Le prometí a mi chico que me vengaría.

Después de pelearme con mi novio le prometí que me lo haría con el primero que me cruzara en mi camino.

Esta mañana he vuelto a discutir con mi novio, bueno debería decir con mi exnovio. No lo sé, creo que debo planteármelo en serio si seguir con él o no. Pronto voy a cumplir 20 años y creo su infantilidad empieza a ser incompatible con mi edad adulta. Le he jurado por lo que más quiero que me iba a enrollar con el primer tío que me cruzara por la calle, y por la cara que ponía debía estar tomándoselo en serio. A lo mejor era por lo seria que se lo decía yo, sé que es lo que más le dolería. Sus celos me matan, me asfixian. Creo que es cierto, lo decía en serio cuando le amenazaba, me follaré al primero tío que me lo pida, que me lo insinúe.

Dándole vueltas a todo esto llegué al portal de mi casa, a la vez que mi vecino del quinto, un tipo gris ya muy mayor de 40 o 45 años, grande y baboso. Mi imaginación no pudo evitar hacerme una mala pasada, y recordarme que aquel sujeto podría ser el candidato perfecto para llevar a cabo mi promesa. Me lo imaginé encima mío, con los pantalones bajados por las rodillas y empujando mientras emitía bufidos… joder que fuerte. No pude evitar soltar una carcajada.

Entramos los dos en el ascensor.

-         Buenos días – dijo el vecino con aparente desgana.

-         Hola.

-         Yo voy al quinto, tu vas más arriba ¿verdad?.

-         Si

Se cerró la puerta del ascensor. Sentía la mirada de aquel tipo escudriñándome cada centímetro de mi cuerpo. La situación me desconcertaba un poco, o hacía mucho tiempo que no coincidía con ese tipo, o tenía la sensación de que estaba más excitado de lo normal. Yo llevaba un vestidito de verano, sin nada debajo ya que mi pecho es pequeño y me permite vestir sin sujetador. Así que en parte me explico su curiosidad. Soy una chica que no está nada mal, jejej.

Haciendo un movimiento casi imperceptible adelanté un poco los hombros, automáticamente la tela se despegó de mi pecho, así que alguien situado por encima de mi escote – por ejemplo mi vecino- vería con total comodidad una bonita perspectiva de mis tetitas y mis pezones recién liberados.

La botonera de aluminio hacía de espejo, y aunque él no se daba cuenta yo le veía como sus ojos se le salían de sus órbitas de sus ojos, como si fuese un cefalópodo de esos que aparecen en los documentales. Giré la cabeza y lo miré a los ojos. Él quitó la mirada.

-         ¿Te gusta? Le pregunté-

-         Perdona, ¿qué me dices?

-         Que si te gusta lo que estabas mirando…

-         Yo, no,… o sea…

No me lo pensé dos veces, estaba demasiado cabreada y necesitaba adrenalina, así que con un rápido movimiento saqué los brazos de las tirantas y me bajé el vestido dejando mi torso desnudo.

-         Mírame, no te cortes.

-         Oye, lo siento si te ha molestado algo, yo no quería…

-         No estoy molesta, mírame todo lo que tú quieras.

El ascensor ya había llegado a la planta, pero él no abría la puerta, le caían los sudores.

-         Puedes tocarlas si quieres – le dije-.

-         ¿qué?

-         Que me puedes tocar las tetas, ¿no quieres?

-         Yo…

-         Mira, te voy a explicar. Me he peleado con mi novio, pero en serio. Todo es una mierda. Y le he prometido que me iba a follar al primer tío que me lo pidiese. Si tú me lo pides, yo cumpliré mi promesa y me podrás follar.

-         Vale, yo.

EL tío se explicaba como un libro abierto, luego dicen de la juventud.

-         ¿Qué me dices? – le pregunté.

-         Vale, yo… no sé. Pero si tú quieres, y estás de acuerdo, sí, vale.

-         OK, vamos a tu casa.

-         Pero es que mi mujer está a punto de llegar del trabajo, ahora no puede ser no pillaría.

-         Mira, la promesa es de follarme al primero que se me cruce. No tienes que ser necesariamente tú, me vale cualquier otro, así que si no quieres ahora, bajaré a la calle. Seguro que pasan otros hombres que quieren follarme ahora, ¿no crees?.

-         Si, vale, de acuerdo. Vamos…

Pues sí que estaba salido el tipo, ante la perspectiva de quedarse sin su polvo, tragaba con lo que fuera. Tendría que pedirle dinero, seguro que me afloja fácil 200€. Bueno, vamos para dentro y a ver que pasa.

Entramos en su casa, la luz del mediodía lo inundaba todo. Me fijé en las fotos enmarcadas en la librería, el vecino con su mujer y los niños. La familia feliz.

Me llevó con urgencia hasta el dormitorio, pero cuando llegamos todo se paró ahí. Así que decidí quitarme el vestidito. Tan solo llevaba mis braguitas de diario, si llego a saber que tenía que desnudarme ante un extraño me hubiese puesto algo más sexy, pero creo que el efecto de tenerme allí en braguitas era lo suficientemente explosivo. Creo que el tipo no sabía por donde empezar. Se me acerco y me manoseó las tetas. Con mucho cuidado deslizó su gran manaza por entre mis piernas y me acarició el sexo. Aquello me gustó, y descubrir que me gustara no me gustó. ¿Me explico? Yo estaba haciendo aquello para protestar ante mi conciencia, para demostrármelo a mi misma, para mirar con otra cara a mi novio la próxima vez, así que cuando aquel baboso hizo que me mojase, aquello no me gustó nada.

