Leonardo y Jaím
El sentido común y las pasiones se enfrentan...
aquí les traigo como prometí el fragmento producto de la inspiración que brindó "desnuda y con sombrilla"... espero les guste
si te metes en problemas haciendo enfadar a una niña malcriada, al infierno se llega hiriendo el orgullo de un artista
ésta nunca estuvo pensada como novela erótica más bien como un comic de comedia romántica algo meloso, disculpas por eso hahahaha XD... tomé el story board de la historieta y lo traduje a palbras como un relato, de hecho como fragmento me gustó, quizá de origen a una historia alternativa en un futuro, espero que algún día puedan ver el original n_n
Acto vigésimo primero: las lágrimas ocultas
Mientras encendía la chimenea de la sala principal en la casa Grawben, Jaím analizaba cada nota escrita por la copiadora de las hojas de papel… en realidad era la melodía más especial que podía tener, cada nota le remitía a Leonardo, desde sus gélidas miradas de desdén hasta las esporádicas muestras de afecto que la desequilibraban y le hacían destinar por momentos, todo él estaba en esa tinta, aprovechando que desaparecería esa pieza del público, no tenía por qué ocultar su verdadero título, cuando el fuego vivo se levando encima de los leños sin dudarlo más lanzó uno por uno los juegos de copias, ¿dónde estaba el original?...
Justo antes de enviar al olvido el último juego, se escuchó el timbre de la casa, una campana casi celestial que misteriosamente sonaba en toda la casa pero no por ser estruendosa, si no que su chillante y ligero sonido fluía por las habitaciones como si sus ondas cupieran hasta en los más pequeños recovecos de la casa, cada vez que esa campana sonaba marcaba el principio o el fin de un acontecimiento, esa campana era más que un simple timbre, era el recreo y el inicio de la vida en la casa Grawben.se levantó y sin mirar hacia atrás echó el último juego de copias al la chimenea, sin más se dirigió a la puerta pensando en lo que comenzaría, pero cuando iba a llegar Isabela estaba ya dejando pasar a la visita, en seguida entró Leonardo, con su cara de impaciencia y lleno de ira, como radar identificó en seguida a Jaím y se dirigió a ella como un tren sin frenos, hasta acorralarla en un rincón entre un sofá y la pared…
_ ¡¿Dónde están?!... revisé cada rincón, y cada cajón, estaban todas tus cosas, excepto las copias y el original de la canción para el siguiente asalto… dónde jodidos las tienes…
_ ya no las tengo en mi poder, ahora pertenecen al polvo….
_ ¡no me vengas con estupideces!... ¿qué ganas con ocultar la pieza?, ¿pretendes arruinar…
_ ¡qué!... ¿arruinar tu retorno a los escenarios?... sii, se me olvidaba que eso era todo lo que importaba, por eso estás de lameculos…
Una bofetada cerró su boca… nunca habían llegado a los golpes… hasta ese día, parecía que después de eso no diría nada más, con la palma de su mano sintió la mejilla enrojecida y levantó la mirada, aún más ardiente que cuando salió de la oficina recién despedida, el fuego de sus pupilas que evaporó las lágrimas antes de salírsele atravesó el alma de Leonardo y por primera vez se quedó congelado…
_ esa pieza, no está hecha para una mujer vacía, ella no le dará el auge que requiere para ser inolvidable, para restaurar la gloria de la SPA… ¿querías esa respuesta u otra más realista?... si llevan esa pieza mal cantada, no solo arruinarán mi trabajo, arruinarán su pase a la final, ese que tanto nos costó ganar, ¿recuerdas?…
