Le seguimos poniendo los cuernos a mi Papá 3
Yo seguía con la verga metida en mi madre cuando oímos que la puerta de la entrada se cerraba
Le seguimos poniendo los cuernos a mi Papá 3
Yo seguía con la verga metida en mi madre cuando oímos que la puerta de la entrada se cerraba y mi tía de seguro ya no estaba en la casa. A pesar de haber sido una sorpresa que ella nos había visto cogiendo no hicimos nada para componer la situación, ella seguía con las piernas abiertas montada en mí y ensartada por el culo y yo en medio. Volteé a ver a mi madre y ella solo levanto los hombros como diciendo ya ni modo y vi una sonrisa como para darme tranquilidad y que pudiéramos terminar lo que estábamos haciendo. Apure a seguir bombeando mi verga dentro del ano de mi madre y ella siguió gimiendo.
- Dame tu verga métemela más, que rico la siento.
- Te la estoy metiendo como te gusta, estás muy mojada, te la meto por la panocha, -- pregunte.
Mi madre se levanta y saca la verga de su culo y se acuesta a mi lado permitiendo que yo me pusiera en medio de sus piernas para meterle la verga en su panocha, ella levanta su cadera y me deja empujarle mi fierro hasta dentro y empezamos a movernos. De pronto mi madre empezó a vibrar y a levantar más sus caderas indicándome que pronto estaría viniéndose. Yo empuje más y con mis manos levante sus caderas hasta sentir que mi verga chocaba con algo dentro de su vagina. Ella seguía moviéndose y para sentir más profundidad tome sus piernas y las levante para apoyarlas en mis hombros y de esa manera poder penetrarla profundamente. Los dos nos movíamos rápida pero rítmicamente, metiendo y sacando mi verga del agujero de placer por el que años antes yo había salido. Llego el momento más esperado por los dos, empecé a descargar un chorro de leche dentro de mi madre y ella grito al mismo tiempo que me enterraba sus uñas en ambas piernas, se estaba viniendo junto conmigo.
Baje sus piernas y me recosté sobre ella, mi verga aún estaba dentro pero pronto perdía dureza y sentía como se iba saliendo poco a poco de su agujero. Mi madre empezó a moverse y me hizo a un lado para poder bajar y alcanzar mi verga flácida con su boca y con una dulzura empezó a chuparla y limpiarla de todo resto de jugos que en ella había. Ya limpia, volvió a ponerse a mi lado.
- Como siempre me ha dejado sin fuerzas pero muy satisfecha, por un momento pensé que cuando viste a tu tía te asustarías y dejarías que tu hermosa verga se bajara y ya no pudiéramos seguir cogiendo.
- ¡ay madre!, que cosas dices, pues claro que me asuste al ver nos estaba observando pero lo que más me sorprendió fue la actitud tan calmada y sobre todo lo que nos dijo, que éramos un par de calientes y que siguiéramos cogiendo. Tú también casi no hiciste nada- le dije con admiración.
- Pues mira hijo, primero debes recordar que tu tía no es una angelito, que tiene mucha cola que le pisen, segundo, que podría hacer si ya lo había visto todo, y no sabemos cuánto tiempo nos estuvo observando antes de que tú la vieras, así que para que me preocupaba, malo hubiera sido que fuera tu padre el que hubiese sido, ahí si quien sabe.
- Eso sí – le dije levantándome de la cama y me empecé a vestir pasándole una bata a mi madre.
Los dos nos vestimos y arreglamos la cama buscando cuidadosamente que no hubiera rastros de líquidos en ella para no crear algún problema con mi padre.
Ya no le dimos más importancia al suceso y salimos de la habitación, ella se dirigió a la cocina y yo me fui al baño a lavarme. Estando en el baño, oí la voz de mi madre saludando a mi padre que había llegado para comer. De inmediato pensé que si mi padre se acercaba a ella para besarla sentiría el olor a sexo, eso me puso nervioso, así es que salí de inmediato para alcanzar a mis padres y tratar de hacer algo. En el momento que llegue a la cocina vi como mi padre estaba abrazando a mi madre y ella como si nada también le respondía del mismo modo, sentí que me moría, pero alcance a ver en la mano de mi madre un vaso, que después supe, era de brandi. Mi sabia madre había tomado para disfrazar el olor, todo arreglado.
