Le perforaron el ano a mi esposa
El desliz de mi mujer con un albañil, que le dejó el ano bien abierto
Me llamo Gustavo y les voy a contar lo que sucedió con mi esposa Francys, algo que aún no logro asimilar, pues el hecho es muy reciente, estamos hablando de un poco antes que iniciara el confinamiento por la pandemia; ella tiene 24 años, yo 29 y estamos casados hace casi tres años.
Francys es una chica linda; sus facciones sutiles, engañan a cualquiera que ignore su edad, la inocencia que refleja su rostro le hace ver cara de quinceañera, tiene un hermoso cabello lacio hasta un poco más abajo de los hombros, sus atributos también delicados, unos senos pequeños pero que forman una pequeña montañita en su busto y una cola adornada de una bien formada cinturita, con nalgas redondas y paradas
Tan pronto ocurrió nuestro matrimonio nos fuimos a vivir a un reconocido sector de la ciudad que nos quedara cerca del trabajo a los dos; yo trabajo como vendedor en una prestigiosa joyería y ella como maestra en un jardín infantil situado en una zona residencial cerca de allí.
Un día que yo llegué antes de lo previsto a casa, vi llegar a través de la persiana, a mi esposa con Maritza, quien la traía en su coche, Maritza, es su colega y a la vez su mejor amiga, es otra docente de aquel jardín donde laboraban, ambas descendieron del coche y venían hablando, yo por simple curiosidad, me escondí detrás de la puerta, aprovechando que mi esposa suponía que yo no me encontraba en casa y escuché una rara conversación entre ellas que me sorprendió, Maritza le estaba diciendo a mi esposa algo así como:
—Y además es muy morboso, pero bueno, que otra cosa se puede esperar con esa cara de pervertido que tiene.
—¿Por qué lo dices? (Preguntó Francys con tono asombrado, seguidamente Maritza le responde)
—Pues qué raro que no te hayas fijado, pero te digo que ese viejo durante casi todo el mes te ha estado mirando de pies a cabeza muy descaradamente y cuando puede te mira mucho la cola.
—Cállate, no seas loca...
—En serio te lo digo, hoy por ejemplo vi que te miraba por detrás, y hacía un gesto como si por su cabeza pasaran pensamientos sucios.
—Ay bueno ya, que se torture todo lo que quiera mirándome, igual yo ni bola le doy menos a un viejo que hasta podría ser mi abuelo, igual ya solo le falta un par de días para que se vaya, el aula del segundo piso esta casi lista.
—Si tienes razón, pero ten cuidado, esos albañiles además de vulgares son muy mañosos.
—Bueno amiga, gracias por traerme, entraré a mi casa, mi esposo ya debe estar por llegar ¿Mañana me vuelves a traer?
—Mañana no puedo, recuerda que tengo actividad lúdica con mis alumnos.
—¡Cierto! bueno nos vemos pasado mañana entonces. Bye.
Tan pronto escuché que se despedían con un beso en la mejilla, yo inmediatamente me senté en el mueble, grande fue su sorpresa cuando ella me vio que enseguida preguntó:
—Hola amor ¿Qué haces aquí? No te esperaba tan pronto.
—Superé la cuota diaria de ventas y me dieron salida anticipada ¿Y tú? ¿cómo van las cosas en el jardín? ¿Ya terminaron el aula que me habías contado hace unas semanas?
—Aun no, pero ya casi
—¿Y a quién contrataron para eso?
Francys, me miró fijamente a los ojos, tarde caí en cuenta de que no debía preguntar eso si quería disimular que había espiado la charla que tuvo hace un momento con su amiga, ella me había comentado esa anécdota hace un par de semanas y quizás no era el momento apropiado para pedir más detalles de esa obra, pero me dejé llevar por el afán para ver si ella me contaba sobre esas miradas que, según su amiga, el viejo le hacía, pero no fue así, ella sin soltarme más información me respondió:
—Pues la directora llamó a un arquitecto amigo suyo, y él envió un maestro de obras que es el encargado de terminar el aula
—¿Una sola persona?
—Si, una sola, tampoco es mucho lo que hay por terminar ¿Por qué te causa curiosidad eso?
—No, por nada, olvídalo... Voy a darme un duchazo y que te parece si hoy comemos por fuera, aprovechando que hoy me fue bien en las ventas ¿Qué dices?
—Vale, me gustaría.
Corté en seco la conversación y cambié de tema, pues a este punto ella ya había notado lo irrelevante de mi pregunta, en lugar de disimular, terminé haciéndome evidente, pero yo solo quería que me contara lo que habló con su amiga, aunque ya no me cabía la menor duda de que este era el personaje del que venían hablando, no me quiso decir nada, pero yo ya había confirmado lo que quería saber, y ya para no hacer más incómodo el rato, decidí no darle importancia.
Al siguiente día volví a superar el tope de ventas en la joyería y me volvieron a dar salida antes de mi horario habitual, llegué a casa y recordé la charla que había tenido mi esposa con Maritza el día anterior, su amiga le había dicho que hoy no podía traerla, así que decidí darle la sorpresa a Francys de pasarla a recoger en mi auto.
