Le petit mort
La cercanía de sus labios con mi lengua exacerba mi cuerpo candente y hace que empiecen a fluir sus jugos desde lo más profundo. Ese olor a sexo a hembra me enloquece y me hace sentir en lo mas intimo.
La cercanía de sus labios con mi lengua exacerba mi cuerpo candente y hace que empiecen a fluir sus jugos desde lo más profundo. Ese olor a sexo a hembra me enloquece y me hace sentir en lo mas intimo un calor que me consume a la vez que me llena de lujuria haciendo posar mi lengua y mordisquear inconscientemente queriéndola comérmela, esos labios dulces y carnosos. La humedad se siente y mi lengua tímidamente comienza su juego. La saliva se mezcla con el jugo apenas le rozo mi lengua y sus labios se dilatan en busca del sabor a amor que fluye y que poco a poco me llena completamente. Su cuerpo se arquea, sus uñas arañando las sabanas como si fuese una gata en celo, el juego se acelera y las lamidas con mordidas pequeñas pero excitantes van y vienen haciéndola gemir de pasión. Se amolda mi lengua y entra como pene endurecido por el deseo y la pasión. Los ojos cerrados permiten recordar los mejores momentos vividos y su vagina se abre cada vez mas para permitir la entrada de mi lengua contraria a esa cueva de pasión. El beso en su labio húmedo y carnoso se consuma uniéndonos en un abrazo que funde nuestros cuerpos en uno y nos lleva al paraíso sin apenas conocerlo. Un preámbulo de pasión. Tus labios y tu clítoris unido a mi lengua para siempre a lo que será la elevación del sexo al infinito. Sin sexo oral la unión no es unión; es como un verano sin sol; como un postre sin azúcar o como un DIA de pasión sin ti...
A todas aquellas mujeres que leen este relato y que aun no hayan experimentado o probado una lengua erótica llena de amor y pasión, que se están perdiendo uno de los placeres mas intensos y que nunca es demasiado tarde para probarlo.