Eran las diez de la noche cuando llego mi tía y mi prima, mi padre ya estaba en su cuarto, tomado como siempre. Recibí a mi tía con un beso
- hola sobrino, ya no tienes calor,- me dijo pícaramente
- hola tía, ya no hace tanto pero yo siempre ando caliente –le conteste viéndola fijamente a los ojos apretándole su mano. Mi prima se quedó viéndonos y me pidió si podía ir a mi cuarto a ver la tele.
- Claro, ve y si quieres ahí hay algunas películas por si quieres.
- Si hija, yo estaré con tu tía y tu primo en la sala, vamos a platicar mucho, así que duérmete y no me estés esperando, ya iré en cuanto terminemos, verdad sobrino?
- Si, puede que estemos hasta muy tarde, hay que ponernos al día – conteste apresurado pero ya imaginándome de que se trataría la plática.
Ahí estábamos, mi tía, mi madre y yo sentados en la sala. Yo junto a mi madre y mi tía a un lado de ella. Al principio platicamos sobre cómo le había ido en su viaje, lo que hacía y que tenía que hacer, mi tía volteo hacia el pasillo de las recámaras y viendo que no había nadie disparó.
- A ver cabrona, -dijo dirigiéndose a su hermana- ¿desde cuándo te andas cogiendo a mi sobrino?, esas mañas no te las conocía, tu siempre fuiste muy modosita y temerosa de dios y ahora me encuentro con que cogen los dos. No saben lo peligroso que puede ser eso.
- ¡ay hermana! Qué pena me dio que nos vieras, hemos tratado de hacerlo lo más discreto posible, tú lo has dicho, es muy peligroso. Pero todo empezó hace unos meses, en un viaje que hicimos para comprar unas cosas, fue el alcohol, la música y la calentura lo que nos orilló a esto.
- A ver platiquen, soy todo oídos, claro que quiero que me lo digan con lujo de detalles, no se guarden nada, ¿entendido?
Mi madre empezó a platicarle todo lo que había acontecido, el hotel, la cama, el bar, los shows y como nos habíamos cogido la primera vez y todas las demás hasta que ella nos vio. Casi a la mitad de la narración, mi tía pidió que le sirviera una bebida bien cargada, me levante y prepare tres.
- ¡ay cabrones! Ya me estoy acalorando con la plática, sobre todo por lo que esto significa, tener sexo con alguien de la familia, es muy excitante, yo sé lo que es…
Mi tía no termino la frase y se dirigió a mi madre
- ¿Ya le platicaste a mi sobrino mis aventuras?, sabes que eso no se debe saber, te pedí que guardaras el secreto.
Mi tía apresuro su bebida y me pidió que le sirviera otra, no sin antes decirme que me entendía, que entendía la situación por la que estábamos pasando, y si yo ya sabía su secreto no reclamaría nada, ya que lo que había visto y oído le daba razón y permiso para que ella se sintiera libre de comentarlo todo con nosotros.
Yo me quede sin decir nada y mi madre le tomo las manos a su hermana y le pidió perdón por haberme contado su historia pero que le agradecía el comentario. Por si acaso, me di una vuelta por las habitaciones para cerciorarme que todo estaba cerrado, al regresar, apague la luz dejando solo una pequeña lámpara que mantenía solo la cantidad de luz suficiente para vernos.
- Claro sobrino, no te preocupes, te diré que yo también pase por una experiencia incestuosa con tu abuelo, duró muchos años y lo disfrute mucho, a parte de los beneficios y regalos que recibí de su parte. Déjenme decirles que nuestro padre, tu abuelo, ha sido muy cogelón, no desaprovechaba oportunidad para meterme su verga, para que se la mamara, a él no le importaba nada, solo quería que cogiéramos. También hacíamos viajes, ¿te acuerdas hermanita?, y cada viaje era coger y coger, con decirles que no hay lugar en donde no me haya metido la verga.
- ¿te gusta meterle la verga a tu madre por el culo? – contéstame sobrino
- Pues si –le dije mirando a mi madre con un poco de pena
- ¿y qué tal, lo tiene apretadito o tu padre ya se lo hizo grande? – se rio y siguió diciendo- a tu abuelo le gustaba meterlo por mi culo y venirse en mi raja.
