Lección practica de sexo (3)
Bueno, continuando con mi historia les diré que al otro día mi culito me dolía bastante después de haber sido penetrada analmente con la terrible pija de Roberto, pero estaba dispuesta a hacerlo muchas veces de ahora en adelante...
Bueno, continuando con mi relato les diré que al otro día mi culito me dolía bastante después de haber sido penetrada analmente con la terrible (era lo que pensaba en aquel momento) pija de Roberto, pero estaba dispuesta a hacerlo muchas veces de ahora en adelante porque pensaba que cuanto más lo hiciera, cada vez iba a gozar más. Estaba segura de ello y tenía muchas ganas de que me cogiera otra vez por el culo, bueno... por todos lados.
Habíamos pensado el sábado de noche ir a la casa de un matrimonio pero debimos postergarlo dado que Mariana comenzó su ciclo menstrual. Eso no vino mal del todo porque en esos días, mejor dicho en esas noches Roberto me cogió varias veces por el culo. Y confirmé lo que me habían dicho y lo que yo también esperaba. Los dolores desaparecieron totalmente y gozaba de una manera que no puedo detallar. No encuentro las palabras.
Me encantaba mirar a Mariana a los ojos mientras ella se masturbaba y yo estaba de rodillas con mi culito en pompa y Roberto me la clavaba por el ano, ahora sí, sin ninguna clase de miramientos. Cuando el llegaba al orgasmo, juntábamos nuestras caras y compartíamos su semen hasta la última gota. En esos días, los planes para nuestras futuras orgías cambiaron un poco. A ellos, pensando que yo ya estaba bastante putita y que había adquirido con ellos un poco de experiencia en la cama, se les ocurrió otra idea mucho más pervertida de la que pensaban hacer al principio.
Les cuento: Cierto día, acostados los tres, ya que les había confesado que había visto varios videos porno y estábamos mirando precisamente uno, me preguntaron qué pensaba de los negros que aparecen en alguna de ellas, negros con unos físicos y una vergas que ¡¡Dios me libre!!! Yo les conté la verdad. Que me calentaba horrible y que me hacía la paja como una loca mientras los miraba. Me preguntaron si me animaba a coger con algún negro bien pijudo. Yo les dije que no les tenía asco pero que tenía miedo porque tenían pijas mucho más grandes que la de él y que eso era mucho decir. Debo confesarles que la idea me atraía desde el primer momento en que me lo propusieron, razón por la cual terminé aceptando siempre que ellos estuvieran presentes y me cuidaran y me preservaran de alguna salvajada.
Mariana tenía una amiga, Lydia, 25 años, enfermera, divorciada, que vive sola y que forma parte del círculo íntimo. Es una muchacha preciosa, lesbiana, no quiere nada con hombres y tiene una amante entre blanca y negra, mulata, Fernanda, igual que ella lesbiana 100 % y muy linda. Fernanda es la que provee de negros superdotados a Mariana y a las otras esposas y Lydia se encarga de hacerles los análisis de H.I.V en donde trabaja con otra "amiga" que trabaja en el laboratorio de análisis clínicos. Por lo tanto, demás está decir que son sanos, con buenas herramientas y discretos. Mariana le pidió que llamara a tres de los que ella ya conocía y quedamos en reunirnos todos el sábado, el sábado siguiente a la diferida reunión con los matrimonios. De tal manera que en esa "reunión" iban a haber 4 machos: los tres negros y Roberto y además, Mariana, yo y Lydia. La cosa pintaba de locura!!!!
Ansiosa les pregunté cómo eran los negros. Dijeron que dos eran jóvenes y no tenían más de 25 años, físicos privilegiados, uno casado y otro soltero y ambos como de 1,90 de estatura. El otro era más veterano, 40 años, muy alto, un rancho, ancho de espaldas, con un poco de barriga, también casado. Si bien los tres ya se habían cogido a Mariana un par de veces, no sabían que era la mujer de Roberto, ya que las orgías las habían realizado, precisamente en el departamento de Lydia y Mariana había sido presentada como amiga de ella y de Roberto. Mariana me dijo, delante de Roberto que los negros eran como los de las películas con pijas más grandes y más gruesas que la de Roberto, que a ella le daban por todos lados, que la hacían gozar como una loca y que le gustaría verme cogiendo con ellos. Cuando me decía eso, algunas gotas de jugo corrieron entre mis labios genitales y se me deslizaron hasta el anito.
Bueno me voy al sábado, salteando las cosas que hicimos en la cama con mi papi y mi mami adoptivos. Habíamos quedado que fuéramos al departamento a eso de las 23 horas del sábado, que ya nos estaría esperando con los tres negrotes. De más esta decir que Lydia pensaba refocilarse sólo con nosotras porque no tenía ningún interés en los negros. Así que ambas íbamos a disponer de 4 machos y una mujer sólo para nosotras. Antes de salir Roberto estaba con un conjunto deportivo "Adidas". Pero Mariana y yo, dado que íbamos a llegar tarde y en coche y que la entrada al departamento es particular, nos vestimos como dos reverendas putonas, sobre todo ella, a efectos de que los tres tipos que nos estaban esperando se pusieran a mil apenas nos vieran.
