Lectura y Redacción I

El amor no, aquello que amas bien puede cambiar...

Me levanté para ir a la escuela como todos los días a excepción de sábados y domingos, la verdad es que cada día  me daba más trabajo ir, no tenía ánimos, además de que no todos mis compañeros eran lindos conmigo, sólo mi mejor amiga Allegra ella siempre buscaba la forma de levantarme el animo y de protegerme de otros, lo malo es que no siempre teníamos las mismas clases juntas y esos eran los momentos que más detestaba.

Me mire en el espejo, ojeras debajo de esa mirada café, piel demasiado blanca y el cabello castaño siempre hecho un lio, resignada por no poder hacer gran cosa con mi cabello me fui a la escuela, socialmente no iba tan bien ya que en cuestión de deberes escolares nunca he tenido problemas.

-Camilla!!-Allegra me llamaba-hola tontita! Cómo estás?-me abrazo y  me dio un beso en la mejilla.

-Bien, con sueño y tú?

-No dormiste bien verdad?-puso una mueca en la cara y yo bajé la vista apenada-en fin, vendrás a mi casa necesito ayuda y sólo tú puedes ayudarme.

-Que es lo que necesitas?-pregunté algo preocupada.

Ella es mi mejor amiga y haría cualquier cosa que me pidiera porque sé que ella también haría lo que sea por mí.

-Hoy me toca bañar a Rocko y sabes cómo es ese perro cochino ¡no se deja!

Rocko es el perro deutscher bóxer de Allegra y sus dos hermanitos, es el perro más desastroso que jamás había conocido, hasta cierto punto se parece a su dueña.

-Tonta, me asustaste creí que era algo más importante.

-Bañar a Rocko es importante.

-No es importante, ¡ES UNA MISIÓN IMPOSIBLE!-ambas reímos-claro que te ayudaré, nos vemos a la salida y nos vamos a tu casa de acuerdo?

-Si claro, gracias, gracias, gracias, te amo eres mi mejor amiga-me abrazó.

-Deberías pagarme por bañar al perro cochino-volvimos a reír-yo también te amo.

-Nos vemos más tarde cuídate y no estés triste hoy va a ser un gran día.

-Si tú lo dices… hoy es cuando menos estoy contigo y todos me molestan.

-Te veré en la segunda clase, sólo cuídate-se despidió.

Allegra es una chica maravillosa, es una grandiosa amiga, fiel y leal con los que ama, es un poco más alta que yo, con el cabello lacio rojizo y con la piel un tanto bronceada y unos ojos verdes muy lindos en pocas palabras es muy hermosa sólo ha tenido un novio y lo dejó porque según ella era aburrido y poco inteligente, ella es muy inteligente, es segura de si misma, decidida, no tiene problema en decir lo que siente ni a quien se lo dice, su familia siempre ha sido amable conmigo, tiene una familia muy unida, ella es como mi hermana es la más maravillosa persona que conozco.

Caminé por los pasillos de la universidad, habían chicos caminando otros corriendo y algunos en sus chismes vanos y sin sentido, nunca sentí encajar en ninguna escuela siempre he sido callada y retraída sobretodo con extraños; me hacían falta unos libros y fui a la oficina del rector para que me dé un permiso que luego se lleva a la biblioteca para que los libros te sean otorgados, al llegar a la oficina toque la puerta y una voz desde dentro me pidió que esperara afuera, apoyé mi espalda en la pared y despacio me deje caer al suelo, adentro se escuchaba una conversación.

-Espero no tenga ningún problema con sustituir a su padre doctora.

-Claro que no, puedo tratar con cualquier tipo de situación y no creo que sus jóvenes sean problema rector.

La voz de esa mujer  me llamó la atención tenia un sonido distinto a las demás voces, cada palabra tenía seguridad, era sensual y seductora, escuche atenta lo que decía, pero su voz… algo que me atraía de  ella.

-Siendo así, espero que no haya problema si le pido que comience hoy.

