Lefazo en la cara

Os cuento la primera vez que cumplí una de mis mayores fantasías... que se corran en mi cara

Una de las cosas que más morbo me produce, es imaginarme en la posición de una actriz porno, de rodillas, esperando que un macho se corra en mi cara, sentir como convulsiona y notar los chorros de leche caliente.

Ya hace años, la mayoría de las pajas que me hacía viendo porno, eran con este tipo de escenas, por mucho que me pusiese ver cómo las chicas eran folladas o cómo les comían el coño… al final, para terminar la paja, siempre acudía a las corridas faciales.

Con el tiempo me fui aficionando a las pollas, me he ido metiendo en el sexo gay, pero esta fijación ha seguido ahí y he podido experimentarla con gran placer.

Hecha esta introducción, os voy a contar cómo fue mi primer facial, o lefazo en la cara. Desde aquella he podido disfrutar de unos cuantos más, y recuerdo todos ellos (tampoco han sido tantos la verdad), pero este primero lo recuerdo con “cariño”.

Debió ser allá por 2003 ó 2004, en verano. Un día de semana, por la noche. Estaba en casa y con ganas de marcha. Yo estaba solo, mi mujer de viaje fuera de Madrid, así que el día perfecto para sexo furtivo, yo solo una buena paja guarra, o buscar algún macho con el que tener sexo homo. Empecé con lo segundo.

Estuve chateando buscando sexo en un portal típico que he usado durante años, y, después de un buen rato, encontré a un hombre maduro, de unos 45 años, extranjero… con un pedazo de polla… joder, tremenda. Me la enseñó por la webcam cuando ya nos lanzamos y menuda herramienta, qué pedazo de rabo. Quedamos en que me acercaría a su casa a hacerle una mamada.

Me pegué una ducha rápida y me lavé los dientes, él también había quedado en que lo haría para estar los dos bien limpios. Llegué a donde me dijo, un edificio de lofts. Para poder entrar me tuvo que abrir un portero que me preguntó a quién venía a ver… menudo corte. Se lo dije y me dejó entrar, indicándome donde podría aparcar.

Aquello estaba vacío, había muy pocos coches, me imagino que la mayoría de los lofts eran de empresa (se veían carteles por todas partes) y pocas viviendas. Aparqué en frente del portal que me había dado y bajé.

Hacía calor, yo iba en pantalón corto vaquero y camiseta. Estaba nervioso, mucho, de aquella tenía muy poca experiencia con otros hombres y en este tipo de contactos. Llamé al telefonillo y me contestó la misma voz que oí por la webcam. Nos saludamos y entré.

Además de nervioso, estaba bastante excitado claro, tenía la polla medio dura y, la verdad, no paraba de tocármela y frotármela. Todo el trayecto en coche hasta allí había estado rozándome el rabo con la mano. Estaba muy caliente.

Subí hasta su piso, aquello parecía un edificio de oficinas, bueno, de hecho lo era claro, cuando iba por el pasillo se abrió una puerta y salió alguien, era él supose. Me acerqué andando y llegué hasta él.

Sí, era él. Era muy alto y grande, me sacaba una cabeza de altura por lo menos. Nos saludamos y dimos la mano (que también era muy grande):

  • Bill: Hola, ¿Víctor?. Sí, pasa por favor.

  • Yo: Gracias.

Entré en su casa detrás de él, que me dejó pasar y cerró la puerta detrás de mí. Tenía la luz baja, pero se distinguía un loft tipo película, zona baja con cocina a la entrada, una especie de salón al fondo cerca de un ventanal que ocupaba toda la pared y por el que se veía la ciudad, y unas escaleras que subirían a un dormitorio.

Él iba vestido con una bata de ducha, de estas tipo toalla.

#Bill: ven, vamos al sofá que estaremos más cómodos.

Le seguí, tenía una sensación muy rara en el cuerpo, excitación, algo de vergüenza, indecisión… no sabía muy bien cómo empezar aquello.

Cuando estuvimos en frente del sofá, se dio la vuelta, se abrió la bata y me enseñó su cuerpo desnudo. Era un tío mayor que yo, además de alto, era grande, algo de barriga, con pelo en pecho, y le colgaba una buena polla. La tenía morcillona, pero era como la había visto en el ordenador, enorme.

  • Bill: me gustaría follarte la boca

  • yo: tienes una polla enorme, no sé si me cabrá…

  • Bill: seguro que sí.

Y se acercó a mí. Yo enseguida le cogí la polla con la mano, quería tocar aquél pedazo de carne, no había tenido nada tan grande en mi mano nunca. Yo tengo la polla de buen tamaño, muchas veces más grande que la de mis acompañantes, pero no así de grande.

Se la cogí con suavidad, moviendo su piel despacio hacia adelante y hacia atrás. Él empezó a quitarme la camiseta, le dejé hacer cambiando su polla de mano. La tiró a la mesa que teníamos al lado.

