Laurita... violación o consentido

Laura es una chica deliciosamente sexy que vence sus recelos y acuerda una cita casi a ciegas con un hombre que ... "la llenará completamente"... todos sus agujeritos. Comentarios a carlos_javier_gzlez@yahoo.es

Después de tanto desearlo, mi excitación ese día era enorme. Mi polla estuvo dura como una roca las más de dos horas de viaje hasta llegar al hotel en que habíamos quedado y me dolían los testículos de las ganas que tenían de librarse de su carga líquida.

Un parte de mi cabeza, la racional, dudaba y daba vueltas una y otra vez a la posibilidad de llegar y no encontrar a nadie… pero la parte pasional estaba absolutamente segura que ese sería un día de sexo súper intenso contigo. Sin duda había dominado esta segunda parte de mi cabeza a la primera, ya que me había llevado hasta el hotel del centro de su ciudad en que esperaba verte. Mi coche estuvo aparcado una hora antes de la hora de la cita… tiempo suficiente para hacer el check in en el hotel y darme una buena ducha fresca para tratar de bajar un poco esa imposible excitación que llevaba encima… algo que conseguí exactamente durante los 10 minutos que tardé en secarme, vestirme con mi traje negro y mirar por la ventana de la habitación.

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“¡¡Joder… ahí está!!”… dije para mí al verte desde la ventana, 5 minutos antes de la hora prevista. Y entonces envié el SMS acordado: “Habitación 122… te espero”.

Vestías unos pantalones cortísimos blancos dejando sus preciosas piernas a la vista y marcando tu precioso culito y también tu pubis, una camiseta rosa ajustada a esos preciosos pechos y a tu sensual cintura, con un generoso escote que dejaba entre ver unas curvas realmente preciosas y unos zapatos cómodos sin tacón. Tu pelo moreno, liso, en media melena, perfectamente peinado, marcaba perfectamente los rasgos sensuales de tu cara, en especial esos labios que tan sensuales me habían parecido desde que los vi en foto por primera vez.

Observé cómo te sobresaltaste al notar la vibración del móvil en el bolsillo del pantalón… cómo miraste la pantalla… cómo pasaste la lengua por tus labios, posiblemente secos debido al nerviosismo… como miraste a un lado y a otro de la carretera para cruzar… cómo entraste en la puerta del hotel hasta perderla de vista. Y en menos de 2 minutos noté los suaves golpes de tu mano en la puerta de mi habitación.

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“Ho… ho… hola”, dijiste nerviosamente cuando abrí la puerta.

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“Pasa guapísima”, dije abriéndote la puerta para dejarte pasar.

Y en cuanto pasaste cerré la puerta tras de ti, después de colgar por el exterior de la manilla el cartelito de “No molestar”.

Sin mediar palabra cogí tus dos manos, dándote la vuelta las coloqué separadas, un poco por encima de tu cabeza y apoyadas en la pared de forma un tanto violenta… cara a la pared y mi cuerpo pegado a tu espalda. Mis manos sujetaban las tuyas contra la pared y mis labios empezaron a susurrar en tu oído … “En foto estás muy buena, pero en la realidad estás mucho mejor … voy a jugar contigo durante horas y voy a hacer que te corras como una perrita en celo … te la voy a meter en estos labios tan preciosos que tienes hasta la garganta … te voy a follar ese coñito que escondes bajo el pantaloncito bien hasta el fondo y te voy a desvirgar el culito que marcas tan bien … ¿lo sabes verdad?”

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“Mmmhhh, joder… no… no sé… estoy muy nerviosa… no sé si podré hacer nada…”, dijiste con voz entrecortada.

