Le puse los cuernos a mi novio. (Parte 3.)

Llegué con el pensamiento de confesar mis aventuras a mi novio con nuestros dos amigos, pero eso no fue lo que ocurrió y además lo del día siguiente fue peor...

Esta es la continuación de los relatos “ Le puse los cuernos a mi novio. ” Parte 1 y parte 2, recomiendo leerlo antes de leer esta tercera parte.

Parte 1: http://www.todorelatos.com/relato/91442/

Parte 2: http://www.todorelatos.com/relato/92533/


Al día siguiente de ir de compras con Luis quedé con mi novio Jose en ir a cenar los dos solos. No sabía que hacer, no había sido una vez, si no, dos las veces que le había puesto los cuernos. Así que decidí contárselo esa misma noche. Sabía las consecuencias que podría haber, pero tenía que asumir la culpa de lo que hice.

Me puse un vestido negro de tirantes, en V, que me llegaba poco antes de las rodillas. Debajo un sujetador sin tirantes y un tanga del mismo color y semitransparente. Me peiné colocándome todo el pelo a un lado. Y por último me puse unos tacones de aguja de 5 centímetros. Me pinté la línea de los ojos en negro y me eché un poco de maquillaje, aunque apenas se me notaba.

Cuando terminé de vestirme y maquillarme, Jose ya había llegado y me esperaba en el coche. En cuanto salí por la puerta observé como me miraba y abría bien los ojos. Me agasajó durante todo el trayecto, diciéndome lo buenísima y lo guapísima que estaba. Me estaba ruborizando y él lo notaba. En mitad de la autovía no le bastó con piropearme, si no que además con la mano derecha me acariciaba las piernas, sabiendo que me estaba calentando.

En cuanto llegamos al restaurante, de lo caliente que estaba, ya había olvidado que le iba a confesar las dos infidelidades que tuve con sus dos amigos. A lo largo de la noche no paró de meterme mano por debajo de la mesa y cuando terminamos de cenar, me sacó a bailar.

Sonaba una música romántica, de esas que te hacen bailar bien pegaditos. Así que Jose, que no sé dónde aprendió a bailar, me cogió de la mano, me puso la otra mano donde la espalda termina y comenzó a bailar. La luz de sala era tenue y salieron más parejas a bailar en cuanto nos vieron.

Rodeados de nuestros acompañantes bailarines y sin que nadie nos prestase atención alguna, Jose comenzó a bajar su mano por mi trasero y susurrándome cosas que me ponían a mil. Cosas como las que me iba hacer en cuanto llegásemos a su casa, puesto que esa semana estaba completamente solo.

Como os podréis imaginar, queridos lectores, ya no pudimos aguantar más, así que Jose pagó la cuenta y nos fuimos a su casa que estaba a menos de 10 minutos del restaurante.

En cuanto entramos por la puerta de su casa, comenzó a besarme. Primero en los labios cogiéndome la cabeza con sumo cuidado y acariciándome la cara, después bajó por mi cuello, mordisqueándolo un poco, cosa que me calienta un montón. Nos fuimos a su habitación y en cuanto me metí dentro, me tiró a la cama salvajemente. Él se tiró encima de mí y siguió por donde lo había dejado. Me bajó los tirantes y me besó por los hombros. Alcanzó mi escote y estuvo besando por el borde del vestido, con una mano se apoyaba en la cama, con la otra estuvo acariciándome el otro pecho.

Me desabrochó el vestido y me quitó el sujetador. Empezó a bajar el vestido y lo dejó a la altura de mi vientre. Me chupó un pezón, después el otro. Me los mordisqueó un poco, poniéndolos duros como el diamante. Fue bajando con los labios, mientras las manos se colocaban dónde su lengua había estado. Estuvo besando mi vientre y me quitó el vestido finalmente. Me quedé únicamente con los tacones y el tanga puestos.

Me incorporé, le desabroché la camisa que llevaba puesta (azul celeste). Le besé en los labios, después en el cuello y por último en el torso. Él me empujó e hizo que me tumbase, de nuevo, en la cama. Se agachó y me quitó el tanga semitransparente y de hilo que llevaba. Me besó por el vientre, después por las piernas y fue bajando hasta los pies. Me quitó un tacón y me besó el pie e hizo lo mismo con el siguiente. Volvió a subir besándome las piernas, llegando a mis ingles y por fin llegó a mi clítoris.

Gemí a más no poder, pues llevaba toda la noche queriendo que él me lo hiciese. Bajó su lengua y me chupó y me besó mis labios. Intenté que nos diésemos la vuelta para yo complacerle a él, pero no me dejó. Sin decirme ni una palabra desde que llegásemos del restaurante, apretó mis caderas contra la cama para que no me diese la vuelta ni me incorporase.

