Léeme entre (2015)
Saber que todavía faltaban días para nuestro reencuentro no aliviaba su excitación. Inconscientemente busco inspiración para su alivio en la red que su móvil le acercaba. El aviso de un correo no leído la sacudió como un chispazo que partiendo de su entrepierna recorrió todo su sudoroso cuerpo.
-No me leas si no estas libre por unas horas, ni hay sol en el cielo. -Indicaba el intrigante asunto del mail que le había enviado su amante. Por unos segundos considero ignorarlo y ceder ante la curiosidad pero el espeso y húmedo calor la ayudo a obedecer. Con calma se preparo la comida y se relajo con una bien merecida ducha tras una larga jornada de trabajo.
Tenia una cita “para ir de compras” con una buena amiga a ultima hora, de forma que decidió acostarse un rato. Su hermoso y menudo cuerpo desnudo sobre la cama prescindió incluso de la intimidad de la sabana. Pero aun así el calor y una excitación mas intensa aun de lo normal la asediaban. Busco con los ojos cerrados el alivio de su juguete favorito, pero recordó con inquietud que lo había abandonado en la otra habitación.
Saber que todavía faltaban días para nuestro reencuentro no aliviaba su excitación. Inconscientemente busco inspiración para su alivio en la red que su móvil le acercaba. El aviso de un correo no leído la sacudió como un chispazo que partiendo de su entrepierna recorrió todo su sudoroso cuerpo.
-Espero que cumplas todas las instrucciones con cuidado. -Comenzaba. -Lo primero te vas a mover bastante, mejor que leas esto desde el móvil. -Siguió leyendo con una sonrisa de superioridad mientras sus manos eran alejadas de su sexo por dolorosos chispazos de placer y trazaban satisfactorios preludios en la longitud de sus piernas. -Supongo que hace calor y estarás perezosa. -Leyó mientras acariciaba lánguida sus generosos senos. -Pero lo primero que tienes que hacer es cerrar las cortinas de la habitación y subir del todo la persiana… -Ella negó con su cabeza mientras tiraba de uno de los pezones. -…o puedes cerrar esta carta y dejarlo para otro día. -Con el suspiro de niña adorablemente rebelde pauso sus esfuerzos y cumplió la primera instrucción.
-Supongo que hace mucho calor conecta el ventilador, pero deja libre el enchufe de la pared. -Leyó mientras la reconfortante corriente recorría su espalda. -Pon la cámara de vídeo donde la columna enchufala y comprueba que tenga memoria. Asegúrate de que enfoca toda la cama, el trípode debiera estar en mi cajón. No la enciendas todavía.
Cuando acabes tomate un rato para desnudarte frente al ventilador. Deja que el aire te acaricie como me gustaría hacerlo a mi. Pero si crees que no es suficiente muestrale como hacerlo con tus manos. ¡He dicho un rato, no te te vuelvas a tirar en la cama!. -Leyó cuando su rodillas ya se doblaban. -Si crees que puedes seguir el resto de instrucciones con una sonrisa, enciende la cámara y saluda.
-Primero recojete el pelo, que no te moleste. Me encanta ver como se yerguen tus senos al alzar los brazos. Ahora prepara cuidadosamente tu uniforme de doncella sobre la cama. Coloca al lado medias y braguitas blancas. Y saca tus tacones negros de talón adornado. Espero que lo estés haciendo con cariño, mostrándome tu precioso cuerpo. -Leyó e instintivamente trazo cuatro marcas sobre su nalga con las uñas. -Ahora corre a la cocina y llena un bol de cubitos de hielo, que sean bastantes, seguro que hace demasiado calor.
-Vamos a vestir a mi princesa. Empieza por las braguitas. -Y se tumbo en la cama estirando exhibicionista toda la longitud de sus piernas alzando el trasero para mostrar una fugaz visión de su sexo antes de que la tela lo tapase. -Acércate a la cámara y acaricia tu sexo sobre la tela. ¿Esta húmedo? ¿Demasiado caliente? Coloca un hielo entre sus labios no te vayas a derretir, cuando se funda pon otro en el mismo sitio o entre tus deliciosas nalgas.
-Ahora las medias. -De nuevo intento exhibir la sensualidad de su figura ralentizando el erótico acto de enfundar en nailon sus extremidades. Pero la gélida fusión del hielo se mezclaba con sus propios fluidos recordandole que su excitación no había desaparecido. -Ponte los zapatos y vístete despacio. Me encanta cuando te preparas cuidadosamente para servirme. -Solo quedaban fluidos entre su sexo. Así que antes de cumplir la ultima instrucción con cruel exhibicionismo deslizo otra pieza de hielo a través de su esfínter. Para después, exhibiendo una sonrisa de lujuria, ajustarse sensualmente la prenda que sabia tanto excitaba a su pareja.
-Seguro que tienes la cama sin hacer. Dobla la colcha con cuidado y recógela debajo, quita las sabanas y vuélvela a hacer con esmero que no quede ninguna arruga. Tomatelo con calma. – Despacio, sabiendo que si veían el vídeo juntos tendría una firme y enérgica recompensa por sus esfuerzos, realizo la tarea con esmero aprovechando cada ocasión para exhibir sus inocentes braguitas totalmente empapadas.
-Buen trabajo. Ahora debiera recompensarte. Si estuviera contigo estaría en tu interior, deshaciendo la cama que con tanto esfuerzo has preparado. Pero tendremos que conformarnos con aliviar tu calentura. Túmbate en la cama, no te quites la ropa ni el calzado, usa el hielo tu “varita mágica” tu imaginación y el deseo abrasador que sabes que siento por ti. Disfruta e imagina lo mucho que voy a disfrutar yo viéndote. -Imaginarle excitado rindiendo tributo a sus encantos y homenaje a su entrega. Con la iluminada sonrisa de plena satisfacción que solo ocasionalmente dibujaban sus labios compensaba con creces la ausencia del todavía olvidado juguete.
Sus manos se tornaron tan posesivas como las de él si hubiese estado allí. Y desobedeció sus instrucciones retirando la molesta tela que cubría su sexo. Aunque solo para tomarla en su boca imaginado que su humedad era en realidad la de el. Con un frenético asalto acabo entre húmedos gemidos y un convulsionar casi agónico de sus caderas.
Por unos instantes permaneció inmóvil, pero una traviesa idea destelleo en su cabeza. Con movimientos tan sensuales como le permitían sus agotados músculos tomo el bol que ya solo contenía agua fría y se arrodillo frente a la cámara. Seductoramente se humedeció los labios con la legua imaginando su tenso falo frente a ella, e inclinándose hacia atrás, derramo el gélido liquido sobre su rostro y senos
.