A ella ya la conocían, como les dije, pero a mi no. Sólo Lydia sabía mi edad y sabía quién era, dado que ella me proveía de las pastillas anticonceptivas que empecé a tomar a instancias de Mariana a efectos de poder coger con tranquilidad sin temor al embarazo. No estaba nerviosa, porque estaba acompañada por mis "papis" pero sí excitada y ansiosa ya que esa noche iba a coger nada menos que con tres negros y con Roberto, además. Les diré que ambas nos pusimos dos vestidos minis espectaculares. Nos llegaban a la mitad de los muslos y eran muy ajustados y escotados. Las tetas de Mariana parecían deseosas de saltar fuera del vestido. Las mías son más chicuelas, la ropa interior de ella era una tanga escandalosa, negra, y el sostén de copa del mismo color, mi tanga era roja, ya que creo que es el color que contrasta mejor con mi piel blanca, escandalosa como la de ella, no llevaba sostén, las medias de ella eran color gris, transparentes, auto ajustables con liga ancha festoneada, las mías similares pero color carne.
Teníamos maquillaje diferente. Ella parecía una puta de cabaret, con sombras en los ojos, rimel, los labios pintados con un rojo fuerte, su cabello rubio, ligeramente ondulado y su cuerpo, digno de una vedette, contribuía a hacer de ella una mujer desde el punto de vista sexual terriblemente atractiva. Yo, con poco maquillaje, si vamos al caso, no tenía aspecto tan de puta como ella, si bien mi vestido era muy justo, corto y escotado mi cara es la de una nena ya que no aparento los 19 años que tengo, pero en el fondo me sabía tan puta como ella, aunque con menos experiencia.
Confieso, modestia aparte, que cuando Lydia abrió la puerta del departamento, los negros abrieron los ojos asombrados cuando me vieron entrar sin dejar de mirarme de arriba abajo; parece que el blanco de los ojos de los negros resalta más. El departamento sin ser lujoso estaba bien puesto, alfombrado, dos grandes y mullidos sofás, luz indirecta, música suave. Se veía una puerta abierta y dentro de la habitación una cama: era el dormitorio.
Quedé impresionada cuando los negros Raúl, el más veterano, Richard el soltero y Néstor el casado se puso de pie para besarnos en la mejilla. Eran tres orangutanes por la altura y los físicos; Richard y Néstor más musculosos que Raúl, el mayor, que era más bien gordo y con algo de barriga. Como la mayoría de los negros sus labios eran muy, pero muy gruesos y sus narices chatas R. y N. estaban con la cabeza rapada y el mayor con motas chatas y algo canosas en las sienes. Pero lo más importante no se les veía y eran sus garrotes, pero ya tenía buenas referencias al respecto, de acuerdo a lo informado por Mariana (24x5 más o menos R. Y N pero de ¡26x6!!!! la del veterano).
Sobre una larga mesa ratona ya estaban servidos unos vasos llenos de whisky y nosotras dos, Lydia y Roberto nos sentamos en otro sofá que estaba frente al que ocupaban R, N, y Raúl. Lo primero que hicimos Mariana y yo fue obsequiarles con un espectacular cruce de piernas que estoy segura permitía a los hombres que teníamos delante vernos los muslos hasta donde estaban las ligas. Al rato, sin dejar de charlar cosas baladíes y tomar algo de whisky, vimos que los tres empezaron a acomodar sus pedazos ya que el bulto en los pantalones se hacía escandaloso. Sólo al ver esto mi conchita empezó a mojarse.
-¿Qué edad tiene esta chiquilina? -preguntó Raúl sin dejar de mirarme las piernas.
-19 -respondió Mariana- ¿te gusta?
-Es preciosa, pero parece ser menor!!!
-Quédate tranquilo, tiene 19, tiene poca experiencia, pero con muchas ganas de aprender.
-Te haz hecho alguna idea de lo que te espera, preciosa?
-Tengo una idea pero me falta saber una cosa.
-Que es lo que te falta saber.
-Si estoy en condiciones de poder estar físicamente al nivel de Uds., tengo un poco de miedo.
-Quédate tranquila, si aguantaste a Roberto, no vas a tener problemas con nosotros, las diferencias son muy pocas, aparte del color, -dijo con una franca sonrisa.
-Por lo que me dijo Mariana no son tan pocas.
-Si hacemos las cosas bien y sin apuro no vas a tener ninguna clase de dificultades y esta vez estoy seguro que no va a ser la última que nos volvamos a reunir.
El veterano desde el comienzo me resultó una persona muy simpática aunque tenía el aspecto de un hombre de las cavernas. Tal vez, inconscientemente me atraía por saber sus medidas "antropológicas" ¡Estaba deseando verle el pedazo!!! Me limité a sonreír. A esta altura no se preocupaban en disimular los bultos que tenían en sus braguetas.
