Leo y Kilian, quizás más que amigos (4)

"La llegada al cielo" Tras una noche de fiesta, Leo y Kilian, acaban en la casa de este último,en esta pasa algo que Leo jamás pensó que podría llegar a suceder.

En el capítulo anterior…  Cierro la puerta y va directo a la cocina a beber agua. Se sienta en la silla de la cocina y mira su móvil. Yo aprovecho para mandarle un mensaje a mi madre de tranquilidad.

(Estamos agotados, pero esa incertidumbre no sé si me dejará dormir. Pero.... ¿dónde voy a dormir?), tengo que hablar con Kilian de lo que pasó esta noche....

“La llegada al cielo”

Kilian se quita la camisa y los pantalones, se queda en calzoncillos, y yo me quedo embobado mirándole.... se acerca y se sienta al lado mio....

-Kilian, debes descansar, estás muy mal. Le digo mientras se apoya en mi hombro con los ojos cerrados

-Déjame dormir contigo, porfa, y así nos echamos unas risas.

-Vale pero, ¿aquí en el sofá?, ¿no deberíamos comer algo primero? Le digo casi cayéndome en el suelo del cansancio pero con muchas ganas de estar con Kilian.

-Vale, buena idea. Dice Kilian levantándose tambaleándose y con una sonrisa en la cara.

Nos levantamos y nos dirigimos a la cocina. Mientras Kilian cortaba un trozo de pan yo saco la leche de la nevera.

-¡OSTIAS!

-¿¡Qué pasó Kilian!?

-¡Me corté!

-Déjame ver , digo soltando en el aire el bote de leche.

Tiene un pequeño corte en el dedo, no es para tanto pero tenía suficiente sangre para que goteara. Me dirijo al botiquín y cojo el agua oxigenada y una tirita.

- ¿Qué tengo? Dice Kilian, como si fuese un niño pequeño (me encanta)

- Un corte, no muy profundo, te pongo una tirita mejor.

Le hecho agua oxigenada y rezumba de “dolor”,

- ¡no seas exagerado! Digo con una sonrisa para tranquilizarlo.

- Me duele. Dice con una voz tan inocente y angelical que nunca había escuchado a este Kilian tan varonil, y eso me enamoró aún más.

- Tranquilo. Le beso el dedo ya con la tirita puesta, y dejo mis labios posados cual mariposa en su rama.

Kilian se queda con la boca entreabierta, mirándome los labios sin despegar su mirada. (Me pongo nervioso, ¿le habrá sentado mal?)

- ¿Sabes que desde que vi sentí algo extraño? Dice con una media sonrisa y con mirada melancólica aunque cautelosa.

- ¿Por mí? ¿Qué sentiste Kilian? Digo como si no fuese conmigo la cosa.

- Sí por ti, desde que te conocí no soy el mismo, eres una persona fantástica, y me haces reír y sentir como nadie lo había hecho, eres especial.

-Oh Kilian, ¡qué vergüenza!, no me digas esas cosas, ¿enserio?, tú también has sido una persona muy especial para mí, desde que te vi sabía que íbamos a ser buenos amigos. (Me contengo, evitando decirle la verdad, que me gusta, me encanta y mucho más que eso, pues me da miedo que me rechace a pesar de su declaración escandalosa)

- No no, no me entiendes Leo… no es solo una amistad lo que me siento, es algo extraño para mí… es como si…. (Kilian vomita en medio de la cocina y cae exhausto en el suelo)

- ¡Kilian, que te pasa! - Digo asustadísimo.

- Llévame a la cama estoy mareado por favor

Sí Kilian, vamos. Subimos la escalera de caracol y nos dirigimos a su cama. Es una cama enorme, Y el cuarto está lleno de posters de futbolistas y coches.

Nos caemos en la cama, dio la casualidad de que él encima de mí y yo atrapado bajo sus musculosos brazos.

- Déjame Kilian (miento)

- No te dejo, ¿Tienes cosquillas? (me confunde)

- ¡Ni se te ocurra! ¡Kilian! (Comienza a hacerme cosquillas bajo los brazos y comenzamos a reír como críos)

- ¡JAJAJAJAJAJAJA DEJAME KILIAAAN!

- NOOOO. (Ríe)

Siento que Kilian se va acercando a mí, y se sienta a horcajadas encima de mí. Me roza absolutamente todo, me puso a mil.

- No me evites más Leo. (Me quedo en silencio y pálido)

Kilian hunde su cara en mi cuello y comienza a olerme profundamente. Hace que me arquee de gusto.

- Kilian, ¿qué haces?

- ¿Quieres que pare? , me dice Kilian con algo de miedo en su mirada.