Empezó a sobarme el pecho, a tocarme los pezones mientras seguía acercándose a mí, hasta que pude oler una mezcla de jabón, colonia, y sexo… olía a macho salido, como yo supongo, y esto me puso a cien.

  • yo: siéntate en el sofá y ábrete de piernas.

  • Bill: ok.

Mientras se sentaba yo me saqué los pantalones y el calzoncillo. Me apretaba todo de lo empalmado que estaba ya, se me había puesto tiesa en nada, sin darme cuenta.

Él se sentó en el sofá, abriéndose la bata totalmente, dejando su cuerpo desnudo a la vista, con las piernas abiertas y su polla tiesa al aire. Mientras me desnudaba no me quitaba ojo, escrutando mi cuerpo, mirándome la polla…

Me quedé desnudo frente a él, con mi polla apuntándole, dura, ya goteando de la excitación, y me acerqué hasta que mi polla casi tocó la suya.

Yo me relamía de ganas de comérsela, pero también quería sentir su polla contra la mía. Él debió pensar lo mismo, alargó una mano y juntó ambas pollas y empezó a frotarlas, me junté más a él hasta sentir sus piernas pegadas a las mías.

Tenía una piernas grandes, musculadas, como me pone un tío así.

Mi polla no paraba de soltar líquido preseminal de lo cachondo que estaba, pero la suya nada:

  • Bill: tío, como babea tu polla.

  • yo: si, estoy muy excitado.

  • Bill: me encanta, a mi no me pasa casi nunca, qué delicia.

Y, con la mano mojada, se la llevó a la boca para lamer mis jugos. Y aproveché para bajarme a comerle la polla.

Me puse de rodillas entre sus piernas y me acerqué a su rabo. Pegué mi cara a él y olí su aroma a macho en celo. Saqué mi lengua y, empecé a lamer su tronco mientras apoyaba mi cabeza en unos de sus muslos. Este tío me hacía sentir muy sumiso, lo veía tan grande y viril que me empecé a acordar de las putitas del porno que comenté al principio.

Mientras recorría su tronco con mi boca, con una mano empecé a tocarle la otra pierna, sintiendo sus músculos, su vello en las piernas…joder. Fui recorriéndolas hasta llegar a la parte interior de su muslo y terminar llegando a sus huevos. Grandes y peludos. Y quise comérselos.

Agarré su polla con la mano y, mientras le hacía una paja suave, metí mi cara en sus huevos, sintiendo sus pelos en mis mejillas y nariz, aspirando el olor de macho y empecé a lamérselos. Se los estuve lamiendo un rato hasta que empecé a oírle gemir, se estaba poniendo muy cachondo el tío, y yo también, notaba como me goteaba la polla.

Me moví hacia atrás y volví a por su polla. Aún no me la había metido en la boca! Así que allí fui.

Su polla estaba circuncidada, era muy grande (unos 20 tantos centímetros), gruesa y venosa, con un capullo grande y apetitoso, y recta, como un palo!.

Empecé lamiéndole el capullo y el frenillo, y obtuve reacción inmediata en forma de suspiro. Y chupé el capullo como si fuese un helado, lamiendo, chupando, salivando, antes de ir a por el tronco.

Con lo gorda que era no sabía si me cabría o no, así que abrí mi boca todo lo que pude y me la metí. Me llenó enseguida, era tan gruesa que casi no podía maniobrar con los labios. Y también temí el rozarle con los dientes.

Empecé una chupada lenta, con cuidado, casi con miedo. Y me la tragué entera. Hasta que mi nariz tocó su vello púbico. Su polla me llenaba toda la boca, entera, aguanté la respiración, y volví a empezar. Fui subiendo el ritmo según mi boca se adaptaba al tamaño, si bien ya no llegaba hasta el fondo ya que con la mano le pajeaba el tronco del rabo.

Fui variando entre lamida de capullo, mamada completa, huevos y paja… pero no me dejó mucho tiempo, estaba claro que no me iba a aguantar mucho.

Bill quiso cambiar de postura:

  • Bill: tío, qué bien la chupas, me pones mogollón. Déjame cambiar de postura, ¿puedo follarte la boca yo?.

  • yo: vale, pero no me des mucha caña que tienes la polla enorme!, le dije.

Se levantó y me metió la polla en la boca. Me agarró la cabeza con su manazas y empezó a bombearme la boca. Lento primero y acelerando después. Yo abrí la boca todo lo que puede y me dejé hacer.

No es que me follase como en las pelis, no fue tan salvaje, pero sí que me dio caña. Sentía cómo su polla entraba y salía de mi boca, como se me llenaba la boca de saliva y me imaginé babeando (cosa que luego comprobé que no pasó), pero tenía la sensación, de nuevo, de putita del porno. Y esto me ponía mucho. Además yo le agarraba las piernacas, subiendo hasta el culo que también lo tenía musculoso, y me ponía a cien. Pasaba mis manos sintiendo su piel, apretaba sus músculos, me gustaba sentir a un buen tío macho sometiéndome.