-Gaby, por qué no les muestras algo de tus encantos? -dijo Mariana, muy amiga de tomar la iniciativa, como ya se habrán dado cuenta.
-¡Eres viva, eh!!!!Por qué no se los muestras tu primero.
-Bueno -dijo sonriendo- los míos ya los conocen, pero de cualquier manera no tengo problema.
Al decir esto se puso de pie, levantó su vestido hasta la cintura y se volvió a sentar. Sus piernas y sus caderas eran infartantes .Los hombres empezaron a apretarse los bultos sin ninguna clase de reparos. Habíamos empezado todos a entrar en el ambiente para el cual estábamos reunidos. Ahora te toca a vos, preciosa, dijo Raúl, sonriente y con la mirada llena de deseo, al igual que la de los otros negros que hasta ese momento habían hablado muy poco. Parecían animales en acecho, sus miradas me quemaban y se notaban ansiosos. Hice lo mismo que Mariana.
-¡Qué par de piernas descomunales, chiquita!!! -dijo Raúl.
Vi que Mariana se le sentaba al lado, sonriente.
-¿Qué te parece, eh? ¡Quién iba a decir que con esa carita ibas a tener ese cuerpo!!! ¡¡mi Dios!!! -exclamo Raúl, asombrado.
Lo miré, sonriendo maliciosamente. Lydia sin más, se sentó a mi lado, corrió el cierre de mi vestido.
-Sácate el vestido -me dijo.
Me puse de pie y lo dejé caer sobre la alfombra. Quedé solo de tanga, con las sandalias de taco alto, las medias y.... nada mas!!!El saberme observada con deseo, me excitaba. Soy exhibicionista de alma!!! Pero temblaba como una hoja al viento y no precisamente de temor, sino por lo que se avecinaba. A todo esto Mariana también se había sacado el vestido. Estaba sentada en el sofá frente a mí dándose besos de lengua con Raúl, el que a su vez le manoseaba las fabulosas tetas que ya estaban fuera del sostén. Quedé ubicada entre Roberto y Lydia. Esta comenzó a darme besos de lengua a los que yo respondía de muy buena gana. La situación y los whisky ya me habían puesto a mil.
Roberto sacó su verga y comenzó a manoseársela. Sin dejar de besar a Lydia aferré su pija que ya estaba a punto y lo masturbaba lentamente mientras él miraba a su mujer semidesnuda a los besos y manoseos con Raúl; Richard se le sentó al lado y Mariana le acariciaba el bulto por encima del pantalón A todo esto el otro negro, Néstor, se puso de pie frente a mi y Lydia. Por un momento pensé que iba a sacar su verga del pantalón y metérmela en la boca pero lo que hizo fue arrodillarse delante de mi, abrazarse a mis piernas y olfatearme la concha por encima de la tanga.
-Espera -le dije.
Intenté sacarme la tanga, pero dicha tarea se encargó de hacerla él; me abrí de piernas.
-Ahora si!!! Dale... chúpame!!!
Comenzó un hábil lengüeteo en mi clítoris, en mis labios genitales, en mi ano, con varios escupitajos llenó mi raja de saliva y sentí uno de sus dedos rozar mi ano e introducirse en mi recto. ¡¡Y comencé a gozar!! ¡¡Y de qué manera!!! Sus labios gruesos en mi concha me sabían a gloria!!! Los hechos se desarrollaron en forma rápida. La lujuria se apoderó de todos. Mi corazón daba brincos dentro del pecho. Los hombres procedieron a desnudarse y entonces pude apreciar las vergas de los negros. Como la de las películas pero de carne y disponibles. Me senté en la falda de Roberto, ya desnudo y su verga se deslizó en mi vagina hasta el fondo. ¡¡¡¡Que ansiosa estaba por una buena penetración!!!!!
Néstor, se puso de pie frente a mí luciendo su espectacular pedazo de carne. Tenía a un costado a Lydia manoseándome un seno y en su boca el pezón del otro seno siendo salivado y succionado por ella Comencé a masturbar en forma deliberadamente suave y lenta aquella hermosa pija que tenía frente a mí mientras miraba a Mariana sentarse en la falda de Raúl. Qué excitante ver como aquella verga monstruosa se iba introduciendo en su vagina. Nuestras miradas se cruzaron. El rostro de ella, reflejaba a las claras su tremenda excitación. Sus dientes apretados, la boca entreabierta, dejaba escapar el aire que salía de sus pulmones, mientras que sus quejidos de placer contribuían a excitarnos a todos. Sin dejarnos de mirarnos, tomó la verga de Richard que se paró delante de ella y comenzó a mamársela.
Ay!!! Que calentura que tenía yo!!! No aguanté más y yo también me metí me metí la verga del negro en la boca. ¡Qué puta me sentía en ese momento!!! Por unos instantes chupaba y pajeaba aquella verga negra, bien dura, gruesa, bien empapada con mi propia saliva. Era tan larga que en cada succión la hacía llegar al fondo de mi garganta y podía masturbarla con mi mano. Gozaba y gozaba pensando en el momento de meterme las vergas de los tres negros en todos mis agujeros. Pensé que lo mejor era hacerme dar por el culo por Roberto y por los otros dos negros antes de intentar meterme la de Raúl a efectos de que mi esfínter estuviera lo más dilatado posible.