- No (Digo directamente)

Kilian comienza besarme el cuello, a bajar lentamente por él, mientras yo estoy de los nervios aunque a la vez disfrutando. Agarra mis muñecas contra la cama y busca mi boca, una boca que tanto buscaba la suya desde hacía meses. Me besa apasionadamente con los ojos cerrados, (DEJATE LLEVAR, me grita mi otro yo). (Por fin, no podía alargar más esta situación)

Me mete la lengua, y se une con la mía haciendo que arda de deseo por Kilian. Me quita la camisa mientras me sigue besando. Es puro fuego. Le abrazo fuerte, toco sus brazos tímidamente, y él se abalanza aún más sobre mí.

- Me encantas, me pones a mil . Me dice Kilian haciendo que me empalme del golpe.

- Tú también a mí Kilian, te deseo. Pronuncio entrecortado debido a sus suaves besos.

Kilian me desabrocha el pantalón con una cara de deseo que ni en mis sueños podía imaginar. Tenía el mayor calentón de mi vida.

Unimos nuestros miembros viriles tras nuestros calzoncillos, terriblemente excitante. Nos abrazamos mientras continuábamos besándonos. Nos pusimos de pie y yo comienzo a bajar lentamente por su pantalón besándole cada sección de su piel, él se apartó un segundo y puso una música que jamás había escuchado muy bajita pero que me multiplicó mi calor corporal x 3000.

Nos acercamos de nuevo y Kilian me coge a horcajadas entre sus musculosos brazos, me empotra contra la pared, haciendo que el marco de foto de su exnovia (que aún no había quitado), caiga de la mesilla de noche. Él se fija y por un segundo parece perdido, como si se le hubiese cortado el lívido.

Agarro su mentón y lo dirijo hacia mis ojos:

Eso es pasado Kilian, nos necesitamos, te deseo, te necesito. (Le beso apasionadamente y él resurge de su momentánea ida de cabeza.)

- Soñé contigo cada noche (me besa), no sabía que me pasaba (beso), estaba como obsesionado contigo (beso), eres muy importante para mí, (beso largo y apasionado, casi con lágrimas en los ojos).

- Eres tan guapo, tan buena persona Kilian, me atrapaste desde la primera vez que te vi. (Me sincero con mi discípulo)

Kilian y yo comenzamos a tocarnos, pasé mis manos por la parte trasera de su espalda bajando hasta sus maravillosas nalgas, se las masajeé, acaricié y apreté, mientras me besaba. Le bajé el bóxer blanco que tenía, mostrándome sus mayores atributos. ¡Dios santo!, quedé boquiabierto y sin palabras.

Era tan bonita, un tamaño considerable, y al tacto era carnoso, era perfecta. Empecé tocándola suavemente, elevando el nivel de presión contra él según pasaban los segundos, él sacó un preservativo del cajón de la mesilla de noche, me lo dio y me dijo con voz entrecortada.

- Si quieres, me encantaría hacerlo contigo.

¿Cómo puede ser tan guapo, tan generoso, y tan caballeroso?, pensó mi otro yo mientras lo abrí sin pensarlo dos veces.

- Sí Ki-Kilian . Pronuncio casi sin respiración.

Abro el paquete y lo introduzco lenta y suavemente por aquel miembro tallado por los dioses más allá del Olimpo.

Me abraza con fuerza y me tumba sobre las sábanas blancas y sedosas de su cama, que solo huele a su perfume.

Va al cuarto de baño rápidamente que tiene dentro de aquel dormitorio y saca un lubricante rosado. (Supongo que lo usaba con su novia y esa idea me dejó por los suelos).

- Tranquilo, es nuevo, nunca lo abrí, lo haremos despacio.

  • Me tranquilizo, y cuando creía que todo iba a la perfección me introduce su hermoso miembro, haciendo que grite de manera, que me excitó aún más, la segunda vez ya no grite, pero él me envistió con fuerza. Era una mezcla entre dolor y placer, haciendo que el placer y el gusto ganasen por partida doble al poco dolor que reflejaba en aquel momento.

- Vamos leo. Se abalanzó sobre mí, tras penetrarme y toco mi miembro más excitado que nunca.

- Tienes una buena polla , me dijo mientras me masturbaba a la vez que me penetraba y me besaba el cuello.

Creo que nunca había sentido nada igual. Tras eso Kilian se deja ir en mi interior.

- ¡Leo, dame más, te necesito, OSS, SII… SIII… AAHHHHH!

Se corre por completo en mi interior, haciéndome sentir tanto gusto que me corro en su mano y en parte de su cama caudalosamente, durando aquello lo inimaginable.

Tras llegar los dos al cielo, caemos los dos en la cama boca arriba, el sobre mi cuerpo desnudo y yo sobre las sabanas sudadas tras aquel acontecimiento, que jamás pensé que llegaría a suceder, y menos de aquella manera tan placentera…