Lazos 5
La historia sigue
Lazos 5
Miriam y Erika tenían que viajar por una intervención en la que tenía que participar mi hermana, les dije que si querían les acompañaba paro declinaron la oferta. Después de la intervención querían hacer turismo en plan parejita. Yo sonreí y les desee buen viaje, lo cierta era que yo también tenía otras cosas en mente.
Mi siguiente objetivo era Pierre, el otro dueño de la segunda farmacéutica más poderosos de Europa, para eso el viaje de mi hermana con Erika me venía de perlas. Sabía que a Miriam no le hacía gracia lo que tenía que hacer.
Tenía que acabar con ellos, no solo por la muerte de Luna, papa y mama, también por protegerlas a ellas. A mí ya no me quedaba nada, con la muerte de Luna ya no volvería a enamorarme de otra mujer. Lo note, algo se rompió dentro de mí cuando sentí como exhalaba su último aliento y cerraba los ojos para siempre.
Me había convertido en un cascarón vació, pero este cascarón vació le proporcionaría a su hermana un futuro donde estaría a salvo y pudiera ser feliz al lado de Erika. Erika era alocada, pero capaz de sacarte una sonrisa en el peor día de tu vida, al igual que Luna era una persona positiva hasta el final. Cuando empezaron a salir, sabía que mi hermana no podía estar en mejores manos.
No sabía si saldría con vida, pero tenía claro que no moriría antes de acabar con todos estos hombres corruptos, una pregunta me rondaba por la cabeza, ¿Quería morir? Durante los quince años que duro mi adiestramiento conocí a diferentes guerreros, vi a diferentes personas encarar su muerte de formas muy distintas.
Algunos lloraban y hasta se meaban encima, otros la encaraban con una sonrisa. Una vez le pregunte a un guerrero, como era posible que no mostrara miedo sino satisfacción. Este me contesto que él murió el día que mataron a toda su familia delante de él, él solo había seguido viviendo para ganarse el derecho de volver a verlos.
Cuando le pregunte qué ver a quien, él con una sonrisa de oreja a oreja, me contesto que a su mujer y a sus hijas, me lo dijo con lágrimas en los ojos, pero no eran lágrimas de tristeza, eran lágrimas de una persona que había sufrido un infierno en vida y le llegaba el momento de ser feliz en la otra vida.
Yo no podía dejar de pensar que esa idea de volver a reunirme con Luna me atraía muchísimo, pero como aquel hombre tenía que dejar las cosas zanjadas en este mundo para poder partir al siguiente y reunirme con el amor de mi vida y ser feliz.
Lo único que me aterraba era que cuando cerrara mis ojos y al final de la oscuridad apareciera la luz, no fuera Luna quien me estuviera esperando allí, sino un nuevo infierno.
MIRIAM
La muerte de Luna destruyo completamente a mi hermano, mis padres le enviaron a un infierno para que fuese mi custodio, cuando regreso, el único miedo que tenía era que me odiase con todas sus fuerzas, yo había sido la elegida privilegiada mientras él había sido el desechado. No fue así, la primera vez que nos vimos después de esos quince años. La mirada de mi hermano era muy dura, pero la dulcifico cuando me miro, me abrazo como lo hacía cuando éramos pequeños, mi hermanito me seguía queriendo como el primer día. Sabía que su cometido era protegerme y morir haciéndolo si fuera necesario, lo acepto con una gran sonrisa, yo no sé si lo hubiera tomado de la misma manera.
Ahora que voy montada en el avión al lado de Erika, la mujer que conocí gracias a él, ella es la que realmente sabe lo que sufrió mi hermano durante esos quince años, lo que más rabia me dio siempre es que Erika y Luna respondían siempre con evasivas, siempre me decían lo mismo. “Si quieres saber pregúntaselo a él, solo tienes que tener en cuenta una cosa, todo lo que sufrió esos quince años fue porque te quiere más que a nada de este mundo”.
Mientras me venían estos recuerdos agarre con fuerza la mano de Erika, sabía que Marco no pararía hasta acabar con los hombres que amenazaban mi vida y la de Erika y habían matado a Luna, mama y papa. No podía dejar de tener la sensación que mi hermano lo conseguiría pero pagando un precio muy alto.
Una vez se lo comente a Erika y esta me dijo que mi hermano no era tan fácil de matar, me dijo que el día que iban a ejecutar a su hermana por haber fallado en un trabajo, fallo que no fue suyo, sino del hijo del jefe de la organización, llego Marco y después de deshacerse de los hombres que tenían que ejecutarla le tendió la mano y le dijo que todavía no había llegado su hora. Que había mucha gente que requería de su ayuda, no solo fue su destreza en combate, sino su mirada carente de miedo. Como matas a una persona que carece de miedo.