Llegué al jardín y decidí que no me viera para darle una sorpresa y ahí estaba ella despidiéndose toda tierna y amorosa, repartiendo besos a diestra y siniestra entre sus alumnos infantes que se retiraban del plantel cuando de pronto vi que detrás de ella pasó un viejo de muy mal aspecto, panzón con ropa sucia, y en su hombro cargaba un bulto de cemento, no dejaba lugar a duda de quien se trataba, el albañil del que ellas habían conversado el día anterior y Maritza tenía razón sobre la forma en que este miraba a mi esposa, descargó el bulto en el suelo sin despegar el ojo del trasero de mi esposa y seguidamente se metió a uno de los baños... Cuando ella se había despedido del último alumno, el viejo salió del baño cambiado, también había terminado su turno laboral, en eso vi que se acercó a mi esposa a preguntarle algo y ella lo miró, me acerqué lo más que pude para escuchar qué era lo que hablaban pero la distancia aún no me dejaba, aunque a juzgar por los gestos de ambos, el viejo le estaba haciendo un cumplido por su belleza, ella asentía con su cabeza pero trataba de evadirlo (conozco perfectamente esas reacciones cortantes de mi esposa y esa no dejaba lugar a dudas)
Cuando por fin pude acercarme a una distancia considerable en la que ya podía escuchar lo que hablaban, el viejo se presentaba como Jesús que tenía 49 años, pronto a cumplir 50 y que admiraba la labor que ella hacía con los niños y que le gustaría conocerla más.
Ella solo por educación le dijo que se llamaba Francys, que tenía 24 años y le contó que le encantaba su profesión y se sentía orgullosa de ella, el viejo le dijo que le gustaría platicar más con ella y aprovechaba que ambos ya iban de salida a ver si le aceptaba una invitación de ir a tomar algo:
—No, soy casada, y mi marido me está esperando en casa.
—Tranquila, entiendo, en otra ocasión será.
Con esta última respuesta, el viejo le dio a entender que tenía la intención de seguir insistiendo, pero yo sentí un gran alivio por dentro, cuando escuché la respuesta de Francys, muestra de su fidelidad, además, tampoco debe prestarle atención a los cortejos de un viejo; En eso Jesús se alejó, momento que yo aproveché para darle la sorpresa a mi esposa:
—Hola amor, te vine a buscar
—Hola Gus, que grata sorpresa ¿Te volvieron a dar salida anticipada?
—Así es, en esta temporada se han incrementado las ventas.
—Me alegro mucho por ti, dame un minuto, dejo preparada la actividad de mañana con mis pequeños y vamos a casa.
A la noche cuando yo intentaba dormir, vi que ella se quedó sentada en la cama con su celular en la mano, le pregunté si no se iba a dormir y me dijo que se estaba despidiendo de su amiga y que ya se dormía también, traté de no prestarle atención porque el sueño ya me dominaba, al siguiente día como es costumbre yo desperté más temprano para irme al trabajo, vi el celular de Francys al lado de su almohada, la curiosidad inmediatamente mi picó y más cuando vi que lo había dejado sin patrón de bloqueo, desde que nos casamos no había sentido la necesidad de espiarla, y sobre todo con lo que presencié el día anterior cuando fue tajante con aquel viejo, eran detalles que me hacían tenerle mucha confianza, pero fue más fuerte mi curiosidad que no me aguanté, agarré su celular para mirar sus mensajes, y efectivamente, su última conversación había sido con su amiga Maritza vía WhatsApp, y de hecho no fue una conversación tan extensa sino más bien corta, el primer mensaje era de mi esposa que le escribió:
«Mari, si supieras lo que me pasó hoy, ¿Cómo te parece el albañil atrevido ese? me invito a salir a tomar algo... Yo le dije que era casada para que no moleste, pero ahora sí creo que tienes razón, a ese viejo se le ve que está caliente conmigo, me miraba de arriba abajo, y cuando le dije que no, me dijo que después me volvería a invitar, es decir que además de morboso, es intenso»
En el siguiente texto Maritza respondía:
«Amiga, Ten cuidado porque no lo conoces, es mayor y se ve muy descuidado, además que dirán si te ven saliendo con un viejo que te dobla la edad»
Francys:
«Pero ni de riesgos, además ni me gusta, es feo de cara y se ve muy rudo ¿Qué tan interesante puede ser una cita con él? Bueno amiga te dejo, me voy a dormir que si Gustavo ve que paso mucho tiempo con el celular podrá pensar cualquier cosa... Besos»
Algo ya no me estaba gustando, y es que a pesar de que eran pestes lo que hablaban de aquel viejo, ya era mucha la importancia que le estaban dando a ese asunto, este viejo se había vuelto tema central de ellas y tenía pensando a ambas mujeres, le volví a dejar su celular ahí mismo donde lo encontré, me duché, me cambié y justo cuando me disponía a salir, ella abrió los ojos y vio que yo ya me iba, ella casi entredormida me preguntó:
—¿Amor, hoy también me irás a recoger?
