Leche materna
La rotura de un sacaleche decide a un hijo ayudar a su madre a quitarle el dolor de mamás
Leche materna
María miraba en silencio por la ventanilla del lado del conductor mientras pasaba su mano sobre su hinchado vientre... Después de tener su primer hijo a la edad de 18 años, pensó que nunca sería lo suficientemente estúpida como para verse de nuevo en esta situación
Ahora, tenía 38 años y estaba a punto de traer a otro niño al mundo y, de nuevo, fuera del matrimonio... Su educación iba en contra de la idea del aborto y, cuando Juan, su actual pareja, descubrió que estaba embarazada, desapareció por completo de su vida… La dejó a ella, y a su hijo Pedro, de 19 años, lidiar con las consecuencias de la llegada de un nuevo hijo.
Le dolía el cuerpo por la tensión del peso del bebé que llevaba... Sólo le quedaban tres semanas para la fecha del parto y sus pechos ya estaban muy cargados de leche… Últimamente apenas salía de casa por lo embarazoso que le resultaba que la secreción de leche, le manchaba continuamente su blusa pero esa noche, sin embargo, no tuvo más remedio que salir por complacer a su hijo.
Era el cumpleaños de su hijo Pedro y éste quiso hacer algo especial... Había ahorrado algo de dinero de su sueldo en la tienda en la que trabajaba y había reservado una mesa en un restaurante de la ciudad… A pesar de lo nerviosa que María estaba por la abundante secreción lactea, aceptó por hacer feliz a su hijo.
Miró a su hijo, notando lo maduro que se veía ahora, cuando en ese momento se detenían frente al restaurante… María se dio cuenta de que una vez más que sus hinchados pechos habían decidido expulsar leche.
- "Maldita sea", dijo decepcionada… - "No me puedo creer que me pase de nuevo… Hijo, yo así no puedo entrar al restaurante… Lo siento".
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba a su hijo... El chico quedó un poco decepcionado, sabiendo que los planes tenían que ser cancelados… Había esperado llevar a su madre a una agradable cena... No obstante, le sonrió, colocando su mano tranquilizadoramente en su hombro.
- "Está bien, mamá, todo puede solucionarse… Volvamos a casa y lo celebramos allí… ¿Te parece bien?", le dijo su hijo Pedro.
María miró a los ojos de su hijo, viendo el amor y la compasión que sentía por ella... Los dos habían confiado mucho el uno en el otro a lo largo de los años y parecía que ahora él sentía que era su turno de cuidar de ella... Los dos se quedaron callados en el camino a casa, haciendo que el tiempo pareciera transcurrir más lento de lo que realmente era… Ella siguió ajustando su chaqueta, tratandose de cubrir la blusa mojada.
Una vez llegaron a casa, Pedro ayudó a su madre a salir del coche y la llevó dentro... Después de instalarla en su habitación para que se cambiara, hizo una llamada y pidió una pizza a un bar italiano de la calle... Se quedó un tanto decepcionado de que fueran a tardar tanto tiempo en traerla, pero en eso se dio cuenta de que su madre no había salido de su habitación, preocupándole por si algo andaba mal.
Mientras subía las escaleras, escuchó por si le sucedía algo... Cuando se paró frente a su puerta ligeramente entreabierta, pudo oírla sollozar suavemente… Se asomó, encontrándola sentada en el borde de la cama, vistiendo sólo unas bragas blancas de algodón, con la cara enterrada entre las manos mientras lloraba.
- "¿Mamá?",… dijo mientras abría la puerta... "¿Te encuentras mal?"
María cogió la manta para cubrirse, golpeándose su dolorido pecho con su brazo y provocando que se derramase más leche de sus gruesos pezones marrones... Pedro ni siquiera pareció darse cuenta de que ella estaba desnuda… Sus ojos permanecieron fijos en su rostro… Puso una rodilla en el suelo frente a ella, mirándola a la cara mientras ésta le devolvía la mirada.
Extendió la mano secándose las lágrimas.
"¿Mamá qué te ocurre?, preguntó en un tono preocupado.
