LEGADO DEL VIENTO (continuación)

Llegó la hora de que uno de los humanos primarios, que tanto mal le hizo al planeta pagué sus culpas y empezar a desentrañar un poco más las historias cruzadas de los personajes, pero todo step by step

Intenté seguír varios consejos que me dieron, peor aun no me encuentro con estó de la redacción. Soy excelente en la oratoria improvisada, pero esto necesita un sentido literario.

Le tuve que dar un giró a mi idea original, ya que los licántropos son muy usados y aparte para no parecer solamente un loquito lindo como Jean Baptiste Grenouille jeje :)

Espero que les guste este fragmento de la historia, sé que me falta mucho por pulir, así que pido porfavor me vuelvan a hacer sugerencias.


LEGADO DEL VIENTO (continuación de la intro)

Sigo agazapado en lo alto de un árbol añejo, sintiendo los copos de nieve que se acumulan en mi pelo,  observando a ese hombre desagradable y totalmente ebrio   que comienza discutir con  su hijo sin motivo alguno propinándole un puñetazo que lo tira al suelo.

El pobre chico sólo se  cubre su bello rostro con las manos mientras yace en el césped un poco atontado por el golpe y el cerdo de su padre comienza a pegarle patadas en el estomago, pecho, piernas y brazos.  Protegiéndose como puede, el joven termina en posición fetal  gritándole a su padre que se detenga, que por favor no lo golpee más.  Pero no, el maldito hombre continuaba golpeando a su hijo sin piedad,  hasta se podría decir que con odio.

Veía esa escena atónito, porque aunque sabía que los humanos primarios podían ser despreciables, perversos, malvados y descarnados, jamás pensé que fueran contra el propio instinto de proteger a su descendencia, atacar así a su propio hijo, a la sangre de su sangre; no entraba en mi lógica de posibilidades.

Mi instinto se encendió y salté desde el altísimo árbol para proteger a quien sería mi amado.

El hombre, confundido por su ebriedad y porque frente a él se presentó un enorme  gato montés tan alto como él. Que rugió con odio, en clara posición de defensa  y que con sus oscuros  pelos  brillantes, a pesar de los copos de nieve que los cubrían, erizados haciendo que parezca aun más grande, mostrando sus grandes y blancos colmillos preparados  para atacar, mirando  con esos ojos enormes entre marrón y verde, clavando sus enormes garras en la tierra en clara posición de ataque; sólo para interponerse entre el cazador y su hijo que seguía  tirado en el suelo.

Descolocando la lógica del maldito cazador aún más,  cuando entre rugidos le dijo: ¡DEJA A MI LEON EN PAZ! ¡MALDITO CERDO! ¡HOY MORIRÁS! . ¡RECLAMAN TU SANGRE! ¡TODAS LAS ALMAS QUE MATASTE TIEMPO ATRÁS!  ¡INCLUIDA TU DIFUNTA ESPOSA! ¡RECLAMAN TU SANGRE!

En ese momento León, el hijo del cazador,  seguía perplejo ante la escena que estaba viviendo. Un enorme felino que habló,  su padre ebrio y violento que lo golpeó sin razón, y lo que dijo ese enorme gato montés: “…incluida tú esposa”.

Leonel:  ¿asesinaste a mamá? ¿La mataste? ¡Fuiste tú maldito asesino hijo de puta! ¿E intentabas matarme a mí?  ¿Eres un maldito, cómo pudiste?.  ¿Por qué, por qué la mataste? ¿Si era la  mujer más hermosa y perfecta que existiera?

Cazador: ¡Porque era una maldita bestia, como esta que te protege!   Y a estos  seres despreciables, que se pueden transformar en animales hay que matarlos,  cazarlos y colgarlos en una pared como una buena pieza de trofeo.

Yo seguía en posición de defensa rugiéndole al maldito cazador y girando mí cabeza miro fijo a los ojos negros de León y le digo: ¡Nada te pasará, como en nuestros sueños te salvaré y estaré a tu lado!

Vuelvo a mirar al cazador rápidamente que en su ebriedad intentaba maniobrar una faca (cuchilla típica que llevan en la cintura los gauchos/campesinos de  Argentina) en su mano derecha y le digo (sin mirarlo) a León: “¡Perdóname  por lo que haré, pero  debo hacerlo!, búscame en la Cascada del Duende “.  Entonces me abalance contra el inmundo cazador y aunque su olor me repugnaba  lo mordí con mis enormes fauces en el brazo y me lo llevé de ese lugar arrastrándolo lejos de la mirada de su hijo, porque su muerte sería dolorosa.

Mientras el inmundo borracho gritaba de dolor por el desgarro que producían mis colmillos clavándose en sus carnes,  lo arrojé contra unas rocas  que sobresalían del barranco, junto a un lago embravecido por el feroz viento patagónico que lo transformaba de a momentos en un mar furioso.  La nieve comenzó a caer copiosamente, el frío cortaba el aire,  las montañas se teñían con el azul de la noche que se adueñaba del ambiente y las rocas de la playa eran surcadas por hilos de sangre que brotaban del asqueroso cazador.

