Le di las nalgas a mi hijo - parte 2

Después de informarle a mi hijo que su amigo me había puesto caliente y de haber probado el sexo con él, me encule de su forma de cogerme.

Al despertar, sentí el cuerpo de mi hijo pegado al mío, explícitamente sentí su virilidad entre mis nalgas. En mis adentro sentía el mismo amor que sentí el día que lo tuve entre mis brazos por primera vez, solo que en esta ocasión mi vagina hormigueaba excitada.

Instantáneamente recordé a Gerardo, el chico al intentar cogerme provocó que mi hijo me hiciera su mujer, "pobre tonto, si supiera que Jorge es quien disfruto de mí", dije en mi mente.

Volví a cerrar los ojos postergando la hora de levantarme de la cama. Era domingo y no había razón para hacerlo.

Me había quedado dormida y solo desperté hasta que sentí una de las manos de mi hijo jugando con mi cabello.

  • Buenos días mi amor - dije con una gran sonrisa.

  • Buenos días má.

En ese momento escuché su estómago.

  • ¿Tienes hambre?

  • Si, un poco.

  • Ahora mismo me levanto a prepararte algo.

Tranquilamente me quite las cobijas de encima, quedando completamente desnuda ante la vista de mi hijo. Sin pudor alguno, mis grandes pechos, mis bellos púbicos y nalgas estaban expuestos a su vista y yo caminaba hacia el clóset de la manera más natural.

Saque un baby doll color morado que apenas tapaba mis nalgas y una tanga del mismo color, me los puse y me dirigi a la cocina.

Estaba alistando los ingredientes para preparar hotcakes los cuales son su desayuno favorito, Cuando lo siento entrar. Me cubre con sus brazos rodeando mi cintura, volteó hacia él y nos besamos como dos amantes.

  • ¿Como has dormido amor?

  • muy bien gracias ¿y tú má?

  • Sin dudas la mejor noche de mi vida, la primera de muchas mi amor. Siéntate, ahorita hago el desayuno. Te voy a preparar los hotcakes que tanto te gustan.

El correspondio con una buena sonrisa.

  • Oye ¿Te puedo hacer una pregunta?

  • Si, por supuesto mi amor.

  • Ayer dijiste que Gerardo te estaba pretendiendo y me diste a entender que tal vez empezarias una relación con él ¿Lo dijiste en cerio?

La cuestión hizo que se acelerara mi ritmo cardíaco, pero la decisión ya estaba más que tomada, así que sin voltear conteste con total tranquilidad.

  • El persistió por un mes completo y si, empecé asentir algo por él, pero como te dije ayer, pensé en ti, en lo que tú pensarías si te enterarás de esa relación y de lo que implicaría.

  • ¿llegaste a tener... Sexo con él?

  • No mi amor...

  • Y, ¿aún sientes algo por él?

Me quedé cayada por unos momentos, no sabía que responder, agache la cabeza, no sabía esactamente lo que sentía en ese momento.

  • ¿sientes algo por Gerardo? - volvió a preguntar.

  • La verdad es que no lo sé. Creo que llegue a tenerle cariño y mi calentura era lo que me hacía querer tener algo con él, pero de él a ti, te prefiero a ti, y ya te lo demostré.

Su rostro mostró que pensaba algo, supongo que trataba de digerir mis palabras. mientras tanto yo seguía cocinando y volteaba a mirarlo intermitentemente.

  • ¿Y por qué yo?

  • ¿a qué te refieres?

  • ¿Por que pensaste que era buena desición tener sexo conmigo?

  • Fácil, por qué no quería ser... Mira, a mi me gusta deshinibirme totalmente a la hora de intimar y no quería que cualquiera disfrutará eso, no quería ni quiero ser la "puta" de cualquiera, por eso tú eras mi mejor y única opción. A ti te amo, amor de madre, de mujer, simplemente eres el amor de mi vida - tome su mano y agregué -  y solo tengo una vida.

Esbozo una sonrisa y dijo - gracias má - abrazándome con mucho cariño.