-Vamos para la cama Gaby!!! -dijo Roberto.
Mi boca se desprendió de la verga del negro. Se produjo un chasquido por efecto de la succión. Con rápidos pasos me dirigí al dormitorio que tenía la puerta de entrada abierta. La cama era inmensa, diseñada para abarcar a varias personas y me puse de rodillas con las caderas bien en pompa, esperando ser penetrada, no sabía por quién. Vino Lydia y le pidió a Roberto:
-Déjame que la quiero chupar un poco!!
Pobre!!!! Ella quería disfrutar del festín que yo representaba para ella, ¡¡carne nueva, joven y dispuesta a todo!!! Sentí un lengüeteo feroz en mi ano y en mi concha. El negro se sentó delante de mí manoseándose la pija, expectante. Yo deseaba seguir chupándosela.
-Acuéstate abajo, dale que te la quiero seguir chupando.
Una vez ubicado en un delicioso 69, me abracé a sus muslos robustos, sin vellos, se los lamí como una perra, mis labios buscaron su glande, que parecía una manzana y me la engullí todo lo que pude, lentamente, dejando que mis labios reptaran sobre su hermosa pija. Lydia dejó de meterme los dedos en el culo y de chuparme porque Roberto estaba esperando impaciente para poder clavármela. Sentí el glande de Roberto en mi ano e inmediatamente este cedió, sin dolor esta vez y comenzó a introducirse en mi recto. ¡¡¡Qué delicia sentir al mismo tiempo mis entrañas invadidas y el lengüeteo del negro en mi concha mientras chupaba y pajeaba su hermosa pija. Y en ese estado de suprema calentura empecé a decir cosas indecentes.
-¡¡¡Ay,, qué puta que soy!!!¡¡¡Cómo me gusta coger!!! Sí, Roberto, así...así,, dame fuerte!!! Rómpeme toda!!!
Estaba en una especie de delirio, gozando como nunca en mi vida cuando vi que Mariana se acostó a mi lado. Nuestras miradas se cruzaron fugazmente. Levantó las piernas apoyándolas en los hombros de Raúl.
-Dámela por el culo, por favor, métemela toda!!!
Me asombró la rapidez con que el ano de Mariana se tragó aquella descomunal verga. No lo vi pero las palabras de Mariana lo decían todo.
-¡¡Sí!! ¡Así! ¡Así! ¡Ahhh!! Hasta el fondo!! ¡Aghhh! ¡Qué delicia!!!
Los empujones de Raúl debían de ser brutales porque veía el cuerpo de Mariana sacudido por cada uno de ellos. A él yo no lo veía pero sí al rostro de ella, muy cerca del mío, contraído de placer, mirando desafiante al macho que tenía encima. El otro negro que estaba con ella desde el comienzo, se arrodilló a su lado y vi como ella tomó su pija con la mano y se la metió en la boca, saboreándola de la misma manera que yo lo hacía con la del negro que tenía debajo de mí. Por un rato en la habitación se oían quejidos de placer, palabras soeces incentivándonos mutuamente los unos a los otros, ruidos de las palmadas que nos dábamos en el paroxismo de la lujuria. ¡Cuándo iba a pensar yo, unas semanas atrás, que me iba a encontrar en una situación como esta!! Parecía imposible. Pero era verdad!! Estaba disfrutando como nunca lo había hecho en mi vida y atisbaba mi futuro, pleno de placeres guiada por mis padres adoptivos, ahora, mis compinches de orgías.
Los empujes de Roberto se hicieron más cortos y rápidos, sus quejidos de placer sonaban cada vez más fuerte, estaba por sobrevenir su orgasmo, yo también vi que mi orgasmo se aproximaba y comencé a chupar la pija del negro con desesperación Nuestros orgasmos fueron simultáneos. Al mismo tiempo que sentí en mis entrañas la tibieza del semen de Roberto, mi boca se llenó con la leche del negro, tragué bastante pero también cierta cantidad de ella, salió por la comisura de mis labios y se deslizó por la verga. Yo la pajeaba... la chupaba con fruición algunos chorros del tibio semen golpearon en mi rostro y llegó el momento de mi orgasmo. Mi esfínter anal se contrajo y apretó la verga de Roberto, mis piernas quedaron tiesas, como agarrotadas apretando la cabeza del negro mientras saboreaba el orgasmo más brutal que había vivido hasta ahora. Por unos instantes quedé agotada, encima del negro respirando agitadamente
Roberto se tiró acostado boca arriba a mi derecha. Pasé mis dedos por mi ano y lo encontré muy dilatado. Me di vuelta y quedé boca arriba. El negro con el que hice el 69 se levantó y fue a sentarse al lado de Lydia que había quedado masturbándose mirando aquella descomunal orgía. Apoyé mi cabeza en el brazo de Roberto y ambos mirábamos el espectáculo maravilloso de Mariana gozando como una condenada a nuestro lado. El orgasmo de ellos fue simultáneo como había sido el nuestro o casi. Saltó la leche del negro. Ella los estaba esperando con la boca abierta y se tragó unos cuantos chorros, al cerrar la boca el resto de la eyaculación de desparramó en su cara. Raúl sacó su verga impresionante de las entrañas de Mariana. ¡¡Qué pija descomunal!!! Mi mirada se cruzó con la de él. Creo que se dio cuenta que yo miraba su verga con deseo.
