Lección a mi novio

Esta es la historia de cómo me tragué todos mis remilgos por dar una lección a mi novio.

Esta es la historia de cómo me tragué todos mis remilgos por dar una lección a mi novio.

Soy una chica normalita tengo 20 años soy castaña mido 1,70 y de cuerpo soy bastante normalita, pecho no muy grande, culo medio y como todas una dosis de celulitas. Hasta que empezó el verano era bastante tímida, pero ahora no lo soy tanto.

Llevo con mi novio Jordi desde los 16 y en el sexo siempre nos ha ido bien aunque él siempre ha querido más ya que en este aspecto siempre he sido bastante conservadora, siempre he dejado que me hiciera lo que quisiera menos sexo anal y alguna que otra vez le he hecho oral aunque siempre me ha dado reparo.

Llevamos un año viviendo juntos y durante este tiempo todo ha ido bien y en el aspecto sexual él seguía pidiéndome hacer realidad sus fantasías hasta que a mediados de junio dejo de insistirme y yo noté que por las noches dormía más profundamente y por las mañanas me despertaba dolorida sobre todo en la mandíbula y en el culito. La verdad es que al principio no relacione estas cosas hasta que un día haciendo limpieza en el ordenador entre en una Web que estaba en el historial en la que vendían diferentes productos afrodisíacos y uno de ellos era una droga que aparte de subir la libido provocaba cierta amnesia. En cuanto vi esto ya no tuve más dudas pero al principio tampoco pude hacer nada para evitarlo ya que no sabia ni donde lo guardaba ni como lo utilizaba.

Pasaron un par de semanas y el sexo volvió a su rutina de siempre, por lo que deduje que se le había acabado el producto así que decidí vigilar el correo por si llegaba alguna cosa. Durante unos días pude comprobar que sus fantasías también habían evolucionado ahora me pedía que vistiera más provocativa y fantaseaba con exhibirme y verme con otros hombres.

Finalmente llegó un pequeño paquetito por correo sin ningún tipo de publicidad, lo abrí y después de comprobar que era la droga volvía empaquetarlo todo sin dejar ninguna señal y lo deje en el buzón. Cuando volvió a casa los dos nos comportamos de manera natural y aunque trate de ver donde lo guardaba no lo conseguí, por suerte al día siguiente salíamos de vacaciones y tendría una nueva oportunidad. A la mañana siguiente volví a despertarme, no dolorida pero sí con el culito ligeramente molesto. Mientras él se duchaba busqué en su maleta y allí encontré el frasquito y decidí que tendría que darle una lección así que cambié la droga por agua salada, para distinguir cuando la utilizara, después lo dejé donde lo había encontrado.

Cuando estábamos desayunando noté el sabor salado y me dispuse a ver que se proponía. Nada más acabar el desayuno empezó a provocarme y a meterme mano yo le dejaba hacer a la vez excitada le correspondía. Fuimos a la habitación y allí estuvo un rato más excitándome pero sin llegar a follarme y cuando finalmente se lo pedí se retiró de mí alegando que se hacia tardé y que teníamos que acabar de hacer mis maletas. Rápidamente me puse a meter mi ropa en las maletas mientras él venia detrás de mí acariciándome y convenciéndome de dejar la ropa interior, los pantalones... en una bolsa aparte para meterla al final. Cuando acabamos de hacer las maletas era la hora de salir y cuando bajábamos las maletas pude ver como se "olvidaba" de la ropa que habíamos apartado. Durante el viaje en el taxi y en el avión no dejo de meterme mano y de intentar de mostrarme hasta pasadas unas 4 horas por lo que ahora tenía toda la información que necesitaba para darle la lección.

El primer día lo pasamos tranquilo descansando a pesar de mi "sorpresa" al haberme "olvidado" parte de la ropa en casa y a la noche salimos a ver el ambiente de la zona. Al principio protesté ya que la ropa que podía ponerme era bastante provocadora pero acabó convenciéndome ya que nadie nos conocía y solo íbamos a tomar una copa para ver el ambiente.

Entramos en un pequeño bar musical que vimos, buscamos una mesa y Jordi se fue a buscar las bebidas. En cuanto probé la mía noté que había puesto unas gotas de la supuesta droga y me dispuse ver lo que pretendía. Al principio parecía conformarse con acariciarme las piernas pero poco a poco fue subiendo la mano por mis muslos a la vez que me separaba las piernas hasta que llego a un punto en el que si abría más las piernas la gente sentada frente a nosotros podría ver bajo mi corto vestido y me resistí un poco.

Shhh! No te preocupes dejame hacer – me susurró al oído.