—No creo, hoy si me tardaré porque tengo una reunión con mi jefe, cuídate.
Le mentí, cuando cayó la tarde fui a buscarla sin ser visto, ya se había retirado el último alumno y ella ya estaba terminando su jornada, yo volví acercarme lo más que pude hasta donde estaba ella sin ser descubierto, el viejo que también ya iba de salida se le acercó, pero esta vez para despedirse:
—Adiós bonita.
—Francys me llamo.
—Está bien Francys, discúlpame, por cierto ¿Esperas a alguien?
—Si, a mi amiga, que me lleva a mi casa.
—¿Y tu esposo no te recoge? Ayer vi que él llegó por ti.
—Si, pero hoy no puede, esta mañana le pregunté y me dijo que no alcanzaba.
—Entiendo, bueno, yo me retiro ya y definitivamente, por fin terminé el aula y a tu directora le encantó, ya no nos volvemos a ver, ha sido un gusto conocerte bonita... Digo... Francys, nuevamente discúlpame, es que con tu belleza es inevitable que se salga uno que otro alago.
Ella simplemente asintió su cabeza con una medio sonrisa fingida, para no cruzar más palabras con aquel viejo y que se fuera, cortante como siempre ella lo había sido, esa escena que acababa de presenciar me hizo recordar las épocas cuando recién la conocí, hace muchos años cuando ella apenas estaba empezando la universidad, esa misma actitud la había tenido conmigo y por eso me costó mucho trabajo conquistarla, recuerdo que llegar a ser su novio fue un arduo trabajo que me tardó años. El viejo se retiraba y yo pensé en caerle de sorpresa nuevamente, cuando me disponía aparecer, vi que el viejo se había devuelto, nuevamente yo retrocedí, me volví a esconder y escuché cuando este le dijo:
—Oye, pero el coche de tu amiga no lo veo, parece que ya se fue.
Ella trató de localizar con su mirada el coche de Maritza en el parqueadero y tampoco lo vio, Francys sacó su celular y llamó a su amiga, vi que cruzaron un par de palabras y cuando colgó la llamada, el viejo se volvió acercar a mi esposa:
—¿Y? ¿Qué pasó?
—Efectivamente, no está, me acaba de decir que hoy tenía cita de ortodoncia y se fue más temprano.
—Oye pues que mal, pero no te preocupes, si tú me lo permites, yo te puedo llevar a tu casa.
—No, tranquilo, de ninguna manera, yo puedo tomar el metro, solo debo caminar un poco hasta la estación.
—Anda mujer, tampoco seas así, mira que no te estoy invitando a nada, solo es un ofrecimiento formal de ir a dejarte en tu casa y me estás menospreciando.
Ella pensó que tal vez el viejo tenía razón, desde un principio fue tajante con él y le dejó claro que era casada, pero mostrar una falta de educación con la gente, no era parte de su carácter, además, ella sabía que ese era el último día del viejo en el jardín, ya había terminado su labor y el aula ya estaba lista, sabía que ya nunca volvería a ver a ese viejo (O eso pensaba) y por otro lado, ser breve con lo que dice y responder cualquier pregunta con monosílabas es algo que ella domina a la perfección, para no alargar charlas con personas a las que aún no les tiene confianza, al final, sin estar convencida del todo, aceptó pero solo por muestra de cortesía:
—Bueno, ok, espera dejo listas las cosas de mañana y nos vamos.
Algo que no me estaba gustando, ya en este punto no me cuadraba absolutamente nada de lo que sucedía, no sé si me estaba dejando dominar por mis celos, pero el corazón me palpitaba por la inseguridad que estaba sintiendo.
Los seguí hasta el parqueadero, donde estaba el coche de aquel viejo, era un carro con un aspecto muy abandonado de un modelo bastante viejo, empolvado y su pintura por los lados se veía que estaba algo rayada, un carro igual a él de descuidado (Bien dicen por ahí dicen que las cosas se parecen a su dueño)
Yo me monte en mi auto y cuidadosamente empecé a seguirlos de cerca y lo único que yo alcanzaba a observar de lo que sucedía en el interior de aquel descuidado vehículo, era que él le hablaba bastante para ganársela, pero por Dios, ese hombre era tan feo en serio, estaba muy seguro que jamás pasaría algo entre ellos. (O AL MENOS ESO CREÍA) Pensar en Francys tan linda, tierna, delicada y sobre todo con clase, meterse con ese ogro que la doblaba en edad era una pesadilla para mí.
Cuando por fin llegaron a mi casa, vi que el atrevido ese le quiso dar un beso, ella no quiso y el insistía acercándole su boca, ella le corrió la cara y él intentaba besarle el cuello, así hasta que ella se bajó rápido como asustada, él también se bajó y fue tras ella, ese panorama ya se estaba saliendo de control, y si yo no actuaba a tiempo, lo que fuera a suceder después podía pasar a mayores, así que estacioné mi vehículo en la esquina, quería llegarles de sorpresa, antes de que me vieran vi que el viejo pervertido la tomo del brazo, ella como pudo se soltó, no le dio bola y siguió su camino para entrar, cuando estaba buscando las llaves en su cartera para abrir la puerta, el viejo nuevamente llegó por detrás, y esta vez le agarró una nalga a mi esposa... En ese momento yo sentí que la sangre por dentro me hervía, le había faltado el respeto y de qué forma, ya esto había llegado muy lejos, así que me bajé del auto y me dirigí hacia ellos a controlar la situación, pero hubo algo que me detuvo, y fue ver la reacción de mi esposa, quien instintivamente, llena de ira, dio media vuelta y con su mano derecha le puso tremenda bofetada a ese viejo, sonó tan dura, que tal vez me hizo conservar un poco la calma.
