Lecciones de piano

Mi madre insistía en tomar lecciones de piano. Solo quería deshacerse de mi. Resulto una idea no tan mala despues de todo

No soy tonta. Sé como funciona el mundo y sí, tambien se de sexo. Lo básico, lo que aprendes en la escuela, pero aquello que hace al sexo prohibido y delicioso quedaba más allá de mi comprensión adolescente. Como la ciudad Esmeralda que brilla a lo lejos, a través de un valle lleno de niebla.

Nunca fui niña problema, pero mi madre me trata como tal. Ella es como el resto, criticona, enojona, egoista. No le importa nadie más que ella. Segun dice que todo lo que hace es por mi bien, que algun dia le agradeceré lo que está haciendo por mi. Pues en cierto modo lo hago.

Me llevo con un maestro particular, justo despues del taller de pintura. Lo contactó gracias a una de sus 'amigas' del yoga que tenia a sus hijos tomando clases con él.

"...y por el amor de Dios, Emma, le haces caso al maestro, es el mejor de la ciudad, me dijo Clarita. Sus hijos si vieras como tocan bonito. ¿Sabías que estudio en Vienna, y vivió en Francia por mucho tiempo? SE ve muy interesante, verás que te va a gustar..."

Yo solo la ignoraba. Llegué a un punto en mi vida en el que simplemente dejé de prestarle atencion a toda la sarta de estupideces que solía decir. A fin de cuentas, nunca supo escucharme.

Llegamos a su casa, y vaya casa. Grande, piso de marmol, ventanales largos en el atrio de las escaleras, elegancia pura. Despues que el ama de llaves nos abriera la puerta, bajó de las escaleras. Era alto, de pelo castaño, ojos muy llamativos, sonrisa cálida, tenues canas, propias de un hombre de apenas 45 años.

"Ok, Emma, despues de tus clases de pintura tomas el camión y llegas directo con el Profesor Valcazar. Me entendiste, niña?"

Asenté con la cabeza.

"Muy bien, por ahora te quedas, voy a recojer unos productos con tu tia Mali.Le encargo mucho a mi niña, profesor."

"No se preocupe señora, ahorita comenzamos las lecciones."

Una vez que mi madre se esfumó me llevó a un estudio muy grande, donde tenía un piano de cola, negro. Si algo habia que mi madre no supiera de mi, era precisamente la sensibilidad por el arte. Pretendia que lo odiaba solo para que no me retirara de ello, asi paso con ballet. En cuanto se dio cuenta que era para mi una gran pasión, se le safó un cable del cerebro y me sacó porque 'impedia mi concentración en clase'.

En fin, él siempre se portó amable, y era un gran profesor.

"Dime..."

"...Emma."

"Ok, Emma....Emma," murmuró mi nombre para recordarlo., "Dime, Emma, has tocado algun instrumento antes?"

"No."

"Ok, primero hay que aprender a leer notas. Es como otor idioma, y éstas de aquí son las letras, osea notas. Se colocan en..."

Y comenzó a explicarme como leer la musica. Jamás habria pensado que la musica se leyera. Sabia que se escuchaba, pero esto definitvamente me gustaba.

Los días pasaron y en cada lección que tomaba con el aprendía miles de cosas nuevas. No solo era musica, era conversar, verle disfrutar su pasion, era escucharle hablar sobre sus compositores y como aprendió de varios artistas alrededor del mundo, y de esa ocasión donde toco para un duque en un pais de Europa (la verdad no recuerdo el nombre).

Todo iba de maravilla.

Al salir de mi taller de pintura corria directamente a su casa. Incluso desabotonaba mi blusa y remangaba la falta un poquito más arriba de la rodilla. Me gané varios catcalls en la calle pero no me importó.

Estaba sentada en el banquillo, repasando una pieza pero no salía como debia ser.

"No, estas pisando muy fuerte, debe de ser suave."

Y fue cuando hubo contacto. Sus manos, mas grandes y asperas que las mías, acomodaron mis dedos sobre las teclas y me dejé llevar. Me sentía una gatita a merced de sus caricias.

toqué el acorde y salio mejor.

"Dame espacio." Me deslicé hacia la izquierda para dejar que se sentara y me estremecí un poco al sentir su dedo sobre mi pierna.

"¿Hey, que pasó aqui?"

Me rascó y me dieron cosquillas.

"Ah eso, es solo pintura."

"Menos mal. Pensé que te habia venido la regla."

Me ruboricé al instante. Y él lo notó.

"¿Qué?"

"Nada."

"Vamos, es lo más natural. A todas las chicas les pasa."

Queria esconderme dentro del piano, si mi cara es clara, el rubor en mis mejillas se notaba demasiado. El solto una risita.

"Lo siento, no pretendia avergonzarte."

Segui tocando, pretendiendo que no lo habia escuchado.

"Emma...eres virgen?"

Y entonces pare de tocar. No fue miedo, si no una ferviente curiosidad y excitacion que sentí hervir dentro de mi vientre bajo.