Con una rapidez que no estaba de acuerdo con su peso y su pancita, se arrodilló a mi costado. Roberto se alejó un poco de mi sabiendo lo que iba a pasar. Yo también me di cuenta de lo que iba a pasar. Cerré los ojos!!! Sentí como golpeaban en mi cara como media docena de cálidos chorros de semen, abrí la boca y algunos cayeron dentro de ella, era espeso, tibio, delicioso!!! Cuando abrí los ojos vi a pocos centímetros de mi cara el rostro precioso de Mariana aún con restos de semen, se me acostó encima, la abracé y comenzamos a darnos besos de lengua y a lamernos mutuamente. Tenía mi cara cubierta de semen y ella procedió a limpiármela lentamente con su lengua y compartimos aquel delicioso jugo. Hasta ahora dos negros me habían acabado en la cara, pero ninguno me la había dado por el culo, sólo Roberto. ¿Sería posible?
Transcurrieron unos momentos de tranquilidad. Lydia, Roberto y el negro con el que hice el 69, (Néstor) volvieron al living desnudos y no sé lo que hicieron. Me quedé en la cama acostada con Mariana.
-¿Quieres coger con estos dos?. -me dijo al oído refiriéndose a Raúl y al otro negro Richard, los dos que habían disfrutado junto con ella.
-Me parece que te gusta Raúl ¿no es cierto? Me sonreí y le respondí:
-¿Cómo te diste cuenta?
-Por la manera en que lo mirabas, se nota a la legua. Además cuando estaba con él me dijo que eres una mantequita, que le encantaría hacerte de todo!! Dice que tienes un culito que parte las piedras.
-Me gusta es simpático pero tiene la pija grandísima. No sé como hiciste para aguantarlo y por el culo!!
-Mira, te vamos a dejar a ellos dos solitos contigo en la pieza, vas a ver que la vas a pasar muy bien. Después me cuentas. ¿Sí?
-No te vayas todavía, ven, vamos a acariciarnos un poco.
-Muchachos, vengan Gabriela tiene ganas de que la acariciemos un poco.
Raúl se acostó atrás de Mariana y Richard atrás mío. Sentí los dedos de sus manos aferrarse a mis nalgas. Las sentí tibias. Mariana empezó a darme besos de lengua, a veces giraba su cabeza para unir sus labios a los gruesos labios de Raúl. Se dio vuelta y comenzó a chupetearse con él, hice lo mismo y comencé a besarme con Richard. Si pija ya estaba dura, al darme vuelta su verga quedó entre mis muslos.
-Mi amor -dijo Mariana- ponte al revés que vamos a chuparte esa conchita divina que tienes.
Le hice caso. Hubo un cambio de posiciones. Quedé entre Raúl y Richard, con la pija de Richard frente a mi boca. Un pijón inmenso ¡!!!¡Grueso, largo, sabroso!!!! Comencé a mamárselo. Él abrazado a mis muslos; sentí sus gruesos labios chuparme la entrada vaginal y la lengua titilarme el clítoris en forma frenética. ¡Qué delicia!!! Raúl, el veterano, el poseedor de la pija más grande se ubicó atrás de mí, con sus brazos rodeándome la cintura hundió su lengua en mi ano y comenzó a viborearla. Sentir en mi concha y en mi culo aquellas dos lenguas; estar apretada por aquellos dos cuerpos negros, fornidos y con aquella pija a la que no dejaba de masturbar, lamer y chupar hicieron que mi calentura llegara a tal extremo que yo emitía gemidos ahogados al estar mi boca repleta de carne. Perdí el control de mis actos.
Me di vuelta y mi cara quedó frente a la pija más impresionante que he visto hasta ahora. No sé como explicarlo, parecía un termo por lo gruesa, pero era suave, flexible. La tomé con mi mano derecha y comencé a masturbarla Ahora el que hundía su lengua en mi culo era Richard y Raúl abrazado a mis muslos me chupaba la concha. Tuve que abrir en forma desmesurada la boca y apenas logré que aquella manzana que tenía de glande entrara en mi boca.. Comencé a lamerla en todo su recorrido, busqué sus bolas en el paroxismo de calentura y se las lamí. Me excita el ruido que se produce cuando masturbo una pija empapada en saliva. Teniendo la pija asida con mi mano derecha escupí como una puta barata su glande y le hice una paja a efectos de sentir ese ruido que me enloquece.
No resistí más. Me acosté encima de Raúl, para disfrutar del hecho de estar mamando como poseída aquella verga que parecía la verga de una caballo y con la idea lujuriosa de provocar a Richard para que me ensartara por el culo. Puse mi culo en pompa y miré a Mariana. Ella intuyó lo que yo quería.