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“Soy yo quien va a hacerte Laurita… voy a follarte como se merece una tía como tú… quiero oírte gemir como una zorrita y quiero que sientas mi leche en todo tu cuerpo porque voy a hacer contigo lo que tanto estás deseando”, seguí susurrando a su oído muy despacio desde atrás. “No muevas las manos a no ser que quieras que te ate como a una chica mala… voy a cachearte”, susurré mientras mis manos iban bajando por tus desnudos brazos hasta los hombros para retirarte el pelo suavemente con una mano y jugar con mi lengua en tu oreja… primero recorriéndola… mordisqueando tu lóbulo… volviendo a recorrerla suavemente… bajando a tu cuello para besarlo muy despacito… morderlo suavemente… y otra vez a tu oreja.

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“Mmmh… joder”.

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“¿Qué te pasa? … notas cosquillitas, ¿a que sí?”.

Mis manos recorrían arriba y abajo tus brazos desnudos de forma muy sensual, masajeándolos y acariciándolos a la vez que me aseguraba que te confiabas para no moverte de esa postura.

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“Te voy a cachear entera guapa. Sé que estás deseando notar mis manos en todos los sitios y me apetece cachearte como a una chica mala. No te muevas y abre solo un poquito las piernas”, dije golpeando muy suave con mi pie en tus pies para conseguir que abrieses un poquito las piernas en esa postura tan irresistible e indefensa.

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“Mmmh… joder”… una ve abriste un poco las piernas coloqué una de las mías en medio para que no las pudieses volver a cerrar.

Mis manos abandonaron ya tus brazos para bajar por los laterales de tu cuerpo hasta tu cintura… estrechita y firme que recorrí en todos los sentidos con las manos bien abiertas. Mientras unos dedos pasaban cerca de tus pechos, otros rozaban tu monte de Venus. Después mis manos empezaron a bajar por la parte delantera de tus muslos, arrastrando los pulgares por el posible contorno de tus braguitas … sin tocar tu sexo … pasando cerca … hasta llegar a tus piernas desnudas y cogerlas por el interior, notando esa piel tan absolutamente fina de tus muslos.

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“Estas buenísima Laurita. Voy a sobarte hasta cansarme. Tú no te muevas”.

Tu cara había cambiado de la expresión de nervios a morderte el labio inferior delicadamente. Entonces mis manos subieron por tu vientre hasta llegar a la parte inferior de tus pechos … parecía que los iban a coger con fuerza, pero solo les rodearon una y otra vez recorrían el contorno de tus deliciosas tetas, del tamaño ideal para ser cogidas con fuerza. Pero a pesar de que evidentemente estaba deseando cogerlas… seguí rodeándolas… rozándolas con mis dedos  durante minutos… jugando a excitarme yo más y más a la vez que tu cara se iba tornando también en una clara excitación que sustituyó a la mirada de miedo inicial.

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“Tienes unas tetas realmente preciosas Laura… y no sé si cogerlas bien fuerte o seguir jugando con ellas así…” y mis manos seguían en círculos alrededor de tus pechos… “¿Qué me dices? … ¿las cogemos bien fuerte o las torturamos un poquito más?”… entonces con un dedito y terriblemente suave comencé a jugar en el punto exacto que tus pezones se marcaban en la camiseta… “estos pezoncitos se están poniendo muy cachondos y tú te estás dejando sobar como una zorrita… mmmhhh… tienen que estar riquísimos… vamos dime, ¿Qué hacemos? … ¿las cogemos bien fuerte o no?”

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“Joder… para me estas poniendo loca joder”.

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“Mmmhhh… me encanta que te guste”, ahora eran dos deditos en cada teta los que jugaban con los pezoncitos duros a través de tu ropa… “igual hay que darles un buen pellizco… ¿qué te parecería? … seguro que gemías como una perrita, ¿verdad?”.

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“Mmmhh… joder”.

Tus ojos delataban que tu excitación iba en aumento con mis juegos en tus pechos y eso me encantó… seguí y seguí jugando con esos pezones hasta que giraste la cabeza y me miraste con unos ojos que no pude soportar… entonces me lancé a comerte la boca metiéndote la lengua todo lo dentro que pude a la vez que mis manos cogieron con gran fuerza tus dos pechos.

