LB.01x10 Amistad (Final de Temporada)

Aquella chica termina viviendo en mi casa, Laura se vuelve indispensable en mi vida y ahora somos un par de solteras en busca de nuevas aventuras sexuales.

Este es el capítulo final de la primera temporada espero haya sido gratificante para ustedes tal como lo fue para mí, aun eh tenido dudas de continuar ya que aunque ya tengo un poco más de tiempo para escribir, veo que mis relatos han ido a la baja y esto me ha deprimido un poco, la segunda temporada está en veremos dependiendo las lecturas de mis últimos relatos y los comentarios de los mismos, así mismo algunos temas que había expuesto en la previa serán descartados y los integrare en la segunda temporada si es que llegara a salir. ¡Saludos y gracias!

Tras quedar exhaustos nos recostamos los tres en la cama, nuestro acompañante se quedó profundamente dormido, entonces ella comenzó a platicarme:

  • Mi nombre es Laura, por cierto

  • Mucho gusto, supongo- respondí y reí, ella también sonrió y continúo diciendo:

  • Eres muy buena, tenía tiempo de no tener un orgasmo tan placentero, te lo agradezco

  • De nada, pero no es difícil cuando se tiene una compañera con un cuerpo tan delicioso

  • Gracias, y dime a que te dedicas

  • Estudio, solo puedo decirte eso.

  • Yo también, o al menos eso digo a mis padres, soy de San Luis, vine para estudiar, pero honestamente eh tenido problemas para justificar mi estancia en esta ciudad.

  • ¡eres una estafadora!- respondí sonriente- pero muy tierna- agregue mientras acariciaba su rostro- Bueno, supongo que esto es un hola y un adiós, debo irme, aún es temprano y necesito buscar un lugar donde dormir.

  • ¿Por qué no te quedas aquí?, aun podemos quedarnos hasta antes del check out.

  • Prefiero ser discreta, ¿Por qué no te vas tú?

  • Bueno, honestamente no tengo a donde ir, hace tres días me echaron de mi departamento, apenas tengo para sobrevivir la semana.

  • Eso es muy triste.

  • Si, lo sé. – Respondió ella cabizbaja, de pronto algo sucedió en mi interior, su rostro adorable y triste, quizá solo fue que aún me encontraba llena de las feromonas en mi cuerpo que sentí pena por ella, entonces le dije:

  • Si… si quieres puedes acompañarme, te ofrezco un techo en lo que te recuperas.

  • ¿En serio?- respondió ella muy entusiasmada- ¡No te arrepentirás!, juro que seré tu fiel sirvienta, incluso podremos repetir lo de anoche cada que se te apetezca mientras este en tu casa, ¡Lo prometo!

  • No tienes que, vamos. Te invitare el desayuno.

Ella entro al baño y de ahí saco una maleta de buen tamaño, bajamos al estacionamiento y ahí subimos su maleta a mi auto para posterior ir a mi departamento a desayunar.

Ahí discutimos algunos temas, entre ellos nuestro acompañante de la noche anterior, coincidimos que era un tipo feo y de muy poco carácter, de poca virilidad y que a nuestro gusto su verga había sido muy diminuto. Laura adivinaba mis respuestas y era como si nos hubiéramos conectado en un nivel psíquico indescriptible, fue algo mágico y difícil de explicar pues su compañía comenzó a hacerme bien  y en el transcurso de la semana se volvió muy útil, es decir, siempre que yo llegaba en las tardes tenia lista la comida y mi ropa limpia y ordenada, y no exagero cuando digo que era como si leyera mi mente, o simplemente era muy observadora e inteligente pues una vez lavaba mi ropa la acomodaba tal cual yo lo hacía, fue muy sorprendente la forma en la que hicimos conexión e incluso al llegar el fin de semana nuestro periodo había llegado en la misma noche, ese día ambas tuvimos cólicos y nos recostamos una alado de la otra dándonos mutua compañía.

Tras una semana de tenerla me decidí a hablar con ella para negociar su estancia, en verdad me agradaba y era muy útil para mí, no era desordenada, o al menos no en el resto del departamento pues su cuarto siempre fue un caos, pero nunca tiro una cascara de plátano donde no fuera y realmente comencé a aceptarla en el ambiente y a creer que era parte indispensable de mi vida, pero había un problema pequeño y era que Laura era tan adicta al sexo como yo, y que era una depredadora sexual aún más hábil de lo que quizá yo creí jamás llegaría a ser.

Cuando me senté con ella para hablar lo hice con un helado de vainilla, nos sentamos en la barra una a lado de la otra y entonces le dije:

  • Supongo que no piensas irte ¿verdad?- ella se sonrojo, bajo la cabeza quizá creyendo que la echaría, pero yo me adelante  dije: bueno, supongo que si vas a quedarte tendremos que poner ciertas reglas ¿no?- Laura levanto su rostro y sonrió agradecida, entonces ella dijo:

  • Dime, soy toda oídos.