Mientras iban saliendo los hotcakes el iba preparando el café y después desayunamos juntos.

Después del desayuno prepare el baño para ducharme, tenía ganas de salir, disfrutar de mi relación con mi hijo, gritarlo si era preciso.

Nos divertimos mucho paseando con una extraña relación madre e hijo - novios. después de la cena vimos una película con toque erótico e hicimos el amor entrepidamente como si no hubiera mañana.

Nuestras actividades eran normales, o por lo menos durante el día, en la noche era otra historia donde cada encuentro me embisiaba más y más de Jorge.

Después de unas semanas...

Era sábado antes de la hora de salida de la oficina una compañera me paro y me dijo.

  • Karen, no sé si ya te haya dicho Lorena que la próxima semana se casa y resulta que no va a tener despedida así que pensé en hacerle una, bueno, solo sería salir a bailar, tomarnos algo, nada descontrolado, no quiero arruinarle la boda, je, je. ¿Vas con nosotras?

  • Si ya me había comentado - Lorena también era una de mis amigas - si, voy con ustedes, ¿a dónde van a ir?

  • aún estamos pensando si vamos a un bar, a un antro o a algún otro lugar.

  • Entonces me avisan...

A la hora de salida me confirman que la fiesta sería en un centro nocturno cercano a las oficinas de nuestro trabajo.

Mientras caminábamos hacia el local le llame a mi hijo.

  • Hola mi amor, unas amigas del trabajo organizaron una despedida de soltera a mi amiga Lorena, va ser en un centro nocturno a seis cuadras de la oficina ¿quieres venir?

  • ¿Crees que me dejen entrar?

  • Ahorita lo arreglamos no te preocupes.

  • Bueno entonces voy para haya.

  • Te envío la ubicación por WhatsApp.

Apenas llegamos al sitio, entramos y pedimos un privado a dónde nos guío una de las meseras.

  • Nos traes... - Mireya, la compañera que organizo la despedida, le decía a la mesera mientras nos contaba - tres cubetas de cervezas por favor.

  • Si señorita.

Mientras nos traían las bebidas, Mireya organizaba algunas actividades para la tarde-noche.

Ya llevabamos varias cervezas ingeridas y algunas canciones bailadas cuando suena mi teléfono.

  • Esperenme un momento, por favor. - les dije a las chicas mientras sacaba mi teléfono.

  • Apúrate que te toca maquillarla - me contestó Mireya.

Era Jorge quien llamaba mencionando que ya estaba fuera del local.

  • Vuelvo en unos momentos - advertí a mis amigas.

  • ¿A donde? - preguntó Lorena.

  • Voy por Jorge.

Todas quedaron mirándome.

  • ¿Por Jorge, Jorge tu hijo?

  • Si, el mismo.

  • ¿a... Dónde iras por él?

  • Aquí a fuera nada más.

Sorprendidas seguían mirándome.

  • Le pedí que viniera, las conozco y se que no me dejaran ir hasta estar ebria y necesitamos a alguien que nos lleve a casa, ¿no?

  • Si, pero así no podremos divertirnos, bien.

  • ¿Por qué? ¿Solo bailaremos no?

Después de convencerlas de que la presencia de mi hijo no supondría un impedimento para divertirse "bailando" con amigos, fui a la entrada por él.

Al estar en el acceso le hice señas apenas lo vi.

  • ¿Su identificación? - le pregunto el tipo de seguridad.

Jorge simuló buscar algo en su cartera y luego dijo.

  • La he olvidado - contesto con una moeca.

  • Cariño, te estamos esperando - Le dije desde atrás del tipo.

  • Si, sucede que olvide mi identificación.

  • Déjalo pasar cariño, por favor. - dije de manera seductora mientras le mostraba un billete de doscientos pesos.

El tipo de seguridad me quedo mirando, sonrió y le dio paso a Jorge.

Ya dentro Jorge suspiró aliviado.

La fiesta siguió sin ningún problema, todas estuvimos eufóricas celebrando a mi amiga Lorena.