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“¡¡¡Aaammmm!!! Gritaste apagando tu voz contra mis labios … y no solo dejándote besar sino besándome violentamente sin mover ni un centímetro las manos de la pared … dejando tus tetas completamente a merced de mis manos.

Entonces en un rápido movimiento de las dos manos subí tu camiseta por encima de los pechos y solté el cierre de tu sujetador en la espalda, para así cogerte las tetas bien fuerte desde atrás… al natural… sin protección de tela ninguna… notando esos deliciosos pezones correr entre mis dedos… notando esa deliciosa piel tan suave que me volvía loco.

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“Te voy a follar hoy hasta las tetas Laurita… vas a saber lo que es notar mi polla en todo tu cuerpo”.

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“Mmmhhh… joder…”.

Después así con los pechos desnudos despegué mi boca de la tuya y mis manos de tus preciosas tetas para bajarlas a la cintura.

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“Dime Laurita… debajo de este pantalón tan pequeñito… ¿Qué llevas? … ¿un tanguita para dejarme verte el culito o eres una chica buena y te has puesto una braguita? … vamos dímelo”.

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“Un… un… un tanga azul”.

Con una mano solté el botón de tu pantalón para luego bajar la cremallera a la vez que la segunda mano pegada a tu vientre bajaba persiguiendo a la cremallera según se iba abriendo terriblemente despacio.

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“¡¡¡Ahhhhh!!! … mmmhhh”.

Mi mano se paró exactamente en tu entrepierna por encima del tanga cuando la otra mano abrió ya completamente la cremallera.

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“Tienes que tener un coñito precioso Laurita y además noto que has empapado tus braguitas … eres una chica muy mala”

Un dedo de mi mano estaba justamente sobre tu rajita, apoyado en el clítoris pero sin moverse, notando como la braguita se te había mojado por los juegos anteriores. Deseaba moverlo … deseaba ver qué sentías si te tocaba más fuerte … pero me resultaba tan excitante la sensación de dominación que sentía sobre ti en esa postura que así me quedé unos minutos … hasta que tu boca volvió a estar al alcance de la mía y volví a comértela … entonces mientras mi lengua jugaba con la tuya …ese dedito que se apoyaba en tu clítoris solo protegido por el tanguita azul comenzó a moverse y a introducirse por debajo del elástico de tu ropa interior para volver exactamente al mismo punto pero ahora sin braguita por medio. Estaba tan húmedo, como hinchado, pidiendo guerra… pero sabía de tu hipersensibilidad o sea que me moví terriblemente despacio. Mi dedo imitaba los movimientos de mi lengua pero muchísimo más despacio. Tus gemidos volvían a ahogarse en mis labios y tus ojos se cerraban de una forma tan sensual que hubiese deseado follarte así mismo contra la pared… pero aún no quería hacerlo… tu cuerpo se retorcía con mi dedito y tu culito se apretaba contra mi polla durísima y eso me volvía loco.

Sin soltar mis labios de los tuyos dejé tu clítoris para con las dos manos bajar tu pantaloncito hasta la mitad de tus muslos… dejando ahora sí tu culazo precioso desnudo.

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“No despegues las manos de la pared Laurita… no vaya a ser que por chica mala tenga que darte unos buenos azotes en esta delicia de culito… ¡¡¡plaaaas!!!”, el azote en tu culo desnudo sonó bien fuerte y mis dedos quedaron marcados en tu nalga.

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“¡¡Auuuu!! … cabrón que me haces daño”.

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“¡¡¡Plaaaas!!!”… un nuevo azote en la otra nalga dejó los dedos marcados igualmente… “la culpa es tuya por tener un culito tan bonito”.

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“¡¡Auuuu!! … joder”.

