Le Ninfomanie (5): Camino de la Universidad
Verano antes de la universidad....
Le Ninfomanie (5): Camino de la Universidad
Pasaron los años, y tras finalizar la etapa del instituto, incluidas las sufridas pruebas de Selectividad que solo me trajeron: noches sin dormir, días sin comer y veladas exageradamente grandes en la biblioteca, rodeado de montañas de libros con una letra minúscula. Se acercaba las hora de pasar el peor momento de mi vida.
Todo comenzó el dia de mi cumpleaños, a las doce de la noche del 16 de Junio me meti en la página web de la universidad para mirar eso que me daba tanto miedo: la nota de selectividad.
- ¡Yujuuuu¡ - He aprobado, soy el hombre más feliz del mundo me da la nota para ir a la carrera que yo quiero y a la universidad que yo quiero.
Mala idea, después de esa ilusión, toneladas de papeles, de recibos de banco y peticiones de admisión en colegios mayores inundaron mi vida sin dejar espacio para nada más.
Mis tardes solo se relajaban cuando salía con mis mejores amigos: Sergio y Javier. Ellos, bueno que decir de ellos, me encantaban: fuertes varoniles y retrasados mentales, bueno no retrasados si no gilipollas en sí.
Os contaré una cosa que me paso una noche que salimos en grupo. Yo estaba tan tranquilo tomando unos cubatas en unas terrazas que ponen en mi ciudad cuando de repente me dieron unas ganas locas de follar, pero de follar a toda costa, me daba igual con quien y donde. Mis amigos habían salido conmigo aquella noche y ya sabían lo que me pasaba Javi me cogió y salió conmigo a dar un paseo.
¿Estás bien? – Me pregunto Javi.
Estoy mejor que nunca – Le dije sin pensar, bueno pensando en que me le iba a follar ahí mismo.
Sé lo que te pasa asi que no me mientas. – Me dijo mirándome fijamente a los ojos con sus ojos marrones oscuros.
Déjame de una puta vez, no eres mi padre ¿Te enteras? – Grité.
Me propinó una bofetada como nunca me la habían pegado, me agarro del brazo y me arrastro aunque con mucha delicadeza hasta unos árboles cercanos, siendo de noche no se veía nada, lo que me puso muy nervioso.
Me tiró en el suelo, y sin pensarlo dos veces se sacó la pollas, Dios que polla, la había visto millones de veces en el gimnasio durante ese verano, pero nunca asi, se la sobaba sin control para ponerla dura. Yo intenté abalanzarme sobre ella, pero el no me dejó hasta que no la tuvo lo suficientemente empalmada.
¿Por qué haces esto? – Le pregunté.
Porque eres mi amigo y es lo que hacen los amigos, y ahora cállate y empieza a chupar. –
No me hizo falta una segunda vez para hacer lo que me dijo, me tiré contra su polla con la boca abierta y empecé a mamársela como nunca lo había hecho a nadie, me encantó obviamente porque tenía la sensación que desde que nos conocimos nos unía una conexión extraña, algo que gritaba a todos lados ¡vais a acabar follando!. El se recostó en el tronco de una árbol para estar más a gusto y yo seguía con mi actividad, el gemía, chorreaba de sudor, se le notaba en la cara que le estaba gustando y mucho, eso me ponía más aún. Se corrió en mi cara, me dio un pañuelo para limpiarlo, que cabrón ya lo tenía todo pensado, esa era una de las cosas que más me gustaba de él.
Inmediatamente después de salir de aquellos arboles me abracé a el y comencé a llorar como un niño, tanto que las piernas me fallaron y me caí al suelo, el calló conmigo sin dejar de abrazarme, sin dejar de presionar mi rostro contra su fuerte pecho, me daba asco, yo mismo me di un asco terrible por lo que acababa de hacer, se lo hice a mi mejor amigo, pensé en muchas cosas en esos minutos en los que permanecimos sentados en el frio asfalto, pensé en que ya nunca me dirigiría la palabra en que no le podría volver a mirar a la cara nunca más, pero eso nunca pasó. La misma noche una hora u hora y cuarto después de lo sucedido nos encontramos sin querer con una chica que le gustaba y no se separó de mi en toda la noche. Me acompaño a casa y dormimos juntos, recuerdo ese momento como si hubiese sido ayer: la cama deshecha los dos en calzoncillos con la luna entrando por la ventana, siendo testigo de esa tranquila estampa. Me aferré a su hombro sin querer soltarlo y hablamos largo rato hasta que intenté disculparme por lo sucedido aquella noche. En el momento en el que el lo siento empezó a salir de mis labios, Javi mi mejor amigo, al que quería como un hermano me besó, y me sentí flotar, no recuerdo más de esa noche porque me dormí todavía con l calor de sus labios en los míos.
Creía que me había vuelto a enamorar, otra vez después de dos años de lo que pasó con Juan como podía haberlo cambiado tan pronto, por alguien así. Pero pronto descubriría que mi concepto de amor no sería el mismo que el de él. Me utilizó me usó para lo que él quiso y me deshecho como un trapo viejo, pero esa es otra historia que ahora no quiero recordar.
Muchas gracias por leer mis relatos, espero con ilusión vuestros comentarios y valoraciones.