Lección practica de sexo (2)

Continuación de mis primeras experiencias sexuales...

La mañana del jueves era calurosa, desayuné con ellos, estudié un poco y a eso del mediodía me puse una tanguita y me dirigí a la piscina y por primera vez no me puse sostén al bañarme. Almorzamos a las 13 horas, de tarde fui a la Facu.

Volvía a casa a eso de las 19 hs. sabiendo que la noche traería nuevas y deliciosas experiencias. Antes que ellos vinieran me bañe, me puse la mini más cortita que tenía, me puse unas medias de nylon, gris humo, autoajustables, con ligas anchas (sé que a los hombres les encantan), zapatos de taco alto, una chaquetita muy escotada y muy corta que dejaba ver mi pancita y el nacimiento de mis caderas por el lado de atrás, me pinté un poco los labios y me perfumé. Quería sentirme deseada. Creo que en el fondo a todas las mujeres nos gusta eso.

Llegaron juntos a eso de las 21 hs. Se asombraron de mi aspecto y me dijeron que estaba divina!!! Se bañaron, y luego fuimos los tres al centro a cenar. Volvimos a eso de las 24 horas. Estaba ansiosa!! Sabía que se avecinaba otra noche de sexo!! Fui al baño y me higienicé rápidamente. Luego puse unos CD en el equipo de audio y me puse a escuchar música mientras ellos procedían, supongo, a higienizarse. Cuándo apareció Mariana, casi me da un infarto. Estaba para comérsela. Una tanga roja, muy diminuta, con un hilo entre sus nalgas y un triangulito delante. ¡No me canso de admirar sus muslotes, largos, redondos, blancos, tan suaves que brillan, con esas formas que me enloquecen. Lo primero que surge al verlos es un deseo de meter mi cara entre ellos y oler... oler.... besar... chupar... morder... De sólo pensarlo siento que mi conchita empieza a mojar mi tanga.

Tiene unos senos grandes, redondos como melones que pugnaban por salirse de su sostén. Estaba al igual que yo con medias pero color carne, con autosostén y de zapatos de taco alto de color negro. Un salto de cama muy corto, transparente que le llegaba a la mitad de los muslos, lo tenía abierto por delante dejando ver su cuerpo escultural en todo su esplendor. Me imaginaba que ella en las orgías debía ser la diosa soberana y que todos los hombres que estuvieran estarían deseosos de poder cogérsela y meterle la pija por todos lados. Se sentó a mi lado, su perfume era embriagador.

Apareció Roberto con un pijama azul y de sandalias, con el cabello aún mojado.

–Tomamos un whisky?

-Bueno, respondió Mariana. Tu quieres? -dijo dirigiéndose a mi.

Asentí con la cabeza. Roberto trajo la bebida. Yo mostraba mis piernas sin ninguna clase de reparos. Me excita exhibirme.

-Pensabas ir a algún lado? -me preguntó Roberto mirándome las piernas

-No -le respondí.

-Te pusiste linda para esperarnos? -agregó Mariana, incisiva como siempre.

-Si!! -respondí riéndome.

-Tienes mucha ropa, por qué no te sacas algo?

Soy exhibicionista y me gusta hacerlo bailando. Soy una especie de cabaretera de alma. Además en aquel momento, después de lo sucedido la noche anterior, de saber como eran ellos en su aspecto sexual, y estando todas las cartas echadas tenía unas ganas locas de emputecerme. Por lo tanto me dirigí al PC puse una música sensual, lenta, cadenciosa y no me hice rogar.

Me paré delante de ellos y comencé a contonearme tratando de que mis movimientos fueran los más sensuales posibles. Antes de sacarme la mini comencé a acariciarme el cuerpo, mis caderas, mis muslos, levantando mis brazos y acariciándome el cabello, a mirarlos provocativamente. Contoneándome hacía girar mi cuerpo para que pudieran apreciar mi cola, que sabía que estaba muy bien, por las cosas que me dicen los hombres en la calle. Miré descaradamente en dirección al bulto de Roberto y me di cuenta que mi baile estaba dando los resultados esperados. A través del pijama se notaba que su miembro estaba erecto. Al ver mi mirada Mariana se sonrió y comenzó a acariciárselo por encima del pijama. Dejé caer mi mini al suelo y casi inmediatamente el chalequito; como no uso sostén quede sólo de tanga, de medias y zapatos.

Ya con grado elevado de excitación introduje mi mano entre la tanga y mi piel y apoyé la palma de mi mano en mi zona genital.¡Si Mariana era una putona yo no me quería quedar atrás!!! Ella extrajo la pija de Roberto y la sacudió. Ambos me miraban sonriendo con la lujuria dibujada en sus rostros. Adiviné lo que estaban esperando y lo que estaban esperando me encantaba!!!!. Me arrodillé delante de Roberto sin dejar de mirar glotonamente aquella mi primera y hermosa pija. La tomé con mi mano derecha y Mariana la retiró para dejarme hacer. Comencé a recorrerla con mi lengua en toda su extensión... Me hice desear, aunque deseaba desesperadamente engullírmela, pero terminé abriendo la boca introduciéndome su glande para terminar tragándome todo lo posible aquella pija hasta el fondo de mi garganta.

