí dolor cuando ella empezó a introducir su dedo en mi agujero. Que sensación.  Mi verga cobraba un nuevo tamaño o, cuando menos, se ponía más dura que nunca.

- Ahhh. Así, Lexis, mételo y sácalo despacio. Que rico se siente.

- Mmmm., Mmmm., Mmmm. Decía Lexis.

- Me voy a correr. Te voy a dar mi leche. Casi grite pero recordé que la recamara de nuestros padres estaba al otro lado de la pared.

Lexis siguió su ritmo perfecto. Su boca seguía devorando mi verga como un delicioso manjar y su dedo abusaba de mi culo brindándome un placer que nunca antes había sentido.

Mis huevos no podían más. Se contrajeron dejando salir un chorro de leche que se estrellaría en la garganta de Lexis. Al sentirlo, ella metió mi verga en lo más profundo de su boca. Esto hizo que saliera otro chorro de mi leche. Sus labios habían formado un sello en mi verga. No dejaba que saliera ni una gota de mi leche; se la estaba tragando toda!

- Ahhh. Ahhh. Grite.

Lexis metió su dedo en mi culo una vez más. Lo hizo hasta que entro todo y allí lo mantuvo. Con el dedo, hacia círculos, tocando las paredes de mí recto. Con cada giro, masajeaba mi próstata y me mandaba corrientes eléctricas por todo mi cuerpo.

- Ahhh. Grite de nuevo mientras acababa de vaciarme en su boca.

Alguien toco la puerta del baño. Era mi madre que había oído mis gritos de placer.

- Todo bien? Te sucede algo?

- No mama. Todo bien. Me dio un calambre mientras me banaba, pero ya paso. Ya estoy mejor.

- No quieres que te de un masaje? Dijo mi madre.

- No mama, todo bien. Si me duele después yo te aviso…

Lexis, que se estaba chupando el dedo que había metido en mi culo, me veía y casi se reía.

- Que faena, dije. Ya ves, por poco nos cacha mi mama…

- Que delicia. Me encanta tu leche. Quiero tenerla a diario.

- Y a diario la tendrás. Solo que tendremos que ser muy cuidadosos para que nadie sepa…

La levante. Nuestras caras estaban de frente. La mire en sus ojos y la bese. Ella correspondió. Nuestras lenguas jugaron entre si, como firmando el contrato que acabábamos de hacer. Mis manos bajaron por su espalda hasta llegar a sus nalgas. Las apreté, las levante. Mi mano se deslizo por su culo. Mi dedo masajeo su agujero. Ella gimió un poco.

Mi lengua bajaba hasta su cuello y de deleitaba con su sabor. El agua seguía mojando nuestros cuerpos. Chupaba su cuello al tiempo que bajaba hasta sus tetas. Que sabor. Su piel y el agua que bajaba por ahí daban una frescura a sus tetas y sus pezones erguidos. Llegue a ellos y los comencé a chupar. Despacio primero y luego con más fuerza. Ella cerró sus ojos para concentrarse en las sensaciones.

Mi mano ya había rodeado sus caderas para llegar a su monte Venus. La palma de mi mano lo apretaba y mis dedos ya habían encontrado su clítoris. Lo masajeaba al tiempo que chupaba sus tetas. No querría estar en ningún lugar que no fuera este. Estaba aprendiendo a hacer el amor con mi propia hermana. En mi propia casa.

- Ahhh, Ahhh, Ahhh, gemía ella.

- Shhh. No hagas demasiado ruido. Recuerda que mama esta despierta, susurre.

- Mmmm. Sigue hermanito. Sigue que me voy a correr.

En un minuto, su cuerpo se tenso. Apretó mi cabeza en su teta al tiempo que clavaba sus unas en mis nalgas.

- Ahhh. Ahhh. Ahhh. Ahhh. Ahhh. Y se corrió.

Sentí como su panochita emitía sus jugos. Los sentía con mis dedos. Deslice mi mano por su raja y me deleite en lo lubricada que estaba su panochita. Alce mi mano y probé. Mmmm., que ricos sabían los jugos de su corrida.

- Vamos a mi cuarto para acabar esto, dijo Lexis.

- Bien. Déjame ver que no haya nadie en el pasillo.

Abrí la puerta y vi que todo estaba calmado. Le di la señal y los dos, con paso apresurado, fuimos hasta mi cuarto que era el más alejado de la recamara de nuestros padres. Nuestros cuerpos aun mojados se tendieron en la cama y abrazándonos, nos fundimos en otro beso. Nuestras manos se paseaban por todos los rincones de nuestros cuerpos, apretando, pichando, rasguñando.