-Por supuesto que no.

-¡Me parece formidable¡ conoce usted muy bien la universidad así que sabe como llegar a sus respectivas clases, le deseo un excelente día.

-Gracias igualmente.

Escuche como se acercaba a la puerta y me levante de inmediato el problema fue que al ponerme de pie ella salió y por accidente  golpee unos libros que tenía y todos cayeron al suelo.

-¡Ay! ¡rayos! Lo siento que torpe-me agache a recogerlos rápidamente-lo lamento.

-No hay problema.

Al levantarme con todos los libros y verla me quedé totalmente impresionada por ella, es muy bonita, su cabello negro ondulado, sus ojos cafés claros, profundos… intensos, que, detrás de unos anteojos no ocultaban su belleza y en sus labios rosas se dibujaba la mueca de una sonrisa, vestía un traje azul marino y blusa blanca, se veía tan formal y seria.

-Me das mis libros-dijo jalándolos hacia ella.

-Ah! Sí, claro… es que… yo-bajé la mirada para evitar sus ojos que me atrapaban, no acomodaba mis ideas para hablar con ella-disculpe mi torpeza doctora-me salió al fin.

-Profesora Nicole Yadid-corrigió.

-Profesora-dije y le extendí la mano-Yadid, es un placer, soy Camille Zahir.

-Un gusto Camille-tomó mi mano correspondiendo al saludo, su mano demasiado tibia aunque muy suave y firme ante el saludo-Camille podrías llevarme al salón de química tengo una clase allí en-miró su reloj- 20min y no sé cómo llegar?

-Sí claro, acompáñeme.

Mientras caminábamos en silencio hasta el aula ella sólo me miraba como si estuviera analizándome lo cual me hacía sentir incomoda así que hable para calmar mi ansiedad.

-Así que es la nueva maestra de química?

-Así es y también de lectura y redacción.

-Vaya!

-Qué?

-Será mi maestra de redacción.

-Ah si?-dijo sonriendo-pues espero que no me decepciones.

-Intentaré no hacerlo-miré mi reloj se me hacía tarde para mi segunda clase.

-Pasa algo?

-Tengo clase en 5min.

-Y por qué no estás allí ahora?

Su actitud cambió totalmente, se puso seria y se detuvo para mirarme.

-Es que yo…

-No hay pretexto señorita Zahir, debería estar usted en su siguiente clase y no faltar en las demás.

Algunos alumnos pasaban y se nos quedaban mirando.

-Sí, lo sé, pero.

-Conozco esta escuela mejor que usted, vaya a su clase, gracias por acompañarme.

-Si profesora.

Me di la vuelta y me dirigí a mi clase, su actitud me confundió, en un momento era una maestra agradable y en otro una muy seria y estricta, ya en mi salón no podía dejar de pensar en ella, recordaba sus ojos tan cálidos en nuestra conversación  y luego tan fríos al reprenderme.

En mi siguiente clase por fin tuve la suerte de ver a Allegra, nos sentamos cerca como siempre.

-Ya conociste a la nueva maestra de lectura y química? Los chicos dicen que es un ogro, pero a mí me agradó.

-Conociste a Nicole!?

-La profesora Yadid? Así se llama, Nicole? Cómo la conociste? Tú llevas química con el profesor Julio y aún no tienes lectura y redacción.

-La conocí en la dirección.

-Oh, ya veo, es muy linda no crees? Y seria, tiene un toque misterioso que me agrada.

-Si, es muy linda-fue todo lo que alcancé a decir, Allegra me la recordó y también la actitud que tuvo conmigo.

La pasé distraída el resto de la clase y Allegra lo notó, estábamos en la cafetería, comí poco ya que el apetito se había ido.

-Que tienes? Te noté algo extraviada en la clase.

-Sólo pensaba… es que, no, olvídalo.

-Dime, anda! Sabes que no hay problema.

-La profesora Yadid.

-Que hay con ella?