Mi tía seguía bebiendo y me pedía más, se veía que cada pregunta la calentaba al grado tal que empezó a meterse la mano debajo de su falda para tocarse su panocha. Mi madre observaba la escena y también empezó a pasarse la mano sobre su panocha. Mi verga ya estaba a punto de reventar, se veía un bulto en mi pantalón, mi madre, con la mano libre alcanzó el bulto y lo apretaba.
- Una vez tu abuelo me llevo al cine del pueblo, yo tendría como 16 años, mi estatura hacia que me viera mucho más pequeña y eso permitía que pasara como niña y no pagara un boleto completo. El cine estaba casi vacío pero tu abuelo busco un lugar en la parte del fondo del cine, había lugar para que me sentara pero tu abuelo me pidió que me sentara en sus piernas. Yo vestía una faldita que me llegaba a las rodillas, me senté sobre sus piernas, no sin antes levantarme la falda por la parte de atrás. Mis nalgas estaban justamente sobre su verga ya parada, solo nos separaba mi calzón y su pantalón. El con mucho cuidado se sacó la verga y haciendo un lado mi calzón trato de metérmela, al ver que no podía, me levante un poco para permitirlo acomodarla mejor y ya sintiendo la cabeza de su carne me fui bajando hasta metérmela por completo. Con la verga adentro empecé a mover lentamente mi cadera y buscaba apretar su carne con mi vagina que aún estaba muy estrecha. Así estuvimos toda la película, no sé cuántas veces se vino tu abuelo dentro de mí, yo creo que me vine como cien veces, cada vez que se le volvía a parar la verga hacíamos lo mismo. El pantalón de tu abuelo estaba completamente mojado por sus venidas y por las mías. Termino la función y salimos como si nada, solo que mi padre derramo un poco de refresco en su pantalón para disimular las manchas. No me preguntes que película era, creo que ni él lo sabe.
Mi madre, mi tía y yo ya estábamos demasiado calientes, mi madre no dejaba de sobarme la verga sobre el pantalón y yo hacía lo imposible por venirme, pero una frase de mi tía fue casi milagrosa y llena de esperanza para que nos calmáramos todos.
- quiero verlos coger otra vez, pero ahorita, estoy muy caliente, anda hermana sácale esa verga a tu hijo y chúpasela, pero que no se venga – sentenció
- pero tía, mi padre y tu hija están aquí y pueden salir en cualquier momento – le dije preocupado.
- pues vamos a un motel pero ya, dile a tu marido que vamos a comprar algo, de mi hija ni se apuren.
- ¡no! –dije apresurado, hay que aprovechar el momento, mejor vamos al cuarto de servicio, ahí hay cama y nadie nos puede ver.
Salimos sigilosamente y ya en el cuarto de servicio cerré la puerta y al dirigirme a la cama mi madre ya estaba casi desnuda junto con mi tía y solo esperaban que yo hiciera lo mismo. Me quite la ropa y mi madre de inmediato se metió mi verga en su boca y empezó a darme una gran mamada. Yo observaba a mi tía que, desnuda, se metía los dedos en su panocha desesperadamente.
- Que rico se la chupas hermana y que verga tan lida tienes sobrino, sigan no se detengan.
Mi madre dejo de chupar y sosteniendo mi verga con su mano se volteó a ver a su hermana y agitando el pedazo de carne le ofreció que también la mamara, mi sorpresa fue mayúscula cuando sin más mi tía se abalanzó y de un solo golpe se metió la verga en su boca. Fue un verdadero milagro que yo no descargara toda la leche que tenía acumulada en la boca de mi tía. Mi madre chupaba mis bolas al mismo tiempo. No puedo recordar cuanto tiempo pasó antes de que mi madre le pidiera la verga a su hermana para que se la metiera en su raja, mi tía dejo de mamarme la carne y observó como mi madre se metía mi palo en su panocha.
