Leonel y marieliz - parte 01.

Un hombre siente culpas por cosas que sucedieron durante sus epocas de universidad y desea que su esposa experimente la sexualidad a pleno. ¿Podrá soportar lo que se esta por desatar?

LEONEL Y MARIELIZ - PARTE 01

“-¡¡NI SE TE OCURRA SALTAR!!” – le grito a una chica que veo que esta a punto de cometer suicidio.

Mi nombre no lo diré por razones que ya conocerán. Pueden llamarme Leonel, eso sí. Llevo casado con mi esposa desde hace una buena cantidad de años y desde hace diez años que llevo una vida sexual de lo mas liberal. Mentiría si dijera que empezar en esta clase de vida fue algo sencillo. Eso está muy lejos de la realidad, la verdad.  A mi esposa llamémosla Marieliz. Ambos somos de contextura delgada, yo tengo 33 años y ella 35. Si, me lleva dos años. Marieliz es de descendencia asiática y es muy finita… pero, tiene todo muy bien puesto y es de carita angelical. Su estatura es de 1,55 metros y es muy sexy y demasiado ardiente para mi gusto. Sobre todo, es una grandiosa bailarina. Su pasión es la salsa. Yo por el contrario soy un pésimo bailarín. Ya se irán dando una idea de como es en las fiestas. Le gusta siempre lucirse y siempre acaba bailando con alguien que la haga lucir por sobre las demás parejas. Pero me estoy adelantando a los hechos. Bueno, yo mido 1.70 metros, soy de tes clara, siempre fui un chico aplicado y relativamente guapo, se podría decir que soy algo normal (pero siempre fui atractivo para las mujeres, también tuve mis cosillas). Ambos fuimos nuestro primer amor. Nos conocimos en la secundaria para ser exactos. Yo estaba en segundo año y ella en tercero. Y si, ella fue la que me conquistó… Siempre dando el primer paso en todo. Se podría decir que, en menos de una semana de conocernos, empezamos a ser como dos enamorados… Quizás fue una de las razones que nos llevó a plantearnos esto que conocerán próximamente, o la razón que nos llevó a tomar la decisión de querer experimentar. Por que todo fue nuestra primera vez… Aunque también creo… que mis metidas de pata fueron otro factor (tuve un par de deslices durante mis años de adolescente). Esas metidas de pata fueron las que me impulsaron un poco a querer enmendar mis errores para con Marieliz. Estos errores se dieron mas que nada en mi época de universidad. Ambos ingresamos a universidades distintas y ya no compartíamos tiempo juntos… Yo empecé a conocer amigos nuevos y a salir con ellos… Empecé a beber y salir de fiestas con ellos y pues…. Como lo había mencionado antes… siempre fui atractivo para las chicas y por eso empecé a sentirme muy chulito. Obviamente comencé a ganarme cierta fama y me sentía bien con eso. Solía ligar con mis amigas y muchas veces me plantee terminar mi relación con Marieliz. Pero, sucedió lo que tenía que suceder tarde o temprano. ¡Marieliz quedó embarazada y todo nuestro mundo cambió por completo! Para ese momento teníamos 18 y 20 años respectivamente. Quedó asumir la responsabilidad y ella se mudo conmigo obviamente. Afortunadamente y gracias al apoyo de nuestras familias, ambos pudimos culminar nuestros estudios. Yo culminé primero, obviamente. Ella tuvo que pausarlos por la gestación.  A lo largo de mi vida yo siempre consumí mucho porno y a la temprana edad de 21 años encontré videos acerca del cuckold. Comencé a investigar y descubrí muchos foros y relatos sobre el tema. Comencé a consumir todo lo que había del tema. Para mi era como un escape. Le empecé a dedicar mucho tiempo. Me parecía más placentero leer todo eso que consumir videos porno. La imaginación puede ser una aliada mucho mejor que un video, y es muy poderosa. Y bueno, con eso comenzó todo.

Me replantee muchas cosas. Sobre todo, lo de mis deslices. Si yo había disfrutado el sexo en todas sus formas y Marieliz no… ¿Quién era yo para negarlo lo mismo? Yo en lo personal ya estaba maduro del tema. O creí estarlo. Pero si, tenía ciertas experiencias vividas y empecé a desear que mi esposa también las viviera. Conmigo o sin mí. Llegué a pensar que fui muy injusto con ella. Para Marieliz yo siempre había sido el único. Y empecé a imaginar situaciones muy morbosas. Todo empezó de a poco. Y si, como suponen, en las fiestas, en donde yo daba mi lugar para que ella baile libremente con quien ella quisiese fue uno de los primeros sitios en donde mi imaginación comenzó a volar. En ellas, y ya que yo no podía seguirle el ritmo, la veía bailar como una diosa muy sensual… y con alguien más.