-En que la conocí hoy en la mañana se porto de una manera muy linda conmigo y cuando le dije que iba a llegar tarde a mi clase cambió totalmente, se puso seria y me dijo que fuera a mi clase.

-Bueno Camy, ella es maestra, es normal que haga eso, ya ves como la mayoría de nuestros maestros nos arrean como ganado para que entremos a clase.

Su comentario me hizo reír. –Sí, tienes razón, sólo me estoy haciendo ideas locas.

-Siempre te haces ideas locas y por favor come algo más que una manzaba cuando llegues a casa-Alle notó que no comí casi nada.

-Sí, lo haré.

Terminamos y nos despedimos para ir a nuestras respectivas clases, me tocaba lectura y redacción, estaba nerviosa de ver nuevamente a Nicole.

Al entrar a mi aula Nicole estaba parada a un lado de su escritorio y en el pizarrón figuraba su nombre PROFESORA NICOLE YADID algunos de mis compañeros ya estaban en el aula.

-Buen día señorita Zahid-al mirarme me regaló de nuevo esa mueca de sonrisa- adelante, tome asiento.

-Buen día profesora Yadid-dije entrando al salón y bajando la vista, me costaba mucho sostenerle la mirada.

Después de un momento todo el salón estuvo lleno y Nicole se presentó.

-Hola a todos, soy Yadid su nueva profesora  de lectura y redacción espero tenerlos aquí siempre y puntuales-al decir eso me miró un momento y de nuevo se dirigió a todo el grupo-deseo que todos ustedes den su mayor esfuerzo y no tengamos ningún problema… Si tienen alguna duda o no entienden algo de mi clase podemos consultarlo de acuerdo?

Nicole tomó asiento y sacó un libro,-Vamos a analizar el poema de Poe titulado “¿Deseas que te amen?”

Caminó delante de su escritorio hasta quedar frente a nosotros y se apoyó  en el.

Con una voz perfecta, atrayente y suave comenzó con el poema.

-¿Deseas que te amen?-leyó y levantó los ojos hacia mí-Nunca pierdas, entonces, el rumbo de tu corazón-esta vez su mirada me atrapó-…Sólo aquello que eres has de ser, y aquello que simulas jamás serás.

Se dirigió a todo el grupo y continuó-Así, en el mundo, tu modo sutil, tu gracia-decía hasta llegar de nuevo a mis ojos-tu bellísimo ser, serán objeto de elogio sin fin y el amor… un sencillo deber.

Alguien comenzó a aplaudir y los demás le siguieron, ella sonrió apenada y bajó la cabeza, yo aplaudí poco y desde atrás se escuchó un sonoro ¡BRAVO MAESTRA¡ que la hizo reír aún más.

-Ya basta chicos, basta, ahora alguien puede decirme algo acerca de este poema? Un pequeño razonamiento, qué es lo que Allan Poe quiere decirnos con esto?

Julián, uno de mis compañeros habló.

-Que debes ser original al amar.

-Sí, creo que eso lo sabemos todos Julián.

Todos rieron nuevamente.

-Alguien más?... señorita Zahir?

El que me nombre por mi apellido me hacía sentir como si estuviera a punto de recibir un regaño.

-Quiere añadir algo? Anda! Levántese y díganos qué piensa del poema.

Me levanté, me sentía nerviosa, todos voltearon hacía mí.

-Bueno… yo creo que Poe nos propone que no nos traicionemos, que aprendamos a conocernos, aún en aquellos  aspectos que aborrecemos, y que no temamos en mostrárselo a los demás. No todos sabrán apreciarlo, pero quien se lo merezca seguramente sí.

Nicole levantó las cejas sorprendida-Sí, así es, estoy de acuerdo contigo Camille, alguien más?

Tres compañeros más dieron sus opiniones y luego nos hizo hacer una pequeña reflexión escrita sobre el tema, su clase terminó y pidió que dejáramos la tarea en su escritorio. Sonó el timbre y todos comenzamos a salir.