-Mira Roberto como te la saborea!!! ¡Qué putita divina que nos resultó Gabrielita!! No te parece? -agregó.

-Entre las dos me van a matar!! Ya tenía una putona y ahora tengo otra más!!!

Lo que ellos decían eran voces lejanas que llegaban a mis oídos. Yo estaba ya enviciada en mamar pijas y disfrutaba masturbándola y succionando aquel hermoso vergajo.

-Mirá como se queja, pobrecita, está disfrutando como loca.

-Dale tu también Mariana.

Al sentir esto ella se arrodilló a mi lado, arrimó su boca al glande y yo misma se lo introduje en la boca, mientras que le pasaba la lengua todo a lo largo de sus más de 20 cms. En determinado momento nuestros labios se juntaron y nos dimos algunos besos de lengua.

-Dame tu conchita Gabrielita, ven.

Me puse de rodillas encima del sofá, sin saber como hacer, mientras ella proseguía mamándosela encarnizadamente. Denotando gran fortaleza me tomó de la cintura con ambas manos, me levantó por los aires y puso su cabeza entre mis muslos, comenzando a lamerme y a chuparme la concha mientras que mi boca comenzó a disputar nuevamente por la pija del que era "por ahora" nuestro único macho común.

Estuvimos como 10 minutos así. Roberto se detuvo.

-¡¡¡Vamos para la cama, no aguanto más!!! -dijo

Mis pies, que estaban allá arriba, volvieron a tomar contacto con la alfombra. Sin decir palabra nos dirigimos presurosamente al dormitorio. Los tres teníamos unas ganas locas de coger!!! De gozar!!! de chuparnos!!! Mariana iba delante, durante el trayecto tiró la bata en la escalera. Al llegar al dormitorio, se quedó sin zapatos y presurosamente se sacó la tanga. Se acostó en medio de la cama pero con sus glúteos apoyados en la almohada de la cabecera y sus pies apoyados en el respaldo de la cama.

-Mi amor, vamos a chuparnos nosotras. Acuéstate arriba mío y dame tu conchita.

No me hice rogar. Al igual que ella me saqué presurosamente la tanga y me acosté sobre aquel cuerpo maravilloso. El contacto con la morbidez de sus carnes me estremeció yo estaba en una posición que me encantaba!!! ¡¡Con el culo para arriba!!! ¡Bien puta! Dejando mi concha y mi ano aun virgen librados a las apetencias de aquel macho que yo sabía que me iba a ensartar con su vergajo impresionante. Introduje mis brazos entre sus muslos y me aferré a sus nalgas. Comencé a saborear y a disfrutar con desesperación de las zonas genitales de Mariana, los labios vaginales, su clítoris, su ano, sus muslos. Creí enloquecer de lujuria.

Para llevar mi placer a límites indescriptibles, sentí la tibieza y el viboreo de la lengua de Roberto en mi ojete y en mi concha. ¡Qué delicia!!! Sentí sus escupitajos entre mis nalgas para lubricar mi ano antes de proceder a meterme primero un dedo, luego otros y un tercero, alternado con su lengua. Yo sentía que mi ano se estaba dilatando y me di cuenta de las intenciones del macho que tenía atrás mío. Lo estaba preparando para enterrarme su pija en el culo.

-Mi amor, te voy a comer el culito!!! -dijo

  • Sí!! Sí!! Dale Roberto quiero ver como le entra hasta el fondo.

-No te asustes Gabriela que te la va a meter despacito y vas a ver que te va a gustar. Es divino que te rompan el culo!!! Ya lo vas a ver.

Diciendo esto, ella mismo con sus manos aferraba mis nalgas y con la punta de sus dedos trataba de abrir mi ano lo más posible para facilitarle la tarea a su marido ¡¡a nuestro macho!!! Sentí su glande deliciosamente tibio, pero monstruoso, apoyarse en mi ano. Comenzó a presionar. Yo, expectante, dejé de chuparla a Mariana y ella también dejó de hacérmelo a mí para ver como la pija de Roberto iba a meterse en mis entrañas. De repente sentí un dolor muy agudo, un dolor terrible. Pareció que mi esfínter se iba a rasgar. La cabeza de aquel pijón había dado el paso más doloroso. Había dado el paso inicial para el largo camino que tenía que recorrer para poder meter totalmente aquella pija en mi recto. Afortunadamente, como sabio cogedor que demostró ser, Roberto no se apresuró. Dejó que mi esfínter se adaptara al esfuerzo a que estaba siendo sometido. El dolor comenzó parcialmente a ceder y a pesar de cierto temor de mi parte, mi culo, con cierta independencia de mi, deseaba instintivamente una penetración más profunda.

-¡Mi amor!... ¿sigo? -Sentí la voz ansiosa de Roberto.