Me puse en cuclillas teniendo tu precioso culo justo delante de mis ojos. Mis manos se apropiaron una de cada nalga y las empezaron a estrujar… cerrándolas y abriéndolas… dejando ver el hilo de tu tanga malamente cubriendo tu culito. La visión así con el pantalón a medio muslo y tu culo desnudo era tan excitante que mi polla parecía que fuese a romperme el pantalón. Mis labios comenzaron a rozar tus nalgas … un besito … un mordisquito … mi lengua recorría tu precioso culito arriba y abajo mientras una de mis manos volvía a introducirse bajo el elástico que protegía tu monte de Venus para volver a buscar ese delicioso clítoris tan húmedo.

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“¡¡Aahhhh… ahhhh!! … joder… como me estás poniendo… no te aguanto… “, dijiste mirándome desde arriba.

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“Tienes un culo precioso Laurita”… y seguía mi lengua recorriendo tus preciosas nalgas… alternando con besos y pequeños mordiscos en aleatoriamente… mientras mi dedo continuaba tocando terriblemente despacio tu clítoris.

Entonces mis manos sujetaron tu tanga y lo bajaron… primero hasta donde estaban tus pantalones, para a continuación coger ambas piernas y sacártelas completamente… al igual que tus zapatos… dejándote completamente desnuda de cintura para abajo a mi disposición.

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“Vamos Laurita… abre un poquito más las piernas… déjame jugar contigo preciosa”.

Y obedeciste… sacando un poco el culo hacia fuera a la vez que abrías ligeramente las piernas otra vez. Con el culito sacado y mis manos sujetando con fuerza una en cada nalga te abrí todo lo que pude mientras mis pulgares se colocaban en tu entrepierna… así te tenía completamente a mi disposición… y mi lengua empezó a jugar contigo. Rodeé tu culito con la legua … bajé hasta el principio de tu coñito … empapado … deliciosamente sabroso … volví a tu culito para ahora sí comértelo a placer mientras mis pulgares se movían como podían en tu entrepierna.

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“Me encanta tenerte así Laurita… vamos saca un poco más el culito”… y obedeciste apoyando las manos más abajo en la pared a la vez que sacabas bien hacia fuera el culito, para que mi lengua pudiese bajar más abajo en tu delicioso coñito.

No llegaba a tu clítoris desde atrás, pero mi lengua se introducía unas veces por tu coñito y otras por tu culito… jugando con ambos agujeros.

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“Pero que estrechita que eres cabrona… vas a gemir como una perrita cuando notes mi polla entrando por estos dos agujeritos”.

Tus gemidos iban en aumento y mi excitación también. No sé si te llegaste a correr en esa postura pero desde luego gemiste como una loca hasta que me levanté y con dos movimientos rápidos te saqué por la cabeza la camiseta y por los brazos el sujetador para tenerte ya completamente desnuda. Entonces te di la vuelta y te puse de espaldas a la pared mientras mi boca comía la tuya. Ahora pude ver tus preciosas tetas que tanto había deseado desde semanas atrás… eran del tamaño justo ni muy grandes, ni muy pequeñas, con unos preciosos pezones oscuros y perfectamente redondas. Te las masajee bien duro mientras volvía a comerte la boquita sin importante el sabor que tendría a tu delicioso coñito.

Me excitaba muchísimo tenerte completamente desnuda, estando yo totalmente vestido… con traje y corbata, como suelo vestir para trabajar.

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“Vamos agáchate pequeña… en cuclillas así contra la pared”.

Te dejaste empujar hacia abajo, colocándote en cuclillas mientras me sacaba la polla por la bragueta del pantalón. Estaba dura como una piedra y te apuntaba exactamente a la boquita.

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“Ahora sin manos… vamos abre la boquita y empieza a mamar… me has dicho que sabes hacerlo muy bien… demuestra lo bien que comes una polla bien dura Laurita”.