Sabía que mi hermano era muy capaz, tal vez me estuviera preocupando en exceso, empecé a pensar en la operación en la que tenía que participar, había que poner una prótesis a una mujer que había perdido un brazo al tener un accidente con una moto y haber perdido el brazo al colisionar contra un quitamiedos. Según el informe, la mujer circulaba a la velocidad correcta y fue un cúmulo de mala suerte por estar la carretera mojada por la lluvia.
Según los informes, esa mujer había entrado en una depresión de la que no podía salir, tenía la esperanza de que mi prótesis le devolviera las ganas de vivir. Además visitaría Sicilia por primera vez. Me hacía mucha ilusión, teníamos la intención de quedarnos allí durante unos cuantos días.
La operación fue todo un éxito, cuando los puntos cicatrizaron y pudo coger una taza de café y sentir el calor que esta desprendía, aquella mujer empezó a llorar de alegría. Lo primero que hizo fue abrazarme para darme las gracias, la verdad que estaba exultante. Fui directo a buscar a Erika que me esperaba en una sala de estar con un café y leyendo una revista.
La cogí del brazo y la metí en unos vestuarios que muy poca gente usaba, me fui desnudando poco a poco, cuando deje libre mi coñito, Erika pudo ver la humedad en él por el brillo que desprendía. No pude evitar notar como fue incapaz de no meterse su mano para masturbarse su coñito.
Me senté en uno de los bancos y me abrí las piernas hasta que no pude hacerlo más, Erika no pudo contenerse y lo primero que hizo fue oler el olor a hembra que desprendía mi coñito, después empezó a devorármelo de una manera que tuve que meterme la mano para que la gente no se diera cuenta de lo que estaba ocurriendo en ese vestuario.
Erika se iba dependiendo de su ropa según degustaba mi coñito, yo no podía dejar de pellizcarme los pezones, el placer que estaba sintiendo era indescriptible, dicen que el sexo entre mujeres es especial, yo lo ratifico, esto hay que probarlo.
No pude contenerme más y exploté en la boca de Erika que hacía esfuerzos por tragárselo todo. Después me toco a mí, Erika se metió en la ducha y abrió el grifo de la ducha caliente. Se apoyó en la pared y se abrió los labios vaginales con las manos, enseñándome lo caliente que estaba.
Saborear su sexo era el néctar de los dioses, Erika apretaba mi cabeza con más fuerza contra su sexo y eso me ponía más caliente, el agua que caía sobre el suelo amortiguo los jadeos que emitía Erika con mayor intensidad hasta que termino por correrse.
Al final después de recuperar el aliento, nos duchamos la una a la otra. Teníamos que prepararnos pues habíamos sido invitadas a una velada para esa noche.
Erika y yo decidimos salir de compras para comprar los vestidos zapatos y bolsos que llevaríamos en la fiesta, recorrimos todas las tiendas de Sicilia. Fue una tarde estupenda, por un momento Erika volvió a sonreír y aunque sé que tenía a Luna en mente pude volver a ver esa sonrisa que me cautivo desde el primer día que la vi.
Ya en el hotel las dos nos vestimos y sentimos el impulso de no ir a la fiesta y comernos la una a la otra, el problema era que asistir a esa fiesta era primordial para las relaciones públicas de la empresa, si no llega a ser por eso…
Antes de ir llamé a Marco.
• Hermanito te he mandado una foto para que veas lo guapas que nos hemos puesto tu hermanita y tu cuñada.
• Estáis preciosas las dos, pasároslo bien.
• ¿Y tú que vas a hacer?
• Al final Sergey me ha pedido el favor que les acompañes, de esa forma Irina estará más segura a la fiesta que tiene que asistir.
• No te veo muy entusiasmado.
• Ya sabes que a mí esas fiestas sin Luna, no me llaman nada, era a ella a la que le gustaban.
• Intenta distraerte.
• Lo intentaré y vosotras pasároslo bien.
Colgué y nos dispusimos a coger un taxi para ir a la fiesta.
MARCO
El cabrón de Sergey ya me había liado para asistir a uno de esos saraos donde daban mítines sobre ciencia que ni me iba ni me venía, me pidió que estando los dos Irina estaría más segura y él estaría más tranquilo. La sorpresa final vino cuando me dijo que la fiesta seria en el castillo de Pierre, ahí ya me convenció de todo, eso no se lo quise contar a mi hermana, bastante mal lo estaba pasando ya. Sé que se sentía culpable porque ella podía ser feliz junto a Erika mientras a mí me fue arrebatada Luna.
Para mí lo más importante es que mi hermana sea feliz, si ese día Erika también hubiera muerto, no sé cómo lo hubiese podido soportar. Me dispuse a ponerme un traje, al abrir el armario allí se encontraba el traje con el que me case, seguía con las manchas de sangre, no sé por qué lo seguía conservando.