—¡VIEJO ASQUEROSO, LÁRGUESE DE AQUÍ, ¡NO LO QUIERO VOLVER A VER NUNCA!
El viejo quedó tan aturdido del palmadón que no vi el gesto que hizo, el con una mano tapó su cara, en su cachete se podían notar marcados los dedos de mi esposa, el prefirió no hacer las cosas más difíciles, simplemente retrocedió y sin mediar palabra se subió a su coche y se marchó, por fin ya no volveríamos a saber de él nunca (O eso era lo que pensaba hasta ese momento)
Dejé pasar un buen rato antes de entrar a la casa para que ella más calmada me contara lo sucedido, cuando entré le pregunté:
—Hola amor ¿Cómo te fue?
—Bien, yo también acabé de llegar hace poco, y ya estoy preparando algo de comer, si quieres ve a la ducha, te cambias y baja a la meza para servirte.
Lastimosamente no sucedió como yo esperaba, la vi con su actitud tan normal, que a mí se me hizo rara y le volví a preguntar:
—¿Segura que estás bien?
—Si claro ¿Por qué no he de estarlo?
Su actitud ya era demasiado sospechosa, actuó como si absolutamente nada hubiera pasado, le volví a preguntar:
—¿Y Maritza te trajo?
—No amor, hoy ella salió un poco antes porque tenía control de ortodoncia.
—¿Y entonces quien te trajo?
—Me vine en el metro.
Esta fue la estocada final, ahora si definitivamente no me cuadraba nada por tres cosas, primero porque minutos antes había sido manoseada por un viejo verde, que había tratado de sobrepasarse con ella y lo estaba tomando deportivamente, segundo, me mintió, tercero, y esto es lo más grave, por la falta de confianza que ella no tuvo en mí, de contarme el rato tan amargo que hace un momento había pasado, es que ni siquiera notaba un mal semblante en su rostro, todo lo contrario, estaba risueña, y callada como lo era normalmente, dentro de mí me pregunté ¿Por qué no me decía nada? ¿No me tendrá confianza, o simplemente no me quiere amargar el rato como le había pasado a ella hace un momento? Tal vez pensó que lo mejor era no alterar mi estado de ánimo, pues sabía que yo también me pondría muy furioso si me entero que alguien tocó a mi esposa, si seguramente eso era, o eso quería pensar yo, porque la verdad, por más que intentara hallar otras conclusiones, en ese momento no encontré otra explicación; cuando volví a la mesa para comer ella me notó muy silencioso y preguntó si pasaba algo y le dije que no, pero por dentro yo aún seguía tratando de buscar respuestas.
Al día siguiente era sábado y como era de costumbre en nuestros fines de semana, vino a cenar Maritza con su esposo Pedro, terminada la cena, nuestras esposas dijeron que iban a la cocina a prepararnos un postre, yo me quedé con Pedro en la mesa, y al cabo de un minuto le dije a mi amigo que iría al baño, pero pues no, sigilosamente fui a la cocina y me puse detrás de la pared a espiar la conversación de ellas, y lo primero que escuché fue la voz de Maritza exclamando en voz baja:
—¡NO TE LO PUEDO CREER!
—Pues créelo, me quería besar y trataba de tocarme las piernas, es un pervertido y fue muy pasado, y cuando nos bajamos del coche antes de yo entrar a casa, el muy atrevido me agarro las nalgas.
—Que maldito depravado, me imagino que tú te hiciste respetar
—Obviamente, si vieras como le quedaron dibujados mis dedos en sus cachetes.
—Claro, me imagino la ira que debiste sentir...
—Pero si te soy sincera, no solo fue ira
—¿A qué te refieres?
Con lo que dijo mi esposa a continuación, yo quede totalmente perplejo, pálido, sentí un nudo en la garganta, sentí que el alma se me salía del cuerpo, el corazón me empezó a latir a mil por hora, sentí como si me hubiera caído por el más alto de los acantilados, y además explicaba claramente por qué me mintió el día anterior:
—Ira... Y tal vez, algo más...
—No entiendo, explícate mejor.
—Ay Mari... Te lo cuento solo a ti porque eres mi mejor amiga y sé que en ti puedo confiar, pero es que no sé cómo explicarlo, estoy confundida, o sea, si, ese viejo me causa repulsión, pero a la vez... no sé si... Llamarlo placer culposo, o es que mi libido está elevada, pero alcancé a sentir una leve excitación muy rara.