Estuvo unos pocos minutos dándome placer con la lengua en el clítoris y en mi ya húmedo coño. Mientras se quitaba la poca ropa que le quedaba, introdujo dos dedos dentro de mí. Volví a chillar de placer, agradeciendo que Jose viviese en un chalet y no tuviese vecinos pared con pared.

Cuando pensé que me iba a penetrar, me dio la vuelta con bastante facilidad, pues no opuse resistencia. Se subió hacia mi cuello y lo besó. Fue bajando por la espalda besándola. Llegó hasta mi culo, que al igual que el resto de mi cuerpo se estremeció cuando se puso en contacto con sus labios. Mientras que me besaba una de mis nalgas, hizo que me incorporase y me pusiese a cuatro patas. Yo sabía lo que iba a ocurrir, pues me encanta que me haga un beso negro.

Siguió besándome hasta que llegó por fin a mi ano. En cuanto llegó, volví a gritar. Mientras me lo chupaba metió un par de dedos en mi coño. Yo no aguantaba más e iba a tener el primer orgasmo de la noche. De repente paró tanto sus dedos como su boca, lo maldije interiormente a más no poder. Cuando pensaba que me iba a dar la vuelta, me acarició los bordes de la entrada de mi culo, noté como me echaba un líquido por alrededor, después supe que era aceite. Metió uno de sus dedos lentamente, no me dolió pues estaba bastante dilatado.

Con la otra mano me penetró el coño, estaba siendo follada por sus manos en dos sitios diferentes. Fue entonces cuando tuve el primero, de muchos orgasmos, esa noche. Coloqué mis manos en la pared que tenía en frente y empujé hacia atrás para que sus dedos entrasen más. Grité de placer, no me contuve ni un ápice, pues era la primera vez que me penetraban, aunque fuesen con dedos, por los dos lados a la vez.

Cuando le dije que parase, para yo coger algo de aliento me hizo caso. Respiré, aunque no por mucho tiempo, pues no me dejó ni tumbarme.

Cuando me iba a dar la vuelta para darle un beso, hizo que volviese a la posición en la que estaba. Cuando me puse, metió su polla en mi culo. Tuve una sensación entre dolor y placer, no sé si por uno o por el otro, pero al final volví a gritar. Él paró creyendo que me había echo daño.

-          ¡No pares, cabrón! ¡Sigue follándome el culo! – le grité.

Me cogió de las caderas y comenzó el vaivén. A los pocos minutos tuve mi segundo orgasmo. Cuando terminé de gemir, él se levantó y me dejó que me tumbase. Yo estaba sudando e intentando coger aire, él en cambio se marchó de la habitación. Cuando me recuperé, me incorporé y lo llamé para ver que hacía.

Apareció en el marco de la puerta con un bote de nata, no me dijo nada, lo único que hizo fue echarse un poco en la punta de la polla. Se acercó a mí. Acerqué mis labios a su miembro que estaba bien erecto. Tenía frente a mí una polla de casi 23 centímetros llena de nata. Saqué la lengua y chupé la nata sin tocar su polla. Cuando no había más nata por comer, me la metí en la boca y le hice una mamada. Noté que se iba a correr, pero en ese momento me empujó e hizo que me tumbase. Me cogió las piernas y tiró de ellas para que me pusiese en el borde de la cama y me penetró el coño.

Llevábamos ya hora y media follando, yo estaba teniendo mi tercer o cuarto orgasmo y él aún no se había corrido ni una sola vez. Yo, como os podréis imaginar, estaba agotada aunque no hubiese hecho nada. Me volvió a poner en el borde y él se puso en el suelo de pie. Se la volví a chupar. Comencé por la punta, después por el tronco, incluso le chupé los huevos mientras le hacía una paja.

Empezó a correrse cuando yo me la estaba metiendo en la boca, no paré de hacerle la paja. Abrí más la boca, pues no toda la leche entraba dentro. Me salpicó por la mejilla, incluso me llegó al ojo que lo tuve que cerrar. Cuando terminó de correrse, se la limpié con los labios.

Nos tumbamos desnudos y agotados en la cama y nos quedamos dormidos abrazados.

A la mañana siguiente, me desperté con el sol dándome en la cara, pues la persiana estaba levantada. Palpé la cama en busca de Jose, pero solo estaba yo. Abrí los ojos y efectivamente no había nadie más en la habitación. Miré en la mesilla y vi que había una nota:

Buenos días, mi amor:

Me he tenido que ir a la academia, que empiezo a las 9. Terminaré a las 14h, pero llegaré más tarde que voy a pasar por tu casa para que tu madre me dé algo de ropa para ti y un bikini. Por cierto he invitado a Carlos, Luis, Álex, Victoria y Laura a come una barbacoa en mi casa. Así que si puedes recoge un poco lo que desordenamos anoche.