Empecé a recrear cosas en mi mente. Situaciones que no pasaban, pero como dije, la imaginación es muy poderosa y si la haces volar. ¡Dios! El límite no existe. Ella por ese entonces era muy conservadora, pero siempre muy amable y amiga de todo el mundo. Es de esas mujeres que siempre se las ve alegre, haciendo amistades con todo el mundo. Y así empezó… en una fiesta con amigos.

Ella bebió más de lo común y se le veía muy alegre. Yo dejé de bailar con ella y como era costumbre, ella empezó a bailar con todo el mundo… Yo nunca tuve problemas con Marieliz, ya que también solía bailar con las amigas, nunca tuve celos en ellos, pero ya tenía ese bichito de ver un poco más allá. Que, si se pegaban demasiado a ella, o si ella lo hacía… pese a que siempre ella bailaba sin pegarse demasiado, pero, aún así, yo la imaginaba bailando muy pegada a alguien. Y esa noche, una vez que llegamos a nuestra casa, y para colmo, ambos mareados de tanto alcohol, empecé a decirle que la vi muy pegada a… digamos… Joaquín.

Joaquín era un amigo de su universidad. Para ese momento, ella tenía 24 y yo 22. Y ella estaba cursando el último año de su Universidad. Y esa fiesta a la que asistimos fue una fiesta de esa misma universidad llena de amigos de ella.

Bueno, ya en la cama, comencé a decirle todo. Que la vi muy pegada a ese Joaquín (un chico de lo más chulito y muy atractivo), y ella me decía que noooo, que había visto mal… Y yo insistí. Obviamente que nunca la vi pegarse a él, ni el a ella, pero, aun así, le volví a decir eso (ya para ese momento mi imaginación había comenzado a volar un poco). Ella tomo mi insistencia muy mal, pero rápidamente le dije que no estaba molesto, que, al contrario, me sentía bien… También le dije que no me caía bien Joaquín, porque me parecía un poco creído. Pero que que él se le pegase demasiado me gustaba por que solo podría llegar a tener ese momento. Que yo era el afortunado de gozar de todo ese cuerpo. Volqué todo mi argumento a que él la deseaba y se le notaba. Ella obviamente me decía una y otra vez que no, que nada que ver. Que era mi imaginación. Que él nunca había sido así con ella. Que de una u otra manera a ella la veían diferente. Como con mas respeto por que ya tenía una familia y siempre era la mas madura del aula. La veían como una maestra. Para mi fue suficiente y deje la conversación sembrándole esa duda. Quedó la conversación ahí, no insistí más porque ya la veía un poco incomoda y molesta.

Esa noche, y ya como un ritual, cada vez que nos íbamos de copas, siempre culminábamos la misma con una buena sesión de sexo.

Al día siguiente volvió a ser todo normal... No me tocó el tema ni yo a ella tampoco, hasta la siguiente reunión con sus amigos. Seguí picando con el tema... Todo siempre llegando a casa... Cada vez le decía más cosas y la incitaba a provocarlo. Ella poco a poco fue entrando en el juego, yo aprovechaba siempre en cada momento del coito en decirle que no se daba cuenta cómo él trataba de pegarse mucho a ella, o trataba de bailar más veces con ella y no sé si de tanto repetirlo vi unos cambios...

Ella, de siempre moderarse en beber, empezó a beber más de lo usual en las fiestas para sentirse más alegre y suelta y empezó a bailar siempre más seguido con él y nunca me llegué a dar cuenta de cuando empezaron a pegarse más… y ya era costumbre en cada reunión. Claro siempre con mucho cuidado, nunca con mucho descaro, pero empezó a notarse esa sensación entre ellos… o bueno eso empecé a percibir yo. Ya para ese momento, se había hecho costumbre lo de ella de bailar cada vez mas provocativa con él. Y siempre se lo decía. ¡Qué él se moría de las ganas de poseerla! Con ese plan estuvimos cerca de un año. Hasta que una noche, obviamente tomados, le dije que quería verla más pegada, que quería verla provocarlo, que no sabía por qué, pero me hacía sentir ganador frente a él. Sentía que el era un juguete. Lo cual era realmente. Un juguete que siempre dejábamos con ganas de más. Y si, no fue el argumento mas solido ni mas claro, pero ella no dijo nada… tiempo más tarde me enteraría que ella si sabía lo que yo quería.

