Le ninfomanie

Una sola noche, esa es mi condición.

Antes de empezar me gustaría comentaros algo mas sobre mi. Soy un chico sencillo buen amigo de mis amigos, pero con una obsesión, el sexo, no hay día que no piense en el, como una sensación que recorre mi cuerpo. Al sentir el miembro de un hombre en mi boca se liberan en mi, energías que serian imposibles de describir.

También me veo en la obligación de contaros que mi gran pasión es tener sexo de una noche con algún desconocido, los sábados me dispongo a salir con todo mi potencial en busca de algún hombre que este dispuesto a pasar una noche, y solo una noche conmigo.

Aquí os dejo un relato sobre una de mis noches..... Espero que lo disfrutéis tanto como lo hice yo.

Era una calurosa mañana de junio, la clases habían llegado a su fin, y para mi sorpresa aquella mañana no me levante empalmado, por lo que decidí no hacerme mi habitual paja de por las mañanas, en su lugar pensé reservar todo mi semen para aquella noche que sin duda no me decepcionaría. La mañana transcurrió con total normalidad un poco de televisión, algo de lectura, y entradas las cinco, un café con mis mejores amigos. La tarde se presento algo mas movida dado el echo de que tenia que decidir como vestir para mi salida de esa noche elegí algo discreto en negro, siempre lo había tenido por un color bastante socorrido para las noches de fiesta. Me duche con mi gel favorito, lavanda, el cual despertaba en mí una excitación casi mística.

Aseado y vestido me dispuse a salir hacia los bares que solía frecuentar en noches como aquella, en las que ansiadamente buscaba sexo.

Cruce las puertas oscuras de aquel bar, hacia las diez de la noche, y mi única compañía fueron mis copas de alcohol al menos hasta que descubrí a un chico. Alto, bien formado, rubio, y con unos preciosos ojos verdes, por lo que dejaban notar sus ajustados pantalones blancos el chico tenia un miembro bastante considerable apretado dentro de eso que deduje que eran unos boxers. Observe un interés por su parte a lo que yo respondí de la manera más erótica a mi parecer, con indiferencia. El se acerco hasta mi, y con algo de timidez cosa que me parece muy sexy pregunto si la silla de mi lado estaba libre, a lo que conteste que no. Dos horas después y tras varias copas de mas me ofreció llevarme en su coche a casa, de haber sabido lo que me esperaba habría ido antes. Montamos en su lujoso coche un chevrolet bastante antiguo a la par que excitante. Cuando se sentó a mi lado para conducir, note que su mano, en un gesto de descuido pensé, rozaba el lugar de mis pantalones donde se encontraba mi polla, le mire indignado y este excuso su descuido achacando a su borrachera.

Mientras conducía hablaba a malas maneras debido a las copas de mas, yo le persuadí para parar en un bosque cercano hasta que le pasara un poco la embriaguez, el me hizo caso y con un solo gesto me indico cuando paramos que su polla estaba de lo mas dura, me pregunto que si me apetecía chuparla mientras esperábamos a lo que respondí con un rotunda afirmación. El saco su descomunal miembro de 22 centímetros de larga, y además era bastante gruesa, yo acerque mi boca lentamente lamiendo los pliegues del frenillo y metiéndome solo su glande en la boca para causarle más excitación, su líquido preseminal fluía, cogio mi cabeza y de un empujón metió su polla hasta casi ahogarme, aunque esto, me produjo un extraño placer.

Yo le miraba con mis ojos más lascivos mientras acompasaba sus gemidos al vaivén de mi boca en su hermoso miembro. De repente pare y le dije que una simple mamada no podía ser suficiente, a lo que el estuvo de acuerdo, guardo su pene en los pantalones y nos dirigimos a mi casa. Una vez allí no dudo en arrancarme a tirones la ropa que me había costado tanto elegir horas antes, me coloco sobre la mesa italiana de mi comedor y me empezó a besar todo el cuerpo hasta que paro en mi polla, que a esas alturas ya estaba como un asta de dura. Se la metió sin ningún miramiento, yo me retorcía de placer sobre esa carisima mesa, el tacto de su boca comiéndose mi miembro me hacia estar cada vez más y más cachondo. Le pedí con voz temblorosa que me la metiera de una vez, la quería dentro, quería sentir esa electricidad, esa sensación que solo tienes en un momento como ese. Respondiendo a mis suplicas bajo sus boxers y con gran fuerza metió su polla en mi culo, esto me dio dar un grito de dolor y placer al mismo tiempo, el sudor de nuestros cuerpos y los gemidos que en esa habitación se oían, habrían despertado hasta a el mas impotente mientras yo me tocaba el pelo con gran fuerza, el me hizo una señal para decirme que se iba a correr en breve, saque su polla de mi culo y me la metí en la boca, unos segundos después el se corría abundantemente dentro de mi garganta no dejando escapar ni una sola gota de ese rico jugo lo mismo hice yo con el mientras me la chupaba con profusión.

Agotados, sudando en el parquet de mi comedor intento besarme, a lo que yo me negué rotundamente.

-Ha estado bien- dije, y con esas escuetas palabras y mi sonrisa mas picara le invite amablemente a marcharse, el pareció indignado por el trato, pero solo fue un momento, un placer momentáneo y un vano recuerdo.