Leonardo supo entonces que ella tenía la razón, aun que no podía dársela en todo, no era necesaria una medida tan drástica, cuando se retiró Jaím y estaba subiendo las escaleras, Leonardo se quedó mirando al fuego, la ultima copia había quedado fuera del fuego, entonces la tomó en sus manos, y la analizó, revisó que el título estaba tachado con lápiz y encima estaba escrito “Leo”… bien, eso era suficiente, lanzó la ultima copia al fuego, y dejó que se consumiera…
Entonces la siguió hasta su habitación… la encontró acomodando un cuadro en la pared, bastante pesado y bromoso como para tomarse la molestia de mover, entonces ella sin volver la mirada al escuchar los pasos del joven, dirigió unas palabras… ella tendía a recitar viejos guiones de obras pasadas, pero ninguno fuera de lugar, siempre era el perfecto encaje lo que ella brindaba:
_ la emoción del momento nos hace perder el sentido y hacer una que otra tontería, tiempo atrás habría respondido distinto a cualquier agresión verbal, tan salvaje era que mi señora necesitó persuadirme con algo más fuerte que mi testarudez para poder convertirme en una persona decente medias, terminé mis estudios de bachillerato gracias a ella…. Siento que aún si yo dedicara toda mi vida en completa devoción hacia ella no terminaría de pagar mi deuda, sin embargo ella solo me ha pedido un favor… servirle fielmente hasta ver el orgullo de dinastía restaurado…_el silencio se tornó sórdido, y la actitud de Jaím cambió a la de una dama, como si la misma rectora hablara_ tu y yo nos parecemos en algo, esta escuela no es más que una parada, una estación en la que hay que trasbordar el verdadero tren de nuestras vidas, sin embargo, para los que no están en nuestra posición, es la última oportunidad, el todo por el todo, me niego a creer que solo por el deseo egoísta de tu prometida Ángela les neguemos el prestigio y el asenso de esta escuela como universidad, como puedes ver, aun que me abofetees otras veinte veces más, me negaré a entregarte el trabajo que fue hecho especialmente para sacar lo mejor de dos personas y llevarlas al límite en el escenario, no por celos, porque sé que el capricho de Ángela se conformará con entregar notas afinadas…
_ ¿a caso no confías en su capacidad?
_ No dudo de que aprenda la canción y memorice la melodía, cada compás, cada verso… pero acéptalo, está más carente de interpretación que una piedra, sus emociones no afloran, para ella es agotador y una derroche gastarse en el escenario, porque ella no piensa vivir de él, piensa vivir de ti… eso es todo lo que le complace, y seamos realistas si ella sintiera por ti algo más que costumbre y comodidad, no sería necesario que hiciera este numerito infantil…
_ ¿insinúas que ella me ama menos que tú?... eso me halaga…_ dijo irónicamente Leonardo, ahora más que una discusión parecía que el escenario era su vida misma, comenzaron a jugar fingiendo que actuaban como si aquello los deslindara si llegara a decir otra indiscreción
_ yo no insinúo… no necesito insinuar, mis actos están regidos por una sola cosa, y es el sueño de la Sra. Ester…
_ ¿Qué debo hacer para obtener mejores respuestas que sus negativas?
_ nada que no haga un joven cualquiera, ¿sabe? Existe un recurso para conquistar, que es muy útil, se llama “Sinceridad”…
_ Ahora que insinúa “señorita”
_ nada joven Leonardo, es evidente que ha dicho que no es sincero lo que dice, lo que piensa y lo que siente… no es más que un cobarde…
_ Y si soy sincero en este momento, ¿Qué obtendría a cambio?