Estuvo un rato así, no sé si le gustó realmente ya que yo creo que no debería de sentir nada ya que no le apretaba mucho la polla con mis labios (no podía o le mordería), pero sí que le oía bufar.

A mí me ponía la situación, pero prefería comerle bien la polla, así que le empujé suavemente para que se parase y lo entendió.

  • Bill: perdona tío, pero es que me lanzo y no puedo parar.

  • yo: no pasa nada, pero prefiero comerte yo a ti la polla hasta que te corras.

  • Bill: no me queda nada, voy a explotar.

  • yo: ok, yo te la chupo y te corres en mi cara ok?

  • Bill: sí tío, pero no quieres que te la chupe a ti un rato antes?

  • yo: joder no, si me tocas me corro!

Así que le cogí el rabo con una mano y me puse a chupar, con ritmo pero controlado por mi, degustando la dureza de su polla, su huevos peludos….

No estuve ni dos minutos cuando me apartó un poco:

  • Bill: me voy a correr Víctor!, en tu cara?

  • yo: sí, dame tu leche.

Y dicho esto, me puse en posición, de actriz porno que va a recibir el lefazo final, cerré los ojos y la boca, y esperé a que se corriera.

Sentí que apoyaba su capullo en mi cara y… zas!! Sentí un chorro caliente cayendo en mi mejilla, otro en mi pelo, otro de nuevo en mi cara… joder qué placer!, qué morbo. En ese momento  deseé que hubiese más tíos allí y se corrieran todos encima de mi!

Bill gemía, se convulsionaba!

  • Bill: buah, Victor, que mamada más buena!

Yo abrí los ojos con cuidado por si tenía semen en ellos y vi qué no. Me levanté, sintiendo mi cara con algo caliente y pegajoso, excitado y empalmado.

Tenía la polla chorreando y dura, muy dura. Bill se acercó a mí y me la cogió, se arrodilló y se la metió en la boca, chupando despacio, pajeándome… yo estaba que no aguantaría nada!

  • yo: me voy a correr en nada Bill, no aguanto.

  • Bill: córrete en mi pecho, dame tu leche.

Me siguió pajeando mientras se erguía un poco para recibir mi lechazo, que no tardó en llegar.

Me corrí como nunca, soltando leche a montón (no me suelo correr en mucha cantidad, pero aquel día creo que sí), liberando todo el morbo de aquella situación que había imaginado un montón de veces, y que por fin había cumplido. Mientras me corría, me apoyé en sus hombros para no caerme, me temblaban las piernas de lo fuerte de mi corrida!

Cuando terminé Se levantó y cogió unas servilletas de papel de la mesa y me las ofreció para que me limpiara:

  • Bill: toma, y ven al baño para que te puedas limpiar.

  • yo: gracias, sí, me vendrá bien.

Le seguí hasta el baño. Él seguía con su bata abierta, con su rabo medio empalmado colgando, con un tamaño que seguía siendo descomunal, se la volvería a chupar si me lo pidiese…

En el baño me lavé rápidamente, en el lavabo. Tenía semen por la cara cruzándome una mejilla hasta el pelo, algo en la otra mejilla, unas gotas, y en el pelo sentía un chorretón que saqué sin tampoco pararme mucho, ya me ducharía en casa.

En el espejo podía ver a Bill observándome el culo (yo seguía desnudo) con una sonrisa, seguro que estaba pensando en follarme. Aquella polla me destrozaría!

Cuando terminé fui a por mi ropa, me puse el pantalón y la camiseta, me metí el calzoncillo en el bolsillo y me fui a despedir.

Bill se acercó y me abrazó… esto no me había pasado nunca. Le devolví el abrazo sin tampoco saber muy bien cómo reaccionar. Con lo grande que era me cubría entero, y pude sentir su polla en mi barriga, morcillona todavía.

Me acompañó a la puerta, nos dimos la mano y nos despedimos:

  • Bill: Muchas gracias por la mamada Víctor, ha sido muy buena.

  • Yo: Gracias a ti Bill, me ha encantado comerte ese rabazo que tienes. Repetimos cuando quieras!

  • Bill: sí, otro día que nos encontremos en el chat volvemos a quedar.

Y dicho esto, me fui. Bajando en el ascensor, me fui frotando la polla de nuevo por encima del pantalón, seguía caliente. La experiencia había sido increíble, me hubiera gustado que durara más pero ninguno de los dos parecíamos muy dispuestos a alargarla, estábamos ansiosos, nerviosos… pensé en que sería bueno repetir con él con más calma. Cosa que después no pasó, no volvimos a coincidir.

Al salir saludé al vigilante, me pregunté si sería habitual que llegasen hombres por la noche a ver a Bill, y qué pensaría él. Esto también me produjo morbo y seguí tocándome la polla en el coche hasta llegar a casa, donde, en la ducha mientras me lavaba a fondo, terminó en una buena paja recordando la experiencia.