Le como el coño a Clara

Mis actividades como comedor de coños prosigue

Le como el coño a Clara.

  • ¿Daniel? Soy Clara.

  • Dime, Clara.

  • Me toca probar.- Dice riendo. ¡Joder! Hace dos días que le comí el coño a Alicia, y ya viene la siguiente. A este ritmo, voy a desgastar mi lengua.

  • ¿Cuando?.- Directo al asunto.

  • ¿Mañana por la tarde? Si quieres te invito a comer y luego, en tu casa, ...

  • Perfecto, pero invito yo, mañana acabo antes, así que podemos vernos.

  • Ya veremos quién paga ¿a las dos y media en Casa Manuela?.- uno de los restaurantes que conocemos.

  • Allí estaré.

  • Un beso.- Y colgó el teléfono.

Vaya con las niñas, si que van rápidas. Seguro que Alicia ha ido contando la comida que le hice y están todas deseando probar. Ahora viene Clara, que se casó el año pasado con Álvaro. Hacen una pareja de lo más diferente, físicamente, ya que él es bajito y delgado, mientras de Clara es alta, más de 1,80 m, y grande, gorda no, grande. Con muchas curvas, amplísimas caderas y un pecho exuberante, de esos de tetonas de película porno. Agradable de cara y muy buena persona.

La especialidad de Clara, al menos lo que recuerdo de ella cuando tonteamos, es hacerte una paja con sus tetas, te la agarra entre ellas, y dale que te pego hasta que te corres en su cara, le encanta hacer eso, y supongo que seguirá así. Como yo, es maestra, por lo que las tardes las tiene libres, de ahí lo de quedar mañana, martes, en vez de un fin de semana como con Alicia e Inés.

Yo llegue antes y la esperaba en la mesa sentado. La vi llegar y me levanté para saludarla. Dos besos y nos sentamos. Como en el caso de Alicia, no quisimos hablar de su marido ni de lo que nos había juntado, excepto al principio.

  • Chico, no sé lo que haces, pero tienes a Inés y Alicia encantadas y al resto expectantes ¿tanto es?

  • Ya me lo dirás, jajaja

Pedimos la comida y charlamos un rato. Es una mujer interesante, y muy buena. Yo no quitaba ojo de su pecho, casi estaba seguro de lo que haríamos por la tarde, en mi casa, porque no esperaba que me dijera que fuéramos a la suya. Hacía tiempo que no la veía, como a toda la pandilla, resultado de estar con Lorena. Pero me pareció que no había cambiado mucho, desde luego no físicamente ni en su persona, pero el matrimonio parecía haberle sentado bien, claro que Álvaro es un tío cojonudo, y seguro que la colma de todo, hasta de sexo.

Pagamos la comida, no me dejó invitarla ni yo dejé que pagara ella. La verdad es que por estar un rato con cada una de ellas, y follármelas, no hay dinero que lo pague. Fuimos andando a mi casa, que está cerca. Por el camino seguíamos contando cosas de la pandilla. La verdad es que en poco tiempo había recuperado la intimidad con ella. Esa es una de mis cualidades con las mujeres, les doy intimidad, será por lo cariñoso que soy.

Llegamos a casa, abrí la puerta y entramos.

  • Ya estamos.- Dije.- ¿Donde lo hacemos? ¿Cómo empezamos?

  • Si quieres aquí misma, en tu salón, y cómo ...

Se acercó a mi y me besó. Ese beso fue el disparo de salida. Clara no es muy fogosa, sino más bien lenta y aplicada, y eficaz, una apisonadora que poco a poco va avanzando. Por eso lo primero que hizo, tras separarse, fue desnudarse metódicamente: el top, los zapatos, pantalones, calcetines, sujetador, bragas. Mientras yo hacía lo mismo: camisa, zapatos, pantalón, calcetines, slip. Nos quedamos desnudos uno frente a otro. Como con Alicia, dejé que fuera ella quien tomara la iniciativa.

  • Ponte aquí, de pie.- Dijo sentándose en el sillón.