Me quitó las braguitas con cuidado, y me besó despacio, pero metiéndome la lengua hasta el estómago, se notaba quería aprovechar bien la oportunidad que tenía entre las manos, nunca mejor dicho. Se apartó un poco y haciendo una especia de movimiento de prestidigitador se quitó la ropa en dos segundos. Joder, ver aquella mole de 120 Kilos y 1.80 en pelotas enfrente mío me impresionó un poco. Se acerco de nuevo a mí y volvió  a comerme la boca, mientras me sobaba sin ningún orden, manoseando mis nalgas, separándome con delicadeza los labios vaginales.

Me cogió en brazos y me echó en la cama, abriéndome las piernas con delicadeza pero con mucha firmeza, vamos que ahora sí que no había escapatoria.

Empezó a sorberme la vagina, y lo digo así porque es lo que hacía, con la lengua fue separando y humedeciendo mis labios externos, hasta que su lengua se abría paso por la entrada de la vagina, bajando hasta el ano sin remilgos. De repente se echó encima mío, note como su barriga se posaba encima mío. Me metió la lengua en mi boca y empezó a comerme la boca con excitación y lujuria, en seguida noté como su pene estaba en la entrada de mi vagina, buscando la entrada. Su poya hizo un poco más de presión, y cuando encontró el punto de entrada, hasta el corvejón. Noté como me metió la verga en un solo movimiento seco y certero. A la vez que él suspiraba.

-         Joder, no me lo puedo creer, que rica estás.

Empezó a follarme dando empujones. Yo empecé a arrepentirme de lo que estaba haciendo, pero a ver como salía de allí. Aparté la cara intentando pensar en otra cosa, pero su mano me cogió de los carrillos y volvió mi boca contra la suya. Su lengua me penetró en la garganta. Sigió empujando con un ritmo cada vez más creciente, mientras empezaba a jadear. Las gotas de sudor de su frente caían en mi cara.

De repente sonó claramente la cerradura de la puerta, como se abría y como alguien dejaba las llaves. Instintivamente lo miré a la cara para ver qué hacíamos, pero él me miró fijamente y me metió otra vez la lengua en mi boca. Creo que estaría sordo, porque no creo que se fuese a quedar así. El tipo no se enteró de nada. Así que decidí echar un poco de leña al fuego, y empecé a gemir, como si lo que aquel tío me estaba haciendo fuese algo relacionado con el sexo – con mi sexualidad-.

-         Ahhh, ahhh, si, clávamela más, fóllame, si, que bien lo haces.

Noté perfectamente como su poya se puso más dura, e incrementó el ritmo de penetración. Mientras tanto oía como unos pasos se acercaban al dormitorio, hasta que una sombra se asomó a la puerta. No la veía entera porque el vecino me tapaba la cara, pero le veía de cintura para abajo. Era una mujer, su mujer. Se quedó allí mirando, así que decidí contribuir al espectáculo, y decidí que debía seguir oyendo.

-         Ahhh, joder, que bien lo haces. Tu si que sabes follar a una mujer, Diosssss, esto es increible, sigue, …. Sigue…. piedeme lo que quieras, soy tu esclava, eres increible…. Ahhhh, ahhh, por favor, no puedo más….

De repente, la cosa estalló.

-         ¡Cabróoooooon! ¡Hijo de Putaaaaaaa! Pero que coño estás haciendo???

-         Cari, esto no es lo que parece. - Espetó el vecino -.

Lo de cari , dadas las circunstancias me pareció esperpéntico, pero lo de esto no es lo que parece… casi me dio la risa. Se ve que debe ser una frase instintiva que traen todos los hombres de fábrica, porque no le encuentro otra explicación.

-         Pero si podría ser tu hija!!!!, Cabrón, ¿Cómo has podido engañarla y traértela a nuestra cama?

-         Pero cari…

La mujer pensaba que él me había engañado, con sus artes irresistibles, jejej.

Me levanté con cuidado y busqué mis braguitas. Vaya numerito que se había montado en un momento. Me vestí y salí de allí tranquilamente, nadie se fijó en mi.

La verdad es que no sé porque lo hice todo, por la pelea con mi novio. Porque estaba enfadada conmigo misma. Tampoco sabía bien que es lo que buscaba: sexo, adrenalina.

Ahora me siento mejor.

-         ¿Dónde has estado hija? Que se va a enfriar la comida.

-         Es que me he entretenido en la facultad.

-         Venga, pues siéntete a la mesa que ya estamos todos. Pero antes ven y dame un beso pequeñita mía.

-         Si, mamá

-         ¿Estás oyendo a los vecinos de abajo? Vaya pelea que tienen, con lo tranquilos que son. Seguro que es cosa de que él se ha liado con alguna guarrilla.

-         Pues seguro mamá, ya sabes como son algunas,