Le di las nalgas a mi hijo - parte 1

Gracias a un amigo de mi hijo él cual me quiere llevar a la cama le di las nalgas a mi amado hijo

Me presento con ustedes, mi nombre es Karen, mido 1.70m, talla de brasier 36DD, cintura 54cm y 109cm de nalgas, cabello rizado castaño.

Cuando esto pasó llevaba cinco años divorciada de mi esposo el cual me había abandonado por irse con otra mujer, solo dejándome la casa donde vivíamos y un hijo de nombre Jorge.

A partir de su abandono me di a la tarea de mejorar mi aspecto, pues no quería darle el gusto de verme destruida, empecé a ir al gimnasio, comprarme ropa entallada, sensual. Con esto empezaron a llegarme galanes que me hicieron mil y una propuesta, algunas para noviazgos formales otras solo para revolcones.

Después de que me engañarán no quise darle gusto a otro hombre asi que rechace toda propuesta poniéndome en abstinencia sexual.

En una ocasión regresaba del gimnasio y al llegar a casa me encontré con Gerardo un amigo de mi hijo con quién desde pequeño se llevaba bien.

  • Hola señora Karen ¿cómo está?

  • Bien gracias ¿y tú, como estás?

  • También, bien gracias ¿Estará Jorge?

  • No lo se, también vengo llegando - dije mostrando mi pequeña maleta de gimnasio - ¿Gustas pasar a esperarlo?

  • Si, gracias.

Entramos a la casa, el sudor de mi cuerpo se estaba secando y se volvía pegajoso.

  • ¿Te molesta si te dejo solo un momento? - le pregunté.

  • No claro que no, haga lo que tenga que hacer.

  • Gracias, entonces te quedas en tu casa.

Subí hacia mi habitación y de ahí saque mi ropa limpia me desvestí y envuelta en una toalla me dirigi hacía el baño que esta en mi cuarto.

Minutos después escucho la voz de este muchacho diciendo.

  • Señora me tengo que ir, hasta luego.

Desde la ducha grite.

  • Si, hasta luego.

Al salir del baño, me dí a la tarea de vestirme, después de esto recogí mis legguings deportivos que había dejado tirados en el piso, pero ¡oh! sorpresa, mi tanga ya no estaba. Era evidente que el amigo de mi hijo la había robado.

Tres días después la situación se repitió. Había olvidado el evento anterior dejando entrar a casa a Gerardo, e igual que la vez pasada lo había encontrado cuando regresaba del gimnasio.

En esta ocasión ya iba camino al baño cuando me acordé del insistente así que regrese a ponerle seguro a la puerta, estaba en esas cuando cruzo la mirada con él por el pequeño espacio de entre la puerta y el marco de la misma.

  • ¿que haces aquí? - le pregunté molesta.

  • He... Disculpe, es que - se agacho por un instante y continuo - desde hace tiempo usted me gusta y no pude contener mi curiosidad por verla desnuda.

  • Por favor ¿pero que estás diciendo? si puedo ser tu madre, además soy la mamá de Jorge, tu amigo.

  • Si lo se, pero es que usted me gusta mucho - replicó miéntras abrí más la puerta y me tomaba de la cintura, por encima de la toalla.

La situación me empezaba a poner cachonda.

  • Cálmate por favor - le dije ya un poco alterada.

Sin cruzar más palabras el amigo de mi hijo se habalanso en mí y empezó a besarme. Trate de resistir pero mi cuerpo ya estaba bastante receptivo.

  • No, no, esto no puede ser, te voy a pedir que te vallas.

Con todas mis fuerzas empujé al muchacho, pero él se sugeto de la toalla haciendo que está se abriera dejando a la vista todo mi cuerpo desnudo. Sin perder tiempo cerré la puerta de mi habitación.

Apenas me percate de que se hubiera marchado cerré la puerta principal y la calentura de mi cuerpo me hizo masturbarme mientras me bañaba.

pensé que no lo volvería a ver, pero esté se presentaba en casa con algún detalle para mí, cada que tenía oportunidad. Cada vez me sentía más atraída a él hasta el punto de considerar entregarme sexualmente.

En su momento me puse a pensar, "Tiene la misma edad que Jorge, ¿que tan maduro sería, como para tenerlo como pareja?¿cómo un niño sería capaz de ayudarme a criar a otro de su misma edad? Lo más importante fue pensar, ¿que sentiría mi hijo al saber que su amigo era quien me la metía? también por qué a mi en el sexo me encantaba desenfrenarme, sentirme una completa puta.

Poniéndome en el lugar de mi hijo suponía que noi iba a ser agradable para él, por qué, aún que yo tratara de mantener oculta la relación, tarde o temprano él se daría cuenta.