-Mi amor, te voy a abrir el culito para que Richard te la meta toda, quieres? -en ese momento estaba succionando la pija de Raúl, la miré y asentí con la cabeza.
-Dale Richard, sigue chupándole el culo.
-¡¡No!! Mejor déjame a mí!!! -se arrodilló detrás de mí e introdujo su lengua en mi ano.
-Richard, ¿te gustaría comerte este culito? Mira que rico que está!!!!
Diciendo esto sentí sus dedos tratando de abrir mi ano estirando mi esfínter, lanzó unos escupitajos. Sentí como maniobraba logrando introducir los dedos índice y mayor de ambas manos en mi ano y pujar a los costados tratando de que mi esfínter se abriera lo más posible.
-Mira como te lo estoy dejando, -le dijo ella a Richard.
-Dale, cogétela!!!!
Me toqué el ano con los dedos y noté el esfínter sumamente dilatado. Así como estaba y con la calentura que tenía si Richard no podía meterme la pija en el culo, menos iba a poder Raúl. Sentí el empujón que dio. Un fuerte grito escapó de mis labios al sentir un pinchazo muy doloroso en mi ano Ahora sí, parecía que el esfínter se me iba a rasgar. Que mi ano iba a quedar hecho trizas!!!
-¡Qué horrible, cómo me duele, Mariana!!!
-Tranquilízate, mi amor, aflójate, quédate tranquila que Richard no se va a apurar. Espera que se te pase el dolor, tranquilízate.
El dolor era terrible, me acordé cuando Roberto me la dio por primera vez. Pero a pesar de todo el dolor que sentía, estaba mezclado con una pequeña dosis de placer. El lengüeteo al que sometía Raúl a mi cajetita me producía placer provocando que mi esfínter se contrajera acompasadamente y el punzante dolor fue disminuyendo en intensidad. Un nuevo empujón, otro pinchazo, la pija me entró otro poco... muy poco. Se repitió el ciclo, me quedé quieta, la lengua de Raúl en mi concha y mi boca en su pija eran el bálsamo que en parte compensaba mi sufrimiento.
-Mi amor, te estás portando divino!! ¡Te está entrando! -sentí la voz de Mariana detrás de mi.
Eché mi mano atrás para ver si faltaba mucho para completar la penetración. ¡¡Faltaba casi la mitad!!
-¡Ay... Mariana!! Es muy grande... me parece que no va a poder entrar toda.
-Quédate tranquila que Richard va ir muy despacito!!! -me consoló ella.
Richard dio un empujón algo violento, contrariamente a lo que yo esperaba, en medio del grito que di sentí como que ahora había entrado varios centímetros más. Contraje el esfínter de mi ano Luego del pinchazo doloroso, sentí que la sensación de placer se iba acrecentando más y más. Comencé a contonearme lentamente, en círculos, parecía mentira, pero a pesar del dolor mi ano sentía la necesidad de una penetración más profunda.
-Richard, ya le empezó a gustar.... ¡¡Yo sabía!!!
Richard alentado por mis movimientos y por las palabras de Mariana dio un último empujón. Mi recto al estar un buen rato invadido por aquella terrible verga, pareció adaptarse y empecé a comprender el hecho de que Mariana gozara con la verga de Raúl en su ano. Sentí los muslos de Richard pegados a los míos así como sus bolas en mis labios genitales. Yo estaba esperando la segunda riada de leche de Raúl en mi cara. Pero al notar que la penetración había sido completa, se retiró para verme coger. Se sentó en un sofá que estaba al costado de la cama y Mariana se sentó en su falda. Mi recto había alcanzado una dilatación increíble como para aceptar el vergajo de Richard.
Comenzó con un delicioso vaivén. El dejaba caer su saliva entre mis nalgas, lo que contribuía que mi recto estuviera bien lubrificado. Comencé a gozar del placer del sexo anal. Me sentía llena de carne, pero aquella fricción dentro de mis entrañas me producía una sensación placentera. Al placer físico de aquella verga metida en mi culo se agregaba la satisfacción de sentirme hembra de verdad, así con el culo para arriba, bien a lo puta!!! El hecho de que me estuvieran mirando también contribuía a hacerme gozar. Estando así las cosas, entró Roberto al dormitorio.
-Mariana, Lydia tiene un compromiso y se tiene que ir, quiere decirte una cosa -le dijo
Desnuda como estaba encaminó con prisa sus pasos al living, volviendo enseguida. Comencé a masturbarme. Mi concha me lo pedía. Al ver esto Mariana se acostó debajo de mí, con mi clítoris al alcance de sus labiosa y su lengua. Sentía que un orgasmo brutal se avecinaba. Me abracé a los muslos de Mariana pero no pude chuparle la concha. Estaba concentrada en el placer que estaba sintiendo. Un placer indescriptible!!! De mi boca empezaron a brotar palabras indecentes, las mismas que oía decir a Mariana en los momentos previos a sus orgasmos.