—Pero ¿qué estás diciendo, te volviste loca? ¿Estás en temporada de calentura? ¿Hace cuánto que no lo haces con Gustavo?
—Hace más de un mes que él ni me toca, pero no es tanto por eso, sino que a mi toda la vida los hombres que me han pretendido, tanto Gustavo como los que tuve antes de él, fueron delicados, especiales, y siempre llegaban hasta donde yo lo permitía, pero ayer este viejo fue atrevido, muy rudo, y me tocaba con mucho deseo, jamás alguien había tenido la osadía de sobrepasarse así conmigo... Entonces, no sé... son sensaciones nuevas que nunca había experimentado y que ayer descubrí, quizás solo sea eso.
—Nada de eso Francys, lo que tienes es calentura acumulada, esta noche vuelve a hacer el intento con tu esposo, busquen la oportunidad de una noche apasionada, anda, prueba alguna lencería nueva, provócalo, juega con él, no sé, pero invéntate algo en lugar de estar pensando incoherencias con ese viejo.
—Está bien amiga, lo voy a intentar, pero es que eso no es todo, fíjate que ayer, por el afán de bajarme de su carro, se me quedo ahí la gabardina que me regalo Gustavo de aniversario ¿Te quería preguntar si tú sabes donde vive el, o un número donde lo pueda localizar? Porque no sabría que decirle a Gustavo cuando me pregunte por ella.
—Tu tranquila amiga, ahora más tarde que llegue a mi casa yo llamo a la directora y le pregunto por su dirección, y mañana mismo vamos por tu gabardina.
—Ay si amiga, me salvas de verdad, me siento más segura si voy acompañada, te quiero, gracias.
Volví nuevamente con mi amigo, y al rato llegaron ellas, terminamos de pasar la reunión y ellos se fueron antes de entrar la media noche, cuando íbamos a dormir, yo estaba en la cama y mi esposa estaba en el baño cambiándose, cuando de un momento a otro, vi que el celular de Francys estaba vibrando, y antes de que ella saliera yo agarré su celular, y efectivamente, era un mensaje vía WhatsApp de su amiga Maritza que decía:
«Francys mira, ya hablé con la directora, pero me dijo que no tiene número de él, tiene la dirección de su vivienda, que mañana temprano me envía su ubicación por geolocalización y yo inmediatamente te la reenvío a ti, pero te tengo malas noticias, y es que no te puedo acompañar, mi esposo invitó a sus padres mañana a una reunión aquí en la casa y debo atender a mis suegros... Lo siento amiga, cuídate mucho»
Dejé su celular como estaba y al ratico salió ella, con un baby doll transparente, muy sexy que yo le regalé en su último cumpleaños, miró su celular y vio el mensaje de su amiga, ella no respondió nada, dejó su celular, se metió dentro de mi cobija y empezó abrazarme, me besaba, y yo cerré los ojos, fingiendo caer dormido, pero realmente no dejaba de pensar en la conversación que había escuchado de ellas hacia un rato, Francys después de varios minutos de insistencia al ver que yo no le presté atención, me dio la espalda y se durmió aburrida y decepcionada, aunque reconozco que no era para menos, pero es que la conversación que había escuchado hacía un rato me dejó tan frio, sentía, celos, inseguridad, culpa, una combinación de sentimientos frustrantes que yo no tenía cabeza para otra cosa, y muy seguramente no podría responder satisfactoriamente a sus solicitudes pasionales y eso aumentaría más mi frustración, yo solo pensaba en esa charla, pasé muy mala noche, incluso puedo asegurar que no dormí nada, completamente en vela.
Efectivamente, al amanecer el domingo, la vi a ella como se arreglaba, yo simulaba estar dormido, dejó la puerta del baño abierta y pude observar su espléndido cuerpo desnudo, su entrepierna rosadita y apretada fue cubierta por un calzón negro y sus senos con un sostén del mismo color, cuando salió, escogió el vestido menos provocador y más anticuado, un vestido enterizo color rojo que la cubría hasta los pies, pero que aun así sobresalía su pequeña montañita en sus pechos, y sus grandes curvas en sus caderas con un excelente molde de cintura, por más que intentara lucir recatada, era imposible ante su figura, yo fingí despertar y le pregunte:
—¿Qué haces levantada tan temprano y para dónde vas?
—Tengo que ir a comprar unas cosas amor, para realizar una actividad con mis alumnos esta semana.
—Ok, me ducho, me cambio y en cinco minutos estoy listo.
—No amor no te preocupes, quiero que descanses, por eso no te levanté, voy sola.
—¿Cómo dices? ¿No quieres que te acompañe?
—Es que estas cosas son para actividades infantiles y te aburrirás, además, de regreso voy aprovechar y entraré un rato a la iglesia, te aseguro que no tardo.
—¿Estás segura?
—Totalmente, quédate aquí descansando y mejor ayúdame con mi vestido porfi.
Se me acercó hasta la cama, dio media vuelta y puso sus nalgas en toda mi cara, pero era para que le subiera la cremallera que amarraba el vestido desde el coxis, hasta bien arriba de su espalda, (Que figura la de mi mujer, por Dios) y a los cinco minutos llego a recogerla el auto que solicitó por Uber, yo rápidamente me vestí con lo primero que encontré, sigilosamente salí detrás y la seguí en mi auto, porque obviamente no iba a hacer compras sino a la casa del viejo ese.
