Lección no aprendida
Mi amigo y yo salimos a buscar una víctima para nuestro juego
Hace algunos días nos propusimos salir de juego con un gran amigo: Javi. Nosotros somos amigos desde la universidad, vivimos en la misma calle. Nuestra relación está más allá de lo sentimental, afectivo, sexual… de hecho es todo eso, pero jamás egoísta. De hecho, nuestra relación es tan generosa que además de nosotros, incluimos a sus amigos, mis amigas, sus novias, mis novios… todos somos un gran grupo feliz.
En fin, la noche en cuestión no teníamos ganas de ver a nadie más que a nosotros mismos. Tomábamos una cerveza en la terraza de mi casa y propuse ir a un bar que no estaba de moda, pero donde iba gente entre 30 y 40 años, tranquilos. Esos lugares donde tomas un trago y tienes conversaciones agradables. Acordamos que yo iría primero. Me cambié de ropa, tenía una falda corta, una blusa muy pegada y transparente que dejaba ver mi sostén.
Llegué a la puerta del bar y entré sin problemas. Me senté en la barra, pedí un cocktail y me lo tomaba mientras puse mis ojos en un hombre de edad media, le coqueteaba desde lejos y él hacía lo mismo: sonreía y me veía con cierto morbo. Al rato llegó Javi, me besó y pasó su dedo por mi pezón hasta aterrizar su mano en mi pierna. El tipo me vio con enojo… pero yo le guiñé el ojo.
Javi se sentó a mi lado y me preguntó a quién le estaba exitando, le conté mientras veía a ese hombre que no sabía si seguir viéndome o dejar de seguirme el juego. Javi decidió que sería divertido tocar mis piernas mientras nos reíamos o acercarse a mí, abrir mis piernas y besarme. Yo me reía y no paraba de mirar al otro hombre.
Después de varios tragos me fui al baño. Los baños estaban detrás de una pared, cuando salí me encontré con el hombre que me arrinconó contra esa pared y me dijo “puta rica, te gusta calentar a los hombres verdad? Ahora vas a pagar”. Sin dejarme responder, metió su lengua en mi boca y estrujaba mis tetas con fuerza. Yo quise empujarle pero él tomó mi mano derecha y me llevó hacia el baño de hombres.
“Ahora cosita rica… a chupar” – dicho eso me obligó a arrodillarme y sacó su polla enorme, me agarró del cabello y me obligó a chupar su verga. Era ENORME, nunca había visto y menos sentido en mi garganta algo tan grande. Tenía que hacer un gran esfuerzo por metérmelo en la boca. Respiraba con dificultad. Él no tenía piedad, me penetraba hasta la garganta y yo tenía arcadas.
Mientras eso pasaba, Javi entró al baño. Vio el espectáculo y dijo “Amigo, ese caramelo no se come solo”. Tomó mis caderas y las levantó. Subió mi micro falda hasta mi cintura, puso a un lado mi tanga y me penetró. El hombre seguía en mi boca y Javier se daba gusto por mi chocho que chorreaba líquidos. Nunca había estado en una situación así y el un baño de un bar!
Al rato el tipo se vino en mi boca… un chorro enorme que por poco me salió por la nariz, se regó por mi boca. Javi terminó en mis nalgas. El tipo dijo “espero que aprendas a no calentar a los hombres”. Yo me reí y dije… “Espero que aprendas a no caer en juegos de amigos”. Javi y yo reímos. Me vestí y salimos a bailar.