Recordando la "droga" y muriéndome de vergüenza le dejé continuar con sus cada vez más atrevidas caricias que a pesar del corte me estaban excitando. Cuando su mano llegó a mi pubis alcé la cabeza y vi que un hombre no se perdía detalle de nuestros juegos.

Nos están mirando! – le dije roja como un tomate.

¿Quién? – me pregunto a la vez que pasaba sus dedos por mis labios vaginales.

El hombre de la mesa de enfrente.

Mírale a los ojos y sonríele. – me contesto a la vez que uno de sus dedos entraba en mi cuevita.

En ese momento decidí olvidarme de todos mis remilgos y complejos y mirándole a los ojos le sonreí para después morderme el labio inferior por el placer que me daba mi chico que cada vez me masturbaba más descaradamente.

De pronto cuando ya me encontraba cerca del orgasmo saco la mano de donde la tenía y me propuso bailar coincidiendo con una canción lenta. No perdía ocasión para acariciarme e intentar levantar mi vestido mientras me hacía notar su erección a través de la ropa. Casi sin darme cuenta me llevó frente al hombre que nos había visto y cuando estuvimos bien cerca de su mesa puso sus manos en mi culo sobre el vestido y las subió lentamente acariciándome a la vez que el vestido acompañaba a sus manos dejando mi culito a la vista de aquel hombre y de todos los que miraran. Justo en ese momento acabó la canción y la siguiente resultó ser mucho más movida.

Voy a sentarme un rato sigue bailando tú sola. – me dijo mientras se iba dejándome ante la mesa de aquel hombre.

Me puse a bailar yo sola, intentaba hacerlo de forma sensual a la vez que hacía pruebas. Enseguida me di cuenta de que bajo el vestido mis pechos se movían con total libertad al más mínimo movimiento, si me inclinaba al frente el escote dejaba ver una buena parte de mis pechos y si giraba un poco rápido mi vestido subía dejando ver parte de mis "tesoros".

Estuve bailando un par de canciones a la vez que intentaba mostrarme tanto a Jordi como al extraño de enfrente de nuestra mesa. Al final de la segunda canción Jordi se fue a pedir otras bebidas. En ese momento empezó a sonar otra canción lenta y me dirigí hacia nuestra mesa pero en ese momento alguien tocó mi hombro.

¿Bailas? – Era el hombre que había presenciado nuestros juegos.

Acepté encantada y en cuanto empezamos a bailar sentí su erección en mi vientre, era la primera erección que sentía que no fuera la de mi novio y eso hizo que me mojara más.

Soy Juan de Madrid, ¿cómo te llamas? – se presentó a la vez que bajaba un poco la mano que tenia en mi cintura.

Marta de Barcelona. Encantada. – nos dimos dos besos momento que aprovechó para bajar más su mano dejándola directamente sobre mi culo.

Seguimos hablando un poco mientras él seguía con la mano en mi culo y vi que Jordi había vuelto con las bebidas, le miré en busca de su reacción y me di cuenta que eso era realmente lo que buscaba así que comencé a moverme de manera que mi cuerpo acariciara aquella verga. El hombre enseguida se dio cuenta de mi predisposición y empezó a acariciarme sin ningún recato. Su mano recorría mi culo y mis piernas completamente haciendo que me mojara más y más.

Poco a poco nos fuimos desplazando a una zona menos iluminada del local y poniéndome contra la pared me besó, un beso largo y húmedo al que correspondí con pasión. Mientras me besaba llevó mis manos a su pantalón que abrí para liberar su verga. En cuanto la sintió fuera levantó mi vestido para pasarla por mi húmedo conejito, cuando encontró mi cuevita me alzó contra la pared para clavármela de golpe, la sentía clavada hasta la matriz y no podía evitar gemir y suspirar. Empezó a moverse pero la posición no era demasiado cómoda así que la saco y me hizo poner de cara a la pared e inclinarme. Si la postura anterior era poco discreta esta no lo era en absoluto, pero a él parecía no importarle otra cosa que taladrame el coño, lo hacía realmente bien, combinaba penetraciones rápidas con otras lentas y profundas que me daban un placer indescriptible. Mientras sus manos tampoco paraban quietas y bajándome la cremallera del vestido pudo acceder a mis pechos los cuales a masaba y pellizcaba para mi mayor placer. Fuertes corrientes eléctricas recorrían mi espalda anunciando el orgasmo que justo cuando clavándome su polla hasta el fondo se corrió en mi interior, yo no pude evitar el gemido que salio de mi boca que por suerte fue tapado por la música.

