Lefa
Las travesuras de una chica adicta al semen...
LEFA
Adriana era una chica normal, aparentemente. 21 años, rubia, pechos grandes, culo respingón y redondo, una buena e hinchada raja... estudiante, hija en apariencia ejemplar, educada y estudiosa... pero lo que sus padres ignoraban era que su niña era adicta a la lefa, le encantaba el sabor del zumo de polla, su olor... exprimía a su novio, a tres amigos, e incluso lo hacía a veces con desconocidos en parkings o lugares apartados sólo para recibir una buena dosis de leche...
Una noche había quedado con su novio. Se puso una falda cortita y debajo un tanga. Arriba, bajo la blusita no llevaba nada, sus tiesas tetas bailaban libres bajo la tela. Fueron a bailar, estuvieron bailando y bebiendo un rato, hasta q ella le dijo a él "espérate, voy a hacer pis"... en realidad lo que pasaba es que necesitaba una buena ración de leche. Fue al aseo pero se dirigió al de hombres, a propósito... no había nadie, entró, se subió la falda y se bajó el tanga, y quiso hacer pis en un urinario de hombre, inclinándose y dirigiendo su culo y su raja hacia allí. Entonces entraron tres chicos, juntos, riendo, y se quedaron de piedra al ver a Adriana así. "Ups, este es el aseo de hombres, no? Ya me parecía muy rara la cosa esta para hacer pis". Ellos se descojonaron de risa.
Ella se incorporó, haciendo el amago de subirse el tanga. "Espera, preciosa, deja q veamos ese chochazo que se te adivina..." Ella sonrió y les mostró su chocho. "¿Os gusta mi coñito?" "es precioso, vaya raja más gorda tienes, niña" "estás riquísima" "uy, aquí hace calor,¿no os parece?" dijo ella, empezando a desnudarse del todo. "Qué tetas más grandes tienes, putita, y vaya culazo" "gracias chicos... desnudaros, no seaís tímidos" ellos se desnudaron... "humm, que pichitas, dejad que les dé besitos" empezó a besar las tres pollas, a lamerlas, a mamarlas... "folladme el chocho, vamos"... ellos no se lo hicieron repetir dos veces, empezaron a bombearla y a llenarle el coño de lefa bien espesa y abundante... "echadme leche también en la boquita, me encanta el zumito de polla"... ellos se corrieron en esa boca sedienta, bajando chorros de crema por la garganta insaciable de la chiquita... ella se relamía y sonreía. Luego se limpió, se vistió y como si nada hubiera pasado volvió con su novio...
Otra vez se puso a tomar el sol desnuda en su terraza, el chocho bien visible. Desde la terraza contigua su vecino, un hombre casado y ya mayor, contemplaba a esa adolescente... ella se dio cuenta, y le miraba, ocultos sus ojos tras unas gafas negras de sol. Ella cogió crema solar y empezó a extenderla por su cuerpo, sus brazos, sus hombros... extendió crema por sus tetas, los pezones erectos a más no poder, por su vientre, sus muslos... abrió sus piernas y untó su coñito con crema, masturbándose mientras su vecino se meneaba la verga viendo a la niña... acabaron corriéndose casi al mismo tiempo.
Otro día fue con sus padres a la playa, a la casa que unos familiares tenían en primera línea de playa... llegaron y sus tíos y primos estaban en la playa, bañándose. Saludos, besos... Adriana se quitó el pantaloncito y la camiseta que llevaba, quedando en bikini. "Vaya, sobrina, estás ya hecha una mujercita", le dijo su tío, hermano de su padre. "Gracias, tiíto...", dijo ella, sonriendo encantada. Lo cierto es que estaba preciosa con su bikini rosa, los pezones y el coño marcándose en la tela mojada. Tras bañarse un rato comieron en la casa y luego se repartieron por las habitaciones para dormir la siesta, agobiados por el calor... pronto estaban todos durmiendo, sólo se oía el zumbido de los ventiladores en los techos... Adriana estaba tumbada en braguitas y camiseta en una de las habitaciones, sobre una cama deshecha de tantas vueltas que daba. No podía dormir de tanto pensar en su tío, en su torso peludo y en el gran paquete que se marcaba en su bañador.
Empezó a tocarse el conejo sin quitarse las bragas, sobre la tela. Tenía la raja muy hinchada y mojada. De repente vió la puerta entreabierta y a su tío mirándola. Ël se percató y le pidió silencio, con un dedo en la mano. Entró en la habitación y, sin mediar palabra, besó a su sobrina, mientras le acariciaba el chochito. Le susurró "mira como me pones, cariño", y sacó su verga enorme del calzoncillo, toda venosa y goteante... era un mazo de carne descomunal, ella la agarró con sus manitas como pudo mientras seguía besando a su tío... él le rasgó las bragas sin quitárselas, el hermoso chocho apareció por el rasgón... "aaaah" susurró ella cuando él empezó a lamerle la raja. Ella hizo lo propio con la verga de su tío, que no cabía en su boquita... él le rompió con sus manazas la camisetita, saltando sus desnudas tetas al aire... ella le chupó y lamió los pesados huevos cargados de leche, mientras su chocho se mojaba para recibirle. En otras habitaciones, ajenos a todo, dormían los padres de ella, su tía, sus primos... con el culo en pompa, elevado en el aire, y el pecho sobre la cama, la cara hundida en la almohada, Adriana recibió el pollón de su tío en todo su coñito... "sufrió" embestidas terribles hasta que su querido tiíto descargó borbotones de lefa en su boquita...
Otro día su primo mayor, Miguel, de 25 años, y ella fueron a la playa, solos. Empezaron a jugar en el agua, se perseguían, se revolcaban... ella abrazó desde atrás a su primo "ya no te escapas!"... él se soltó, se giró y la atrapó a ella. Con tantas agarradas y roces se fueron calentando... acabaron abrazados en el agua, ella rodeándole a el con las piernas, el de pie, besándose... ella se movía mientras la verga de él la traspasaba, llenándole el coñito... sintió los chorros de su leche... luego le escocía el chocho, de la sal, pero valió la pena...
Así pasó unas semanas deliciosas Adriana, disfrutando de la lefa de su tiíto y de su primo... y de algún hombre más, mientras su novio estudiaba para aprobar en septiembre las suspendidas en junio...