PDD: vuelve a dormirte que esta noche te volveré a dar caña.

Jose.

Álex era un compañero de la clase de Jose. Antes de que llegase él (Jose) al instituto, yo estaba colgada de Álex y él de mí aunque nunca nos dijimos nada respecto a ello. Victoria era una niña de nuestro instituto que tenía un año menos que nosotros, 16. De vez en cuando salía con nosotros, pues aunque Luis no lo quería reconocer, todos sabíamos que le gustaba. Laura, en cambio, era de mi clase, tenía un año más que yo y estaba en la academia con Jose, pues a ella le habían quedado unas cuantas para septiembre

Miré el reloj y vi que eran las 9.45, así que tenía cuatro horas más para dormir. Antes de volver a echarme en la cama, busqué mi tanga y me lo puse. Cuando estaba otra vez cerrando los ojos para quedarme dormida fue cuando escuché el timbre de la puerta.

Me levanté, me puse la camisa de Jose, me abroché los primeros cuatro botones (justo para que hubiese un poco de escote), me puse los tacones y fui a ver quién era el que estaba en la puerta. Como el telefonillo estaba roto, tuve que abrir la puerta que daba a la terraza delantera, me asomé y vi que en la puerta de la calle estaban Luis, Carlos y Álex a los que abrí.

- Carlos: Buenos días, pensé que estaba Jos…. – fue entonces cuando vio como iba vestida. Una camisa que me llegaba por debajo del culo y unos tacones. – Si llego a saber que ibas así vestida, vengo antes.

- Yo: Calla, tonto, que me acabo de levantar y no tenía nada más a mano. – Les di dos besos a cada uno. - ¿Qué hacéis aquí? La comida no es hasta las 14.30 por lo menos y no son ni las 10.

- Luis: Pensábamos que Jose estaba aquí y nos iba a invitar a bañarnos en la piscina… o nos íbamos a acoplar si no nos invitaba.

- Yo: Pues Jose está en la academia y tardará en llegar. Pero pasar y os bañáis. Yo no tengo bikini así que mientras recogeré un poco la casa. ¿Queréis tomar algo?

- Luis: Yo nada.

- Carlos: Yo una coca si es que hay.

- Álex: Yo otra.

Noté que ninguno de los tres paraba de mirarme los pechos, me di media vuelta y me miré en el espejo. Me di cuenta que al ser la camisa de un celeste muy claro y muy fina, se notaban y se transparentaban, un poco, mis pezones. Así que me dirigí a la cocina sin volver a ponerme frente a ellos, diciéndoles que se fuesen a la piscina.

Mientras que ellos bajaban por las escaleras en dirección al jardín, yo cogí un par de coca-colas de la nevera, me fui a la habitación de Jose y me puse el sujetador, pues aunque fuese negro y semitransparente no se me vería nada si llevaba la camisa. Fui a la piscina y ya estaban los tres semidesnudos, es decir, sólo con el bañador puesto.

Observé como Álex se había puesto más cachas de lo que estaba. Tiene los ojos marrones, es bastante guapo, tiene el pelo en forma de melena y castaño. Está bastante cuadrado y mide 1,70.

Me acerqué a ellos y puse las latas en la mesa, entre las dos tumbonas, mientras que ellos tres se tiraban al agua.

- Álex: Venga, métete, está buenísima.

- Yo: ¡Qué va! No tengo bikini y en esta casa no hay ninguno que me quepa.

- Carlos: Pues en ropa interior. Si es igual a un bikini.

- Yo: Llevo tanga y mi ropa interior es semitransparente, así que no, no es igual que un bikini.

Al decir esto, los tres se miraron entre ellos y se rieron. Estuvieron jugando a hacerse aguadillas y después se pusieron con un balón. Yo mientras tanto, estaba tumbada en la hamaca tomando el sol, con las piernas estiradas y cruzadas para que no se me viese nada. De repente no oí nada, ya no armaban jaleo, así que abrí los ojos para ver que hacían. Vi que Álex estaba junto a mis pies riéndose. Cuando me iba a incorporar Luis me cogió los brazos y Álex las piernas. Entre los dos me levantaron y me llevaron a la piscina.

- Yo: Por favor, no me tiréis, no me tiréis. – dije mientras pataleaba.

-          Jajajaja ¡¡Al agua!! – Gritaron los tres.