-Camille, necesito que te quedes un momento.

Me acerqué, ella guardaba unas hojas en su portafolio sin percatarse de mi presencia.

-Hay algún problema?-pregunté llamando su atención.

-No, ninguno-dijo aún sin dirigirme la mirada-me gustó mucho tu opinión hoy en la clase.

-Gracias profesora.

-Me gustaría analizar más poemas contigo-ya ahí estaba esa mirada cálida que me había obsequiado desde el principio.

-Claro profesora, cuando usted quiera-dije algo apenada.

Sonrió-Puedes decirme Nicole, te parece en mi casa? Mañana?

-Sí claro-su invitación tan repentina me tomó por sorpresa, pero ella pareció no notarlo.

-Ok, te veré mañana Camilla-al decir eso acarició mi mejilla mandando descargas eléctricas a todo mi cuerpo.

Salí del salón prácticamente corriendo, fui a mi siguiente clase, Allegra ya estaba allí y al verme me preguntó que tenía.

-Me estás diciendo que la nueva maestra de química, bueno en tu caso de lectura, intenta seducirte!?-un compañero nos miró.

-Baja la voz y sí, o eso creo, no sé.

-Mmm… sólo te acarició la mejilla es una muestra de cariño.

-Es muy extraña y me confunde, de repente me trata bien y luego es hostil conmigo-no le mencioné que me invitó a su casa, tal vez sólo me estaba armando cuentos en la cabeza-y además qué maestro demuestra así su cariño?

-Entonces, cuídate de ella Cam.

Nuestra clase terminó y salimos a buscar unos libros a la biblioteca, salimos de allí y nos dirigíamos a nuestra última clase.

Estábamos a punto de llegar cuando Allegra me jaló del brazo para llamar mi atención.

-Qué pasa?

-Mira, la nueva maestra ya está haciendo amigos.

Al miran Nicole hablaba y reía como tonta con Arturo el profesor de matemáticas, al parecer el maestro le decía cosas muy graciosas cerca del oído y ella, casualmente apoyaba sus manos en el pecho de él.

Cuando vi la escena me pareció tan desagradable y sentí como si una masa pesada recorría mi cuerpo instalándose en mi estomago.

El maestro se dio cuenta que los mirábamos y se puso algo serio, Nicole al ver su reacción buscó con la mirada qué lo provocaba y su mirada llegó a nosotras.

Caminó hasta nosotras sin despedirse siquiera de Arturo, yo sentía que la cabeza se me calentaba y Allegra pareció nerviosa porque nos descubrieron.

-Señorita Zahir-me sonrió muy fingidamente-quién es su amiga?-miró a Allegra levantando las cejas.

-Soy Allegra profesora Nicole, me da química.

-Creí haberle preguntado a Camille, pero bueno, disculpa, Allegra ¿no? Aún no recuerdo a todos los chicos a los que les doy clase.

-Ella es mi amiga Allegra Castillo, profesora-dije algo disgustada.

-Procuraré no olvidar el nombre de tu amiga Camille, puedo hablar contigo un segundo.

Dicho esto me tomó del brazo y me alejó lo suficiente para que Allegra no pudiera escucharnos.

Mire su agarre a mi brazo y me soltó.

-Como pudiste ver platicaba con el profesor Arturo y me invitó a comer mañana, que te parece si posponemos lo de los poemas, yo te avisaré, de acuerdo?

-Está bien-me sentía enojada y no sabía porqué.

-No faltes mañana a tus clases-me sentenció- te veré luego.

En casa de Allegra intentábamos bañar a Rocko que corría por todas partes mientras sus hermanitos lo perseguían.

-Y bien?-cuestionó Allegra.

-Qué cosa?

-Que pasa con la profesora? Qué te dijo?

-Que no faltara a mis clases.

-Y que más?-indagó Allegra.

-Nada, eso fue todo, me puedo quedar a dormir en tu casa?-le pregunté para cambiar de tema.

