Lecciones de sexo (2)

El joven vecino recibe una inesperada clase magistral.

LECCIONES DE SEXO II

* ¡Vaya, perdona, no me había dado cuenta de que estaba ocupado el baño!

Apenas tuve tiempo de taparme. Era Alex que, pese a tanta disculpa, no dejaba de mirarme el bulto de mi entrepierna. La verdad es que la tengo bastante grande y en el pantalón del pijama, tan sueltecito… os podéis imaginar: aquello era una tienda de campaña.

** No importa. Entra, si quieres, a mí sólo me falta lavarme las manos.

  • Gracias* –dijo Alex entrando y cerrando la puerta.

Se puso de espaldas a mí y empezó a mear mientras yo estaba frente al lavabo. ¡No podía creerlo! Estaba en el baño de unos desconocidos, con un tío bueno meando a mi lado, como si tal cosa. Apenas se me había pasado la erección por el susto de verlo abrir la puerta y otra vez estaba a cien. Observaba su ancha espalda a través del espejo y la silueta del culo que ahora tapaba un fino pantalón de pijama. El sonido que hacía al mear me parecía en ese momento lo más morboso que había: un buen chorro que causaba estruendo en aquel silencio nocturno. Deseé acercarme, ponerme de rodillas y que me bañara. ¡No podía creer las cosas que se me estaban ocurriendo!

* ¿Te ha gustado el espectáculo?

La pregunta me cogió de improviso y me cortó la respiración.

* No te preocupes, te he visto desde que asomaste la cabeza pero no me importa. Además, así ya estamos en paz… por lo de la otra noche .

Estuve a punto de echar a correr de la vergüenza tan grande, pero sólo acerté a balbucear una disculpa.

Ya te digo que no te disculpes. La otra noche yo también tuve un buen espectáculo cuando saqué a pasear al perro, aunque creo que a tu amigo le faltaba experiencia* . No es mi amigo, en realidad lo conocí aquella noche* .

Alex, haciendo caso omiso de mi comentario, se la sacudió un par de veces y se volvió hacia mí justo en el momento en que la metía dentro del pantalón. Se me fueron los ojos y pude ver el negro y corto pelo que flanqueaba el pantalón por un instante.

Como te decía, tu amigo creo que no era muy experto en mamadas. A mí tampoco se me dan muy bien, la verdad. Pero, y que quede entre nosotros, Jaime es un maestro* . Uff, pues podría enseñarme* .

No había acabado de decirlo cuando advertí que debía hacerme callado esa observación. Bajé la mirada y me puse muy rojo. Alex me cogió de la barbilla y me levantó la cara, sonriendo. Se quedó mirándome y me pidió que lo acompañara. Lo seguí hasta el dormitorio, donde una intensa calidez inundaba el ambiente. Jaime estaba tumbado en la cama, tapado sólo con la sábana y se sorprendió un poco al verme aparecer tras Alex.

Jaime, traigo un vecino que necesita alguna lección* –dijo en tono pícaro. Yo… ehm… en realidad

  • No te pongas nervioso, ahora se lo explicamos todo a Jaime. Verás –dijo ahora dirigiéndose a su pareja- hemos estado hablando y parece que nuestro joven amigo necesita algún consejo sobre mamadas* .

Jaime cada vez se mostraba más sonriente, sin duda la situación le divertía. Yo estaba muy nervioso pero también muy caliente.

Sin duda –continuó Alex- lo mejor es una clase práctica, ¿no te parece? * Desde luego, Alex, ya no te puedo dejar ir solo ni al servicio. Ven –dijo dirigiéndose a mí-, ponte cómodo y no le hagas caso a este loco* .

Me senté a su lado, donde me indicó. Creo que yo temblaba un poco y por desgracia no lo podía achacar al frío porque estaba calentísimo.

** Es cierto que soy un experto en hacer mamadas. Lo mejor es recorrer la polla intentando estimular el recorrido mientras...

  • ¡Déjate de monsergas y hazle una demostración!

  • Está bien, pesado. Ven aquí.*

Alex se acercó por el otro lado de la cama. Se hizo paso hasta ponerse entre Jaime y yo, tumbado. Su cuerpo me rozaba y noté que estaba tan caliente como yo. Un gran bulto se notaba en su pantalón pero, de un solo golpe, liberó su polla. Noté cómo mi cuerpo se inclinaba levemente por un poder de atracción, que pude contener. Era una polla preciosa, firme y recta, coronada por un capullo gordo y sonrosado. Bajó algo más el pantalón hasta quitárselo completamente, dejando al descubierto dos bolas sin pelo y perfectamente caídas a cada lado.

** Te gusta, ¿verdad? Tengo buena polla.

  • Como te decía –dijo Jaime ignorando a su novio-, el truco es succionar levemente haciendo presión con la boca. Mira*

Jaime tomó aquel bloque y se inclinó hasta meterlo a la boca, hasta el fondo de la garganta. Yo no podía creer cómo aquello podía entrar entero. Luego lo fue sacando lentamente, se notaba cómo hacía presión de forma que la boca se adaptaba perfectamente a cada pliegue del recorrido. Acabó lentamente chupando el capullo antes de que la polla cayera como una losa sobre el abdomen de Alex que, divertido, me miraba fijamente.