- Yo: No me tiréis, que los tacones son muy caros.

- Carlos: Es verdad, son muy caros, vamos a quitárselos para que no se mojen. – Quienes me llevaban en volandas se pararon mientras que Carlos me quitaba los tacones.

- Yo: Espera, espera… ¡el reloj!

- Luis: Pero si no llevas.

- Yo: ¡Mierda!... Espera, la camisa de Jose que es nueva…

- Luis: No es nueva, pero está bien. Carlos, quítasela.

Carlos se volvió acercar a mí. Puso sus dos manos sobre mi barriga y me desabrochó los cuatro botones de la camisa. Observé como Álex no paraba de mirar mi tanga, pues se transparentaba todo, en cambio, Luis y Carlos estaban mirando mis pechos pues también se transparentaba el sujetador. Cuando me quitaron la camisa me tiraron al agua y ellos se tiraron conmigo.

- Yo: ¡Cabrones! – Les dije mientras que apoyaba mis manos en el bordillo y me impulsaba para salir.

- Álex: ¡Joder! – Me di la vuelta y me fijé que estaba mirando mi culo en pompa como salía del agua. En ese momento me senté en el bordillo y me tapé tanto el tanga como el sujetador con los brazos.

- Carlos: No te salgas que ya estás dentro, qué más da.

- Yo: pues que se me transparenta todo o ¿es que no lo ves?

- Carlos: jajaja Pues la verdad es que no, tus brazos te tapan.

- Yo: Y así van a seguir. – dije cabreada.

Me levanté y sin darles la espalda y sin mover los brazos, que tapaban mi ropa interior semitransparente y mojada, me fui directa al interior de la casa, escuchando las protestas de mis tres amigos.

Cuando llegué dentro, me fui directamente al cuarto de baño, saqué una toalla de baño y me envolví en ella. Busqué un secador de pelo y como no lo encontré fui al cuarto de baño de los padres de Jose. Allí había dos secadores, así que cogí el único que estaba enchufado a la corriente, me quité la ropa interior mojada, la puse encima del lavabo, volví a ponerme la toalla y comencé a secarme el pelo.

- Álex: Si quieres te ayudo a secar esto. – dijo mientras sostenía mi tanga y lo miraba.

- Yo: ¿No sabes llamar a la puerta? Y deja eso, ya me encargo yo de secarlo. – dije arrancándole el tanga de sus manos.

- Álex: vale, vale. Solo pretendía ayudar. Quiero pedirte disculpas si te ha molestado el que te echásemos a la piscina.

- Yo: ¿si me ha molestado? Ahora la única ropa que tengo, está mojada y el pelo empapado… y además no parabais de mirarme, parecía que me ibais a violar allí los tres, cabrones. Déjame en paz.

- Álex: lo siento, sólo intentábamos que te unieses y te divirtieses con nosotros. Y con respecto a las miradas, lo siento también. En este último año, tu cuerpo ha mejorado muchísimo y además siempre vas con ropa provocativa que me pone muchísimo…

- Yo: si estás deseando que te perdone, vas por mal camino.

Estuvo disculpándose 5 o 10 minutos más, incluso seguía cuando yo terminé de secarme el pelo.

- Yo: Vale, te perdono. Ahora déjame sola que tengo que secar la ropa.

- Álex: ok, te dejo sola. Pero que sepas que no te vi nada. Aunque tu ropa interior sea transparente no lo es donde debería.

Se me acercó para darme un beso en la mejilla, en forma de disculpa. Cuando estábamos a escasos centímetros, me rodeó con sus brazos poniendo sus manos donde mi espalda y mi culo se unen. Se fue acercando lentamente y terminó dándome un beso en la comisura de mis labios.

Cuando se fue, suspiré, pues el simple hecho de estar en un baño los dos solos, yo con una toalla únicamente, él con el torso desnudo, el ponerme las manos en mis caderas y el darme un beso cerca de mis labios me calentó mucho.

Mientras secaba el tanga y el sujetador, escuché otra vez jaleo en la piscina. Me asomé a la ventana, que daba al jardín, y vi que estaban los tres dentro de la piscina jugando. Terminé de secar mi ropa interior y me la puse. Me maquillé un poco con el maquillaje que encontré en el baño y me puse los tacones, pues ya no los podía mojar. Supuse que los chicos seguían en la piscina, así que salí del cuarto de baño sin ponerme la toalla y me dirigí a la habitación de Jose.

- Álex: Eres tú la que vas provocando, después te quejas de que te miramos. – me sorprendí al ver que Álex y Luis estaban en la habitación, sentados frente al portátil de Jose.