Cazador: ¡MATAME, MATAME DE UNA VEZ! ¡BESTIA DESPRECIABLE!

Yo: (volviendo a mi forma humana) jajaja! ¡No idiota! Estoy esperando que la adrenalina te  agudice los sentidos que tenias aletargados por el alcohol, así sentís mucho más el dolor que voy a causarte.

Cazador: ¡MALDITO TÚ Y TODOS LOS QUE SON COMO TÚ! Debí haberte matado junto al anciano Montblanc! Cuando eras pequeño.

Yo: Tranquilo, que de la memoria de mis antepasados me encargó yo,  ¡insignificante humano primario!.

Eres de la peor escoria que tiene la humanidad  y yo, yo me encargaré de seguir con el legado de mis ancestros. ¡Proteger y limpiar este planeta de seres infectos y contaminantes como vos!

Así que tú tranquilo, que después de ti vienen esos lacayos que tienes como amigos.

Y  ahora sí, vas empezar a morir. Comienzo por clavar la punta de tu cuchilla en la delicada y profunda arteria de tu antebrazo derecho  y disfruto viendo tu mirada despedirse de la sangre que brota enérgica de esa pequeña incisión.  Luego para que sientas la impotencia de no poder moverte corto los tendones de tus talones, y la sangre sigue corriendo hacia el lago entre las pequeñas piedras que forman la playa,  la naturaleza y las almas que destruiste claman por tu sangre, por tu muerte.

Y finalmente, totalmente consciente y gritando de dolor,  vez que no puedes hacer nada y que la muerte se acerca.  Ya no estoy sólo, los pequeños ratones que viven entre los arbustos que bordean al lago huelen tu sangre y les da hambre,  comienzan a comer tu carne y beber tu sangre mientras tus alaridos vuelven como un eco a la costa apagándose como  las pocas chispas de vida que se va de tus ojos.

Contemplo el cuerpo sin vida del cazador  devorado por los roedores,  la nieve y las rocas teñidas de sangre, el lago con sus aguas más calmas. Pareciera que la naturaleza y las almas dijeran: se hizo justicia.

A pesar de haber cumplido mi meta, no puedo dejar de pensar en el perfume de mi León, en lo confundido y adolorido que estaría.  Sólo espero que me perdone,  que entienda que  debía hacerlo, ese asesino debía ser castigado.

La Cascada

En el comienzo de un nuevo día  el sol empezó a pintar  las montañas de colores ocres cada vez más claros, reflejando en la nieve su poder,  derritiendo  las agujas de hielo que cuelgan de los  pinos  dejando ver su verde intenso  y  pequeños arroyos empiezan a fluir nuevamente regando y devolviendo la vida las flores que soportaron la fría temperaturas de la noche.

El cielo amanece diáfano, sin una nube, la nevada nocturna cubrió todo rastro delo sucedido ayer y hoy camino por un sendero de tierra y piedras  rodeado de un denso bosque  que inunda el ambiente de un fuerte perfume  a eucalipto y pino.  Sigo el sonido del agua que corre por los arroyos que están a mi lado porque sé que me llevaran a la cascada del duende.

Esa cascada es  un lugar mítico, casi surrealista, donde la paz fluye como el agua.

El sonido del agua cayendo es cada vez más fuerte confirmando que me acerco  y el perfume a roble, miel y limón se hace más intenso. Mis ojos se agrandan ante la ilusión de ver nuevamente su hermoso rostro, el rostro propio de un bailarín del Minsk Ruso, ver su cuerpo tan perfecto, tan delineando, delicado, perfectamente elegante y tan atrevidamente sexy enciende mi instinto salvaje y tengo que controlarme para no cambiar de forma a la de un animal salvaje.

Corro con mis manos unas ramas y ahí lo veo, sentado en una roca al sol, absorto mirando la caída de tan cristalina agua inmerso en vaya a saber que pensamientos.

Le digo: “¡Hola León! “, él me mira detenidamente y se focaliza en mis ojos.

León: “¡al fin llegaste! ¡Tengo muchas preguntas para hacerte y no te tengo miedo!”

Yo: Claro que no me vas a tener miedo, llevas en la sangre parte del legado que yo compartía con tu difunta madre. Que por cierto fue una semidiosa que dio su alma humana por tu vida.

León: “¿de qué legado me hablas, y qué tiene que ver mi madre en todo esto?

Yo: es muy largo y complejo de explicar león,  ya iras comprendiendo con el tiempo. A caso, ¿no soñaste muchas veces que eras un animal?, por ejemplo ¿un caballo salvaje que galopaba por un verde y fértil valle al lado de otro caballo, que era blanco como la nieve?

León: “¡¿y vos cómo carajos sabes que tengo esos sueños?!

Yo: Por la misma razón que tú perfume me vuelve loco y a vos te hipnotizan mis ojos. Yo soy ese caballo blanco que corre a tu lado.

