Le hice garganta profunda a mi tío – Segunda Parte

Se escupió los dedos de su mano derecha, y se los pasó por la cabeza de su miembro, se la volvió a escupir y siguió esparciendo su saliva por todo su tronco.

Ya quedaban pocos días para que mi tío se fuera de mi casa, y ya me daba pena.

El se había puesto la meta de hacerme una garganta profunda antes de su partida, los días consecutivos del relato anterior, los dos lo tratamos, prácticamente solo le hacia sexo oral, creo que una sola vez me hizo anal, estaba obsesionado con que me trague toda su verga como le decía el.

Ya faltaban tres días para que mi papá regrese, y todo se acabe.

Era jueves por la mañana y nos pudimos quedar solos, no por mucho tiempo, pero eran dos horas que las aprovechamos.

Mi tío me llevó al cuarto de mis padres, trajo consigo una bolsa negra, que no permitía ver el contenido.

Me puso contra una pared del cuarto, dándole la espalda y me tomó de mis brazos y me cruzó las muñecas por detrás de mi espalda, sacó una soga corta de la bolsa y me ató las manos, bien fuerte, probé de zafar mis manos, pero lo había apretado demasiado bien.

Estaba con mi pijama un short rosa y una remera rosa de tela bien finita, y por debajo solo una tanga rosa, no tenía corpiño.

Sus manos se metieron bajo mi remera y acariciaron mi estomago, y fueron subiendo hasta mis pechos, los cuales acarició con muchas ganas, al principio eran masajes intensos pero luego los fue apretando mas y mas fuerte hasta hacerme dar un gritito de dolor, aunque mis pezones pedían mas, estaban bien duritos. Sin despegar sus manos de mi cuerpo fueron bajando hasta mi cintura, sus dedos se colaron bajo el short y mi tanga y con sus dos manos me manoseó toda mi parte íntima, se sentía delicioso, me hacía arquear la espalda hacia atrás, contra el cuerpo de mi tío y el no paraba de manosear mi cosita, con sus dedos, al principio me acariciaba mis labios pero luego sus caricias se convirtieron el pellizcos que me lastimaban mis labios, pero igual me gustaba.

Luego con sus me comenzó a penetrar torpemente, como si quisiera meterme todos sus dedo en mi vagina, me separaba los labios y algunos dedos me penetraban, muy violentamente. Era como si trataba de abrirme mi vagina a lo bestia, supuse que luego de eso me penetraría por ahí y que me la estaba abriendo, pero me equivoqué.

  • Estas bien mojadita putita.

  • Si tío.

Me dio vuelta, me besó, apretó sus labios contra los mios y metió su lengua en mi boca, buscó mi lengua, la lamió toda, quise hacer lo mismo, pero se alejó, fue solo un beso de unos segundos.

Fue hacia la bolsa, y sacó un plástico blanco, con una forma rara, no tenía idea para que era, en realidad era la primera vez que lo conocía. Unos años después lo conocí a través de mi dentista, era un abrebocas, que como tenía que trabajarme en una muela trasera, en una posición incómoda para trabajar, me lo puso e inmediatamente me acordé del día que les estoy contando, aunque este era de color azul. En esa consulta con el dentista salí con mi vagina toda húmeda de solo recordar estar con mi tío, que no lo veía hacia bastante tiempo.

Mi tío me dijo que abra la boca, al principio me lo colocó mal, tuvo que pensarlo un momento y me lo volvió a colocarlo, esta vez mi boca estaba bien abierta, probé de cerrarla, y hacia mucha resistencia, tal vez si me esforzaba podría romperlo, pero no probé. Tenía que reconocerlo, mi tío era bastante ingenioso, aunque sea para lo que tenga que ver con el sexo.

Me recostó sobre la cama de mis padres boca arriba y con la cabeza colgando de esta en donde irían los pies. Mis manos atadas contra mi espalda, quedaron torcidas y tuve que acomodarme para que no me duela tanto, aunque no logré acomodarme para dejar de sentirme incómoda.

Podía sentir como se me iba la sangre a la cabeza, que la sentía mas pesada.

En esa posición podía ver todo dado vuelta. Me quedé observando a mi tío como se preparaba.

Se sacó las zapatillas blancas con tres rayas negras de cada lado, no tenía medias. Luego se desabrochó el pantalón de jean negro, lo puso sobre la cama, a mi lado derecho, y luego el bóxer negro, que lo dejó sobre el pantalón.

Tenía su miembro duro, bien parado, se lo masturbó unas cuantas veces mientras me miraba.

Recién en ese momento caí, era bastante despistada, aún lo soy y sumado a la poco experiencia que tenía, me llevó darme cuenta un tiempo, para que era el plástico que tenía en la boca. Además estaba toda vestida, mi único orificio disponible era la boca. No había que ser Einstein para darse cuenta que me esperaba.

Me preocupaba un poco que pasaría, y encima mi boca ya me dolía de estar tan abierta, y ni hablar de mis manos que ya las sentía acalambradas. Mi cabeza ya se sentía mareada de estar en esa posición. No había forma de estar mas incómoda.

Se escupió los dedos de su mano derecha, y se los pasó por la cabeza de su miembro, se la volvió a escupir y siguió esparciendo su saliva por todo su tronco.

Dio un par de pasos hacia mi, sin dejar de jalársela.