Lo más lógico seria haberlo tirado, pero algo me lo impedía, me puse el traje que más le gustaba a Luna y me dispuse a esperar a que Irina y Sergey pasaran a recogerme. Los dos iban increíblemente guapos, Irina me miraba con rostro preocupado.
• No tienes nada de que preocuparte Irina.
• Si pasa algo, no seré yo la que te reproche nada.
• ¡Se lo prometí a Luna recuerdas!
Irina sonrió y me cogió la mano dándome ánimos, llegamos al castillo. Ese hombre tenía un ego que no entraba en el planeta, cuanta ostentación mientras había gente en este mundo que se estaba muriendo de hambre. Cuando fuimos a entrar, a Sergey e Irina no les dijeron nada, pero a mí me impidieron la entrada.
Me dieron ganas de entrar por la fuerza, pero Sergey me pidió que me tranquilizara y dejara hablar a Irina.
• ¿Qué ocurre aquí?, porque se impide el paso a un miembro de mi seguridad.
• Lo sentimos señora, este hombre tiene la entrada prohibida.
• ¡Más vale que corrijáis eso en este mismo instante! – nunca había visto a Irina con un semblante tan serio, daba miedo.
• No pasa nada jefa, si no me dejan entrar por las buenas entraré por las malas.
Entonces Irina volvió su rostro hacia mí y me miro con esa misma mirada, apareció el anfitrión de la fiesta y decidió dejarme entrar. No le interesaba perder contratos con la empresa de Irina, lo más molesto fue que me puso dos sombras que me siguieron hasta al baño. Mi intención era investigar ese castillo, con esos dos siguiéndome a todos los sitios me sería imposible.
Parte de mi adiestramiento fue aprender a utilizar agujas de acupuntura y clavarlas en puntos vitales del cuerpo humano. Digamos que esas técnicas estaban prohibidas, pues la mayoría podían ser letales, yo me centraría en una que al clavarla estimulabas un punto que te relajaba tanto que te dormías.
En la antigüedad la desarrollaron para poder operar a los heridos, cuando llevaba unas cuantas copas, decidí ir al baño más alejado de la fiesta. Me adelanté a ellos y al seguirme, de dos movimientos rápidos. Clave las agujas en el punto exacto del cuello y cayeron inconscientes al instante, lo bueno de esta técnica era que hasta que no se extraían las agujas no se despertarían.
Después no recordarían nada y tendrían un ligero dolor de cabeza, yo me dispuse a inspeccionar la instancia. Encontré una puerta la mar de sospechosa y decidí entrar en ella, estaba cerrada, pero en mi adiestramiento me enseñaron que no había puerta en este mundo que no se pudiera abrir, me costó pero conseguí abrirla. De ella bajaban unas escaleras que llevaban a una especie de sótano.
Cuando llegue al final de las escaleras, lo que me encontré me dejo helado. El depravado tenía una mazmorra de tortura. No era tan bruta como las mazmorras de la edad media, pero se veía lo depravado que podía ser ese hombre, eso me dio una idea.
Me di cuenta de que la mazmorra estaba insonorizada, llame a Sergey para que entre él e Irina convencieran de quedarse después de la fiesta con Pierre, que tenían una oferta jugosa que ofrecerle. Sergey me pregunto en qué estaba pensando y le dije que luego se lo contaría.
Volví a la fiesta y la gente se fue yendo, al final nos quedamos los cuatro, sé que Pierre se moría por follar con Irina, eso no pasaría nunca. Cuando nos quedamos los cuatro y Pierre pregunto cuál era la propuesta con los ojos llenos de lujuria, yo aparecí por la parte de atrás y le inyecte una aguja de acupultura en el cuello a Pierre.
Después entre Sergey y yo nos hicimos cargo de los guardaespaldas de Pierre, no podía entender que un hombre con tanto dinero, tuviera un servicio de seguridad tan deficiente. No nos duraron ni dos asaltos, eran lentos, descoordinados y su defensa personal dejaba mucho que desear.
Bajamos a Pierre entre Sergey y yo y lo colgamos boca abajo, al lado de una mesa con utensilios de tortura.
• ¿Qué necesitas Marco?
• Un soplete de acetileno, un buen trozo de carne y una nevera llena de polos, me dan igual los sabores.
Sergey no pregunto, me dijo que eso estaba hecho, Irina sin embargo sí que me lo pregunto, le dije que una llama a gran temperatura daba la sensación de frió en vez de calor, mi idea era quemar la carne con el soplete mientras le aplastaba el polo frió en la espalda mientras le hacía las preguntas. Si lo que decía no me satisfacía le volvería a poner el polo en la espalda mientras Pierre con los ojos tapados olería la carne quemada por el soplete.
• Mira que eres retorcido Marco.
• Si, pero de esa forma no rompo la promesa hecha a Luna.