-¡Ay... qué rica pija!!! Qué lindo es coger por el culo!!! Sí....!!! Richard, dama... dame... fuerte... negro puto. Sácate las ganas ¡¡rómpeme el culo!! ¡¡¡Métemela hasta el fondo. Rómpeme toda. Voy a acabar!!! ¡¡Acabo....acabo...aaaahhhhhhh!!! aaahhh!
El orgasmo de Richard fue casi simultáneo al mío. Sentí que la sacó de golpe de mi ano, la tomó con su mano y enfiló los chorros de leche hacia la boca de Mariana que como buena mamona que era los estaba esperando con la boca abierta. Mirándonos gozar como una manga de degenerados Raúl, Roberto y Néstor se manoseaban sus vergas que estaban en completa erección. Esperando su turno. Recién ahí me di cuenta por qué Raúl no acabó en mi cara cuando Richard me la estaba dando por el culo. Se estaba reservando para coger y seguramente conmigo!! Sí..! Estaba segura ¡¡¡quería cogerme!!!
Después que acabé quedé acostada boca arriba al lado de Mariana que había quedado con la cara llena de leche. Se acostó encima de mí y comencé a lamerle la cara y como siempre compartimos el semen entre ambas. Miré a Raúl y me sonreí maliciosamente... invitante... provocativa ¡¡ Yo quería seguir cogiendo!! Y tenía ganas de coger precisamente con él. Los dos nos teníamos ganas desde que nos vimos. Ahora que mi concha y mi culo estaban en condiciones podía coger con él como una verdadera hembra. Se acercó a la cama con su colosal verga en ristre erecta al máximo. Yo pensaba que debía de tener una buena cantidad de semen en sus bolas ya que había resistido el orgasmo cuando le chupé la pija y evitó el orgasmo. Se tiró en la cama a mi costado, con un codo en la almohada y puso la palma de su mano en mi concha.
-¿Qué tal, preciosa, seguís con ganas? -me reí y mientras tomaba su monstruosa verga con mi mano derecha le respondí.
-Sí...un poco
-¿Sólo un poco?
No le respondí. Comencé a masturbársela suavemente, corriendo su prepucio hacia atrás dejando al descubierto su glande inmenso, mojado por el líquido que ya salía por el orificio de su verga.
-¿Te gusta como te pajeo?
-Me muero por meterte la pija en esa conchita -fue su respuesta.
-Pero es muy grande!!
-Pero cogiste muy bien con Roberto y con Richard, y Richard la tiene grande y te la dio por el culo y te gustó!!!
-Pero me dolió -le respondí sin dejar de hacerle la paja.
-Pero terminaste gozando como una yegua. Me tienes caliente, preciosa!!. Estás divina!! Déjame chupar esas tetitas.
Mi tetas son pequeñas, bien blanquitas, con los pezones grandecidos y de un color rosado, muy pálido. Abrió la boca, la apretó contra mi seno y lo succionó de tal manera que quedó todo dentro de su bocaza. Sentí su lengua rozar fuertemente mi pezón, luego hizo lo mismo con el otro seno, mientras que con su mano izquierda rozaba ligeramente mis labios genitales y sus dedos tocaban mi esfínter sin llegar a meterlos en el ano. Cuando dejaba de chupar mis senos hundía su lengua en mi boca y yo se la succionaba, el hacía lo mismo con mi lengua. Coger con negros es excitante por el contraste de la piel de ellos con la mía y también por el tamaño de sus pijas. Me excita cuando me revuelco en la cama con uno de ellos y me miro en algún espejo. Supongo que los que me miran también deben de excitarse mucho, por lo menos parece. Después de un rato haciendo los que les dije antes, yo estaba con una calentura que volaba.
-Dale, metémela!! -le dije.
Si había aguantado la del negro en el culo esta aunque era más grande por la concha estaba segura que me iba a entrar toda. Estaba dispuesta a soportar algo de dolor al principio con tal de sentirla metida en la concha hasta las bolas. Abrí mis piernas, el se arrodilló entre ellas. Tomé su pija con mi mano derecha y acerqué su glande a mi vagina. La refregué en mis labios genitales, para tratar de que se abriera paso, pero no la solté. Permanecí agarrándola, manteniéndola en posición y esperando el primer empujón. Este se produjo. Un grito de placer escapó de la boca del negro. Había entrado el glande. Sentí la entrada de mi vagina violentada dilatada al máximo, pero no sentí dolor esta vez. Mi calentura hacía que chorros de jugos vaginales corrieran hasta mi ano.
-Ya te entró, mi amor!!! ¿Te duele?
-No!! sigue metiéndomela despacito.
Otro empujón, mi vagina se dilataba al máximo, al ser penetrada por aquella verga colosal.
-¡¡¡Ay...!! Preciosa, te está entrando cada vez más, que conchita apretadita y sabrosa que tienes.
La mitad de su verga estaba dentro de mi vagina, la sensación que sentía era deliciosa, la retiró hasta dejar sólo el glande a la entrada y con un nuevo envión me la enterró casi toda.