Unos segundos después habíamos recompuesto nuestras ropas y nos dirigimos cada uno a nuestra mesa. Nada más llegar mi chico, sin apenas preámbulos metió su mano entre mis piernas e insertó dos dedos en mi rezumante conejito.

Veo que te lo has pasado bien en mi ausencia. – me dijo mientras acercaba sus dedos sucios de semen y de mis jugos a mi boca.

Sí, he estado entretenida. – contesté mientras chupaba sus dedos primero con un poco de asco y luego con deleite. Me hizo repetir la operación mientras el desconocido que me había follado no perdía detalle.

Vamos a otro sitio?

Encantada.

Apuramos nuestras bebidas y salimos del local.

Me encanta que seas tan zorra – me dijo mientras buscábamos otro local.

Pues no sabes lo que te espera – pensaba yo mientras me proponía entrar a unos billares.

Entramos y al principio nos quedamos en la barra y mientras hablábamos él se dedicaba a acariciar mi culito primero sobre el vestido y después, disimuladamente, por debajo. Al de un rato me propuso jugar una partida de billar, que él me enseñaría. Sacamos las bolas y las colocamos y cuando esta todo listo me dijo que tenia que ir al wc.

Mientras lo esperaba jugueteaba con la bola blanca mientras daba vueltas a la mesa.

Hola guapa. Te apetece jugar una partida? – Me dijo un chico a los cinco minutos que mi novio me dejara allí sola.

La verdad es que no he jugado nunca. – le contesté.

No te preocupes yo te enseño. –me insistió a la vez que me tendía un palo.

Era un chico alto y rubio con el pelo largo, vestía con un pantalón y un chaleco de cuero negro que dejaban a la vista sus fuertes brazos. Me coloqué en posición para hacer el primer golpe mientras él se colocaba al otro lado de la mesa desde donde tenía una buena vista de mi escote y de su interior.

Espera un momento, deja que te enseñe como se coge el palo. – me dijo riendo después de ver mi primera pifia.

Colocó de nuevo la blanca en su sitio y empezó a explicarme como poner los dedos... después me corrigió la postura para lo que pegándose a mi espalda fue susurrándome al oído las instrucciones a la vez que me hacia notar su "palo" en mi culo. Hice mi tirada y aunque salio bastante bien no conseguí colar ninguna bola. Después tiró él y en una muestra de su experiencia coló bastantes bolas. Cuando finalmente falló la blanca me había quedado en una posición muy complicada para llegar. Por más que lo intentaba no había forma de llegar, mientras él observaba mis evoluciones no perdiendo oportunidad para mirar bajo mi vestido. Finalmente vino en mi ayuda y me hizo colocar en el lado opuesto de la mesa a donde se encontraba la bola.

Tienes que estirarte sobre la mesa dejando un pie en el suelo. – Me puse tal y como me decía parlo que mientras estaba de puntillas sobre un pie la otra pierna la tenia levantada a unos 90 grados dejando una buena panorámica a quien estuviera detrás. Aun así no alcanzaba, el chico volvió a ponerse detrás de mí.

Gira el cuerpo. – me dijo cogiéndome la cintura a la vez que volvía a hacerme sentir su polla en mi culito.

Mientras intentaba golpear la bola fui notando como su mano bajaba más y más hasta llegar a mi pubis en ese momento paró y en vista de que no protestaba la quitó para colarla por detrás bajo mi vestido.

Veo que eres una zorrita caliente. – me dijo mientras su mano recorría mi conejito.

Mi conejito ya estaba húmedo por sus anteriores acercamientos por lo que no tardó en hacerme sentir uno de sus dedos en su interior. Levanté la cabeza y observé el local, gran parte de la gente no se había dado cuenta de nada pero había un grupo que no se perdía detalle, entre ellos Jordi que se había colocado en un rincón cerca de los wc.

En nuestra mesa de billar parecía que el tiempo se hubiera parado, yo seguía inmóvil en mi incomoda postura mientras aquel chico solo movía la mano bajo mi falda.

Voy al lavabo, te espero allí, no tardes en venir. – me dijo mientras recorría toda mi rajita con su mano mientras la retiraba.

En cuanto retiró la mano me puse de pie y miré hacia los lavabos y disimuladamente al rincón donde estaba Jordi,, que había desaparecido.

En cuanto la puerta del lavabo se cerro detrás del chico me dirigí hacia allí mientras unos cuantos hombres me seguían con la mirada, todos aquellos hombres sabían lo que pasaría allí dentro y me miraban con lujuria.

En cuanto traspasé la puerta un olor a orín me invadió las fosas nasales, aquel no era un lugar limpio en absoluto.