León: “Ah bueeeeh! ¡Estas totalmente esquizoide! ,  no sé para que vine acá”.  “¡sólo quiero saber que tiene que ver mi mamá con vos!"

Yo:   yo sé que reconociste mis ojos, lo sé.  Y me viste en forma animal y ahora en forma humana y siempre miras mis ojos. Porque aunque no entiendas que es lo que pasa, algo dentro tuyo te dice que estamos unidos.

León: “¿jajaja, ahora piensas que somos el uno para el otro?”

Tras esas palabras lo entendí, debía actuar. Así que de un gran salto me paré a su lado lo tome por la cintura y lo besé apasionadamente.

Él se quedó inmóvil pero al instante correspondió mi beso, su suaves y carnosos labios se unían vorazmente con los míos, su lengua raspaba la mía, trenzándose apasionadamente. Su manos recorrían mi cara, mis grandes hombros, entrelazó una de sus manos con la mía y con la otra apretó mi culo y luego agarró mi pija que ya estaba muy dura bajo el pantalón.

Con mis brazos apreté su cuerpo contra el mío,  restregando mi pija con la tuya y con mi mano acariciaba su hermosa cola.  Una perfecta delicia del paraíso, redondeada, dura, blanca, sin un bello, y se nota rendidora.

Me prendió fuego con esas caricias, comencé a arder por dentro y  su cuerpo  libero tantas feromonas al aire que me sacó de eje y mi lado salvaje afloró sin control, nos volvimos dos animales en celo buscando el disfrute y goce absoluto de sus cuerpos. Nuestro único fin era amarnos y darle el placer a nuestros cuerpos que clamaban por satisfacción.

Comenzó mordiendo mi cuello, como si supiera de toda la vida que eso me pone a mil por hora y cedí a su encanto hipnótico, a ese perfume embriagador. Mi verga estaba por explotar, dolía de tanta sangre bombeada allí y él lo sabía, bajo y empezó a morder y besar sobre mi jean el bulto que marcaba mi pija parada y ahí bajó mi pantalón engulló todos mis 20 x 5 cm en su boca como un experto, succionaba fuerte y rítmicamente.

Yo tenía los ojos en blanco y mordía mis labios conteniendo los gemidos provocados por tan excitante mamada, esa boca era profesional. Me lamió el glande con tanta precisión que sentía iba a acabar en cualquier momento así que tomé las riendas de la situación  lo levanté de tirón y le comí la boca a besos apasionados, lo giré bruscamente y baje a su culo, a comerme ese culo de dios perfecto, lamía su rosadito esfínter que empezó a responder y dilatarse pidiendo que lo penetre sin piedad, así que le volví a poner la pija en la boca para que la lubrique bien y así, una vez que mi verga estaba toda babosa aproveché esa lubricación y puse mi glande en la entrada de su ano  y entró casi sin dificultad, sintiendo esa presión que entra la punta y luego empezó a ceder espacio al resto del tronco del pene que se introducía cada vez más, ese culo me estaba comiendo la pija literalmente.

Estando detrás de él lo puse contra una de las rocas de la cascada y entre el ruido del agua que chocaba contra estas y sus gemidos comencé a bombearlo muy duro.

¡León gritaba de placer y me pedía que le dé más y más duro!. Definitivamente éramos dos animales en pleno celo.  Entonces tomó el control de la situación, me dijo que me siente en el tronco de una árbol que hacía de muelle en el pequeño lago que formaba la base de la cascada, y se montó sobre mí verga dura y venosa, comenzando a cabalgar como si no hubiera un mañana y nos fundimos en un beso pasional y romántico, que superaría a cualquier novela de amor.

¡Se movía excepcionalmente,  sacaba y metía mi pija de su culo con una maestría que me hacía ver las estrellas, mis más bajos instintos estaban encendidos! Y me enardecí y lo levanté entre mis brazos con mi pija aun adentro de su caliente y apretadito culo. Uff! ¡Qué situación tan caliente,  así que lo puse en la típica pose de patitas al hombro y comencé un mete y saca bestial! ¡Nuestros gemidos/bufidos eran feroces y fuertes! Tan duro le daba que golpeaba su próstata estimulándola tanto que llegó al orgasmo acabándose en sí mismo, llenando su boca y cara de su propia leche que rápidamente compartió conmigo en un beso apasionado fortísimo haciéndome llegar al clímax máximo y me vine dentro de su culito, tanta leche caliente en su culo que se salía mientras continuaba bombeando durísimo. Fue en ese momento que nuestras miradas se cruzaron y lo vimos claramente, el universo y la naturaleza nos hicieron el uno para el otro.

Estábamos destinados a ser una esencia, cada uno con sus dones, tendríamos que empezar con la ardua tarea de limpiar este mundo…


Si quieren pueden mandarme nuevas ideas o sugerencias a mi email o enviarme un inbox a facebook.com/aledevoto.j

la continuación de esta historía será en unas semanas cuando termine de dar examenes en la uni.

les mando un fuerte abrazo y un gran gracias!!!

Aleux!