  • Bueno, no soy una tirana pero creo que si vamos a convivir debe ser como hasta ahorita, cooperando una con la otra y siendo reciprocas. ¿No lo crees?

  • Me parece bien- respondió ella- ¿Qué propones?

  • Creo que deberíamos seguir como hasta ahorita, pero solo tengo que exponer que nuestros apetitos sexuales son muy voraces y que en ese aspecto debemos poner reglas para que nuestros gustos no lleguen a colisionar un día de estos.

  • ¿Ya no quieres disfrutarme acaso?- me pregunto ella

  • No es eso, claro que quiero seguir disfrutando tu cuerpo, pero no quiero que eso se malinterprete, somos amigas y hasta ahí, pero algún día alguna tendrá un novio y supongo que ahí deberemos poner ciertos límites.

  • Bueno, en eso no tengo problema, puedes cogerte a mis hipotéticos novios, siempre y cuando este yo presente, jamás a mis espaladas, incluso puedes cogerlo si no estoy pero debes de decirme, no me gusta que me traicionen.

  • Me parece bien- respondí, pero incluso yo me sentí sorprendida de su oferta, por ello decidí brindar el mismo detalle aunque debo aceptar que no muy convencida.- Bueno debo decir que en esta casa no entran extraños, si tienes alguna aventura ocasional deberá ser fuera, yo no traigo desconocidos y si un chico llega entrar es porque será mi pareja por un tiempo decente y no habrá sexo en un tiempo prudente, soy muy cuidadosa y extremadamente discreta, deberás serlo también.-

Platicamos unas horas pero a los quince minutos de hacerlo comenzamos a escribir en mi computadora “las reglas” de nuestra convivencia, después lo imprimimos y lo firmamos, tras ello tomamos abrimos una botella de vino y brindamos “por la convivencia”.

Laura tenía unas costumbres algo simpáticas, siempre andaba desnuda por la casa, no negare que disfrutaba ver sus grandes pechos balancearse en el aire y contonearse como lo hacían, peor a veces era demasiado extrema en eso, incluso en tiempo de frio lo hacía y podía ver como sus pezones se ponían duros. Pero ese verano un día entro a mi habitación, así desnuda y sin más y corrió a mi cama a cobijarse, el clima de mi habitación estaba al máximo y cuando se recostó a mi lado le recomendé que usara ropa. Entonces me dijo:

  • Si hicieras lo mismo que yo ahorrarías incluso energía eléctrica, mírame a mí, mi cuarto tiene clima, pero no lo uso porque prefiero abrir las ventanas que son muy grandes y que a esta altura el viento entra delicioso, además a la altura de este edificio nadie puede vernos, estamos a cuatro pisos de la casa más alta en la zona.-

Su observación había sido buena, decidí darle la oportunidad pero ni yo era tan liberal así que decidí que en la casa usaría traje de baño para variar.

Durante los primeros días comencé a sentir una frescura indescriptible, aunque poco después me di cuenta que todo se trataba de un plan sexual de Laura, una “sextrategia” bien pensada de ella para aprovechar la situación, es decir, cuando comencé a andar en traje de baño ella de repente me sorprendía por la espalda y metía su mano en mi vagina, eso me excitaba mucho, la primera vez debo decir que me sorprendió tanto que al meter su dedo medio me moje inmediatamente, ella me tomo de la espalda y con su otra mano desplazo mi cabello para besar mi cuello y los lóbulos de mis orejas, yo disfrutaba sus caricias ella me conducía a un éxtasis indescriptible. Ella usaba su lengua para lamer mi cuerpo toda mi piel se estremecía con su humedad, pero lo que hacía a mis pezones era mágico, los lengüeteaba y chupaba con una pericia magistral sus finas y delicadas manos acariciaban mis nalgas con gran habilidad, de vez en cuando sus dedos entraban en mi vagina y penetraban frenéticamente para luego sacarlos llenos de mi humedad y llevárselos a la boca para disfrutar del sabor de mi esencia.

Laura lleno mi vida y mi habitación de lujuria y jamás volví a tener necesidad de sexo, ella poseía tres dildos espectaculares con los que nos dábamos placer, uno de ellos doble el cual usábamos muy seguido, el segundo con un vibrador muy potente que compartíamos en nuestras sesiones de placer y no podía faltar el dildo con arnés que usábamos cuando necesitábamos sentir un miembro, ese sin duda era nuestro favorito, nos gustaba ponérnoslo y fingir que quien lo tenía era un varón, eso me ponía al cien cada que ella usaba su dildo para penetrarme y tratarme como una zorra.

Tras un tiempo Laura se volvió esencial en mis salidas, mismas que no volvieron a ser las iguales pues ella puso el sabor en mi vida, la cual había sido solitaria y triste, y ahora se llenaba de alegría.