-Sabes que sí-y me abrazó para luego darme un beso en la mejilla.

-Gracias, le avisaré a mis papás.

Después de mucho esfuerzo logramos bañar a Rocko, todos salimos llenos de lodo y mojados. Nos aseamos y cenamos, la familia de mi amiga siempre me ha recibido muy bien y me agradaba estar con todos ellos, al terminar la cena vimos una película y luego la señora Patricia, mamá de Alle, nos mandó a dormir.

-Hay algo más que no me quieres decir-Alle se ponía la pijama y sacó de nuevo el tema de la profesora.

No podía engañar a mi mejor amiga.

-Me invitó a su casa, quería que viéramos unos poemas de la clase de lectura.

Allegra se quedó con la boca abierta.

-Es en serio?

-Sí, Alle… cuando la vi con el maestro de mate… sentí celos.

-Amiga esa tipa es como mil años mayor que tú!

-Lo sé.

-Y te invita a su casa la muy… está loca!, ya no me agrada tanto sabes?

-Mejor olvidémoslo si?

-Está bien, ven acá-me abrazó-segura vas a estar bien?

-Sí, gracias.

Allegra dormía tranquilamente a lado mío, la veía respirar tranquilamente, acaricié su cabello y se movió un poco, se quejo y balbuceo algo a lo que sólo entendí mi nombre lo que me hizo reír un poco.

A la mañana siguiente estábamos todos en su cocina desayunando cereal para ir a la escuela, los chicos hablaban y decían bromas sin sentido, el papá de Alle leía el periódico y su madre hablaba por teléfono a  su tía.

-Qué soñaste hoy?-le pregunté de repente a Allegra cuando recordé que dijo mi nombre en sueños.

-Nada por?-respondió un tanto nerviosa.

-Porque hablas dormida.

-No es verdad!

-Si lo es.

-Obvio no.

-Sí, si lo haces-confirmó la mamá de Alle.

-Mamá!

Todos reímos; después del desayuno nos fuimos a la escuela, llegando vi a Nicole bajar de su auto, tenía unos lentes de sol y vestía un lindo traje.

-Ahora vuelvo voy por un libro que le presté a Jack-y me alejé de Alllegra

-No tardes- me gritó-te veo en la segunda-agite mi mano diciéndole adiós.

-Necesitas ayuda?-sorprendí a Nicole con mi pregunta.

-Camille!, hola-me saludó besando mi mejilla, sorprendiéndome ella a mí-sí, mira, ten estos libros.

La ayudé con unos cuantos y los puse en su escritorio dentro de su oficina; allí dentro tenía toda clase de libros, cuadros y objetos muy curiosos, observaba algunos cuando ella entró y dejó los libros que tenía, sin que me dé cuenta se acerco detrás de mí y habló a mi oído.

-Te gusta?-me susurró.

No voltee me gustaba sentirla así, cerca, su respiración golpeando mi cuello.

-Qué es?-pregunté curiosa.

-Es un aparato de tortura y te digo algo-se acercó más a mí pegando sus labios a mi oído-me gustaría probarlo en ti.

Sus palabras hicieron que mi corazón se acelerara y mi respiración se detuvo, cómo podía provocar eso en mí?

Despacio me di la vuelta quedando a centímetros de su rostro, veía perfecto sus ojos claros a través de sus lentes, claros y profundos… un profundo abismo en el que yo caí y luego sus labios rosas que estaban demasiado cerca de mi.

-Quieres hacerme daño?

-No lo sé,  no, pero…-sus ojos viajaban de mis ojos a mis labios-cuando te vi con la señorita Petrov quería hacerte hacerlo.

-Por qué?-dije en un susurro.

-Para hacerte entender…-entender algo que aún no entendía hasta que habló de nuevo-que quiero que seas mía y de nadie más.