_ tal vez solo una…
Interrumpió un arrebato inesperado y el juego terminó, sin duda ahora era un batalla de voluntades, sin darse cuenta estaba aprisionada entre la pared y el pesado cuerpo de un hombre, ese hombre sin duda era Leo, el mismo que le había inyectado desdén con sus desprecios hacía tiempo atrás, el que esporádicamente le mostraba una cara amable, esos momentos tan escasos que le habían llenado el corazón de una obsesión terrible que la quemaba por dentro, al menos eso pensaba que era, porque de alguna forma, por ese ligero instante sentía una pasión incontrolable que la sumergía en el abismo del deseo, bien podía confundirse con el cariño, o con otro sentimiento más fuerte… ¿por eso titubeaba en quitárselo de encima?... no, era algo más, una interminable curiosidad de el límite que ambos tenían, un reto de quién correría más lejos que quien, pero ahora volaban, volaban como el sonido, ambos a la velocidad de las notas que resonaban en su cabeza, la melodía estaba en curso, ¿hasta dónde terminaría?... a pesar de la violencia de ambas emociones, lo que pasaba en con sus cuerpos era distinto, los ojos penetraban mutuamente por lo que parecían ser siglos y el roce de ambos cuerpos era un éxtasis de mullidas esporas de los dientes de león rosándoles las mejillas, es por eso, que ambos titubeaban en seguir, porque sabían que ese torrente no podía seguir, ese torrente arrasaría con toda una escuela, en la política no cabían los arrebatos de pasión, o los sentimientos sinceros, en la política no existe necesidad de atender a una persona que es tu enemiga solo por el deseo, o por aquello que llaman amor, esas cosas eran fantasías, mitos que solo merecían presentarse en obras musicales y dramas, cosas vulgares que solo cabían en el lejano mundo de los pobres y el arte… ellos dos no podían pensar en eso, no tenían tiempo, alcanzar el mecenazgo de una familia adinerada era más que un logro, pero… pero aquello era más fuerte al menos por ese instante…
Sus temblorosos cuerpos estaban conteniendo un torrente que amenazaba con arrastrarlos hasta la cama, y después a encuentros eróticos y peligrosos en algún lugar escondido, poco a poco se veían tentados a convertirse en amantes… ¿Qué quien dio el primer paso?... no los sé, ambos juntaron sus labios saboreando la carne de su oponente Jaím le enredó las piernas, y Leonardo casi le faltaban manos para sentir con ansias cada palmo de esa piel que deseaba todo el tiempo las caricias hicieron desaparecer todo, solo quedó la cama y los rayos del sol del atardecer que los tocaban, besaban mutuamente sus cuerpos se empaparon de el juego bajo las ropas hasta que estorbó algo, la pesada chaqueta de piel cayó al suelo y más ligero pudo cargar su mujer (por ahora) hasta la cama en donde se dejó caer con ella, los botones de la camisa parecieron soltarse solos, y cuando le estorbó a la vista la blusa carmesí de jaím, ésta salió por los aires, ella seguía aferrada a su cuello buscándole los labios y el podía sentir su aliento hirviente en sus orejas, se daba cuenta que tocaba en los lugares correctos cuando escuchaba un ahogado gemidillo contenido por el silencio que debían tener, al menos para eso todavía les quedaba sentido común, la suavidad de sus pieles no describía la humedad de su sexo, aún así de momento se contenía, pero Leonardo ya estaba en el punto sin retorno… entonces se escuchó una voz ahogada entre susurros directo a su oído:
_ debemos parar…
_ estoy en el punto sin retorno… acompáñame, sé que hierves por dentro igual que yo…
Leonardo prefirió la respuesta más práctica, y desabotonó los blue jeans de Jaím, la caricia en el filo de sus bragas fue la invitación para alcanzar a Leonardo… sin embargo antes de que tomara su mano hacia aquel punto, la penetrante campana la sacó de su trance y el ahogado susurro se convirtió en una orden estruendosa y en una bofetada:
_ ¡te dije que debemos parar!- dijo mientras lo lanzaba lejos y sin dejarlos decir más lo sacó a empujones hacia el estrecho pasillo, casi lo estrella contra la pared de enfrente… al girarse recibió con la cara su chaqueta… y se quedó en medio del pasillito mirando a la puerta con tanta furia que solo podía ser descargada de una forma:
_ Y dices que yo oculto mis sentimientos… ¡bruja!... ¡desapareces cosas y tragas corazones!... ¡¿me hoyes?!... !!brujaaa¡¡
Y antes de irse golpeó enojado el piso como un chiquillo fanfarroneando, estaba encaprichado con esa… ya no era una chiquilla insolente, era un mujer deseable, ni siquiera la idea más detestable sobre ella le haría desistir de tenerla…
pero Jaím a penas podía contener los sollozos, en su verdadero yo sabía que no podría contener ese sentimiento si no lo arrancaba de raíz... debía matarlo a como diera lugar o perdería el boleto de su vida...