Flexionó sus piernas, apoyó su mano izquierda sobre la cama, con su mano izquierda se sujetó su pene y lo apuntó a mi boca, cerré los ojos, y sentí su cabeza dentro de mi boca, se detuvo ahí, abrí mis ojos para ver que pasaba, apoyó su mano derecha en la cama, sin sacarme su miembro de mi boca, se acomodó bien, y empujó su cadera hacia adelante y su miembro me penetró mi boca  mas profundo, me dio una arcada, pero fue leve, aún podía controlarlo, la retiró hacia atrás y la volvió a meter, esta vez mas adentro, hasta donde mi boca lo permitió, tuve otra arcada, volvió a sacarla, y la volvió a meter, nuevamente una arcada, me odiaba por no poder hacerlo como las películas, lo repitió una y otra vez, las conté fueron 15 veces en total, en casi todas me dieron arcadas, no podía controlarlo. Esas pequeñas penetraciones fueron el calentamiento.

Mi ojos ya estaban bien llorosos, tanto que me dificultaba ver y ya me ardían.

Se acomodó nuevamente sin sacar su pene de mi boca, y esta vez la hundió de golpe, hasta el fondo, no fue como las veces anteriores que iba regulando la penetración, fue muy brusco, la sentí bastante adentro, me desesperé quise sacar mi cabeza pero al tener mis manos atadas apenas podía moverme, hundió mas, me sentía ahogada, no podía respirar, y me asusté bastante, empecé a patalear, con la esperanza que mi tío me libere, pero no le importó, puso sus manos contra mi vientre y me inmovilizó aún mas, lo único que podía mover era mis piernas, que lo hacía como loca, pateando la nada, golpeando el colchón, mientras mi tío me seguía penetrando la boca, se sentía muy apretado por unos instantes pensé que me moría ahí mismo, sin darme cuenta, me la había tragado todo, tenía sus huevos contra mi nariz, y me la dejó un rato toda adentro de mi garganta, aún seguía pataleando, pero ya con menos fuerza, me sentía muy débil, por la falta de aire y el esfuerzo que hice para zafarme. Me la sacó unos centímetros, la seguía sintiendo en mi garganta y me la volvió a meter, lo hacía despacio, y gemía de placer, lo repetía una y otra vez, muy despacio, dejé de luchar ya que mover el cuello me provocaba mas dolor, y me dí cuenta que podía respirar, con dificultad por mi nariz, pero no me iba a morir ahogada, y cerré los ojos y dejé a mi tío disfrutar mi garganta hasta el fondo, el se dio cuenta y sacó sus manos de mi vientre, y me levantó la remera hasta el cuello y me empezó a acariciar mis pechos, una mano por pecho, sin dejar de sacarla y metérmela hasta el fondo de mi garganta, cada tanto sentía nauseas, pero apretaba fuerte mi abdomen y las controlaba, aunque no paraba de salivarme, nunca hasta ese momento largué tanta saliva, sentía que me salía por las comisura de mi boca, y caía sobre mi nariz, que empeoraba la respiración, tuve que cerrar bien los ojos porque la sentía sobre estos, mi frente mi cabello, caía sobre el suelo, no podía creer como estaba salivando. Daba tosidos ahogados por el miembro de mi tío y podía toser mejor cuando la sacaba hacia afuera para volver a meterla, me sorprendió como la metía y sacaba, jamás pensé que iba a ser capaz de  tragarme un pene completo, pero ahí estaba, me resultaba muy molesto, pero estaba contenta de haberle cumplido a mi tío, no quería que se vaya sin poder hacerle una garganta profunda.

Sus manos dejaron mis pechos y se posaron sobre mi cuello, al principio parecía como que me ahorcaba, pero eran masajes, me acariciaba el cuello, y apretaba un poco, como que quería sentir mas apretada la penetración, pero me hizo sentir ahogada, mas ahogada en realidad nuevamente y sacudí mi cuerpo, como convulsionando y me liberó el cuello y me volví a relajar dentro de todo.

Comenzó a penetrarme mas fuerte, eran mas cortas las penetraciones, la sacaba solo unos centímetros y la metía de vuelta, aumentó la velocidad, me estaba sintiendo muy incómoda nuevamente, apreté muy fuerte mis ojos, trataba de abrir mas mi boca, a ver si podía respirar mejor, pero mi tío dio un grito, no era un gemido, parecía que lo estaban lastimando, gritó muy fuerte, y sentí su semen inundar mi garganta, al principio pensé que podría tragármelo, sentí un poco, se sentía muy apretado pero pensaba que iba a poder tragarme toda su leche, pero siguió saliendo mas y mas leche y me atragantó, convulsioné muy fuerte. Me ahogué, mi tío me sacó su pene de mi boca rápidamente y me dio vuelta.

Tosía, arcadas, tosía, pensé que vomitaba, pero en realidad era una mezcla de mi saliva con el semen de mi tío, manché el piso de madera del cuarto de mis padres, apenas podía ver algo con mis ojos llorosos, la mano de mi tío se posó sobre mi espalda y me decía que ya pasó, que me tranquilice. Me sacó el abrebocas y empecé a toser mas fuerte, como tratando de sacar algo en mi garganta, que aún sentía.

Por dentro pensaba es fácil decirlo, vos no tuviste un pene en tu garganta.

Me llevó varios minutos calmarme.

Una vez que me quedé quieta, mi tío tomó un cigarrillo de la mesa de luz de mi mamá, y se puso a fumar recostado contra el respaldo de la cama.

Yo me quedé en la cama boca abajo aún con la cabeza colgando, me sentía deshecha, no podía moverme,  sintiendo el olor a cigarrillo que me producía nauseas.

Continua……