- ¡aghh! –que rico se ve que te estés metiendo la verga de tu hijo, no seas mala y métetela también por el ano, quiero ver
Mi madre saca mi verga de su panocha y se la empezó a meter por el ano a petición de su hermana. Mi tía hacia muecas de placer y sus ojos se veían desorbitados, sus dedos entraban y salían de sus agujeros, le agarraba los pechos a mi madre y se acercó besándola en la boca, era una orgia de movimientos. Mi verga entraba y salida del ano de mi madre. Yo tenía a mi madre en cuatro, metiéndole por detrás la verga, mi tía se mete debajo de su hermana y con dificultad alcanza su raja y empieza a mamarla, mi madre se agacha un poco y también alcanza la raja de su hermana y la chupa también. Yo siento que me vengo, pronto voy a estallar, le digo a mi madre
- Ya estoy por venirme, ya no aguanto más.
- Hermana deja que tu hijo se venga dentro de mí, quiero su verga en mi culo, déjalo por favor – grito suplicante
- Hijo, métesela a tu tía por el ano, dale el placer de sentir tu leche, yo ya he tenido muchas oportunidades, cógetela – ordenó
Me Salí de mi madre y le pedí a mi tía que se pusiera en cuatro, al ver su delicioso culo, algo dilatado por sus dedos, apunte mi verga y se la metí hasta el fondo. Mi tía al sentirse llena de mi palo se movió desesperadamente. Ya no pude más, descargue mi leche en su ano y mi tía grito de placer. Mi madre se había puesto debajo de ella y la chupaba la panocha al mismo tiempo. Con un movimiento rápido, antes de que mi verga perdiera fuerza me paré y de un solo golpe se la metí a mi madre en la boca terminando de sacar toda mi leche. Me acosté de espaldas en la cama y mi madre y mi tía se dedicaron a chuparme la verga hasta que esta quedo flácida.
- Vaya, que cogida sobrino, ahora sé porque tu madre te da su cuerpo, como quisiera tener un hijo como tú para poder cogérmelo todo el tiempo.
- Y yo se lo doy con mucho gusto y placer – dijo mi madre
- Tía, tu puedes tenerme cuantas veces quieras, bueno si es que mi madre lo autoriza.
- Claro hermana, yo le doy permiso siempre y cuando estemos los tres juntos – término diciendo mi madre.
Nos apuramos a vestirnos y a salir del cuarto tan sigilosamente como entramos, nos dirigimos a la sala y nos sentamos a seguir platicando, yo prepare otras bebidas. Llego el momento de retirarse a descansar, mi madre se apuró a decirle a mi tía que yo dormiría con ella y mi padre para que estuvieran mas cómodas, al fin que la cama de mis padres era más grande que la mía. Mi tía en un tono de voz muy cachondo le contestó a mi madre que le gustaría que yo pasara la noche con ella, que a la mejor nos podíamos acomodar sin molestar y que mi prima se pasara a dormir con ella y mi padre. Mi madre le contesto que le prometía que la siguiente noche yo dormiría con ella, ya que mi padre saldría de viaje pero que hoy la pasaba con ellos. Sin más, y estando de acuerdo mi tía nos paramos y nos fuimos cada quien a su recamara.
Al llegar a la recamara vimos que mi padre estaba dormido y borracho, mi madre se desvistió y solo se puso una camiseta larga. Yo hice lo mismo, tome una camiseta de mi madre y nos acostamos quedando mi madre entre mi padre y yo. Ya acostados, mi madre le hablo en voz a mi padre y este ni se inmuto, seguía durmiendo y hasta roncando.
- Ahí está tu padre, borracho y dormido como piedra, que bueno que esta así, creo que ni enterado esta de lo que pasa. Ven, acércate a mí, abrázame, quiero sentirte.
Yo me acerque a ella y pude sentir como levantó una de sus piernas y la puso sobre el costado de mi cadera, sentí claramente en mi verga el calor de su panocha, me abrazo y acerco más su cuerpo.
- te deseo hijo, ¿estás dispuesto a meterme la verga nuevamente?
- Claro madre, las veces que tú quieras.
Para entonces, mi verga ya había tomado su tamaño y dureza como para poder penetrarla, pero en esa posición no podía alcanzarla profundamente, así que sin temor a despertar a mi padre me puse encima de ella y abriéndole sus piernas se la metí lo más profundo que podía, nos movimos en silencio y en poco tiempo mi madre empezó a venirse.