"Mírame Pedro... Me veo fatal… Mis pechos están doloridos y constantemente gotea leche a menos que los bombee varias veces al día... No he podido afeitarme las piernas o cualquier otra cosa ya que mi vientre estámuy hinchado… Estoy horrible ",… sollozó.
"Mamá no estás horrible… Eres bonita", respondió Pedro.
Se le escapó más leche y mojó la manta que se aferraba para cubrir sus pechos desnudos... Ella comenzó a llorar más fuerte, haciendo que Pedro notara la humedad... Trató de detener sus lágrimas, deseando verla sonreír de nuevo.
"¿Dónde está el sacaleches?", preguntó en voz baja, esperando ayudar a aliviar algo su dolor de mamas.
"Ahí en la cómoda", respondió mientras señalaba el lugar.
Pedro se levantó, vio el sacaleches y fue a cogerlo... Justo cuando comenzó a levantarlo, le cayó el dispositivo al suelo... Ambos observaron con horror cómo la copa que cubre el pezón se rompió bruscamente… Su cara se puso blanca de horror cuando recogió los pedazos, tratando de armarlo de nuevo.
Se volvió hacia su madre, sin saber qué decir ni qué hacer.
"Lo siento mucho mamá", le dijo mientras le enseñaba los pedazos rotos.
"Oh, Dios no", susurró ella mientras trataba de no romper a llorar de nuevo.
"Mañana te compraré uno nuevo, mamá… Lo prometo… No quise ..." sus palabras fueron cortadas.
"Tranquilo, Pedro… Mañana compraremos otro... Ya pensaré cómo voy a hacer frente a esto esta noche", respondió ella tratando de recomponerse.
Pedro miró a su madre por un momento, pensando en alguna forma de aliviar el dolor que estaba sintiendo... La única idea que lo golpeó parecía tan poco ortodoxa que casi tuvo miedo de sugerirlo, pero viendo el dolor de sus pechos doloridos, supo que tenía que hacer algo.
"Mamá, quiero ayudarte", dijo, moviendo su mano hacia el borde de la manta mientras comenzaba a apartarla suavemente de sus grandes pechos.
"Pedro, ¿qué estás haciendo?", gritó ella, asustada por su acción.
"Mamá, es culpa mía que el sacaleches se rompiera… Déjame ayudarte a quitar la presión", le dijo suavemente mientras la miraba a los ojos... - "Sólo quiero ayudarte, mamá".
Ella aflojó su agarre en la manta, dejándolo que la apartase con facilidad… Tímidamente, Pedro ahuecó uno de sus senos en su mano, acercando el pezón distendido a su boca… María se tensó cuando sintió su cálido aliento en su piel, pero se quedó quieta con la esperanza de que esto que pretendía hacer su hijo, le ayudara.
Sus labios se unieron a su pecho mientras suavemente comenzaba a mamar… Lentamente, María sintió que la presión en su pecho izquierdo disminuía mientras ansiosamente Pedro tragaba cada gota de su leche... El sabor de la leche no tenía el sabor que esperaba que tuviera, pero tampoco era desagradable... Sabía que, incluso si lo fuera, seguiría mamando los pechos a su madre para aliviarle su sufrimiento.
A pesar de sus buenas intenciones, empezaba también a sentir que su cuerpo reaccionaba a la sensación del cálido pecho de su madre acunado en sus manos... María también sentía un hormigueo que le era familiar, provocando que ella gimiera levemente.
La boca de su hijo atrapaba vorazmente su pezón dolorido, bebiendo el líquido fino que expulsaba... Pronto la hinchazón se fue reduciendo mientras él drenaba su leche… En un determinado momento, miró a su madre mientras dejaba que el pezón se le saliera de la boca.
"Mamá, recuéstate en la cama, que está postura en la que estás no puede ser muy cómoda para ti", le dijo buscando sus ojos.
"Está bien, Pedro", ronroneó suavemente.
Mientras su madre se movía, se levantó rápidamente esperando ocultar la erección que ahora palpitaba en sus pantalones… María vislumbró el bulto, haciéndola sonreír… No podía creer que su hijo se excitara tanto chupando la leche de su pecho… Ella se recostó sobre la cama, poniéndose cómoda mientras él se movía hacia el lado derecho y se subía a la cama también.