Al salir del lugar cada quien tomo camino hacia su casa.

Empecé a caminar sin rumbo y Jorge detrás de mí.

No pensaba hacia donde iba, me sentía cachonda, quería seguir bailando, bebiendo, disfrutando de la vida de mil maneras pero no sabía cómo. Había mucha adrenalina en mis venas o por lo menos así lo sentía.

Volteé hacia mi hijo, lo espere y abrace encuantó estuvo a mi lado.

  • Quiero seguir tomando mi amor.

  • Si quieres pedimos un taxi y camino a casa buscamos dónde comprar.

  • Si, pero quiero caminar un poco, me gusta el fresco que está haciendo.

No sabia donde estábamos o no reconocía las calles que en muchas ocasiones recorría a la luz del día.

Vi un local de tatuajes, a cuadra y media, me acerque y sin llamar a la puerta entre.

  • Buenas noches - dije a un chico que se encontraba recogiendo cosas que por lo mareada no identifique o no recuerdo que eran.

  • Buenas noches - contesto - ya voy a cerrar.

Al oírlo di media vuelta y volví a darla al instante.

  • Quiero un tatuaje pequeño o dos - dije sin importarme lo que acababa de decir el muchacho.

Volteé hacia todas partes buscando algún diseño o algo que me diera una idea.

Mientras buscaba Jorge se me acerca por detrás abrazándome y me pregunta extrañado.

  • ¿Estás segura?

  • Si, siempre quise un tatuaje.

El chico nos miraba espectante.

  • ¿tienes un papel y un lapicero que me prestes? - le dije al muchacho, en tono decidido.

  • Si claro.

  • Quiero este letrerito, escrito en vertical sobre mi nalga derecha - el letrerillo dice, "hijo, tuyos son mis pensamientos, mi alma y mis nalgas". - aun lado pones a una stripper bailando, como si el letrerito fuera un tubo.

Ambos me quedaron mirando cua el termine de hablar.

El chico del local, muy probablemente por lo que decía las palabras que escribí en el papel, mi hijo quizá por qué quería que me hicieran un tatuaje en mi nalga.

Yo estaba decidida, me gustaba el diseño, la frase, si bien ya le había dado las nalgas a mi hijo. Además el tatuaje estaría en una zona muy poco visible a la gente, aún y cuando me tuvieran que poner una inyección, pues lo quería justo en el borde, donde la redondes empieza a obscurecerse, a uno o dos centímetros de la otra nalga.

  • Claro que sí señora.

No espere a que dijera más, desabroche mi pantalón y lo baje dejando descubierto mi calzón.

  • Espereme un momento preparo mi mesa de trabajo.

Volteé a ver a mi hijo, su rostro mostraba un poco de coraje e incertidumbre.

  • Tranquilo mi amor, tú estás aquí para cuidarme - le dije en voz baja después besé sus labios.

  • Listo señora, recuestece aquí, por favor.

Camine hasta donde el chico me dijo, mi hijo caminaba detrás de mí. Me acosté boca abajo con el pantalón a media pierna, después de haber deslizado mi calzón lo suficiente como para alcanzar el contorno de mi nalga el chico empezó con su trabajo. Jorge estaba atento a que el tatuador no deslizara aún más mi calzón logrando ver mi culo, realmente la prenda está al ras de la separación entre las dos nalgas.

En total fueron tres tatuajes, el anterior mencionado, una media luna menguante pequeña en la otra nalga a la mitad del cachete y un candado un par de milímetros arriba de mis labios vaginales con una llave que se dibujo sobre mi pelvis, está terminaba un centímetro arriba de lo que podría ocultar el elástico de mi ropa interior, en medio de la llave dice Jorge.

La gente se hace tatuajes, figuras, nombres. Muchos no saben que significa la figura, otras, alargó o corto plazo se arrepienten de tener ese nombre en la piel. Yo sabía que significaba cada imagen y nunca me arrepentiré de tener tatuada en la piel aquella frase y aquel nombre.