Le dije a Sergey que sus hombres estarían preparados para cuando yo les hiciera la señal para que se llevaran a Pierre igual que lo hicieron con Dedrick. La verdad que Pierre tenía tan buen gusto en bebidas alcohólicas como lo tenía Dedrick, me puse un buen baso de whisky y deguste el whisky con paciencia antes de quitarle la aguja a Pierre.
FIESTA DE ERIKA Y MIRIAM
La verdad que Erika y yo nos lo estábamos pasando muy bien, nos habían entrado algunos moscones, pero con la mayoría nos dejaba en paz cuando nos besábamos delante de ellos dejando claro que éramos pareja. Otros sin embargo les gustaba el rollo y nos invitaban a practicar un trío con ellos.
La mayoría de las veces todo quedaba en unas risas, los hombres se daban por vencidos totalmente derrotados, pero después de un rato los veías volver a intentarlo con otras mujeres, solo una de las veces. Uno de los hombres pasado de copas se empezó a propasar y Erika tuvo que ponerse seria utilizando las mismas artes marciales que aprendió al igual que mi hermano.
No sé cómo lo hizo, pero de repente tenía al hombre reducido y le estaba estrujando el brazo. Los hombres de seguridad se acercaron y después de preguntar lo que había pasado se disculparon con nosotras llevándose a aquel hombre fuera de la fiesta.
• Mi hermano y tú sois de armas tomar.
• No es para tanto, es solo una llave de defensa personal.
• Si, si eso pregúntaselo a él.
• Que no se hubiera puesto tan pesado.
Las dos nos pusimos a reírnos a mandíbula partida, la verdad que el resto de la noche nos la pasamos bailando en la pista de baile, me lo estaba pasando muy bien, me fije que había un hombre que nos miraba desde la barra. Sería un hombre de unos cincuenta años, Erika también se dio cuenta y no le hizo mucha gracia así que hizo sus averiguaciones.
Resulto ser el anfitrión de la fiesta y el dueño de la clínica donde había operado a aquella mujer, nos acercamos a hablar con él por cortesía.
• ¿Se lo están pasando bien señoritas?
• Si, la verdad es que sí.
• Ha realizado un gran trabajo, la felicito.
• No ha sido para tanto.
• Déjenme invitarlas a un trago, como agradecimiento.
El anfitrión después de pedir las bebidas se despidió de nosotras con sendos besos, después de beber las bebidas, nos empezamos a encontrar mal Erika, me cogió del brazo con las últimas fuerzas que le quedaban antes de perder el conocimiento y fuimos a nuestra habitación.
• Que nos está pasando Erika me encuentro muy mal.
• ¡Nos han drogado, intenta mantenerte despierta!
La verdad es que lo intente, pero al final todo se volvió negro, termine cayendo sobre el cuerpo de Erika.
MAZMORRA DE PIERRE
• Tienes unos gustos muy extraños Pierre.
• Yo no obligó a nada a nadie.
Encendí el soplete de acetileno y empece a quemar la carne mientras le apretaba el polo a la espalda.
• No sé por qué me da que no te creo, sabes, dicen que las llama quema, pero lo que hace es que sientas una sensación de frío mientras destruye las terminaciones nerviosas, estas llamas tienen 3000 grados, imagínate el daño.
• Hablare, te juro que hablare.
• Donde están Angus y el ex socio de mis padres.
• No lo sé, te lo juro.
• ¡Tus palabras no me convencen nada!
Volví a apretarle el polo en la espalda y a quemar el filete con el soplete, Pierre gritaba y lloraba mientras se meaba encima.
• ¡Pierre estoy perdiendo la paciencia, si no me dices nada que me sirva, haré que la llama del soplete te traspase de lado a lado!
• ¡Van a secuestrar a tu hermana y a su novia!
• ¿Cómo dices?
• El socio de tus padres es el hijo ilegítimo de Angus y después de hacer unos negocios que salieron mal, se quedaron en la bancarrota.
• Bien, ¡sigue contando!
• Su intención es secuestrar a tu hermana para que trabaje para ellos, no sé más te lo juro.
Pierre estaba llorando aterrado y se había cagado encima y todo, yo cogí el móvil y empecé a llamar a mi hermana y a Erika, los dos daban apagado o fuera de cobertura. Hice la señal a los hombres de Sergey para que se lo llevaran, pero no antes de meterle un polo en la boca al cobarde de Pierre.
Pierre preguntaba llorando donde se lo llevarían y uno de los hombres de Sergey le dijo donde no le encontrarían nunca más.
• Marco, ¡que a pasado?
• ¡Han secuestrado a mi hermana y a Erika!
• ¡Las encontraremos!
Habían secuestrado a mi hermana y a Erika, cada vez se me estaba haciendo más difícil no convertirme en el monstruo que prometí a Luna que no seria.
Continuará.