Sus bragas estaban empapadas con su humedad por el flujo que su coño estaba secretando desde que la boca de su hijo encontró su pezón… El alivio de haber drenado el exceso de leche la hizo suspirar feliz mientras le acariciaba su cabello... El aroma de su sexo chorreante hizo que le llegara a la nariz de Pedro, lo que le hizo darse cuenta rápidamente de que no era el único que estaba afectado por la mamada que estaba haciendo a su madre.
Él succionaba saboreando cada porción caliente de leche antes de tragarlo con avidez... Puso a prueba su suerte mientras su polla aumentaba, deslizando su mano sobre el vientre hinchado de su madre y hacia esas bragas blancas de algodón… Cuando su mano se hundió entre los firmes muslos de su madre, pudo sentir que la tela empapada de sus bragas mojaba su piel… Rápidamente metió sus dedos en la entrepierna, sintiendo que más humedad se filtraba.
María gimió, perdida en una red de deseo… Sus muslos se separaron un poco más mientras notaba como los dedos de su hijo jugueteaban con su coño húmedo… Podía sentir sus abultados labios del coño separarse mientras su hijo deslizaba los dedos arriba y abajo antes de moverlo hacia su clítoris… Ella dejó escapar un fuerte gemido cuando sus dedos tocaron el pequeño clitoris, haciéndola temblar… Era la primera vez en meses que había sido tocada por alguien más que el médico o ella misma… Sus piernas se abrieron un poco más, invitándolo a continuar.
Pedro no necesitó más… Sus dedos se movieron lentamente sobre la hendidura húmeda del coño de su madre mientras empujaba las bragas a un lado... Podía sentir el calor que irradiaba dentro de ella y sabía que tenía que estar allí… Dos de sus dedos empujaron lentamente entre sus labios metiéndolos cuidadosamente en su vagina… Luego, comenzó a mover sus dos dedos dentro y fuera de ella mientras su pulgar trabajaba sobre su clítoris… Las caderas de su madre comenzaron a sacudirse para alcanzar su ritmo, intentando forzarlo a que le metiera más profundo los dedos dentro de su coño codicioso.
Pedro, sentía como si sus pantalones se hubieran encogido dos tallas desde que comenzó a alimentarse de la deliciosa leche que secretaban los pechos de su madre... Y también sentía, como si su polla palpitante estallara a través de la tela que lo mantenía cautivo… No pudo resistir más y se inclinó y se desabrochó los pantalones, bajándoselos tan rápido como pudo.
María supo, tan pronto como sus dedos dejaron su coño, lo que estaba a punto de hacer… Sabía en el fondo que lo que estaba pasando… Eso estaba mal, pero ahora no había vuelta atrás… Ella había sentido como la tocaron y su cuerpo quería más y más... Entonces, por primera vez, sintió la punta de la polla de su hijo frotándose contra los labios de su coño... Ella soltó un suave jadeo mientras estos se separaban para él, dejándolo meter la cabeza de su polla.
Los labios de Pedro soltaron el grueso pezón marrón de su madre mientras se colocaba entre sus piernas… Sus ojos se encontraron con los de su madre mientras los buscaba en señal de perdón por lo que estaba a punto de hacer… En cambio, fue recibido con la misma mirada lujuriosa que tenía él... Las caderas de su madre se levantaron ligeramente de la cama, ofreciéndose silenciosamente a su hijo.
Él, suavemente comenzó a hundirse en ella, llenándola con su tronco hinchado… María dejó escapar un fuerte gemido cuando pronto la metió toda dentro de ella... Los 25 cm. de su pene fueron abrazados por las paredes vaginales de su madre mientras permanecía inmóvil por un momento, disfrutando de la sensación de su coño abrazado alrededor de su polla… Su cabeza bajó cuando, una vez más, cogió el pezón de su madre en su boca y ella lo amamantó mientras sus caderas comenzaban a bombear.