- Yo: ¿en serio, otra vez? – me tapé con las manos mi ropa interior para que no se me viese nada. - ¿Qué hacéis aquí? ¿Dónde está Carlos?

- Luis: Carlos se ha ido a su casa a coger no sé qué, ahora volverá. Estaba revisando el correo. Y por cierto, no hace falta que tapes, no se ve nada.

- Álex: ¿Lo ves? No soy el único que lo dice.

- Yo: Si, ya, claro. Y me quedo en ropa interior frente a vosotros para que me veáis todo ¿no? – Observé que Luis, que era el que manejaba el ordenador, abría una carpeta de fotos y pinchó en una.

- Luis: Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí?

En la pantalla del portátil apareció una foto mía en ropa interior y haciendo una pose sexi. No mostraba nada, pues era un conjunto blanco y con florecitas. Pero yo salía frente a la cámara tirando con un dedo de una tira del tanga hacia abajo y chupándome un dedo. Sabía que en esa carpeta había más fotos de ese estilo y algunas estando yo desnuda. Incluso había unas en las que se mostraba como yo le chupaba la polla a Jose o él haciéndome un cunnilingus o follándome. Así que salí corriendo a apagar el portátil, antes de que viesen dichas fotos y gritando “ ¡Cierra eso! ”.

Antes de que llegase al portátil, Álex se puso delante de mí y me agarró de los hombros frenándome.

- Álex: Vale, cerramos las fotos y la carpeta con una condición.

- Yo: De condiciones nada, apaga el ordenador ahora mismo. – intenté liberarme, pero como no podía usar las manos que tapaban mi ropa interior, no logré hacer nada.

- Álex: Solo escúchame.

- Yo: ¿Qué?

- Álex: Puesto que seguro que en esa carpeta hay fotos más fuerte que esa, solo te pido que levantes las manos y te des una vueltecita.

- Yo: Ni de coña, ¡apaga eso!

- Álex: Luis, siguiente foto.

Luis hizo caso y apretó una de las flechas del teclado. Apareció una foto en la que yo estaba de espaldas, agachada un poco y dando la media vuelta con el torso. No llevaba sujetador, pero me tapaba el pecho con la mano contraria para que no se me viese el pezón. Llevaba un culotte negro, medio braga medio tanga. Y la otra mano apoyada sobre mi culo.

“¡Joder!” dijeron los dos. Les miré y vi que los dos empezaban a empalmarse y yo era motivo de ellos. Sabía que si querían iban a ver más fotos así que finalmente acepté. Di unos pasos atrás. Los dos me miraron y yo levanté mis manos. Ellos comenzaron a morderse los labios y a chupárselos, yo me moría de vergüenza.

- Álex: No se te ve nada, como te dije.

Miré hacia abajo y era cierto, el sujetador era transparente solo la mitad de arriba y el tanga era igual y sólo se veía el comienzo del pequeño triángulo de bello que tengo en el monte venus.

- Álex: Ahora date la vuelta. - Tal y como Álex me ordenó me di la vuelta mostrándoles mi culo. Giré mi cabeza y les miré, vi como estaban embobados mirando mi trasero y me excitó. – Uff… que yo no me entere que ese culito pasa hambre.

- Yo: Pues tranquilo, que no pasa hambre. Anoche le dieron de comer y esta noche también le van a dar. Además… - me di la vuelta y me acerqué a Álex. Le cogí el bañador palpando la polla empalmada que había debajo. -… aquí no hay ni para empezar.

El gesto que le hice le sorprendió tanto a él como a Luis que seguí embobado con la escena e igual de empalmado que Álex. Me acerqué al portátil y pulsé la tecla de apagar. Metí la mano debajo de la mesa y le toqué la polla a Luis.

- Yo: Aquí tampoco hay para empezar y eso sí que lo sé con seguridad. – recordándole lo sucedido el día anterior.

Ellos se miraron, mientras que yo me di la vuelta y me dirigí hacia el otro lado de la habitación, esta vez sin taparme y contoneándome más de lo normal. Me puse de rodillas espalda a ellos, me agaché y busqué mi vestido por debajo de la cama. Cuando lo encontré lo saqué y me iba a incorporar, pero antes noté que uno de los dos me acariciaba el culo. No sé quién era, pero le deje hacer.

Yo seguía con la cabeza bajo la cama y con el cuerpo fuera. Quién me estuviese tocando, me acariciaba el culo y bajaba siguiendo la tira del tanga. Llegó hasta mis labios vaginales que los acarició por encima del tanga. Yo comencé a gemir, pero antes de quién fuese siguiese a más, salí de debajo de la cama.