Seguí aquel Uber por un largo recorrido, hasta que llegamos a un barrio de la ciudad no tan bueno, más bien era como un estrato de bajos recursos, hasta que llego a la casa de ese viejo, ella se bajó del Uber, paso por una reja rota que había a la entrada, golpeó la puerta, porque ni siquiera tenía timbre, yo estacioné mi auto a la vuelta y me acerque lo más que pude por un costado, al cabo de un rato el viejo le abrió, al verla se sorprendió, jamás espero que una mujer como ella fuera a buscarlo, y de inmediato le dijo que pasara.
-No Jesús, no voy a entrar, vengo por mi gabardina que se me quedó el viernes en tu carro, dámela y me voy.
-Dale, pasa un ratito, olvidemos todo, me porto bien, te juro que seré muy respetuoso.
—No Jesús, en serio, no quiero entrar, tráela, yo espero aquí.
—Ok como tú quieras, voy a buscarla y no sé cuánto demore, pero eso sí te advierto, ten cuidado que por aquí hay mucho ratero, consta que yo quería que estuvieras segura, pero tú eres muy maleducada, y tampoco te quiero obligar a nada, allá tú.
Le cerró la puerta en la cara y ella se quedó solita, en medio de la calle, y sí, yo también pude notar que el sector tenía un ambiente muy pesado, peligroso para una refinada mujer como ella, yo sabía que el miedo iba a vencer a mi esposa y al rato vi que ella volvió a golpear la puerta, el viejo abrió y mi esposa le dijo:
—Júrame que, si entro, me das mi gabardina y me voy
—Si a eso fue a lo que tu viniste, te aseguro que así será, como ya te dije, no te voy a obligar a nada, así que si tú quieres pasa.
El viejo le abrió campo y extendió su mano hacia adentro señalándole que podía entrar, ella se confió y entró en aquella casa (sin saber que estaba entrando a la boca del lobo)
Yo me acerqué a una de las ventanas de la casa, había unas plantas y allí me escondí para ver el interior, era una casa de dos pisos, pero el segundo piso se componía solo de la azotea y una habitación donde supongo era donde este viejo dormía.
Él le brindo asiento a Francys, le dijo que se sentara en un sofá color vino tinto, bastante desgastado, el subió al segundo piso y al cabo de un rato bajó con la gabardina y como uno de los vidrios estaba roto yo escuché lo que el viejo le dijo a mi mujer:
—¿Te calentaste ese día, y por eso viniste verdad?
-Basta Jesús, me dijiste que olvidáramos todo, ya paso.
-Es que me pones caliente Francys, ¿no viste como se me puso?
-Si, pero yo estoy casada y amo a mi esposo.
—Pero eso no impide que nos podamos divertir un rato.
-No, dame la gabardina y me voy. Quedamos en eso.
-Sabes que pasa, es que algo me dice que a ti también te gusto lo que paso, pero te haces la digna
Allí empezó de nuevo a querer manosearla, a pesar de que ella se resistía él la abrazaba y le quería besar el cuello. El empezó a pasar sus manos por encima del vestido, tocando sus nalgas supo que fue mala idea haber entrado en esa casa, pero ya era demasiado tarde.
-¡¡¡¡¡Basta Jesús, déjame ir!!!!!
-Ok, dame un beso y te dejo ir
Sin darle tiempo de responder la agarró con más fuerza entre sus brazos y empezó a besarla, ella respondió instintivamente, pero seguía tratando de apartarlo, pero sus intentos eran inútiles ante la fuerza de la bestia que la poseía, sin dejarla escapar y apretando sus nalgas vio como la extorsión comenzaba dar sus frutos. Ella poco a poco estaba disminuyendo sus fuerzas, recordó que esa misma rudeza con la que la estaba tratando fue la misma que la calentó hace dos días
El no quiso perder tiempo ya que la tenía confundida, y por su espalda le bajó la cremallera de su vestido, mismo que yo hace un rato le había ayudado a subir para cubrir su hermoso cuerpo, la sentó en el sofá, así de rápido la había desvestido, dejándola solo con su sostén negro y su calzón del mismo color y la siguió besando por el cuello y fue bajando lentamente hasta sus delicados pechos, la despojo rápidamente de su sostén y le empezó a chupar esos pezoncitos rosados que ella tiene.
-AYY, OYE, NO, NO QUIERO, DEJAME IR POR FAVOR, ESTO NO PUEDE PASAR.
-No puedo, percibo tu calentura, y te voy hacer gozar como no lo puedes imaginar
Después de succionar sus pechos por unos minutos, bajo lentamente por su blanco abdomen hasta llegar a su entrepierna, la cual ya estaba expuesta, Francys ni cuenta se dio en qué momento le había bajado el calzón con gran habilidad; el viejo unió sus labios con los de la vagina de mi mujer y se la chupó durante 10 minutos dejándola totalmente húmeda y lubricada de su saliva mezclada con fluidos vaginales, luego con su lengua le fue babeando todo el largo de sus blancas piernas como quien saborea un helado de vainilla y con su dedo índice le masajeaba el clítoris.