Sabía que vendrías, se una buena zorrita y desnudate. – me dijo mientras entraba.

Sin perder un segundo hice lo que me decía dejando el vestido sobre uno de los lavamanos quedándome únicamente con los zapatos. Mis pechos se alzaban desafiantes con los pezones bien erguidos mientras notaba mi conejito mojado y abierto. Mientras yo me desnudaba él se sacó la polla.

Cómetela putita, demuéstrame como lo haces.

Dudé un momento ya que aquella era la segunda vez que una polla invadía mi boca, la primera había sido la de Jordi cuando empezábamos a salir y me daba un poco de asco. Me arrodillé frente a él sintiendo el frío de aquel sucio suelo en mis rodillas y tímidamente empecé a pasar la lengua por su glande sintiendo su agrio sabor. Una ligera presión en mi cabeza me indicó que era el momento de meterla dentro de mi boca, al principio pensé que no podría soportar aquel agrio sabor pero poco a poco fue diluyéndose con otro más dulzor. En ese momento empecé a disfrutarlo y a las idas y venidas de mis labios agregué la succión y el movimiento de mi lengua.

Ummm, síii zorrita la chupas muy bien. – me animó retorciéndose de placer.

Cuando más concentrada estaba en la mamada me hizo poner de pies apoyando las manos sobre un lavamanos quedando de cara al espejo y sin más preámbulos metió dos dedos en mi conejito haciéndome dar un respingo de placer, después se agachó detrás de mí y se puso a lamerme mi agujerito trasero. Pensaba que me moría de placer y el verme la cara de vicio en el espejo hizo que me corriera por segunda vez esa noche. En ese momento dejó de chuparme y de un solo golpe me la clavó profundamente y empezó a moverse clavándomela lenta y profundamente. Yo ya no me podía controlar y mis gemidos se debían escuchar por todo el local. De pronto, se separo un poco de mí sin llegar a sacarla y enterró un dedo en mi culito.

Veo que no seré el primero, eres una guarra complaciente.

Si me quedaba alguna duda de lo que me hacía Jordi por las noches aquel comentario disipaba todas mis dudas.

¡Síiii, cabrón, rompeme el culo! – le grité intentando que Jordi legara a oírlo.

Sin dudarlo un momento empezó a clavármela despacio, la metía un poco y la volvía atrás, penetraba más profundo y volvía a sacarla un poco. Estuvo así hasta que consiguió meterla del todo y en ese momento empezó a bombear. Al principio dolía un poco pero enseguida empecé a gozar.

Si antes no podía controlar mis gemidos ahora menos, aquel cabrón me estaba enculando y por primera vez yo era consciente. Sus envestidas se fueron volviendo más rápidas y profundas y su violencia hacía que mis pechos chocaran con el lavamanos. En esta postura me corrí varias veces más y cuando él estuvo a punto de correrse la sacó de mi culo y la puso en mi boca, mi excitación no me permitió apreciar el sabor ni pensar en los posibles restos y me puse a chupar como si mi vida dependiera de ello. Al poco la sacó de mi boca y empezó a correrse. Un par de chorros fueron a mi cara y mi pelo y después volvió a metérmela en la boca.

Trágatelo todo, perra. – me dijo mientras su semen llenaba mi boca.

Obedientemente me lo trague todo, otra cosa nueva para mí.

Ha sido un placer conocerte. – me dijo mientras se colocaba los pantalones.

Sin más salió dejándome sentada en el suelo sin que las piernas pudieran aguantarme y con un par de chorretones de semen en mi cara.

Como pude me puse de pie y empecé a limpiarme la cara cuando de pronto sentí una polla que buscaba mi conejito, alcé la vista y por el espejo pude ver la puerta del escusado de detrás de mí abierta y a Jordi pegado a mí. Me moví ligeramente facilitándole la entrada.

Te has portado muy bien putita mía.

Lo siento mi amor, no sé que me ha pasado. –contesté simulando pesar.

La única respuesta que tuve fueron sus fuertes envestidas que volvían a sacar gemidos de mi garganta.

Se pasó un buen rato follándome en esta postura sin dejar de decir que era su guarra y su puta.

Curiosamente durante todo el tiempo que estuve en el wc ningún hombre entró y cuando me vieron salir de la mano de Jordi nos miraron con caras de sorpresa. Salimos de la sala de billar y nos fuimos al hotel a dormir. Estaba rendida y tenía tantas ganas de dormir como de llevar al cabo la segunda fase de mi plan.

Al día siguiente nos levantamos muy tarde y mientras yo me duchaba Jordi pidió el desayuno al servicio de habitaciones. Mientras me duchaba decidí darle uno de los caprichos que de vez en cuando le daba y me depilé completamente el conejito.