Seguía de rodillas, miré hacia arriba y vi que era Álex quién me estaba tocando. Aunque yo me hubiese incorporado, él seguía de rodillas, igual que yo, y sin dejar de tocarme el culo.

- Yo: ¿Qué es lo que se supone qué haces?

- Álex: Iba a comprobar si era cierto, o no, que yo no tenía ni para empezar. Por cierto, no te has secado bien la ropa, sigue húmeda.

Mientras tanto, Luis se acercó a dónde estábamos. Se colocó a mi derecha, pues a mi izquierda seguía de rodillas Álex, puso una mano sobre mi pecho derecho.

- Luis: Tiene razón, tu ropa sigue húmeda. – dijo sin apartar la mano.

- Yo: Dejarme en paz. – Me levanté y me alejé de ellos con el vestido en la mano.

- Álex: Vale, Vale. Sólo te decíamos que estás mojada, te puedes constipar.

- Yo: Vosotros también tenéis los bañadores mojados… os podéis constipar.

- Álex: ¡Touché!

Me puse el vestido que llevaba en la mano, bajo la atenta mirada de Álex y Luis. En cuanto me alisé el vestido hasta las rodillas con un fácil movimiento me desabroché el sujetador y con cuidado para que no se me viese nada, me quité los tirantes. Puse el sujetador encima de la mesa. Me incliné hacia adelante, me levanté el vestido únicamente por detrás y me quité el tanga con cuidado para que no se subiese de más el vestido por delante. Cuando el tanga estaba en el suelo lo cogí y se lo mostré a mis dos amigos que no se perdieron ni un solo detalle.

- Yo: Ya está. Yo ya no me constiparé, pero puede que vosotros sí.

- Álex: Nos arriesgaremos, jajaja.

- Yo: Capullos. Voy a tender esto, ahora vengo.

Salí de la habitación, con la ropa interior en la mano. La tendí en el tendedero que había en la terraza y volví al cuarto de Jose. En cuanto entré volví a ver a Álex delante del ordenador que él había vuelto a encender, pero esta vez no estaban viendo mis fotos, sino unas echas un día que salimos de fiesta los cuatro de siempre. Me acerqué a ellos y nos pusimos a verlas juntos.

Luis daba algunas explicaciones de las fotos a Álex, puesto que él no había ido con nosotros. En las fotos salíamos casi siempre Luis, Carlos, Jose y yo y de vez en cuando algún acoplado que había en la discoteca aquél día. Yo no paraba de moverme y de cambiar de posición, puesto que me cansaba estar todo el rato quieta de pie.

- Álex: ¿Te quieres sentar? Que no paras de moverte.

- Yo: Y a ti ¿qué más te da, si no me ves?

- Álex: Sí te veo, por el reflejo de la pantalla. ¿Te vas a sentar o no?

- Yo: Bueeeno…. - Álex separó un poco de la mesa y sin levantarse me ofreció sentarse, pero encima suya. – Ja, ja…. que listo eres tú ¿no?

- Álex: Lo intento… - me dijo mirándome y sonriendo picaronamente.

- Yo: Bueno, pero las manos arriba, dónde pueda verlas.

Al sentarme encima suya, noté que se me estaba mojando el vestido, ya que, aunque yo me hubiese quitado la ropa interior, él seguía con el bañador puesto y mojado. Ninguno de los tres dijimos nada y continuamos viendo las fotos y oyendo los comentarios de Luis. En principio Álex mantenía las manos encima de la mesa, pero al tener la mesa en un lado y no frente a nosotros, el mantener la mano izquierda apoyada en la mesa era un movimiento incómodo. Así pues la puso sobre mis piernas cruzadas.

De vez en cuando Luis se quedaba callado. En una de esas veces le miré para saber por qué no decía nada. Le pillé mirándome los pechos y puesto que no llevaba sujetador y que el vestido era en V y un poco holgado, me veía los pezones. Cuando le pillé mirándome ni si quiera disimuló y me miró a los ojos, yo por toda la situación estaba un pelín cachonda, así que simplemente le sonreí y volví a mirar a la pantalla. Álex no se estaba coscando de nada, ya que al estar detrás mía no me veía los pechos.

Comencé a notar que Álex me estaba acariciando el interior de la pierna izquierda y que a su vez se estaba empalmando. Su polla estaba siendo cada vez más grande, se empezaba a meter en medio de mis cachetes y yo lo notaba cada vez más, ya que su bañador y mi vestido eran bastante finos. Instintivamente descrucé las piernas y las abrí. Él seguía acariciándome, pero esta vez iba subiendo más.