Al rato él se paró rápidamente se quitó su camisa, desabrocho su pantalón y le mostro su verga que tenía como 20 cms de largo y muy gruesa:
-Hazme lo mismo que yo te hice y ahora si te vas
Mi esposa confundida por la excitación suspiraba, trataba de mirar para otros lados, disimulando un poco sus sentimientos de pena y culpa, no era mi esposa, la de siempre, estaba perdida, no sabía lo que hacía. Yo esperaba que en cualquier momento recapacitara, se armara de valor y se fuera de allí, pero ya estaba prácticamente desnuda, su posibilidad de dar marcha atrás a tal situación era remotamente escasa, ella solo giraba su cabeza de lado a lado obedeciendo a sus últimos pensamientos de fidelidad, pero el viejo pervertido tratando de doblegar su aguante le agarro su cabecita y puso su verga en toda la entrada de la boca de mi mujer y le repitió:
-Anda, sé que lo quieres hacer...
Cediendo ante la sumisión del viejo, abrió su boca y empezó a meterla dentro. Ella ahí sentada en el sofá mientras metía y sacaba delicadamente la verga de su boca, él le abría las piernas y le frotaba su clítoris con sus dedos, elevando la excitación de mi mujer y esto hacía que le chupara la verga con más ganas.
La tuvo así durante 10 minutos, ya mi esposa parecía estar segura de lo que estaba haciendo porque ya no se le veían intentos de resistencia, ya había sido totalmente dominada por la lascivia, luego de eso el viejo saco la verga de su boca, agarro a mi mujer, la voltio y la puso en cuatro patas sobre el sofá con su culito blanco bien abierto, se escupió los dedos y los pasó por el ano, ella ya presentía lo que el viejo quería hacerle, con su cabeza clavada contra el sofá, entregada y sometida por el viejo que estaba a punto de poseerla, ella solo alcanzó a pronunciar unas palabras:
-Ten cuidado, mi esposo no me lo ha podido hacer por ahí.
El viejo abrió un poco sus piernas acomodándose a que su verga quedara a la altura perfecta de aquel culo que estaba a punto de perforar... Sabía que en esa posición la penetración sería profunda. Francys temía el dolor que se le avecinaba, ya que las pocas veces que nosotros intentamos el sexo anal nunca pudimos culminarlo con éxito, y los motivos eran evidentes ante nuestra inexperiencia, ya que ella siempre se quejaba del dolor, yo nunca lograba penetrarla porque no lubricaba su ano tal cual como me había acabado de enseñar este viejo asqueroso.
El viejo puso su verga en la entrada del ano que había acabado de lubricar con su saliva y la empujó, solo entró la cabeza de su verga e hizo que mi mujer clavara sus dientes en el sofá y le hizo pegar un grito terrible:
- ¡AAAYYY!, AY, AY, ME DUELE, NO PUEDO.
Con un movimiento leve hacia afuera el viejo trato de sacar la cabeza y esta salió expulsada como si el pequeño ano de mi mujer le impidiera el acceso a esa bestia que trataba de entrar en su cueva, no sería nada fácil penetrar este pequeño agujero, me di cuenta que el asunto requería de más experiencia de lo que yo pensaba. así que el viejo esta vez prefirió cambiar el método y acerco su cara hasta el ano y escupió en aquel hoyo marrón que se dilataba y contraía por el invasor que acababa de rechazar.
Volvió a poner nuevamente su verga en la entrada y con la cabeza de su miembro empezó a echar la saliva por dentro de aquel huequito marrón para que le facilitara la entrada, introdujo nuevamente la verga en aquel agujero y esta vez entro un poco más de la cabeza, lo suficiente para dejarlo anclado al interior de su ano y su tarea de encularla fuera más fácil, esta vez el grito de mi mujer fue más duro e intenso.
- ¡AAAAAYYYYYY!, AAAYYY, NO POR FAVOR, SÁCALA YA MEJOR.
El hizo caso omiso, y nuevamente volvió a escupir apuntando bien al hueco, para asegurarse que su verga siguiera entrando cada vez más y más en ese profundo hoyo, la escena que yo estaba viendo era muy asquerosa pero extremadamente morbosa, viendo a mi mujer sometida por un completo desconocido que había logrado lo que yo nunca pude en varios intentos durante largas noches con ella, se había apoderado del mejor atributo de mi mujer, el viejo ya había demostrado tener experiencia en ese campo, hasta que por fin introdujo la totalidad de su verga en el agujero y la dejo ahí, ensartada un buen rato para que aquella pequeña cueva se acoplara al tamaño del intruso, y mientras tanto mi mujer se quejada como un corderito al que están matando.
-AAAAAYYYY, me lastimas el ano, me duele mucho.
Con su carita aplastada contra el sofá se agarró fuertemente de la tela del mismo porque el viejo había empezado un lento mete y saca muy sutil que no la fuera a lastimar, se veía que este viejo era todo un experto en la materia.