Bueno, todo volvió a cambiar en la siguiente reunión. En esa reunión ella no se despegó de él en cuanto empezaron a bailar. Al inicio, como siempre, todo fue moderado, y en cuanto el ambiente se puso bomba, y ya todos un poco tomados, ¡sí que vi el cambio! Ellos bailaban muy pegados, ella de espaldas a él meneándose toda, y él hablándole al oído. Para colmo, la borrachera que yo tenía había empezado a disiparse por unos segundos, y esos segundos se convirtieron en celos, fugazmente. Esos celos se volvieron en cosquilleos y esos cosquilleos en morbo. Je, si, parezco Yoda en la Amenaza Fantasma.  Ella se dejo hacer… probablemente esa noche fue la noche que más ebría se había puesto en toda su vida, o por lo menos, hasta ese entonces. Es que si… esa noche, todos los movimientos de ellos dos fueron muy descarados, para lo que usualmente estábamos acostumbrados. No sé si los demás se dieron cuenta, pero no me importo nada. A ella la veía como una diosa con esos jeans ajustados y meneándose para él. ¡Ufff, que tiempos aquellos! Al llegar a nuestra casa, ni bien cerramos la puerta nos comimos a besos. No hubo tiempo para previas ni caricias, todo fue muy primitivo ... Le bajé los pantalones y tenía las bragas todas mojadas, obvio no era por mis besos, eso lo tenía empapado desde hace horas. Aproveché la oportunidad y se lo dije directamente: “- ¿Joaquín te pone, no? Te hace mojar, ¿verdad? Marieliz no dijo nada en ese momento... ¡Solo se dejaba hacer! Yo introducía mis dedos en ella y ella estaba muy empapada... ¡Le decía cosas como que a ella también le ponía él! ¡Que de no estar yo seguro se la llevaba al baño! ... Esa noche no me controlé y me precipité un poco... Empecé a soltarle muy seguido todos mis pensamientos ... La bombardeé demasiado... Ella estaba empapadísima... Pero no me decía nada.

Pero, al día siguiente, me dijo que estaba preocupada por mi comportamiento de anoche... Pero luego me confesó que no me decía nada porque estaba imaginándolo, que lo de jugar con él le pareció un poco excitante y todo, pero, que ahora le pida que haga más cosas la asustaba. Pensaba que lo hacía porque quería separarme de ella... o porque ya estaba con alguien más. Yo en ese momento no sabía cómo franquearme... Porque ni yo sabía realmente lo que quería, traté de explicarle diciéndole un poco la verdad y un poco mintiéndole. Le dije que no había nadie más, que yo la amaba mucho... ¡Que jamás rompería la familia! Le dije, que no sabía por qué, pero me excitaba el verla bailar con otro... Que la veía como una diosa, que el verle tan húmeda después de eso me ponía a mil y qué también lo veía como una pequeña broma y burla hacia él. Quería que lo provocara mucho y que siempre lo dejara con las ganas de más. Le dije que tenía muchas ganas de verlo como se moría de ganas de tenerla. Ella seguía muy reacia y muy preocupada, no entendía todo el cambio que había en mí. Pero, sí que comprendía que nos excitábamos mucho. Así pasó un tiempo más y ella dejó de bailar con él, trataba de evitarlo hasta que... en un cumpleaños de su mejor amiga, al cuál yo no pude asistir, pero si me comprometí a recogerla a las 3 de la mañana (porqué era viernes y el sábado llevaba el Master y tenía una exposición importante), ¡pasó algo!