Con las manos sujetando mis piernas abriste la boca y mirándome a los ojos comenzaste a chupármela… no olvidaré esos ojos, esa boca abierta, esos labios apretando bien fuerte, con tu cabeza contra la pared, dejando que mis movimientos de cadera te follasen los labios. El calor y la humedad de tu boca era súper excitante y esa sensación de por fin tenerte… indescriptible. Así empecé a moverme muy despacito, haciendo que tus labios acariciasen una y otra vez mi glande, que increíblemente parecía seguir creciendo … luego poco a poco mi polla fue entrando un poquito más en tu boca … y un poquito más hasta que por fin cogí tu cabeza con las dos manos y comencé a follarte la boquita a placer.

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“Vamos Laurita, acaríciate el coñito con una mano y un pezoncito con la otra”… y lo hiciste.

Lo cierto es que la mamada estaba siendo deliciosa y así desnuda y sin usar las manos parecías tan indefensa que no pude resistirme a intentar metértela entera. Mi primer intento golpeó tu garganta arrancándote una pequeña arcada, el segundo volvió a golpear un poquito más provocándote otra arcada más fuerte.

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“Vamos tonta… saca la lengua todo lo que puedas y deja paso de mi polla… verás que bien te sientes con mi polla clavada hasta la garganta”.

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“¡¡Ngggoo, ngggo ggeaggg cabbbggggooon!!”.

Sujetándote la cabeza bien fuerte apreté mi durísima polla que desapareció completamente en tu garganta… intentaste sacártela… pero fui yo quien te la sacó rápidamente… para de otro golpe volver a metértela hasta la garganta… era tan delicioso tenerte así… con la garganta follada hasta el fondo… me moví un poquito mientras tu tratabas de sacarte mi polla del interior de la garganta… fueron unos segundos deliciosos disfrutando del interior de esa boquita. Me hubiese corrido con placer enorme ahí dentro… pero quería seguir… necesitaba seguir fallándote.

Entonces te la saqué completamente de un golpe.

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“¡Joder tío! … me la has metido hasta el estómago…”.

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“Tienes una boquita deliciosa Laurita, pero eres una chica mala y no te has dejado follar la boquita sin quejarte. Ven… levántate”.

Sin darte demasiado tiempo de reaccionar y aún con tu garganta alterada por la entrada de mi polla te levanté de un brazo y sentándome yo en la cama te puse en mi regazo con el culo hacia arriba para darte unos buenos azotes como a una colegiala desobediente. Tu delicioso culito otra vez a mi alcance y “¡¡¡plaaas, plaaas, plaas, plaaas!!!” cuatro azotes sacudieron otra vez esas nalgas deliciosas.

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“¡¡Auuu, auuu!! … joder para… me haces daño”.

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“A las chicas malas hay que darles unos buenos azotes para que aprendan a portarse bien”.

Inmediatamente después comencé a acariciarte el culo con una mano mientras la otra se colocaba en tu entrepierna cogiéndote el coñito y apoyada en tu clítoris, que masajeaba con más velocidad que antes.

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“Ahhhh… joder… como me pones tío”.

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“Y ahora dime… vamos quiero oírte… que tengo que hacer con este coñito tan estrechito dime… vamos dímelo”, mientras te masajeaba el clítoris desde atrás y acariciaba tus nalgas con la otra mano.

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“Ahhh… joder no te aguanto… para… ahhhh… ahhh… ahhh”.

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“Vamos dímelo o no voy a parar… qué tengo yo qué hacer con este coñito tan delicioso”.

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“¡Fóllamelo vamos… fóllamelo bien hasta el fondo joder!”.

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“No Laurita… quiero que seas tú la que te claves mi polla bien hasta el fondo por primera vez… vamos levántate”.

Te ayudé a incorporarte y en escasos segundos me desvestí completamente, me coloqué un preservativo y me senté en el sofá que había en la habitación con mi polla apuntando al techo.