"uh...si." Respondí tímidamente. "'porqué pregunta, sr. Valcaz-"

"Dime Ramiro." Me interrumpio.

"Porque preguntas, Ramiro?"

"Solo curiosidad. Es decir, cuantos años tienes? 17?"

"15, de hecho."

"uff...te han dicho que te ves más grande?"

No pude evitar reir. "Creo que no."

Nos quedamos en un silencio simbolico, pues el me acompañaba tocando otra pieza a dos manos. Lo que le pregunté despues fue lo que desató todo este torbellino.

"Ramiro..."

"mhmhh?" asintió en murmullo.

"¿Cómo se siente un orgasmo?"

El desacorde sonó. Me la tenia que pagar. Una pregunta indiscreta por otra.

"Oh...pues, uh...ehm....como te explico." Se rascó la frente. "es un placer muy intenso. Se debe a que tu cuerpo es muy sensible. Y es por eso que responde de tal manera, con ciertos estimulos."

Sonó muy a maestro, yo queria la respuesta de Ramiro.

"Pues..creo que quisiera sentir uno."

"¿Lo dices en verdad?"

"Si."

"y que si...neh...olvidalo."

"¿que?" Sabia lo que quería. Solo tenia que pedirlo.

"Y que si tu...me dejaras"

Sus dedos se olvidaron del piano y se fueron directo a mi pierna salpicada de oleo, apenas y rozaban mi piel y senti mis vellos ponerse erectos. Algo tibio vibraba dentro de mi y no sabía que era. Pero me gustaba.

Sus ojos grices me tenían hipnotizada, sin dejarle de ver sentí su palma deslizarse al interior de mi pierta directo a mis labios ya humedos. Un simple toque en mi clítoris y un shock electrico me puso los pelos de punta.

"uh.."

"te gustó?"

Respiré profundo. "Sí."

"Ok" me susurró. "Ahora solo....relajate."

Su mano se adentró mas profundo y sus labios alcanzaron mi cuello. Su barba creciente me irritaba la piel, su aroma a colonia y tabaco quemado me hacia mojarme aun mas. El ruido de su boca partirse para besar mis mejillas, lentamente hacia mis labios. No pude aguantar gemir. Mme mordí la lengua al escuchar el eco rebotar por toda la casa.

"Shh, tranquila. Estamos solos." me besó tiernamente en la frente. "No te restrinjas. Quiero oirte."

Y solo eso bastó para deshacer mi voz. Pasé mi pierna derecha sobre el banquillo, quedando como si montara a caballo, dándole mas acceso a su mano para que explorara con libertad.

Su otro brazo se colocó en mi espalda baja, y al sentirlo completamente cerca el deslizó un dedo dentro de mis pantaletas. Con extremo cuidado alcanzó mi clitoris y me retorcí al instante. Respondi subitamente, apretando su camisa con mi pequeño puño.

"oh Dios."

"¿te gusta?"

"mhmhh"

"Pues el orgasmo es mucho mejor."

"uhh..."

Instintivamente ondulaba mis caderas y la friccion de su dedo entre mis partes lo hacia todo aun más exitante.

Los besos subieron de tono, pasaron de una suavidad a una rudeza desenfrenada. Sabía que estaba mal, mucho peor cuando abrí los ojos y me distrajo el brillo dorado de su anillo de matrimonio, pero la otra Emma solo se regocijaba de placer. Era prohibido, estaba mal en todo sentido. El podria ser mi padre, era menor de edad, podría ir a la carcel, si corriamos con la suerte de que , si su esposa se enterara, nos perdonara la vida. Eso y si mi madre me dejaba vivir.

Dos segundos me bastaron para olvidar todo y dejar que me metiera dos dedos de casi golpe. Deliciosamente se hundieron en mi vagina, aun virgen, y los sentí curvarse contra las paredes de mi canal. Y comenzó a acariciar ese punto que llaman 'G'. Mis gemidos podrian haberse oido en kilometros a al redonda.

Sus besos, su toque en mi sexo. Todo daba vueltas en mi cabeza, el corazon lo sentía rebotar de mi pecho.

"Ramiro...espera..me voy..." Mi vejiga se contrajo y como una explosion en mi vientre vi fuegos articifiales. Una ola repentina de sensaciones me tomó por sorpresa. Dolía, mis piernas temblaron, todo mi cuerpo vibró. Era como caer a un vacío. Incluso mojé mi ropa interior.

Grité prendida de su espalda, mis dientes buscaron algo que morder. Fue su hombro izquierdo Creo que incluso derramé lagrimas.

"Eso," me dijo al oído, "Eso cariño, es un orgasmo."

Las lecciones pararon y solo nos quedamos ahi, yo segura contra su pecho y el con sus manos haciendo circulos en mi espalda, y de vez en cuando me plantaba besitos en la cabeza.

Creo que aprenderé mucho en este verano.

(Primero relato que escribo. Si les gustó, envien mensajes para escribir posibles segundas partes.)