Sus palabras, aunque no me agradaban del todo, tocaban puntos en mí que ni yo conocía, su sentido de posesión hacia a mi me descolocaba, por qué me sentía así? Me sentía como un pequeño e indefenso venado acorralado por un fiero jaguar de ojos hipnotizantes. Ella me daba temor y en lugar de salir corriendo me quedaba allí, absorta en su belleza, su seducción, la misma que usa todo cazador usa para destrozar a su presa.

-Creí que no conocías a mi amiga-mencioné bajando la mirada tragando y por fin huyendo de sus ojos hechiceros.

-Conozco a todos mis alumnos y ella no me agrada-sentenció apartándose un poco.

-Por qué no?-pregunte confundida.

-Le gustas, se nota a leguas y tú…-puso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja-eres la única que no lo nota.

Hablábamos en susurros y cuando me tocó para acomodar mi cabello me volvió a robar el aire.

-No es verdad-solté en un suspiro mientras cerraba los ojos, evitando los suyos.

-Lo es y por eso no la quiero cerca de ti, yo sólo te deseo a ti, para mí.

Tocó el torso de mi mano izquierda y su caricia subió hasta mi hombro, recorrió mi clavícula con el dedo índice y subió por mi cuello hasta tocar mis labios; yo sólo mantuve los ojos cerrados y contuve mi respiración.

Tocaron la puerta y abrí los ojos de golpe, mientras, mis pulmones me rogaban por aire, ella me sonrió maliciosamente y luego fue a abrir la puerta, el maestro de matemáticas estaba allí y volví a sentir celos.

-Entonces señorita Zahir espero que haya entendido lo que le dije, puede retirarse a su clase y apresúrese o llegará tarde.

Mi primera clase fue muy aburrida y me la pasé pensando en lo que sucedió en la oficina de Nicole, era una locura, como Alle había dicho Nicole es mucho mayor que yo y además mi profesora, todo esto era una tontería, además de que estaba saliendo con el profesor de matemáticas, pero sus palabras… cómo podían sus simples palabras ponerme así.

Fui a la cafetería al terminar la clase y vi a Alle que ya tenía su comida en la mesa y me acerqué.

-Hola bebé.

-Hola hermosa, quieres?-me invitó a una manzana-vas a desayunar algo?

-No tengo mucha hambre.

-Qué tienes?-me miró afligida por mi actitud.

-Nada, sólo me siento algo cansada-mentí.

-No dormiste bien? Hable mucho?

Eso me hizo reír.

-No, no fue eso, sabes que no siempre duermo bien.

-Sí, ya sé.

El que haya mencionado que hablaba en sueños me hizo recordar que dijo mi nombre mientras dormía y  lo que Nicole me dijo “Le gustas, se nota a leguas y tú eres la única que no lo nota”.

-Que te pasa? Por qué me miras así?-me atrapó pensativa.

-Alle tú…-quería preguntarle, pero me acobardé y además era una tontería-vamos a llegar tarde a clase.

Nos dirigimos a nuestra aula, no pude dejar de ver a Allegra en toda la clase, ahora de forma diferente, no como mi amiga sino de una forma que no creí jamás, la veía como mujer; “es hermosa en verdad, tal vez si ella y yo… No! Despierta Cam” me reprendía a mí misma; sus ojos verdes siempre me habían transmitido paz, me gustaba jugar con su cabello rojizo y a ella también le gustaba, el color de su piel y su suavidad me agradaba al contacto, cómo no había puesto atención en todo eso?

-Señorita Camilla?

-Si?

-Responda la pregunta.

El profesor de historia me había pillado en mis pensamientos y ni siquiera oí la pregunta que me hizo.

-Podría repetirme la pregunta?

-En qué año fue el gran incendio en Londres?

-Mmm… muy bien le pido que ponga más atención por favor.

-Sí, disculpe señor Murray.

El maestro siguió dando su clase aunque de mal humor por el momento que habíamos pasado.

-Camy que te pasa?-pregunto en voz baja Allegra.

-No lo sé.

