¿Le puedo ayudar en algo?

¿Le puedo ayudar en algo? Con esta amable frase empezaron los mejores veinte minutos de mi vida. “Si no queda satisfecho le devolvemos el dinero”, sonrisas, así terminó. En el medio

Comprando un pantalón

¿Le puedo ayudar en algo? Con esta amable frase empezaron los mejores veinte minutos de mi vida. "Si no queda satisfecho le devolvemos el dinero", sonrisas, así terminó. En el medio

No soy muy dado a ir de compras, de hecho es raro el día me encuentre en un gran centro comercial, pero aquel día lo recordaré siempre. Buscando entre las infinitas estanterías escuché una voz que me decía " ¿ Le puedo ayudar en algo? " Me giré para responderle que tan sólo estaba mirando, pero al verla cambié de opinión. Una mujer morena de 1,79 centímetros, morena, de ojos azules con la sonrisa más bonita que había visto en mi vida. "Sí, estoy buscando un pantalón normalillo". "Pues vamos a por ello entonces".

Después de ayudarme a elegir el color del mismo me preguntó que talla usaba. Yo, la verdad que no tenía ni la más mínima idea. Creo que sobre la 38, más o menos. "Probemos con este entonces, hemos tenido suerte, el probador esta justo ahí detrás, si tiene algún problema me avisa, estaré por aquí".

Me encontraba ya en el probador. Estaba nervioso. No sabía que hacer realmente. Que pedazo de mujer. Intenté no pensar más en ella, iba a comprar un pantalón y eso es lo que iba a hacer. Cerré las cortinas del mismo y me probé el susodicho pantalón. Me quedaba bien, quizás un poco apretado de más. En ese instante escuché otra vez " ¿Le puedo ayudar joven?" No sabía que responder. "Hmmm, creo que me queda bien"

Se abrió un poco la cortina "Veamos si es verdad". Me encontraba en el probador con una tremenda mujer. Minifalda negra y camisa blanca, melena negra, unas piernas de escándalo, largas y unos pechos que se intuían grandes. Se agachó para comprobar el largo y fue subiendo estirando el pantalón hasta mis caderas. Me pidió que me diese la vuelta y ahí empezó el resto. "Te hace un culo impresionante". Y me miró en el espejo, chocamos las miradas y yo no sabía que responder. "¿No le parece?". Seguía sin decir nada, estaba bloqueado. En ese instante un bulto empezó a aparecer en mi entrepierna. Intenté que no se notara pero fue imposible. Al momento, ella se dio cuenta " Parece que si sigue asi tendré que buscarle uno de una talla mayor"

Bajó la cremallera del pantalón y sacó mi pene de mi calzoncillo. Sin decir nada ni uno ni otro empezó a lamer mis huevos suavemente con suma delicadeza, estaba de rodillas con una mano en mi polla y la otra agarrando mis huevos chupándomelos y metiéndoselos en la boca. Yo soltaba un leve gemido de vez en cuando mientras le agarraba la cabeza. Estaba soñando, no me podía creer lo que me estaba sucediendo. Al momento tenia toda mi polla en su boca. Cuando la sacaba me decía alguna cosa " Vaya pollita que tienes mas linda". "Me vas a follar el coñito mi niño".

Yo no iba a aguantar mucho más si seguía así, ella se dio cuenta y paró de chuparla. Se abrió dos botones de su camisa, bajo la parte derecha de su sostén y me dio a chupar su teta. Era grande, tal como se intuía, pero el pezón casi le cubría un cuarto de la misma. Medía cerca de 3 centímetros, estaba durísimo, nunca había comido uno así. Mientras esto sucedía, bajé la vista y ví como estaba con su mano en la entrepierna. Se estaba estimulando el clítoris. "Estoy mojada, mira". Cogió mi mano y me la llevó hasta allí. Nada más llegar mi dedo hasta su coñito se metío instantáneamente. Ella gimió. Entonces me agaché y le empecé a comer el coño de arriba abajo con grandes lambetadas. Le estaba comiendo el coño a una dependienta en un probador. Sus gemidos se hicieron constantes. "Me voy a correr, me voy a correr", convulsiones, movimientos rápidos y un gran gemido. La había hecho disfrutar. Pensé que había terminado la historia pero se levantó, me sentó en la silla, se subió la falda hasta el estómago y el tanga negro hasta sus rodillas, se subió encima de mi, y me empezó a follar. Mis gemidos y sus gemidos se transformaron en gritos leves. Así estuvimos durante un tiempo sin parar. Sudábamos, nos pasábamos la lengua por las bocas, narices, orejas, cuellos mientras nos follábamos salvajemente. "Me voy a correr " Le dije.

Paró repentinamente. Sacó su coñito de mi. Se puso a cuatro patas. Reviéntame de verdad. Me puse de rodillas a la altura de su culo, apunté con mi polla y la penetré por detrás. La primera embestida le dolió. La segunda también. Y así durante un tiempo durante el cual mirándola al espejo ví como le caían unas lágrimas. Estaba en silencio, sin gemir, sin gritar, con la boca cerrada aguántando el dolor, esperando el placer. Le estaba haciendo daño, mis diecinueve centímetros le estaban pasando factura, mi grosor tenía sus efectos. Me preocupaba, iba a parar pero cambió su cara, apareció una sonrisa, ella empezó a moverse."Espera, se levantó y me levantó a mi". Me movió hacía la pared, "Quédate quieto". Y ella se dio la vuelta , se sacó la otra teta del sostén que miraba por el espejo y agachándose fue apuntando hasta que encontró mi polla. Yo obedecía y no me movía, ella empezó a moverse, a sacar y volver a meter su culo. Veía su tanga entre sus tobillos, la falta por la espalda, sus dos pechos fuera del sujetador que se movían al ritmo de sus embestidas. Me estaba a punto de morir del gusto.

"No puedo más, voy a reventar". Salió de ese juego y se agachó delante de mi, empezó a masturbar mi polla intercambiándolo con su boca y a decirme "Quiero beber toda tu leche, dámela ya". Nada mas escuchar eso mi semen salió de mi polla rapidamente contra su boca, entre sus labios, al rato un poco más, esta vez en sus mejillas, la tercera parte se fue hacia su pelo. Sacó la lengua y me enseñó lo que estaba bebiendo, hubo una cuarta que se fue directamente al espejo. Siguió chupando hasta que me la dejó flácida y seca, se levantó entonces. " Tengo un poco para ti" Sacó su lengua y había semén. Se acercó a mi y nos besamos, tragándo ambos mi semen.

Se vistió y peinó como pudo el pelo. "Espero que le guste como le queda, si no queda satisfecho le devolvemos el dinero" Se dio la vuelta y salió del probador. Desnudo y solo me quedé sin saber que hacer, al minuto entró y me dio un papel. En él estaba su teléfono y dirección diciéndome que pasara esta noche para cenar. Eso lo contaré en otra ocasión.