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“Ven aquí preciosa y cabálgame la polla mientras te como esos labios tan preciosos. Quiero que seas tú la que marques el ritmo… quiero ver esas tetas moverse al ritmo de tus clavadas… ”.

Y me obedeciste y rápidamente te colocaste encima de mí mientras me besabas los labios. Por primera vez pude observar tu delicioso monte de Venus bien arregladito, dejando ver esa deliciosa rajita al final del mismo, que se abrió en cuanto te colocaste sobre mis piernas.

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“No sé si voy a poder…”, dijiste.

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“Ya lo creo que podrás. Vas a clavarte tu solita y luego de voy a follar esa delicia de coñito hasta reventártelo”.

La sensación de ver como colocaste mi polla a la entrada de tu coñito y como poco a poco ibas bajando mientras mi polla se escondía en tu interior fue indescriptible. No estaba seguro de si eras virgen completamente o no… pero desde luego eras tan deliciosamente estrecha que tuve que hacer verdaderos esfuerzos para no correrme a tus primeros movimientos.

Dejé que fueses tú la que marcara el ritmo hasta tener mi polla completamente en tu interior. Mis labios ya hacían rato que no se despegaban de los tuyos, absorbiendo esos gemidos que tanto me excitaban. Cuando por fin te la clavaste hasta el fondo… te quedaste quieta… y yo también… despegué mis labios de los tuyos y miré tu cara desencajada en ese momento… acaricié tu pelo… lo retiré de tus ojos para verlos mejor… acaricié tus mejillas… tu cuello… y volviendo a pegar mis labios a los tuyos… empecé yo a moverme suavemente. El mete y sacar fue delicioso. Tu coñito estaba empapado y a la vez era tan estrecho que me encantó follarte.

Acaricié tus pechos sin parar… cogí bien fuerte los pezones… acaricié tu culo precioso que se movía arriba y abajo… y eso siempre sin despegar mi boca de tus deliciosos labios. Así cabalgamos no sé cuánto tiempo … pero sé que llegó un momento en que te movías como una loca arriba y abajo … soltaste mis labios y empezaste a correrte como una fiera. Me encantó ver cómo gemías y como cerrabas los ojos en ese momento y aproveché para humedeciendo mi dedo índice derecho … clavarlo muy despacito en tu virgen culito … y así te corriste como una loca … con mi polla clavada en tu coñito y mi dedo hundido en tu culito … sin quejarte absolutamente nada … dejándote hacer sin problema.

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“Bufff… joder tío… qué pasada… me ha encantado… ¿tú has acabado?”.

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“Aún no preciosa… pero no te imaginas los esfuerzos que me está costando no hacerlo… aún tengo un agujerito tuyo para probar”.

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“¿Queeee? … no mejor no… vamos córrete… quiero notar cómo te corres en mi interior… aunque sea con condón… nadie lo ha hecho antes… vamos”… y te empezaste a mover a pesar de tu híper sensibilidad después del orgasmo... “Saca el dedo de mi culo … venga”.

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“Eso está hecho”.

Saqué el dedo de tu culito, tal y como me habías pedido y cogiéndote bien fuerte con las dos manos en tus nalgas me levanté. Para no caerte te agarraste bien fuerte a mis hombros… estabas deliciosa así abrazada a mi cuerpo con las piernas y brazos mientras mi polla se hundía en tu coñito. Caminé los escasos metros hasta la cama de la habitación y ahí te tumbé sobre la misma, sacando de un golpe la polla de tu interior y quitándome el condón que arrojé al suelo.

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“Auuu… ¿qué haces? …¡paraaa!”, dijiste cuando notaste que me puse a caballo sobre tu pecho.

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“Quiero follar esas tetitas tan deliciosas que tienes antes de metértela por el culito Laurita… te lo voy a llenar de leche porque sé que te va a encantar… vamos abre un poco la boquita y saca la lengua… quiero tocar tu lengua mientras me follo tus tetas… y me la tienes que lubricar bien para que no te duela luego”.