-AAAAAYYYY, ME DUELE, NO ME LA CLAVES TAN ADENTRO, SIENTO QUE ME PARTES JESUS
Después de un rato de estar así Ella ya no sentía tanto dolor y empezó a corresponder los movimientos del viejo y sus gritos, aunque seguían siendo igual de fuertes, su tono había cambiado, porque iban acompañados de jadeos.
Luego de varios minutos de estar en la misma frecuencia el vio que ella ya meneaba sus caderas por su propia cuenta... en ese momento la cogió por sus brazos para empezar sus embestidas como él lo deseaba, ya no había dolor alguno que impidiera el disfrute que les esperaba, tanto para ella como para él, y así fue... atrayéndola hacia él, su pene entraba profundamente y ella al compás de su movimiento pujaba su culo para que la sacara y nuevamente recibir la penetración completa, los huevos del viejo chocaban con la vagina de mi mujer, lo cual servía de estímulo para ella.
Y así estuvieron, durante 15 minutos hasta que de un momento a otro vi que ella apretó los dientes y cerro fuerte los ojos y su cuerpo empezó a convulsionar, se estaba corriendo
-AAAAAAHHHHH, OUHHHHH, AAAAAHHHH.
EL se detuvo y ella cambio su pose y se tiró en el sofá boca arriba recuperándose, el espero pacientemente de pie a que ella se recuperara un poco porque el todavía no acababa, y mi esposa parecía con ganas de más, porque enseguida ella se acostó en la orilla del sofá, encogió sus piernas hacia un lado, incitando al viejo a que continuara, el entendió y de inmediato obedeció su capricho y se puso de rodillas sobre el piso, a la altura perfecta de su vagina y sin pensarlo la penetró, y esta vez no hubo tanto problema, ya que su vagina completamente lubricada por el orgasmo que acababa de tener lo engulló rápidamente con ansias, en esta pose su clítoris se aprisionaba mucho y la fricción que ejercía sobre el gran miembro de su amante era tan intensa que ella estremecía su cuerpo como si estuviera poseída, poco a poco el viejo fue subiendo el ritmo y la velocidad de su vaivén, mientras observaba las reacciones de mi esposa y escuchaba los fuertes jadeos que salían de su boca.
Y así estuvieron por otros 15 minutos, hasta que ambos empezaron a convulsionar, el viejo estaba a punto de llegar al igual que mi mujer, se iban a venir al unísono, pude ver como dejo su verga clavada profundamente en la vagina de mi mujer llenándola por dentro y ella al igual viniéndose en un segundo orgasmo al sentir sus chorros de semen por dentro, luego de 5 minutos de estar pegados él se separó, subió a su habitación y dejo a mi mujer tendía en aquel sofá, quien no podía del cansancio, había quedado perdida, ese viejo en tan solo un rato, la complació de una manera que yo jamás había podido en casi 3 años de matrimonio, para mí era muy frustrante ver como mi mujer había sido cogida por un desconocido que la doblaba en edad, además de feo y gordo, era una situación tanto morbosa como frustrante.
Al cabo de unos minutos el viejo volvió a bajar desnudo y vio a mi mujer todavía tendida en su sofá recuperándose, al verla así tan frágil y expuesta su miembro ya flácido no tardó en reaccionar y nuevamente se fue poniendo en posición recta, mi mujer inocente quien creía que ya todo había terminado (y de hecho yo también) vio su pene nuevamente listo para la caza, y el viejo con una sonrisa lascivia le dio a entender que eso apenas comenzaba y le dijo:
-Sería muy descortés de mi parte si te dejo ir, sin antes presentarte mi habitación
Ella no dijo nada, solo dejó que el viejo la levantara entre sus brazos y la subió cargada hasta su recinto, pero lastimosamente, el panorama que yo tenía disponible desde la ventana, no me permitía ver hasta el interior de ese cuarto, pero ya no tenía caso, lo que había visto era más que suficiente, yo me devolví a mi auto y regrese a casa, lo que sucedió en la habitación de esa casa, es un misterio para mí, aunque con todo lo ya mencionado hasta aquí es suficiente para que la imaginación de cada uno, arme el mejor escenario sexual, y si además les digo que ese día Francys llegó hasta bien entrada la tarde, podrán imaginar que ese viejo se la cogió en todas las poses habidas y por haber si tomamos en cuenta que lo que yo pude observar duró aproximadamente una hora.
Como les mencioné más arriba esto fue un poco antes de la pandemia, aún no he tomado cartas en el asunto, solo estoy esperando que se acabe el confinamiento, y pensar en lo que haré, pero creo que la voy a dejar, las cosas cambiaron radicalmente entre nosotros, ya casi no hay dialogo, hablamos solo lo necesario y en las noches dormimos dándonos la espalda, ella quizás por su sentimiento de culpa y yo porque ya lo sé todo, y no tiene caso seguir con esto ¿O ustedes qué me recomiendan? Me pueden escribir si quieren, estoy abierto a escuchar consejos y recibir sugerencias.