Cuando llamaron a la puerta me disponía a salir de la ducha envuelta en la toalla pero decidí empezar con mi plan y salí completamente desnuda. El chico del servicio de habitaciones me miraba incrédulo al igual que Jordi. Crucé la habitación y con tranquilidad saqué una camisa del armario y me la puse. No era muy larga y apenas tapaba la mitad de mi culito además mis pezones se hacían notar a través de la tela. Me senté en la cama mientras los dos seguían mis movimientos.

mmmm, Buenos días! ¿Qué has pedido para desayunar? – pregunté mientras abría las piernas y me estiraba desperezándome.

Buenos días, señora. – balbuceó el chico del servicio de habitaciones sin poder apartar la vista de mi conejito.

Ay, hola, no te había visto. – dije cubriéndome.

Mientras Jordi iba a buscar un bolígrafo para firmar la nota volví a abrir las piernas pasando esta vez la mano por mi conejito mientras miraba el bulto del pantalón del chico. Jordi apenas tardó en volver acabándose espectáculo, firmo la nota y el chico se fue.

¿En serio que no le habías visto?

Estaba tan dormida que ni me he enterado. –contesté haciéndome la tonta. Jordi también tenia una buena erección bajo el pantalón. - ¿qué hacemos hoy?

Podríamos ir a la playa.

¿A la playa? Pero yo no tengo nada para ponerme.

Aquí al lado hay una nudista..... pero si no...

Valé - Le interrumpí para su sorpresa.

Enseguida preparamos las cosas, Jordi se puso un bañador y yo un pareo, cosa que también le sorprendió ya que no había tenido oportunidad de usar la droga.

Camino a la playa los chicos se quedaban mirándome ya que aunque el pareo no dejaba ver nada si se notaba que debajo no había nada. Llegamos y nos colocamos en un lugar poco concurrido junto a unas piedras no muy lejos de la orilla. La mayoría de la gente tomaba el sol en sus toallas, unos cuantos jugaban a palas o estaban en el agua y otros, la mayoría hombres, paseaba por la orilla. A parte de nosotros los más jóvenes debían de tener como mínimo 30 años y la gran mayoría eran más mayores. Enseguida me di cuenta que estos últimos realmente eran mirones y decidí utilizarlos para seguir con mi plan.

Jordi, ¿Puedes ponerme tú la crema que tengo las manos llenas de arena?

Sin sospechar nada se dispuso a ponerme la crema. Me tumbé boca abajo y empezó a ponerme crema en la espalda, las piernas y el culo donde es entretuvo un rato, después para su sorpresa, una más, me di la vuelta y le pedí que siguiera. Empezó con las piernas hasta la cintura y después pasó a los hombros para ir bajando, mis pechos los masajeó un buen rato dejándolos bien duros y con los pezones erectos, después continuó bajando por mi vientre hasta mi pubis.

Si no me pones crema en mi conejito se me va a quemar. – Le avisé

Puso un poco de crema en mi pubis y empezó a extenderla por mi conejito. Se entretenía en él y como no le decía nada empezó a buscar mi botoncito.

¿Qué haces? – suspiré cuando lo encontró.

Él seguía con sus caricias y pellizquitos mientras me iba abriendo las piernas.

Nos van a ver. –le suspiraba mientras le dejaba hacer.

Tal y como esperaba hizo caso omiso de mis palabras y cuando tuve las piernas bien abiertas introdujo dos dedos de una mano en mi conejito mientras con la otra jugaba con mi botoncito. Yo sabia que cualquiera que paseara por la orilla podría vernos y eso me ponía más caliente. En un momento dado alcé la vista y pude ver una cabeza que nos observaba entra las piedras y a un hombre en la orilla que no perdía detalle. Eso fue demasiado para mí y me corrí en sus manos, acababa de descubrir mi faceta exhibicionista, mi plan nos deparaba sorpresas a los dos. Le di un apasionado beso y fui al agua pasando lo más cerca que pude del mirón de la orilla. Estuve un ratito en el agua y regresé a la toalla.

Voy entre las piedras a vaciar la vejiga. – Le dije a Jordi de rodillas sobre mi toalla.

Me giré rápida y pude llegar a ver como se escondía la cabeza del mirón y sin dudarlo me dirigí hacia allí. Me puse a orinar a escasa distancia de donde se encontraba y en cuanto empecé pude ver que se asomaba. Me levante simulando que esta espantada.

Lo siento, lo siento. – Dijo levantándose a su vez. Esperándose algún escándalo.