María no podía creer lo intenso que sentía todo... La sensación de la boca de su hijo trabajando su pecho y su rígida polla llenándola, rápidamente la llevaron al primer orgasmo de la noche... Pedro dejó que el pezón del pecho materno se le escapara de la boca mientras la miraba, apoyando su peso sobre sus rodillas y manos todo lo que podía... Se inclinó y la besó apasionadamente mientras, una vez más, se sumergía profundamente en su húmedo coño.
Su lengua buscó la de su hijo mientras envolvía sus brazos alrededor de su cuerpo bien tonificado... Ella supo a partir de este momento que quería un hombre follándosela… Un nuevo orgasmo tumultuoso se produjó dentro de ella, haciendo que sus caderas se agitaran a un ritmo frenético, pero Pedro mantuvo el control de sí mismo… Sus embestidas fueron profundas y lentas, dejándola en el borde de un tercer orgasmo en varios momentos de la cópula.
Ella chupó su lengua mientras él masajeaba la suya, rascando sus uñas por el centro de la espalda de su hijo mientras se besaban… María necesitaba liberarse ahora y estaba decidida a conseguirlo... Las fuerzas de Pedro se agotaban rápidamente cuando éste comenzó a notar como su madre contraía sus músculos vaginales alrededor de su polla ordeñándolo hábilmente mientras entraba y salía.
Gimió, luchando con todas sus fuerzas para aguantar un poco más… Él se echó hacia atrás, mirándola a los ojos mientras comenzaba a bombear más fuerte y más rápido… Sabía que no podía aguantar más… Tenía que correrse dentro de su madre... Pedro apretó los dientes mientras luchaba por no ser demasiado rudo con su ‘martillo perforador’... Al final, gruñó ruidosamente, mientras gritaba: "OH DIOS, MAMA".
María también gritó de placer orgásmico… Todo su cuerpo temblaba mientras ella empapaba la polla de su hijo con sus propios jugos vaginales sintiendo como su hijo bombeaba torrentes de esperma espeso dentro de su coño... Él cayó sobre ella cuando su corrida terminó… Ella acarició tiernamente su cabello mientras lo abrazaba.
"Dios mío, Pedro… Esto fue increíble", dijo en voz baja.
"Mamá, he querido hacer esto durante tanto tiempo... No tienes idea de lo sexy que siempre pensé que eras", se sonrojó cuando se lo dijo… "Siempre quise follarte porque no sabía bien lo que era el sexo... Ahora que lo he hecho, no quiero parar nunca más.
María fue asumiendo su confesión... Ella siempre había pensado que era un joven increíblemente sexy, pero lo pensaba como orgullo de madre… Ahora que había sentido cómo se la folló, le gustaría tenerlo siempre como amante.
- "No tienes que tener nada, Pedro... Te quiero como mi amante a partir de ahora, si es lo que has decidido", dijo con una sonrisa suave.
Justo en ese momento, el timbre sonó ruidosamente durante varios segundos... En su búsqueda apasionada, se olvidaron por completo de la comida para llevar... Rápidamente, Pedro se puso los pantalones y saltó de la cama… Estaba un poco desaliñado cuando abrió la puerta para ver a la guapa compañera que se sentaba a su lado en clase de inglés, allí de pie con su pedido en la mano... Ella se sonrojó cuando lo vio.
- "Serán 18 euros", dijo en un tono bajo.
Él le dio 20 euros y le sonrió…
"Quédate con el cambio",… dijo mientras cogía las dos cajas de pizzas.
"Gracias, y que tengas buenas noches, Pedro, aunque parece que ya empezaste a tenerla", soltó ella una risita y salió del porche.
Él rápidamente cerró la puerta y rió para sí mismo... No le llevó mucho tiempo reunir un par de platos y cubiertos y sentarse con su madre en la cocina para comérselas.
Después de terminar la cena, se planeó pasar el resto de la noche explorando a su nuevo amante de todas las maneras posibles, pero por ahora, consideró que era mejor descansar juntos en la cama, que eran lo que ambos necesitaban… Mañana, ya recuperadas fuerzas volvería a follarla y disfrutar de nuevo de su leche y coño…Darle por el culo, también vendría… Todo a su tiempo, que después del parto sólo podría utilizar dos orificios y los dos también son muy buenos para recibir mucho, mucho placer.
F I N