La única ventaja que le encontraba de acostarme con el amigo de mi hijo era sentir una verga joven, así que había más que perder que ganar.

En cuanto a mis necesidades sexuales me había comprado un consolador pero no era lo mismo, no sentía el calor de un hombre.

Había pasado un mes del inicio de esta locura.

Al salir del trabajo pase a un centro comercial, y me compré varios conjuntos de lencería como normalmente hacia.

Durante la tarde todo era normal, hasta después de la cena, cuando le dije a Jorge.

  • ¿Oye me puedes ayudar?

  • Claro má, ¿con qué?

  • Pasa que me compré algunas cosas y quiero tu opinión.

  • Si, má.

  • Espérame aquí y voy a cambiarme rápido.

Salí corriendo hacia mi habitación y saqué las prendas de sus bolsas.

Lo primero fue un camisón largo con aberturas en los costados, desde la cintura hasta la mitad de las piernas que era hasta donde llegaba, no me puse ropa interior y era evidente pues se marcaban mis pezones y la cadera era visible la falta de calzones.

baje rápido con las bolsas y las metí a la cocina y volví con mi hijo.

  • Este es el primero ¿que te parece?

Al mirarme abrió los ojos sorprendido.

  • Se te ve muy bonito y el color te combina con el color de tus labios. Pues eso, se te ve muy bien.

  • Bueno voy a cambiarme.

  • Si

Apenas la idea de mostrarme semidesnuda ante mi hijo ya me tenía muy húmeda.

Las siguientes prendas eran una sería de bodys, babydolls y tangas. Las cuales mi hijo no podía darme una idea solo se limitaba a decir.

  • Se te ve muy bien.

Aún que lo hacía muy apenado.

Al terminar de modelarle me senté a su lado, tenía puesto solamente una tanga de doble pretina, una que rodeaba mi cadera y otra que subía hasta mi cintura por ambos lados. Mis pechos eran cubiertos por un baby doll transparente ambos en color rojo.

  • ¿Que te pareció mi amor?

  • Todo estuvo muy bonito má.

  • ¿Solo... la ropa?

  • No, claro que no, tu también eres muy hermosa.

  • Gracias cariño.

No sabía cómo continuar, quedando así en silencio por algunos minutos.

  • Oye ¿que pensarías si te digo que he decidido volver a tener pareja?

  • ¿Por eso me mostraste lo que compraste?

  • No esactamente, pero viene a tema.

  • Pues no se, se me aria muy raro.

  • ¿Y si te dijera que mi pareja es más joven que yo? Es un ejemplo.

  • ¿Un ejemplo? - replicó frunciendo el seño.

  • Si, este... No lo sé podría pasar.

  • Pues se me aria más raro aún, quizá alguien de tu edad lo podría digerir, pero más joven no lo sé. ¿A que viene todo esto? ¿tienes novio o algo así?

No quise darle más vueltas al asunto así que le contesté.

  • Alguien me está pretendiendo y si, es más joven que yo, mucho más joven, y quería saber que piensas.

  • ¿Quien es?

  • Gerardo.

  • ¿Que? - vosifero enojado - en qué estás pensando, ¡No!

  • Tranquilo por favor.

  • No me digas ¿que...?

  • No, que... No. cálmate por favor.

  • Ese maldito hijo de puta, le voy a partir la cara en cuanto lo vea.

  • No mi amor, te dije que mostrarte todo esto venía a tema, y es por qué justamente pensé en lo que tú podrías sentir o pensar con respecto de esa relación. Así que pensé una solución ya que no tengo interés alguno por una pareja, un novio o algo asi, pero... Tengo necesidades, así que pensé, claro si estás de acuerdo, en qué tu... bueno eso solo si tú quieres, y es que no quiero arriesgarme a contraer alguna enfermedad si busco por fuera, además de que a ti te amo, siempre te lo he dicho, además pienso en que si en algún momento a mí me pasará algo, no se algún accidente o algo parecido solo a ti te tendría la confianza como para que veas mi intimidad. Además de que si le voy a dar placer a alguien que mejor que a ti.

  • No es necesario que te esfuerces en convencerme. Claro que me gustaría hacerlo contigo.

  • ¿por qué? ¿te gustó?

  • Si, desde que mi papá nos dejó y te empezaste a cuidar te pusiste más hermosa y desde hace poco me empezó a llamar la atención tu cuerpo.

  • Así, ¿Y qué parte de mi cuerpo te llamo más la atención?

  • Tus pechos, tus piernas, tus nalgas, tu cara, tienes una cara muy hermosa, también tu cintura y caderas.