La situación resultó muy divertida ya que al levantarse dejo a la vista su indisimulable erección.

¿Te ha gustado lo que veías?

Sí –contesto tímidamente.

Pues aprovecha. – Le dije agachándome de nuevo. Me miro sorprendido. – De pies no creo que veas mucho.

Enseguida se agacho ante mí poniendo su cabeza casi entre mis piernas. Empecé a orinar de nuevo mientras él empezaba a masturbase. No tarde en acabar de orinar mientras él seguía masturbándose sin moverse de donde estaba pero en cuanto acerqué ligeramente mi conejito a él no dudo en acariciarlo.

Te he visto antes – me dijo cuando empecé a suspirar. – y sé lo que necesitas.

Se tumbó sobre una piedra más o menos plana y me hizo subirme sobre él. Empecé a clavarme su polla lentamente sintiendo como mi conejito se dilataba, estaba en la gloria, cuando la tuve toda dentro me erguí sintiéndola más profunda aun. Empecé a cabalgarlo y al poco tuve que detenerme presa de un ataque de risa.

¿Qué te pasa, guapa?

Cuando te cabalgo veo a mi novio tomando el sol. – dije riéndome.

Cambiemos entonces.

No. – conteste volviéndole a cabalgar.

Diez minutos después me detuve y con cara de vicio le pregunte:

¿Quieres verle tú mientras me follas?

Vale

Me puse a cuatro patas sobre la piedra de forma que él pudiera ver a mi novio y él empezó a follarme.

¡Viene hacia aquí! – me dijo al de cinco minutos quedándose helado.

No te preocupes y sigue. – dije moviéndome en círculos.

Cuando Jordi vio que era yo la que estaba siendo follada se acercó con la polla bien tiesa y empezó a masturbase ante mi cara. El hombre que me follaba después de las dudas iniciales volvió a arremeter con bríos renovados. Mientras Jordi me follaba me iba insultando llamándome guarra, zorra... en esta situación no tarde en correrme poco después el mirón la saco de mi conejito y se corrió sobre mi culo extendiéndome su semen con su polla mientras Jordi se corría sobre mi cara dejándome perdida.

Después de todo esto volví al agua a limpiarme ante la sorprendida mirada de algunos y luego nos fuimos a comer al hotel.

¿Qué te parece si comemos en la habitación? – pregunte. – no me apetece bajar, estoy cansada.

Vale, ahora mismo llamo para que nos la suban.

¿Y si fueras a buscar un helado a aquella heladería con tan buena pinta?

¿Me vas hacer ir hasta allí?

Va.....

Sin tener que hacerme de rogar demasiado conseguí convencerlo para que fuera a buscarlo quedándome sola en la habitación. Al poco rato llamaron a la puerta y tal y como suponía era el mismo chico que a la mañana. Nada más abrir la puerta sus ojos me recorrieron con lascivia no pudiendo dejar de ver como mis pezones se marcaban en el pareo. Le hice llevar su carrito frente a la cama y yo me puse a cuatro patas sobre la cama estirándome para coger el bolígrafo de la mesilla del lado contrario. Al hacerlo el pareo dejo al descubierto parte de mi culo y mi depilado conejito. A través del espejo pude apreciar como no podía apartar la vista de mí y como su pantalón evidenciaba su bulto.

Sin molestarme en recolocar el pareo me senté en la cama con el bolígrafo en la mano y le indique que se acercara con la libreta. Sin dudarlo se colocó frente a mí entre mis piernas abiertas, me tendió la libreta y firmé.

¿No quieres firmarme tú también? – pregunte mientras con una mano agarraba su bulto y con la otra soltaba el pareo.

Sí claro, pero te firmaré a mi manera.

Como tu quieras. – conteste abriéndole los pantalones.

Cuando empecé a chupársela llamó por teléfono y dio instrucciones de que le cubrieran el puesto y para que enviaran a alguien de limpieza a la 2 57. El chico no dejo que se la chupara mucho tiempo y tumbándome en la cama empezó a pasar su glande por los abiertos labios de mi conejito entreteniéndose en el clítoris y a la entrada de mi cuevita. Cuando puso mis piernas sobre sus hombros pensé que por fin me follaría pero en lugar de eso continuó jugando sin metérmela haciéndome retorcer buscando que entrara. Yo le pedía que me follara que no me hiciera sufrir más pero él seguía recorriéndome con su polla desde mi clítoris ahora hasta mi culito. Con mis suplicas lo único que conseguí fue que al paso por mis agujeritos presionara sin llegar a penetrarme.