-Sí... !Si...! pero despacio... no me hagas doler....

-Quédate tranquila preciosa... te va a gustar.... vas a ver.....

Sentí un nuevo empujón, un nuevo pinchazo doloroso y la pija que avanzó unos pocos centímetros más. Me dolía mucho.... pero....¡¡¡ me gustaba!!!Tanto es así que comencé a contonearme suavemente mientras que lo miraba fijamente a los ojos por encima de mi hombro. Dejé de mamar la concha de Mariana concentrada en las sensaciones de dolor y de placer que experimentaban hasta las últimas fibras de mi cuerpo. Mariana también dejó de mamarme, me imagino mirando ansiosa como la pija de Roberto se iba enterrando poco a poco en mis entrañas. A medida que aquella masa de carne se introducía más y más en mi recto, las sensaciones de dolor fueron cediendo y las de placer comenzaron a aumentar hasta tal punto que mi alma de puta se comenzó a manifestar en palabras indecentes rebosantes de lujuria.

-¡¡¡Ay, papito!!! ¡¡ Me está entrando toda!!!

-¿Te gusta, putita? Yo te dije... ¿viste?

-Sí!! Sí.!! Me gusta!!! Dale... métemela toda....dale!!! Sí, mi amor... toma!!!!

Con un violento empujón terminó de meterme toda la pija en el recto, de tal manera que sentí la tibieza de sus bolas en mis labios vaginales. Me sentí empalada... con mi vientre tan lleno de carne que me resultaba dificultoso moverme. A partir de ese momento Roberto inició un cadencioso movimiento de caderas, retirando hasta la mitad de su verga, para volvérmela a meter lentamente. Y mi placer comenzó a aumentar más y más hasta alturas muy difíciles de describir con palabras y también de entender. Sólo las mujeres que hayan vivido una experiencia similar lo podrán entender. Cuanto más rápidos y violentos se hicieron los movimientos más y más aumentaba mi placer hasta lograr hacerme decir:

-¡¡Sí!! ¡Sí!! Dame pija!! Dale...¡¡rómpeme toda, papito!! ¿Te gusta mi culito? Dale. Es todo tuyo, rómpeme!! Rómpeme!!! Así!! Así!!! Ay, que divino que esto!!! Mariana, dale, chúpame la concha!!! AGGGHHH!!!

Pensé que me iba a dar algo, que mi cuerpo no iba a aguantar tanto placer, en esos momentos llegué hasta llorar de placer. Es increíble hasta que punto se puede llegar a gozar con personas como Mariana y Alberto.

Y llegó el momento en que mi cuerpo parecía que iba a estallar y fue cuando llegué a un orgasmo brutal. Mi ano se contrajo y apretó la verga de Roberto. Mis muslos también apretaron la cara de Mariana contra mi clítoris. Cerré los ojos mientas hundía mi lengua y mi nariz en la concha de Mariana, lengüeteándola desesperadamente. Quedé envarada, sólo mi clítoris y mi esfínter parecían latir en medio de un gozo indescriptible, que me mareó hasta llegar al borde del desmayo. Quedé como muerta al costado de ellos.

Alcancé a ver como Roberto se masturbaba frente a la cara de Mariana en la misma posición en que estaban hasta que un torrente de semen cayó en el rostro de ella, que abriendo la boca alcanzó a atrapar varios tragándoselos glotonamente como si estuviera desfalleciendo de hambre y de sed. Entre quejidos Roberto con la pija en su mano derecha, refregó su glande por todo el rostro cubierto de semen mientras que su mujer, mi querida madre adoptiva estirando el cuello trataba de aprisionarlo con su boca, cosa que terminó logrando. Por unos instantes quedó como una ternerita mamona saboreando la verga de su marido, hasta que con un chasquido esta salió de su boca.

Quedamos los tres, acostados boca arriba, sudados, agotados pero satisfechos totalmente con el placer que habíamos logrado.

-¡Qué bueno que estuvo esto!! -dijo Roberto.

-También!! Si te quejas es de lleno. Te comiste un culito precioso y además virgen!! Y… Gabriela, te gusto? -prosiguió Mariana

-Guauu!! Sí!!! Me dolió bastante pero al final estuvo buenísimo.

-Sí, ya nos dimos cuenta que acabaste como una condenada. Pero para la próxima ya no te va a doler casi nada y para la tercera va a ser todo placer. Yo sé por qué te lo digo. Vas a ver

Le contesté con la mejor de mis sonrisas. Eso fue lo principal de esa noche, dado que después hice con Mariana otro delicioso 69 con la diferencia que esta segunda vez fue el culo de Mariana la "víctima" del ataque de Roberto. Demás está decir que tuve el placer de tragarme una buena dosis de semen. Es que es una cosa deliciosa ver a Roberto hacerse la paja delante de mi cara, esperar con la boca abierta, saborear su semen, quedarme con la cara encharcada y esperar que venga Mariana a limpiármela con la lengua.

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