Llegó, por fin, a mis labios empapados y los acarició, tal y como estaba antes haciendo con mis piernas. Siguió subiendo y llegó a mi clítoris. En cuanto llegó, solté un gemido y me eché hacia atrás, pegando así mi espalda a su torso desnudo. Luis se dio cuenta de lo que sucedía, pero se quedó tan callado como nosotros dos. Álex metió su otra mano en mi vestido y me acarició mi pecho izquierdo.

Yo intentaba reprimir mis gemidos y puse mi cabeza sobre su hombro derecho. Al girar la cabeza y mirarle, nos hundimos en un profundo beso. Un beso que llevábamos años esperando, pero por unas cosas o por otras nunca nos dimos. Mi lengua jugaba con la suya, mis labios humedecían los suyos, pero poco pudimos seguir ya que la posición era bastante incómoda para seguir besándonos. Su mano seguía jugando con mi clítoris y la otra intentaba bajar uno de los tirantes.

Luis seguía de pie al lado nuestra, mirando el espectáculo que tenía delante y sin moverse ni un milímetro. Vi que él también se estaba poniendo cachondo, pues la evidencia se notaba bajo su bañador. Con mi mano izquierda le comencé a masajear la polla, tanto como el bañador me permitiera. Con un hábil gesto y usando sólo una mano, deshice el nudo del bañador y se lo empecé a bajar. Por suerte me ayudó, pues no podía bajar más.

Al bajarse el bañador y los calzoncillos que llevaba debajo de éste, saltó su polla de poco menos de 20 centímetros. La agarré y le hice una paja. Me incorporé un poco y me la metí en la boca. Al notar que su polla entraba en contacto con mis labios, Luis soltó un pequeño gemido y acompañado de un mini salto. Cuando estaba dentro mi lengua comenzó a jugar con su glande como si de un Chupa-Chups se tratase.

Álex aprovechó que yo no estaba pegado a su torso y consiguió quitarme los dos tirantes del vestido y bajar la cremallera hasta el final de mi espalda. Mis pechos quedaron al aire y no por mucho tiempo, ya que enseguida noté las manos de Álex en uno y las manos de Luis en el otro.

Volví a coger la polla de Luis con la mano derecha y me levanté sin parar de moverla. Sin decir palabra, Álex comprendió, se levantó, se bajó el bañador y se puso al lado de Luis. Con mi mano izquierda le cogí los casi 22 centímetros de carne que le colgaban a Álex y sin soltar la de Luis me dirigí hacia en medio de la habitación, para no estar tan apretados con la mesa.

Terminé de quitarme el vestido, lo arrojé encima de la mesa y me puse de rodillas. Mientras que le hacía una paja con la derecha a Luis, me metí en la boca la polla de Álex, que lo único que hizo fue resoplar. Ellos me sobaban los pechos y de vez en cuando me cogían la cabeza para que me la metiese más a dentro. Fui turnado para chupárselas. Al cabo de unos minutos hice que Luis se tumbase en la cama de Jose. Me coloqué al final de ella, me subí poniéndome de rodillas y dejando mi culo en pompa.

Seguí con la mamada a Luis y Álex comprendió lo que le intentaba decir sin palabras, así que se puso detrás de mí, metiéndome dos dedos dentro de mi coño. De repente, noté como una lengua me chupaba tanto el coño como el culo. Me eché hacia atrás queriendo más y gemí. Me dio tanto placer tal pequeño hecho que en esos 5, 10 o los segundos que durase no pude seguir con la mamada y me templaban tanto las piernas que parecía que me iba a desmayar. Por suerte no sucedió y pude seguir con mi labor.

Sabía que iba a suceder después, así que me saqué la poya de Luis de la boca y le dije a Álex que cogiese lo que estaba debajo de la cama. Álex sacó el bote de aceite que Jose utilizó la noche anterior para culearme. Aunque en vez de usarlo lo dejó otra vez en el suelo y se subió de rodillas, como yo, a la cama. Puso la punta de su polla en la entrada de mi coño y comenzó a restregar por los labios y el clítoris, estremeciéndose así todo mi cuerpo, otra vez.

De repente tuve una sensación de placer sumado al dolor y a la excitación al notar que Álex metió toda su polla dentro de mi coño. Me cogió de las caderas y me penetró varias veces. Lo tuve que parar puesto que Luis se iba a correr y eso no lo podía consentir, pues aún quería hacer algo más. Así que me saqué la polla de Luis de la boca y le pajeé un poco, para que retardase su explosión.

Me levanté un poco para sacarme la polla de Álex de mi coño e introduje la de Luis que soltó un gemido que yo creía que se había corrido en ese instante.

- Yo: Álex, ahora sí coge el aceite.