Cuando aquel joven termino de dibujar me encontraba muy cachonda por el estímulo que me dio aquella máquina de tinta.

Después de las recomendaciones pague el servicio y salimos del local.

Caminamos algunas calles y sin previo aviso me bajo el pantalón con el debido cuidado.

  • Cógeme, cógeme aquí - le dije dándole la espalda.

Note que se quedó pensando, seguramente por el reciente procedimiento artístico de mis nalgas, pero una segunda vez que se lo pedí vasto para que mi hijo como el buen macho que es, se acercara a montarme.

Bajo mi calzón con cuidado y coloco su dura verga en mi jugosa concha, me tomo de las caderas y empezó a embestir.

Me gusta mucho sentirme una puta, que me coja en vía pública como si fuera una perra.

Lo único que se escuchaba en el ambiente era el sonido que emitía su verga al entrar a mi inundada vagina, unos sutiles gemidos y autos a varias cuadras.

Dos sombras fucionadas se miraban en la orilla de la calle entre edificios de cuatro hasta diez pisos todos comerciales y de servicios, no sé si me hubiera importado la existencia de cámaras de seguridad, afortunadamente no las había.

  • Mi amor, méteme tu rica verga, papito.

  • ¿Quieres verga mami? - me preguntó de manera pícara.

  • Si mi amor, mami está cachonda.

Sus manos se fueron deslizando desde mi cintura, por de bajo de mí blusa hasta mis pechos encima de mi brasier, difícilmente logro esquivarlo pudiendo colocar las palmas de sus manos sobre mis grandes tetas.

Mi mente fue abandonando mi cuerpo y este actuaba por instinto, mis caderas, solas iba en busca del duro tronco de mi hijo.

Jorge dio algunos pasos poniéndome contra una pared mientras seguía metiendome su vergota.

Después de varios minutos, Jorge aceleró sus embestidas haciéndome acabar junto con él.

Me subí el calzón y el pantalón, trate de acomodarme el brasier pero por lo ebria que aún estaba dejé un pezón fuera de la prenda, pero aún cubierto por la blusa.

Por teléfono llamo a un taxi de base el cual nos llevo hasta casa.

Apenas llegamos fui directo a sofá, puse ambas rodillas en el asiento y las manos en el respaldo, pare las nalgas y volteé hacia mi hijo.

  • Ven mi amor.

Jorge no se hizo esperar, se posición detrás de mí, paso sus manos al frente y deshabotono mi pantalón y delicadamente lo bajo dejando a la vista mi ropa interior misma que también fue bajado.

Apenas mis nalgas se ayaron desnudas él acerco su rostro y dio una primera lamida por todo el canalillo de entre mis nalgas, no aguante, lleve ambas manos allí y las separé, Jorge me tomo de la espalda empujandome contra el asiento haciéndome parar más las nalgas.

Mi hijo me arrancaba un suspiro que sin se me iba el alma más que el aliento cuando empezó a lamer y succionar mi culo.

Era la gloria sentir como mi hijo jugueteaba y hacia mil cosas con mi culito.

Mis suspiros se convirtieron gemidos de pleno placer, sentía como mi vagina ya era un río de jugos preparada y anelante de recibir la verga de mi hijo.

Un beso negro me hizo respingar, nunca había sentido uno y era maravilloso.

  • Ya métemela mi amor, nada más que con cariño que hace mucho no me entra nada ahí.

Jorge me tomo de la cintura mientras su dura verga se iba metiendo en mi culo, apesar del dolor que me producía está entraba como hierro ardiente en la mantequilla.

No sé cómo explicar la sensación que tenía al saberme enculada. Estaba enculada emocionalmente, ya nada ni nadie me podría separar de Jorge ni de las ansias por que me cogiera. Enculada físicamente, mi hijo me tenía bien empotrada.

Su mano derecha tomo mi cabello y jalaba de él, mientras la izquierda me aplastaba la espalda contra el sofá. Eran fuertes sus embestidas a mis grandes y duras nalgas.

En momentos se detenía y restregaba su pubis contra mis nalgas. Eran como dulces caricias.