Yo me acerqué, miembro en ristre, dispuesto a dejarme hacer. Suponía dos cosas, una mamada con la boca, una paja con sus tetas. Fue ésto último. Cuando me acerqué lo suficiente, tomó la polla con las dos manos y se la acercó a la boca, sólo para lamerla un poco. Luego la soltó y, empujando cada una de sus tetas con cada mano, me atrapó el miembro en el canal. Como tiene las tetas grandes, mi polla desaparecía dentro. Luego empezó un movimiento de vaivén arriba y abajo. Cada vez que bajaba, me besaba el glande.

Unos minutos después, estaba regando su cara con mi semen. Algo que a ella le encanta, y se nota porque se lo reparte por toda la cara y las tetas. A mi me gusta también correrme en la cara o las tetas de las mujeres que follo, pero sólo si ellas quieren.

Ahora me tocaba a mi satisfacerla. Así como estaba le pedí que se tumbara, dejara un pie apoyado en el suelo y la otra pierna apoyada en el respaldo, de forma que me ofrecía todo el coño, sin depilar pero no muy poblado. Lo primero que hice fue arrodillarme en el suelo, para estar más cómodo. Luego procedí a atacar el coño con los dedos, introduciendo primero uno, luego dos y hasta tres. De acuerdo a su tamaño, Clara tiene un coño grande, es decir la vagina puede atrapar objetos grandes, y además tiene bastante profundidad. Pero a mí no me interesaba penetrarla con la mano, sino calentarla con los dedos.

Ya estaba caliente cuando entramos en casa y cuando me trabajaba la polla, pero ahora quería que ardiera, por eso con los dedos, aparte de entrar y salir, los movía dentro para tocarla toda. Naturalmente estaba excitada y mojada, yo quería ponerla a mil, e incluso que llegara a un primer orgasmo, porque luego todo es más fácil. Por eso insistía e insistía con los dedos hasta que le provoqué un orgasmo. Jadeó muy fuerte. Señal de que había llegado.

A partir de ahí, el trabajo era de la lengua. La penetración táctil fue sustituida por una penetración lingual. Le metí toda la lengua que pude y, una vez dentro, la moví en círculos para acariciar todo el húmedo sexo que pude. Una ojeada rápida me permitió ver que Clara estaba acariciándose las tetas y pellizcando los pezones. Le gustaba lo que le hacía. Por eso empecé un movimiento de entrada y salida de la lengua, poniendo especial interés en la cara interna superior. Como calculaba, al cabo de un rato, se corrió otra vez. Ella trataba de separarme la cabeza, yo insistía con la lengua lentamente en la cara interior. Desistió para centrarse en correrse.

Finalmente cesé la caricia interior y la dejé reposar un rato, se relajó pero no por mucho tiempo, ya que volví a penetrarla con los dedos, mientras mi lengua atacaba al clítoris. Dado el calentón que tenía, no tardó en correrse otra vez. En esta ocasión dando grititos de placer. El movimiento pélvico lo acompañaba, para no dejar el contacto clitoriano. Cuando juzgué suficiente, paré un momento, para luego repetir la penetración lingual seguida de caricia interna. Creo que estuve alternando tres veces, y se corrió seis.

  • ¡Joder, Daniel! Pues si que lo comes bien. Anda, penétrame que quiero ser follada por mi come coños.

  • Ja, ja, ja.- Me hizo gracia eso de come coños, me levanté, apunté y, con la polla tiesa y lo mojada que tenía el coño, entró hasta el fondo.

Mientras la follaba, me dedicaba a besarla, a chuparle las tetas, a mordisquear los pezones, a dejar que me los mordisqueara ella. Al final me corrí yo, ella aguantaba, así que un dedo hábil en el punto adecuado y se corrió por última vez en esta sesión. Luego nos tumbamos uno al lado del otro en el sillón.

Clara abandonó mi casa tras lavarse, arreglarse y vestirse, satisfecha plenamente del encuentro. ¿repetirá? No se pero creo que primero van a pasar todas por mi y luego ya se verá.

Ana del Alba