Álex me hizo caso y lo cogió, mientras que yo cabalgaba sobre Luis. Me echó un poco en el culo y me introdujo un dedo dentro. Al comprobar que entraba con facilidad se puso encima mía. Al notar el dedo de Álex dentro de mi culo y la polla de Luis, de mi coño volví a soltar otro gemido del placer que me dio. Dicho placer no fue nada en comparación al siguiente, pues Álex me la metió lentamente por el culo y comenzó con el vaivén.

Paré de moverme, pues mis dos amantes hacían el trabajo, Álex apoyando las manos en la almohada y moviendo únicamente las caderas; y Luis con sus manos cogiendo mi cintura y levantando su cintura penetrándome. La sensación que tenía en ese momento de doble penetración es indescriptible, pero os la podéis imaginar ya que al poco tiempo después tuve el mejor orgasmo de toda mi vida, y eso que han sido muchos.

Metí mi mano bajo la cabeza de Luis, me dejé caer encima suya, atraje cabeza a mi hombro y chillé y gemí como nunca antes. Los cabrones no paraban de darme por culo ni por el coño, a pesar de yo haber tenido mi orgasmo. Ellos también querían el suyo.

De repente sonó mi móvil. Los tres nos quedamos quietos y sin hacer ni un solo ruido. Hice que Álex se quitase de encima y salté corriendo hacia la mesa, pues ahí es dónde estaba.

- Yo: Es sólo un mensaje, mierda, es de Jose.

- Luis: Uff... ¿Qué dice?

- Yo: Que acaban de salir de la academia, que van a mi casa y que ahora vienen. Es decir, que tenemos 45 minutos.

- Álex: ¿Quiénes vienen?

- Yo: Pues seguro que él y Laura y no sé si recogerán a Victoria. Así que al lío.

Me acerqué, otra vez a la cama. Esta vez sonó el móvil de Luis que se levantó a cogerlo. Comenzó a hablar por teléfono y por lo bajo nos dijo que era Victoria, así que me subí a la cama y me tiré encima de Álex sin hacer ruido. Luis se salió de la habitación y se fue a la contigua. Mientras tanto Álex y yo ya estábamos dándole que te pego.

Habían pasado unos 5 minutos desde que Luis se fue hasta que volvió a entrar, yo mientras cabalgaba sobre Álex. Luis nos dijo que Victoria se acababa de subir al coche de Jose, así que me bajé de la cama y me puse de rodillas. Tanto Álex como Luis se pusieron al lado mía y les hice una mamada a los dos.

El primero en correrse en mi boca fue Luis, que poco acertaba, ya que parte de su semen me salpicó en las mejillas y en los pechos. Me volví a meter la polla de Luis en la boca para limpiarla. El sabor de la leche de Luis no era amargo, me gustó un poco, pero no me lo tragué ni lo escupí, simplemente lo dejé tal y como había caído y miré a Álex para excitarlo aún más. Así lo hizo, pues pocos segundos después Álex se estaba corriendo en mi boca y parte en mi cara. Cuando terminó les enseñé sus corridas dentro de mi boca las dos juntas, me las tragué y volví a abrir la boca y mostrársela para que viesen que era cierto que me la había tragado.

Cuando lo comprobaron me metí, otra vez, la polla de Álex en la boca para limpiársela. Su leche sabía mejor que la de Luis. No puedo describir el porqué, ni a qué sabía, pero sé que sabía mejor.

- Álex: ¡Dios! Lucía, ha sido bestial.

- Yo: Pues espero que os haya gustado, pero esto no lo puede saber nadie y no volverá a pasar. ¿Me habéis entendido?

De repente escuché un ruido detrás y vi a Carlos que estaba apoyado en la marquesina de la puerta.

- Carlos: Joder, que pena no haber venido antes.

- Yo: ¡Mierda! – Me fui directo a él – ven al baño, terminemos rápido que vienen. – Miré a Luis y a Álex – Y vosotros volveros a poner el bañador e iros a la piscina y como digáis algo de esto aunque sea entre vosotros os mato. – Les miré de tal forma que sabían que podía cumplir la promesa que les acababa de hacer.

Me dirigí al cuarto de baño de Jose, agarrando el brazo de Carlos. Cuando entramos, cerré la puerta con pestillo del pomo y le desnudé sin decir nada. Nos metimos en la bañera…

Querido lector, para no cansar su vista he decidido partir esta última parte del relato en dos. Ya sé que dije que ésta iba a ser la última y que este relato sólo iba a tener 3 partes, pero estar más de 30 minutos es mucho tiempo con los ojos en la pantalla y hace daño en los ojos, así que…

to be continued...