Lecturas al sol
Un pequeño homenaje en el día del Libro. En realidad es un microrelato voyeaur
Hacía rato que observaba como deslizaba la mirada por las páginas de un libro que no era capaz de identificar. Sus dedos ligeros se recreaban en el tacto de las páginas. Apoyaba el libro sobre el regazo, con las piernas cruzadas. La espalda se mantenía recta en el aire, sin apoyos que le hicieran más cómoda la lectura.
Yo me empeñaba en descifrar el título del libro. Cada vez que consumía una página elevaba levemente la mano izquierda, con la que sujetaba el ejemplar, mientras la derecha cumplía con el sedoso procedimiento, lo acariciaba. Parecía inmersa en la lectura y yo, frustrado, imaginaba qué palabras, o qué versos la mantenía ajena a mi mundo.
Su espalda se curvó un instante, cansada del vano sostén del aire, alzó la mirada, descruzó las piernas sin separar el libro de sus muslos y el gesto descubrió sus pechos desnudos a mi mirada. Era pequeños, casi imperceptibles. Leves protuberancias extrañas en el cuerpo de una mujer. Sonrosados por el sol.
Un breve giró de la cintura le ayudo a acomodar su bolsa y dejó caer la cabeza desmayada sobre la improvisada almohada. Tomó el libro con las manos y reclinada abrió ligeramente las piernas mientras elevaba el libro en el aire para acomodar la lectura a su nueva posición. Me perdí en el abismo de sus piernas y ya no supe recordar qué leía.