Leche en la boca de mi suegra... el comienzo
De algun modo, logro introducir semen a la boca de mi tetona y querida suegra ...
Leche en la boca de mi suegra
Desde que estaba de novio, mi suegra nunca me fue indiferente. Una mujer madura, independiente, de rostro muy bonito, unas tetas fabulosas, grandes redondas, espectaculares, que siempre gustaba de mostrar con generosos escotes. No es muy alta, quizás con algunos kilos de más, pero nada en extremo, considerando sus cincuenta y tantos años. Su pelo rubio siempre bien teñido y peinado, ojos verdes muy hermosos. Su culo, digamos normal, pero nunca chico y de piernas bastante bien.
Bueno, mientras andaba con su hija, por muchos años, pude verla en muchas ocasiones con ropas más livianas, donde muchas veces me quede mirando sus grandes pechos que con descuido, mostraban mas de lo que ella quería mostrar. Al vivir ellas solas, (mi suegra se había separado hace años), pasé hacer en parte el hombre de la casa y compartir mucho con ella. No era raro que a veces me quedara en su casa, follando tranquilamente con su hija, mientras mi suegra dormía en su cuarto.
Con el tiempo mi suegra tomó cada vez mayor confianza conmigo, se mostraba mas y mas, incluso al llegar al punto de cambiar se una blusa delante mío. A ese nivel de confianza habíamos llegado. La primera vez que hizo esto, su hija le hizo un reparo por sacarse la blusa delante de mi, pero ella dijo que era nada del otro mundo y que yo solo la veía en sostenes y que era lo mismo que un traje de baño. Yo apoye a mi suegra, haciendo como si eso no me produjera nada, y que fuese lo mas natural del mundo, sin embargo mi verga se despertaba como un volcán al ver las grandes tetas de mi suegra con tan solo esa pequeña prenda de vestir. Impresionantes.
Esto mismo no hizo más que aumentar a pasos agigantados mi deseo morboso por esta mujer, al punto de encontrarme en mas de una vez, olorosado sus calzones que quedaban olvidados en el baño luego de ducharse. Era algo que no podía resistir y mientras mas manchados estuviesen, mucho mejor.
Pasó el tiempo y me casé con su hija. Mi suegra nos visitaba constantemente. A veces, de noche, me mandaban las dos a preparar un trago a la cocina y yo, astutamente entraba antes al baño, con la copa que le correspondería a mi suegra y me la pasaba por la verga, cuidando que no se desprendiese ningún pelo, manchando los bordes con liquido pre seminal, para luego con cuidado, cubrir ese borde con azúcar, servir el trago y entregarle la copa marcada a la madre de mi esposa. Era fascinante y morboso ver como mi suegra bebía mi trago especial, tocando con sus labios mi semen y mas encima alabándome por lo bueno que estaba.
El tiempo transcurrió, mi esposa quedo embarazada y ya casi en su séptimo mes, mi suegra se quedaba más seguido con nosotros. En este tiempo, con mi esposa gorda y sin ganas de follar, yo pasaba constantemente caliente y mas con la presencia de mi suegra en casa. Una mañana, saliendo de mi cuarto para entrar a ducharme, me topo con mi suegra que se había levantado al baño. Sin bata, con un camisón celeste y sus grandes tetas colgando sin sostén, me dejaron realmente enfermo de caliente. En la ducha con mi verga apuntando al techo pidiéndome algún tipo de consuelo, no me quedo más que masturbarme teniendo en mi mente la visión reciente de mi suegra y sus hermosas tetas vista tan solo unos minutos atrás. Un potente chorro de semen quedo pegado en la pared. En un segundo, se me vino otra idea morbosa a mi mente. Con el agua aun corriendo, me salí de la ducha y tomé el cepillo de diente de mi deseada suegra para sacar los restos de semen que tenia en la punta de mi verga. Mi espesa leche impregno el cepillo de diente, incluso saque algo del que habia quedado el la pared y luego de terminar de ducharme y secarme, lo deje tal cual como lo había encontrado, procurando que mi semen quedara al centro de este para que ella no se percatara. Entre a mi cuarto envuelto con la toalla justo en el momento que mi suegra esperaba el baño para ducharse. Me vestí y espere pacientemente hasta que mi suegra saliera del baño. La vi pasar envuelta en una toalla, deseándola aun más. Entré al cuarto de baño y me doy cuenta que su cepillo dental aun estaba en la misma posición que yo lo había dejado. Era perfecto, aun no se lavaba los dientes.