  • ¡Ay! mi amor ¿en verdad?

  • Si.

Sentía que hasta el sillón donde estábamos sentados ya estaba húmedo de tantos jugos vaginales que de mí habían escapado.

No espere más, me levanté de dónde estaba sentada para sentarme en sus piernas procurando dejar mi culo sobre su verga la cuál ya se notaba parada.

Acerque mis labios a los suyos , mientras lo besaba restregaba mis nalgas en su paquete.

  • No aguanto mas, quiero hacerte el amor.

  • Si mi amor, méteme tu linda verga, has me disfrutar como nadie lo ha hecho.

Mi corazón latía a todo lo que le era posible, sentía tanto amor a mi hijo como aquel día que nació.

Jorge tomo mis piernas e hizo que las abriera me volvió a sentar encima suyo, apoyando mis rodillas en el sillón, se bajó el pantalón y movió mi tanga dejando espacio para poder penetrarme.

Su verga se sentía larga y gruesa. En una segunda embestida no pude evitar quejarme un poco.

  • ¿Te lastime? - preguntó preocupado.

  • No cariño, es que la tienes grande, pero me gusta.

El siguió con un ritmo más lento pero al estar arriba de él me permitió acelerarlo.

El gusto que me daba tener a Jorge entre mis piernas me hicieron derramar algunas lagrimas.

  • ¿Te sientes bien? ¿Te lastime? - volvió a preguntar angustiado.

  • No cariño, es que me siento feliz de hacer el amor contigo por qué te amo, eres mi razón de vivir.

Caye y lo empecé a besar sin parar mientras aceleraba el sube - baja de mis nalgas, enzartandome en su virilidad.

Apenas nuestros labios se separaron y él aprovecho para bajar los tirantes de mi baby doll, mis pechos quedaron a su vista y mi hijo empezó a mamar, primero el pecho derecho, luego intermitentemente ambos.

  • Si, mi amor, mama mis pechos como cuando eras bebé y te alimentaba, mama que mis pechos siguen siendo para ti, mi amor.

Parecía que estaba poseído, en momentos hasta me llegaba lastimar la forma tan fuerte como succionaba.

  • Dime qué siempre serás mía, por favor dímelo.

  • Claro que sí mi niño, para siempre.

  • Dime qué eres mi mujer.

  • Soy tu mujer mi amor.

Haberle complacido diciendole que era su mujer pareció que le excito aun más, pues me daba con verdaderas ganas logrando que me perdiera en un maravilloso orgasmo.

  • Si mi amor, dame duro, has me tu puta mi amor.

Creo que decir eso lo desconcertó un momento, pues estuvo a punto de detenerse.

Apenas unos minutos después me ayudó a bajarme de él.

  • Ponte en cuatro - Me pidió con tono seguro y autoritario.

No lo hice esperar rápidamente me subí al sillón en posición de perrito, parando las nalgas.

Me dio una, dos, tres nalgadas y no hice más que gemir de la excitación.

  • Que ricas nalgas tienes mami - me dijo muy excitado.

  • Son para ti mi amor, de hoy en adelante son para que tú las disfrutes, pero ya ensartame tu rica verga que quiero que me regales otro orgasmo.

Apenas termine de decirle cuando él ya tenía lista su verga entre mis labios vaginales, penetrandome otra vez.

  • ¡Ay! papito que rico.

Jorge paso una mano por debajo de mis piernas y empezó a masturbarme y a darme verga con más impetu.

Cada vez más sentía ganas de orinar aún que la sensación era un tanto diferente, no pude más, deje escapar aquello, con mucho espasmos en los músculos vaginales.

  • ¡Ah! mi amor.

Este nuevo orgasmo me había hecho sacudirme como si estuviera poseída, me sentía flotar a la vez que una corriente electrica me recorría desde la columna hasta mi vagina y de ahí hasta el resto de mi cuerpo.

Creo que perdí momentáneamente la consiencia, solo sentí los últimos embistes de mi hijo, después su espesa y caliente leche siendo escupida por su verga en lo más profundo de mi vagina.

Con las últimas estocadas me abrazo con la mano que me estuviera masturbando anteriormente y me besó la boca de la manera más tierna y dulce.

Después de descansar y de sentirme adormilada Jorge me cargó y llevo hasta mi cama, él se retiraba a su habitación pero alcance a decirle.

  • No te vallas mi amor, duérmete conmigo.

Al fin después de poco más de cinco años un hombre volvía a calentar mi cama, me volvía a sentir protegida por unos brazos vigorosos y me sentía plena en cuanto a mi sexualidad.

Cabe señalar que está historia es real y que el nombre de mi hijo y su "amigo", han sido cambiados.