-¡Ay...! ¡cosita!!!¡¡¡falta poco!!!
Mis labios buscaron afanosamente los suyos. Le metí la lengua en la boca. Sentí como que se la quería tragar. Me abracé fuertemente con los brazos alrededor de su cuello, que parecía el de un toro. Una nueva embestida y aquellos 26 cm de pija quedaron alojados en mis entrañas. Estaba casi como ensartada!!! Enganché mis talones en su espalda y comenzamos a coger como una yegua y un caballo en celo. Él no decía nada, sentía sólo su respiración caliente en mi cuello, sus gruñidos y quejidos de placer. El roce de su pija en el interior de mi vagina y el golpeteo de su glande contra mi útero llevaron a gozar de una manera increíble. Él no hablaba pero una puta gozadora como reconozco que lo soy no puede callarse.
-¡¡Así...! ¡Así..! ¡¡Cogeme!! ¡¡¡Cogeme!! Dame fuerte!!! ¡La quiero sentir bien el fondo!!! Rómpeme toda!!! Después quiero que me rompas el culo, pero ahora hazme gozar!!!
-¿Te gusta, putita? ¿Te gusta coger con tu papito?
-¡¡Sí.. me gusta... !! ¡ Me gusta!!!! Soy tu nenita!! Tu puta!!!¡Quiero pija!!¡ pija...! ¡¡¡PIJA!!!!
-Vas a acabar? -me preguntó, con voz temblorosa.
-¡No..! ¡No...! no quiero acabar todavía, quiero seguir gozando!!!
-¡¡No acabes todavía!!! Sígueme dando. ¡¡¡Fuerte!! ¡¡Bien fuerte!!! ¡¡¡Así...! ¡Así...! ¡¡¡Que delicia!!!
Yo cogía y cogía!! Pero Mariana no perdía el tiempo. Estaba sentada arriba de la pija de Richard, el otro negro dándole por el culo y con la pija de Roberto en la boca. La escena era dantesca. Cuatro machos y dos mujeres cogiendo a destajo todos en la misma cama. Quejidos, gruñidos, suspiros, palabras llenas de lujuria, el sonido de palmadas en la carne, sonidos de besos y de succiones al abandonar la boca el contacto con la zona succionada. Era una vorágine de cuerpos sudados en la más hermosa de las batallas. Todos luchábamos en busca del goce máximo, sin ninguna clase de pudores, temores o falsos prejuicios. Hubiera querido vivir permanentemente en esa situación de orgía brutal y de placer supremo!! Yo deseaba que el apareamiento brutal con Raúl no terminara nunca.
-¡No aguanto más chiquita!!!¡¡Acabo!!! ¡¡aaaahhhh....!!! ¡¡¡aahhhhh....!
Sus embestidas violentas contra mi útero a las que yo respondía con mis propias embestidas, el roce rápido, delicioso, de su pija en mi vagina me llevaron a un orgasmo que coincidió con el de él. Aferrada a su cuello con mis brazos, con mis pies enganchados a su espalda, con su lengua aprisionada dentro de mi boca, con nuestros cuerpos soldados el uno al otro, sentí cada uno de sus chorros de semen hirviente golpear en mi útero, mis paredes vaginales apretaban su pija como un pulpo aprieta sus presas con los tentáculos, como queriendo extraer de aquel miembro viril hasta la última gota de esperma. Mi clítoris latía como un corazón mientras que con mi ano contraído y mis piernas agarrotadas llegaba a un éxtasis que sólo cogiendo se puede lograr. Quedé derrengada, ahíta de placer, con Raúl acostado panza arriba a mi lado.
Pude observa los momentos finales de lo que parecía una desigual batalla entre Mariana con los dos negros y Roberto. Pero a pesar de estar ella solita no sólo pudo aguantar a los tres machos, sino que por el contrario, gozaba de una manera increíble. Terminó boca arriba haciendo acabar dentro de su vagina a Richard, mientras que Roberto y Néstor llegaron al goce final masturbándose con sus pijas cerca de su rostro descargando semen en tal cantidad como para que ella pudiera tragarse una buena dosis y también para que sus mejillas, la frente, la comisura de su boca quedaran bañados con tan delicioso jugo. Durante esa noche el único macho que no me cogió por el culo fue Raúl, al que yo más gana le tenía, pero quedó agotado ante algunos requerimientos de Mariana.
Con estos negros y con Raúl volví a coger varias veces en otras oportunidades. Más adelante, les contaré cuando acepté la invitación de Lydia para pasar una tarde con ella y Fernanda, de la cual me mostró una foto y quedé encantada, una mulata con un cuerpo escultural. Les dije que iría sola con la condición que invitaran a Raúl, no para que él tuviera sexo con ellas sino para que me hiciera, entre otras cosas, lo que no me hizo en la orgía que les acabo de relatar.
Para todos los chicos y chicas solteros o casados que les guste el sexo, que se comporten honestamente y que sientan cierta afinidad conmigo mi e-mail es pretty.gaby@yahoo.com . Besos para todos.