** ¿Lo has entendido? ¿Quieres probar?

  • ¿Qué? Yo… Bueno, no sé

  • Venga, hombre –intervino Alex. – Yo soy como un modelo para los pintores* .

Ambos me miraban con una sonrisa muy pícara, divertidos y excitados por la situación. Yo también estaba tremendamente excitado y hubiera sido difícil resistirse a aquel manjar. Alargué mi mano y tomé entre mis dedos aquella tremenda polla. Estaba caliente y dura, pero suave a la vez. Instintivamente hice un par de movimientos arriba y abajo, pude comprobar lo agradable que era. Sin pensarlo mucho me incliné sobre ella. Tuve que abrir mucho la boca e intenté meterla hasta el fondo.

Despacio –me indicó Alex. – Intenta meterla hasta donde puedas y cierra la boca sobre ella.*

Su cara estaba muy cerca de mí, tanto que podría besarme o quizá colaborar lamiéndole los huevos a Alex. Me hablaba en susurros que me ponían a mil.

* Ahora quédate quieto ahí. Siente cómo palpita dentro de tu boca, cómo te llena. Ahora mueve un poco la lengua sin rozar con los dientes, estimulando el tronco de la polla. Muy lentamente… así

Jaime, con mi movimiento de lengua, tensó los músculos abdominales y la polla me entró un poco más. Me llenaba completamente.

* Ahora ve sacándola poco a poco, presiona con los labios como si no la quisieras dejar escapar, pero sin llegar a hacer daño. No dejes de mover la lengua, tratando de repasar toda la extensión de la polla. Así… ¿ves cómo se estremece Alex? Eso es que le está gustando.

¡A mí sí que me estaba gustando! La situación era muy morbosa y la polla estaba exquisita. Nunca había hecho una mamada tan despacio y de forma tan intensa.

* Ve sacándola hasta el capullo. Esta parte es más sensible, tienes que recorrerla con tu lengua y presionar un poco menos pero sin dejarla escapar. Eso es… mueve tu lengua alrededor, mójala bien con tu saliva. Y, poco a poco, llega hasta arriba. Juega con la cabeza a un lado y a otro .

La polla finalmente se escapó y fue a dar de nuevo en el abdomen de Alex, que ahora mostraba cara de placer.

** ¡Qué mamada! Desde luego, sois dos campeones.

  • Quiero aprender más trucos –dije sin pensarlo. Antes tienes que probar una mamada con mi polla, que el maestro tiene que examinarte –dijo sonriente Jaime.

Se tumbó hacia atrás al lado de Alex y se quitó el pantalón. Una polla también grande y quizá algo más fina que la de Jaime se disparaba hacia su ombligo. Tenía algo más de pelo pero también más rubio. Fui a cambiarme de lado de la cama pero Alex, aún tumbado junto a mí, me tomó de la mano y me dijo que me quedara allí. Para llegar a la polla de Jaime tenía que apoyar todo mi cuerpo sobre el cuerpo de Alex y notaba su polla bajo mi estómago.

Tomé la polla de Jaime sin mediar palabra y me la llevé directamente a la boca, tras humedecerme los labios. Me entró mucho más fácilmente e intenté seguir sus indicaciones. Él me respondió con algún acallado gemido.

* Se me ocurre cómo motivar a este joven alumno –dijo Alex de improviso.

Sentí una mano que acariciaba mis piernas e iba subiendo hacia mi culo. Atravesó la goma de mi pantalón y empezó a magrearme el culo con maestría. Yo me dejaba hacer mientras subía y bajaba la cabeza lentamente en aquella, mi segunda mamada de la noche. La mano de Alex empezó a jugar con mi raja, como si estuviera serrándome el culo. Me provocaba mucho placer y debió tener efecto en la mamada que le hacía a Jaime, porque éste empezó a estremecerse.

No pares –dijo en un susurro. – Mueve tu lengua, así… así*

Alex había llegado a lo más profundo con su mano y acariciaba con un solo dedo, sin llegar a penetrarlo, mi ano, que se contraía a cada pasada por el placer que me producía. Mientras, seguía presionando con mis labios arriba y abajo a la vez que mi lengua se detenía en el capullo de la polla de Jaime.

* Me voy a correr ya

Saqué la polla de mi boca en el momento justo y todo el semen me roció la cara. Varios trallazos directos a mi nariz, ojos, pómulos,… Jaime daba espasmos de placer mientras me bañaba. Apreté en ese momento el culo impidiendo que el dedo de Alex quedara preso entre mis nalgas. Tardamos todos unos segundos en reaccionar.

Creo que la primera lección la tiene aprobada, ¿verdad?* –Alex fue el primero en hablar. Sin duda –respondió Jaime recobrando el aliento. Pero -añadí-, aún quiero seguir aprendiendo .

En efecto, esta fue solo la primera noche. Aún quedaba mucha semana

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