  • Mamita, que ricas nalgas tienes y ahora más con los tatuajes que te hicieron te verás muy sexy.

  • ¿En verdad cariño? ¿Si te gustaron?

  • Si, mucho.

Después de varios minutos en los que mi hijo me cogió en esa posición saco su verga de culo ocasionando un sonido similar al de un descorche.

"¡Plock!".

Me tomo del cabello.

  • ¡Abre la boca! - dijo con tono autoritario.

No lo hice esperar. Apenas abrí la boca, el metió su verga, jalandome del pelo la metió casi hasta que mi nariz tocó su pubis.

Nunca había hecho algo igual.

No podía respirar, me estaba ahogando y me estaba ocasionando arcadas. No sé cuánto tiempo tuve la verga de mi hijo, después de ello la saco, tosi bastante tiempo dejando caer abundante saliva, todavía no recobraba la tranquilidad cuando volvió a meterla, esto lo repitió por varias veces solo para continuar con una serie de golpes a mis mejillas con su verga.

  • ¡Abre la boca! - volvió a exigir.

Yo hice caso y él dio de azotes a mi lengua.

Me puso de pie tomándome de los brazos, se sentó y me mente dandole la espalda procurando meterme su verga en mi culo.

Empecé adarme de sentones mientras él tomaba mis pechos amazando fuerte mente. Me dolía, pero como me encantaba que lo hiciera así.

Mientras un orgasmo me imbadia mi hijo también termino en mi culo arrojando abundante semen, era extraordinario sentir su leche tibia ahi dentro.

Apenas descansamos unos momentos cuando el ya se alistaba. Me tomo de las piernas y me puso de costado, elevo mi pierna izquierda poniéndola en su hombro, acomodó su verga en mi vagina y me la ensartó de una estocada.

Yo no podía hacer más que gemir y cerrar los ojos disfrutando de la verga de mi hijo.

En su momento sentí como Jorge urgaba en mi culo con dos dedos, debido a mis grandes nalgas aprisionava su mano con ambos cachetes haciéndole imposible meter y sacar los dedos como al principio era su plan, pero supo aprovecharlo bien pues sus dedos empezaron a moverse dentro como si una pequeña serpiente estuviera ahí casagenado la entrada de mi indestino.

Sentí como mis músculos se contrajeron de manera deliciosa y en un segundo empecé a experimentar un squirt.

A Jorge no le importo salpicar, siguió metiendome la verga, mis fluidos golpeaban su abdomen, gotas caían en su rostro, y en nuestro alrededor.

Ya era menos intensa la salida de mis jugos cuando, después de sacarla, se agacho y frenéticamente succionó por medio minuto, quiza más tiempo, los jugos que aún salían de mí, además de los que tenía en mis piernas y nalgas.

Era hora de pagarle tan delicioso orgasmo.

Estire la mano derecha hacia él, Jorge me vio y se pudo frente a mi, me senté y tome su verga en mis manos, la levanté dejando sus huevos a mi disposición. Mirándolo a los ojos di una lamida a su tronco y luego bese su glande. Fui por esos huevotes que se carga y abriendo lo más posible, los introduje a mi boca, presione suavemente para no tastimarlo y empecé a masajearlos con mi lengua.

Su aroma a macho, su sabor eran como una droga que me ponía en celo.

Ya habiendo disfrutado de sus bolas, recorrí su dura y grande verga con mi lengua, me la metí y empecé a mamarcela, Jorge solo me detuvo cuando le dio ganas e darme un par de bofetadas suaves, excitantes, que me hicieron sentir aún más excitada.

Mi hijo me agradeció una buena mamada con su leche directamente a mi boca y yo después de saborearla me la tome, era mi elixir.

Jorge aún tenía guardada más leche y ya que le había limpiado la verga con mi lengua, me abrió las piernas a 160° y así me empezó a embestir, me fascino ver mis tetas brincar a ritmo que mi hijo marco hasta que me inundó de espeso semen.

Aquel día mi hijo me dejó más que bien cogida.