Y de verdad no lo sabía, me debatía dentro de mí, sobre esto que estaba sintiendo; mi profesora de lectura y redacción estaba torturándome hormonalmente y es que jamás había sentido algo así, ella me confunde, primero me trata bien, luego es indiferente, casi me besa… casi… y luego me pone a dudar sobre la relación con mi mejor amiga.

Quedé de verme luego con Alle y me fu a mi clase, me sentía nerviosa y me debatía en entrar o no, me estaba atrasando.

Ella ya había comenzado su clase.

Toqué la puerta. –Puedo pasar?

-Adelante señorita Zahir.

Al pasar junto a ella me susurro. –No vuelvas a llegar tarde.

Me dirigí hasta mi asiento y saqué mis libros.

Estaban haciendo un ensayo sobre la vida del escritor y poeta Lovecraft .

Así que comencé a hacer mi ensayo, después de haber escrito gran parte de él levanté la vista hacia Nicole que me veía desde su escritorio mientras acomodaba unos papeles, parecía… molesta?

Se levantó, se quitó los lentes y comenzó a hablar sin quitarme la vista de encima.

-Sturm und drang es el grito de guerra del romanticismo, significa tormenta e ímpetu, y  fue creado por un grupo de escritores alemanes-para este momento todos habían dejado su ensayo y ponían atención a lo que ella decía- quienes impulsaron una verdadera revolución literaria, cuyas bases podrían simplificarse en dos conceptos: 1. La libertad del artista y 2. El único fin que debe perseguir el arte es la belleza.

Al terminar de hablar sacó un libro de su portafolio.

-Señorita Zahir, venga aquí por favor.

Algo nerviosa me levanté y fui hasta donde estaba, me dio el libro.

-Ve por favor a la pagina 72 y lee el segundo párrafo de “El amor no” de Caroline Elizabeth Sarah Norton-busqué la pagina y miré nerviosa a mis compañeros-te escuchamos.

-El amor no-mi voz se escucho baja y temblorosa.

-A ver, déjame ayudarte-Nicole se acercó y me tomó de los hombros posicionándome frente a todo el grupo-aclara tu voz-susurro a mi oído, hizo a un lado mi cabello que caía por mis hombros acariciando mi cuello sutilmente, tan sutil que nadie lo notó-comienza ahora, tú puedes-me incitó.

-El amor no-esta vez mi voz fue clara y fuerte-aquello que amas bien puede cambiar: Los rosados labios pueden dejar de regalarte sonrisas, el deseo de sus ojos puede convertirse en una mirada fría, el corazón aún palpita, sin ser verdadero. El amor no.

Nicole comenzó a aplaudir y todo el grupo la siguió.

-Muy bien Camilla puedes tomar asiento-cuando le entregué el libro acaricio con su índice mi mano y ese simple rose me hizo desear más.

La clase terminó y todos salieron entregando su ensayo, puse mi ensayo en su escritorio y cuando estaba a punto de salir me llamó.

-Espera Camilla-se levantó de su asiento y se acercó hasta donde yo estaba-necesito hablar contigo-cerró la puerta y me sentí acorralada por ella.

-Hice algo malo?

-En lo absoluto, me gustó mucho tu redacción de ayer y tu dicción hoy al leer el poema.

-Gracias-dije apenada.

-No quiero que me agradezcas, ven-me tomó de la mano y me llevó hasta su asiento, ella se apoyo en la mesa.

Pasó sus dedos por mi mejilla asiéndome cerrar los ojos e inclinando un poco mi cabeza hacia el roce de su mano.

-Has pensado lo que hablamos en mi oficina?

Abrí mis ojos, me veía seria-Sí y mucho.

-No deberías pensarlo tanto-se agachó un poco para ponerse al nivel de mi mirada-sé bien lo que quiero-susurró posando su mano en mi rodilla-y tú?

-Yo…

Subió su mano por mi pierna y sentí como el calor de mi cuerpo bajaba posándose en mi vientre.