- Hermanito, quiero que me cojas. Méteme tu verga en mi panochita. Te lo imploro.

Lexis estaba más caliente que esta noche de verano. Arrastre sus piernas a la orilla de la cama. Me puse de pie frente a ella. Tome sus piernas y las levante sobre mis hombros. Apunte mi verga en su raja y comencé a penetrarla despacio.

- Con cuidado. Soy virgen. Hazlo despacio.

Así lo hice. La cabeza de mi verga se desapareció en su raja. Sentía las paredes de su panocha al pasar. Que agujero tan apretado. Continúe deslizando mi verga poco a poco hasta que tope con algo.

- Ya, ya, métemela toda que me vuelvo loca. Métela!

Apreté y, de un jalón, entro mi verga hasta el fondo. Lexis soltó un grito controlado. Estaba seguro que mis padres no lo habrían oído. Al sentir sus labios vaginales chocar contra mi pubis, empecé un mete y saca que hizo que Lexis se corriera en varias ocasiones. Ya era mujer. La niña de hoy había quedado en el pasado.

Seguí bombeando. Lexis jugaba con sus tetas. Sus manos las apretaban. Sus dedos pichaban sus pezones. Los jalaban hacia el techo. Con mi mano derecha masajee su culo. Ella no se resistió. Introduje mi dedo en el, solo un poco. Estaba por correrme de nuevo y ella también. Lo que sentíamos era un concierto.

- Ahhh. Ahhh. Ahhh. Me corro. Dijo Lexis.

- Yo también, estoy por correrme.

- No te vengas dentro de mí. Dame tu leche en mi boca.

Saque mi verga que estaba más dura que una piedra. Lexis se acomodo para tomar mi verga en su boca. Comenzó a chuparla.

- Mmmm., Mmmm., Mmmm., decía mientras succionaba

- Me corro. Toma mi leche.

Lexis apretó mis nalgas, enterrando sus unas en ellas al tiempo que soltaba uno y otro chorro de leche en su boca.

- Ahhh. Ahhh. Ahhh. Decía yo. Ahhh.

Quedamos tendidos en la cama, nuestros cuerpos completamente relajados. Alguien toco la puerta.

- Hijo, sigues mal? Oí tus quejidos.

Era mi mama. Qué hacer? Lexis corrió hasta mi closet y se escondió allí. Cubrí mi verga con una toalla y dije:

- Si mama, puedes entrar. Me siguen los calambres.

Entro mi mama y me vio tapado con la toalla.

- Pobrecito. Ni siquiera secarte has podido. Cual pierna es?

- Esta. La derecha. Tengo calambres en la pantorrilla y el muslo.

- Déjame ver.

Se sentó junto a mí y comenzó a sobar mi pierna. La pantorrilla primero, luego el muslo. Sus manos se sentían fenomenal al masajearme.

- Deja traer un aceite para hacerlo mejor.

- Si mama. Gracias.

Cuando salió, Lexis también aprovecho para salir del closet. Me dio un beso y se despidió. Corrió hasta su cuarto (junto al mío) sin que mama la viera. Ufff, casi nos encuentra juntos.

Mi mama regreso en un par de minutos. Con el aceite en sus manos continuo el masaje de mi pantorrilla. Después de un par de minutos pregunto:

- Mejor?

- Si mama. Ya está mucho mejor.

- Ahora sigue el muslo

Tomando mas aceite, comenzó a masajear el muslo. Estaba parada junto a la cama y yo estaba boca abajo. Sus manos subían casi hasta mis nalgas.

- Creo que aquí ya está. Voltéate.

- No mama. Creo que ya estoy bien.

- Voltéate y deja hacer mi trabajo.

Me di la vuelta, asegurándome que la toalla no revelara mi verga. Mi mama hecho un poco mas de aceite en sus manos y las puso sobre mi muslo. El masaje continúo. Sus manos se deslizaban desde mi rodilla hasta unos centímetros de mi verga. Esta comenzó a levantarse. No lo podía evitar!

- Ay mi niño. Creo que te estoy excitando. Perdóname.

- No te preocupes mama. No es nada.

- Mira como te estoy poniendo. Te duele?

- No mama. No me duele.

- Hijo, tienes novia con quien calmarte esto?

- No mama. No tengo novia.

- Entonces, te masturbaras de vez en cuando?

- Ay mama. Que preguntas. Creo que ya estoy bien.

- No hijo, es que me duele que estés así. Pobre. Yo sé lo que se siente no tener un relax.

- Que dices? Tú tienes a mi papa.

- Si hijo, pero hace ya mucho tiempo que…

Continuara