Con paciencia esperé que ella se vistiera, mientras me preparaba un café en la cocina, hasta que al fin siento la puerta de su cuarto que se abre y mi suegra entra de nuevo al baño a peinarse y a lo tan esperado, a lavarse los dientes.
Parado como un zombi en el pasillo, escucho el sonido del vaso que contenía los cepillos y esperando unos segundos, camino viendo a mi suegra como echaba la pasta de diente a su cepillo "con sorpresa". Me quede un segundo en el pasillo hasta que veo como es introducido el cepillo a su boca y comienza a restregárselo por toda su dentadura . ¡¡¡¡¡¡ Se estaba lavando con mi leche !!!!!!!
Fue lejos lo mas erótico que me pasaba en mucho tiempo. De echo entre al baño a preguntarle algo, cuando con boca llena de espuma y leche, tubo que escupir para contestarme.
Esto no hizo más que aumentar a pasos agigantados los deseos por esa madura y tetona mujer. Deseaba ir más allá. El tema del cepillo de diente se repitió casi toda la semana, ya poniéndome descarado y echándole cada vez más semen, y esperar que mi suegra lo esparciera en su boca, hasta que un día , mi suegra hizo un comentario sobre que a pasta de diente tenia un sabor raro, ahí me asuste y no lo volví hacer.
El tiempo pasó, nació mi bebe y mi suegra prácticamente se fue a vivir con nosotros. En esas ocasiones, cuando ella la mudaba, se doblaba de tal manera que poniéndome en la cabeza de la bebe, podía ver las generosas tetas de mi suegra colgando y bamboleándose de lado a lado mientras sacaba los pañales. Era un sueño las tetas de esa mujer. Como deseaba tenerlas en mi boca, chupárselas fuertemente, restregarme con ellas. A veces cuando ella o yo, nos traspasábamos la bebe, concientemente le pasaba a llevar una de sus tetas sin que ella se percatara de mi doble intención.
Bueno, nada pasaría con mi suegra, era solo un sueño erótico y fantasioso. Sorpresivamente, luego del embarazo, mi mujer sufrió un cambio rotundo en su sexualidad. Sus pechos se inflaron casi como los de su madre, sus pezones se colocaron oscuros y puntiagudos, y su libido también sorpresivamente aumento notablemente. Fue ahí donde descargue todas las calenturas que mi suegra me tenía acumuladas. No se porque la leche de mi mujer no era buena para el bebe y le recetaron una leche en polvo, que aparte, era carisma. Con frenesí me apoderaba todas las noches de las tremendas tetas de mi mujer, llenas de leche, apretándoselas fuertemente, haciendo la gozar , chupándoselas fuertemente y bebiendo esa leche extraña que emanaba de sus pezones negros . Le encantaba que se las apretara y se las chupara fuertemente, cosa extraña, ya que antes no le provocaban mucha excitación.
Una noche, que mi mujer, como nunca, me dijo que estaba deseosa, nos preparábamos para acostarnos. Entre mi carro y me di cuenta, por el calor que hacia, que la ventana del cuarto donde dormía mi suegra se encontraba abierta. EL cuarto estaba al lado del nuestro y me di cuenta que perfectamente, en el silencio de la noche, que ella escuchaba perfectamente lo que pasaba en nuestro cuarto de tener nosotros también esa ventana abierta. Esa noche puse especial cuidado de dejar mi ventana abierta.