De pronto unas piernas se colocan a los lados de mi cabeza dejando un peludo coñito sobre mi cara.

¡Cometelo todo zorra! – me dijo el chico.

Dudé un momento ya que nunca había tenido un coño tan cerca de mi cara ni siquiera había tocado otro que no fuera el mío pero un azote me hizo salir de dudas y sacando la lengua empecé a comerme mi primer conejito, su extraño sabor dulzón me gustó y me apliqué con todas mis ganas.

¿Lo hace bien cariño?

Sí, mi amor, es una buena zorra. Rompela el culo

Esta conversación se desarrollaba por encima de mi cabeza entre jadeos. En ese momento la polla del chico empezó a hacer presión sobre mi anito que se dilataba para dejarlo pasar. La chica gemía cada vez más fuerte y el chico una vez la tuvo toda dentro empezó a bombear con fuerza. De pronto todo sonido y movimiento cesó excepto el mío que chupaba y me retorcía bajo sus cuerpos. Supuse que Jordi había llegado y que todos estaban a la expectativa así que continué chupando y moviéndome y al poco todo continuaba. El chico cada vez me taladraba más fuerte haciéndome llegar a un orgasmo que hizo estremecer cada poro de mi cuerpo. En ese momento el chico salio de mí y cambiamos de postura. La chica se colocó sobre mí dejando sus pechos en mi boca y el chico empezó a penetrarla tal y como delataba el balanceo de su cuerpo. Poco después una mano presionó mi cabeza para que fuera hacia los sexos de la pareja. Como pude, repté sobre la cama hasta quedar sentada en el suelo con sus sexos a la altura de mi boca, no pude hacer otra cosa sino chuparlos mientras los huevos de él golpeaban mi cara. Sus gemidos se hicieron más intensos y las penetraciones más rápidas haciendo que me centrara solo en el clítoris de ella. Sus gemidos y las contracciones de sus sexos me indicaron que se habían corrido en ese momento la polla del chico salió del conejito para alojarse en mi boca mientras del conejito caían goterotes de semen sobre mi cara y mis pechos.

Cuando aquella polla estuvo limpia se vistieron y cogidos de la cintura salieron de la habitación empujando el carrito de la limpieza. Mientras mi marido me miraba lujurioso desde el sillón. Sin vestirme ni limpiarme comimos la fría comida y el desecho helado mientras mi chico me miraba como si quisiera decirme algo. Nos tumbamos en la cama y le notaba intranquilo.

¿Qué te paso hoy?¿Y este cambio que has dado? – pregunto al fin.

Solo quiero que veas que no te hace falta usar esa droga. – Su cara era todo un poema al saberse descubierto. – La verdad es que conseguiste que me desinhibiera y hoy te lo demostraré.

Después de estas palabras se quedó callado y dormimos un buen rato. Cuando nos despertamos era casi la hora de cenar así que me duché y solo me puse un vestido de tirantes bastante veraniego. Bajamos a cenar y aunque Jordi no decía nada no ponía cara de rechazo.

Cuando acabamos de cenar fuimos a la discoteca del hotel, no había muy buen ambiente apenas había gente, la mayoría eran hombres solos de más de 40 años que miraban desde la barra, algunas parejas que bailaban en la pista y dos o tres mujeres solas de 40 años mas o menos.

En cuanto entramos me separé de Jordi con la intención de que pareciera que había ido sola. Busqué un lugar tranquilo donde los hombres pudieran verme y me puse a bailar. Enseguida los hombres se fueron acercando algunos solos otros en pequeños grupos pero hasta un buen rato después nadie se acerco a hablarme. Javier fue quien dio el primer paso, tendría aproximadamente la edad de mi padre, 45 años, era moreno y se conservaba en buena forma. Después de las típicas presentaciones me presento a sus dos amigos Pedro y Manuel tenían aproximadamente la misma edad que Javier. Pedro y Javier estaban separados y Manuel estaba casado. Estaban allí porque sus mujeres o exmujeres se habían ido juntas de viaje y ellos decidieron hacer lo mismo. Yo les expliqué que había ido con mi novio pero que él se había quedado en la habitación porque se encontraba mal y que había bajado a pasármelo bien un rato. Enseguida se ofrecieron para ayudarme a pasarlo bien. Estuve bailando con los tres por turnos, mientras bailábamos me iban explicando cosas de ellos, los tres eran comerciales de la misma empresa Pedro tenía un hijo de 14 años y Manuel una hija de mi edad mientras Javier tenía. La conversación era muy amena con los tres, los tres eran muy amables y divertidos. Poco a poco se fueron acercando más al bailar y lo que al principio eran roces casuales se fueron transformando en caricias disimuladas. Cuando hacíamos el cambio de parejas me di cuenta que hablaban de mí y de lo que me habían rozado, acariciado o tocado. Aquello empezaba a parecerse a una competición donde ganaba el que se atrevía a más. Pedro fue el primero en deslizar la mano bajo mi vestido y Javier el primero en intentar besarme. Cuando los otros dos vieron que le correspondía se retiraron a una mesa dándose por derrotados pero cuando acabó la canción fui a buscar mi próxima pareja aquello pareció ser el pistoletazo de salida y era Manuel quien mientras me besaba introducía un dedo en mi conejito. Cuando acabó aquel baile me encontraba al borde del orgasmo y les propuse salir de la disco. Pedro enseguida se ofreció para seguir la fiesta en su habitación. Todos me miraban expectantes intentando adivinar quien de ellos seria el escogido.