Cuando fui por ella, se encontraba un poco bebida y en cuanto subió al coche le pregunté ¿qué tal todo? Y ella me dijo: “-Lo siento...! No sé cómo pasó... Joaquín me besó, pero lo paré y le tiré un sopapo.” Ni bien me dijo la palabra lo siento ...no sé por qué, pero ya veía venir lo que seguía. Y un frío recorrió todo mi cuerpo... Fue como estar asustado y agitado. Le dije que en casa hablaríamos y conduje sin hablar más... (Marieliz, mucho tiempo después me confesaría que fueron los minutos más feos de su vida) Cuando llegamos a nuestra casa la abracé y se puso a llorar y a disculparse, la calmé y empecé a besarla. Le dije que no estaba molesto, que al contrario estaba muy excitado... ¡Le llevé la mano a mi entrepierna para que sintiera cómo estaba! Empezamos a desnudarnos y empecé a preguntarle que como fue y me lo contó... Qué ella lo estuvo evitando, bailando como siempre con todos y que llegó un momento en el que ya no podía pasar de él y empezaron a bailar, y que él ya no se separó de ella, todos ya iban bien alegres y nadie los molestaba. Él empezó a pegarse a ella y ella lo dejó. Dejó que le restregara todo el paquete, ella estaba muy mojada y excitada.  ... No pensaba y fue cuando él le pidió que la acompañara afuera un momento, ella se dejó jalar, no sabía por qué ... Simplemente fue con él... Ya estando afuera se dio cuenta de lo que estaba por pasar, y fue gracias a eso que pudo pararlo... El frío la hizo entrar en razón y en cuanto él se le acercó para abrazarla, le plantó los labios, pero ella inmediatamente lo separó y le metió la cachetada… y lo dejó parado… y volvió a la fiesta. Yo después de eso estaba muy excitado...hicimos toda una maratón de sexo... Le dije que eso es lo que quería... Que lo dejara plantado, y con las ganas... Le saqué en cara, que le había dicho que él se moría por ella. Nuevamente traté de sincerarme y explicarme, le dije que quería que le siguiera el juego, quería ver cuanto podía aguantar Joaquín hasta rendirse y olvidarse de ella. Ella me dijo que trataba de entenderme, que sí, todo era excitante, pero tenía muchos miedos. Que Joaquín contara a sus amigos. Que la vieran mal. Que yo esté buscando excusas para poder hacer lo mismo con mis amigas.

Calmé sus miedos. Le dije que Joaquín no contaría nada si quiere lograr algo. Qué lo de mis excusas eran una tontería, yo no quería sacar provecho de eso. Y le dije que ella podía jugar con él, como ella quisiera... La empoderé, le dije que ella podía tenerlo bajo su control, que se veía como estaba loco por ella ... ¡Qué seguramente nunca había batallado tanto con una chica! ¡Qué el verla cómo una mujer tan madura y centrada y de niña buena lo volvía loco! Qué ella podía seducirlo libremente, dejándose llevar, pero siempre poniéndolo a raya... No sé por qué se lo dije así... cuando más fácil hubiera sido decirle que quería que lo folle a su antojo... pero claro, para ese entonces, ¡aún no lo tenía bien claro...! ¡En mi mente quizás...! Todos los días la empoderaba y bombardeaba con mucho sexo… ¡y del bueno! y ella empezó a seguirme el juego. Las reuniones posteriores trataba de asistir y excusarme para retirarme antes, o, simplemente faltaba a muchas de ellas y dejaba a Marieliz, ir sola. Ya era costumbre lo de bailar muy pegados... Y los besos entre ellos, pero que ella siempre le decía que no podía pasar más de eso, y dicho y hecho, Joaquín estaba loco, pero muuuuyyy loco por ella... ¡Ya no sabía que hacer!... Le escribía en "secreto", le pedía que vaya a su casa para estudiar juntos, qué si podía prestarle un poco de dinero y que se vean un rato... Realmente, ya no sabía que hacer... Para nosotros, ya se nos había hecho tan normal lo de los besos, una que otra caricia, pero no pasaba a mayores... Nos reíamos de todas las ocurrencias que inventaba Joaquín para poder verla. Pero todo tiene un fin... Él empezó a molestarse un poco diciéndole que era muy mala... ¡Que como era posible que jugara así con él y conmigo! Eso la puso un poco nerviosa, y de cierta manera la hizo sentir mal. Porque cualquiera que lo analizara, sí la vería como una mala mujer.

Entonces, yo ya más seguro de lo que quería, y porque ya los besos entre ellos no eran tan excitantes, como al inicio, le sugerí que aceptara una cita en casa de él... Que afuera no, porque podrían mal interpretarlos, si los veían juntos. Ella aceptó con dudas.

Él, hasta el día de hoy, sigue pensando que todo fue una aventura entre ellos. Jamás supo que yo sabía todo, y mucho menos que era un juguete para nosotros. Como decirlo, él pensaba que ganó. Y que yo era un cornudo, pero la realidad es, yo sabía todo. Yo consentí todo. Para mí él no había ganado nunca. Los que salíamos ganando éramos Marieliz y yo. Yo, porque finalmente estaba cumpliendo mi deseo de que mi esposa disfrutara del sexo como yo lo hice años atrás, y ella, porque podía dar rienda suelta a su sexualidad. En la actualidad, ya ni sabemos que es de su vida. Él desapareció de nuestros casi a los dos años de empezar todo.

Pero me estoy adelantando demasiado.

CONTINUARA...