Ya las luces apagadas de la casa, mi suegra en su cuarto y la bebe en el suyo, comenzamos a tocarnos con mi mujer. Como siempre seguimos nuestra rutina, donde ella se dedicaba un buen rato a comerme la polla, mientras yo le decía lo mucho que me gustaba. Esa noche en particular, me centre mas en expresarme y quejarme, sabiendo que mi suegra escucharía sin lugar a dudas lo que en el otro cuarto estaba ocurriendo. Luego de un rato, le devolví el trabajo oral a mi mujer. Por un buen rato le comí el coño, haciéndola gemir de placer, teniendo en mi mente a mi suegra, imaginando que ese coño era el de la madura mujer que se encontraba en la habitación del lado.
Esa noche, me encontraba muy excitado sabiendo que de seguro tenia una espectadora viendo mi desempeño en la cama y motivado por eso, le di un trabajo profesional a mi mujer. La coloque en cuatro patas en la cama y la folle como un animal, haciéndole a cada rato preguntas si le gustaba como me la follaba, si le gustaba sentir mi verga si estaba gozando etc etc. Mi mujer ingenua a que detrás de las cortinas la ventana abierta llevaba a los oídos de mi suegra todo lo que decíamos en el cuarto, se quejaba respondiendo mis preguntas.
Mi mujer me hizo dos veces el comentario de que me pasaba esa noche, que me encontraba más efusivo que otras noches y yo solo le respondía que estaba muy excitado, colocándola de todas formas hasta hacerla acabar. Pero mi virilidad aun se mantenía a tope, y sin darle tregua, cambiándola de Posición la continué follando. En un movimiento la hice levantarse y colocarse apoyada d pie a los pies de la cama, muy cerca de la ventana, para darle mas fuerte aun, cosa que a mi suegra no le quedara ni una duda en lo buen amante que yo era. Mi mujer, sin saberlo se porto excelente, ya que a cada rato alababa mi dureza y la forma exquisita como se lo hacia, cosa que elevaba mas mi ego y me hacia responder como un potro.
Ya mi mujer me pedía que por favor acabara, que ya no daba más, y solo cuando estaba muy excitada, me dejaba penetrarla por detrás. Le dije que si me entregaba su culo terminaría, de otro modo, me la seguiría follando hasta dejarla muerta. No le quedo otra opción que hacerlo. EN la misma posición, dejo que mi verga se fuese situando en la cavidad prohibida y poco a poco se fue echando para atrás hasta meterse poco a poco mi verga, que esa noche estaba para el record Guines. Ya con toda mi verga adentro, comenzó a quejarse en una mezcla de placer y dolor, pero manteniéndose en la misma pose para hacer que su marido se descargara. A ratos me pedía que no me quejara tan fuerte que su madre no podía oír, pero yo haciendo oídos sordos a sus peticiones, sabiendo el buen espectáculo que escuchaba su madre, continuaba jadeando y haciéndola gemir, dándole fuertemente por el orto, hasta que ya no aguanté más y gimiendo mas fuerte, que seguramente hasta en la calle me deben haber escuchado, me descargue en el interior del culo de mi mujer, haciendo que ella colaborara con mi cometido, gimiendo de placer.
Exhausto ambos, con mi mujer casi muerta luego de la feroz follada que le di, caímos desnudos a la cama. Luego de un rato, ella se levanto al baño, momento en que yo, muy silenciosamente, cerré la ventana para que no se diera cuenta de lo que había pasado. Al volver, ella misma me pide que abra la ventana, diciendo que quería dormir con la ventana abierta por el calor que sentía. Me di cuenta que la ventana del cuarto de mi suegra aun permanecía abierta, como espectadora incógnita de lo que en mi cuarto había sucedido.
Comentarios y valoraciones a :