Me parece una buena idea. Cojamos las bebidas y vamos todos para allá.

Todos estuvieron de acuerdo. Cuando estuvimos en la habitación la tensión se palpaba, nadie decía nada.

¿Jugamos a cartas o a algo? – Pregunté.

Enseguida aparecieron cartas de algún sitio y alguien propuso jugar un strip-póquer. Decidimos que ganaría el ultimo en quedarse desnudo y que si quien perdía no tenía ropa tendría que pagar prenda.

Las primeras partidas tuve buenas cartas y no perdí pero no tardé demasiado en hacerlo y cuando perdí los tres me miraban expectantes intentando adivinar si lo haría o no. Me puse de pie sobre la cama y contorneándome fui bajando los tirantes después muy poco a poco deje mis pechos al descubierto para después levantando los brazos dejar caer el vestido hasta los pies mientras movía las caderas. Continuamos jugando y cuando perdía me hacían tocarles por encima del pantalón, por debajo después... hasta que Manuel pidió que se la chupara. Me arrodille ante él y sacándosela empecé a darle besitos en el glande.

Así mi niña lo haces muy bien. – Gemía y suspiraba.

¿Te gusta así papito? – pregunté antes de empezar a meterla y sacarla entera de la boca.

Sí hija lo haces muy bien.

Vi que no aguantaría mucho así que me levante y me acerque su polla a mi conejito.

¿Quieres follarte a tu niña? – le pregunte con cara de niña buena.

Sin contestar dio un empujón con sus caderas mientras sus manos agarraban las mías. Me deje caer sobre él clavándomela del todo, sus manos no tardaron en acariciar mis pechos. Mientras Manuel fantaseaba con su hija mientras me follaba Javier empezó a penetrarme por el culo mientras Pedro me agarraba de la cabeza y bombeaba en mi boca. En esta postura Manuel apenas podía moverse y se dedicaba a darme placer con su boca en mis pechos. Pedro bombeaba con rapidez casi haciéndome dar arcadas mientras yo intentaba usar mis labios y mi lengua lo mejor que podía, mientras Javier parecía querer reventarme el culito. De esta forma me corrí varias veces de manera que las contracciones de mi conejito hacían que Manuel parara de darme placer con su boca.

Pedro fue el primero en correrse, lo hizo en el fondo de mi garganta de manera que ni una sola gota salió por mi boca, después fue Javier que cada vez bombeaba más fuerte hasta que en su última penetración hizo que la polla de Manuel se saliera en ese momento se vació en mis entrañas. Manuel entonces me hizo poner a cuatro patas empezó a follarme con furia.

Síii papa Fóllame me gusta como te follas a la puta de tu hija. – le provocaba.

Finalmente se corrió dentro de mi conejito llamándome todo lo que le pasaba por la cabeza.

Descansamos un rato mientras ellos no dejaban de acariciarme. Como pude alcance mi móvil y marqué el número de Jordi.

Hola ¿cómo estas?.

Bien ¿y tu?

Muy bien ¿dónde estas?

Delante de la puerta de la habitación donde tú estás.

OK nos vemos enseguida entonces.

Los tres hombres solo pudieron oír la parte de la conversación en la que hablaba yo. Dejé mi móvil en la mesilla y sin ponerme el vestido fui a la puerta. Abrí, me puse de rodillas y sacándosela a Jordi empecé a chupársela allí mismo. Sus gemidos no tardaron en atraer la atención de los tres hombres que se quedaron mirando como se la chupaba. Jordi no tardo en correse y después de vestirme y despedirnos de los tres hombres nos fuimos a dormir. Jordi había prendido la lección.

Los siguientes días de vacaciones nos lo pasamos muy bien preparando nuestros "juegos" entre los dos. Pero eso es otra historia.