Coloqué mi polla justo entre tus pechos y sujetándolos bien fuerte la abracé con ellos, empezando a moverme como si te los follase.

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“Vamos Laurita, me tienes que tener bien lubricada la polla para que entre en tu culito como en la mantequilla”.

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“Joder… no… eso no tío. Sé que me va a doler y no aguanto el dolor… ¡¡aummpp!! … ¡Aumm!”… mi polla iba metiéndose un poquito en tu boca mientras te iba follando las deliciosas tetas a la vez que te aplastaba los pezones.

Una y otra vez te las follaba hasta tocar tus labios. Al principio te resististe un poco, pero enseguida abriste la boca para recibir mi polla tras cada embestida.

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“Vamos sujétate tú las tetas bien fuerte. Venga usa tus manos”.

Me obedeciste juntándote bien fuerte las tetas para permitir que te las follara con mis golpes de cadera… y así tener yo libres las manos.

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“Abre las piernas y dobla las rodillas Laurita”.

Nuevamente volviste a obedecer y a pesar de lo incómodo de mi postura, mientras te follaba las tetas con una mano alcancé tu mojadísima entrepierna y comencé a bajar tus jugos hasta la entrada de tu culito. Lubriqué perfectamente tu culito y metí varias veces un dedo en tu interior arrancando quejidos de tus labios… a pesar de que mantenías las piernas abiertas.

Mi excitación era mayúscula y deseaba más que nada en aquel momento desvirgar ese culito tuyo o sea que me retiré de tu pecho y te día la vuelta en la cama colocándote boca abajo.

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“No por favor… por el culo no me lo hagas que me va a doler mucho… por favor por el culo no… ¡¡¡auuuuu!!!”.

Así tumbada, ligeramente abierta de piernas, me tumbé yo sobre ti y coloqué la polla a la entrada de tu agujerito prohibido. Te revolviste lo posible para evitarlo, pero yo estaba en una posición mucho más favorable y no me costó demasiado colocar mi polla justo a la entrada de tu culito mientras con mis pies sujetaba tus piernas como podía.

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“Basta joder, no me la metas por detrás que me va a doler muchooooo. ¡¡¡Auuu!!!”.

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“Relaja el culito cariño… te va a encantar y voy a hacer que te corras otra vez mientras te lleno de leche”.

Fue un forcejeo súper excitante y por fin… por algún motivo… decidiste no resistirte más y relajaste el culito lo suficiente para que la punta de mi polla se clavase en tu interior.

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“¡¡Auuuu, auuuu, auuuuuuuuu!! … joder como dueleeee”.

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“Tranquila… no te muevas”.

Empujé muy despacio pero sin parar, a la vez que una de mis manos se metía bajo tus caderas para cogerte el clítoris en esa postura.

Alternaste gemidos de dolor con placer durante unos minutos en los que mi polla se clavó hasta el fondo de tu culito y se quedó ahí quieta… sin moverse… mientras mi mano masajeaba tu coñito.

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“Ves tonta… ya la tienes dentro… verás cómo te gusta”.

Tu respiración era terriblemente agitada y tus gemidos muy intensos cuando empecé a moverme muy despacio, entrando y saliendo de tu antes virgen agujero y ahora lleno de mi polla hasta el fondo. La verdad es que en ese momento hubiese deseado follarme ese culito durante horas… pero estaba demasiado excitado y pronto sentí la necesidad de correrme en tu interior. Mis movimientos se hicieron mucho más rápido, bombeando tu culito hasta el fondo… ahora ya tus gemidos eran de extraño placer a la vez que te seguía masajeando el clítoris.

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“¡¡Ahhhhhh, ahhhhh!! … me corro dentro de ti Lauraaaa… joder que culazo tieneeees”.

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“Sigue, vamos sigue joder… fóllame bien duro”.

Cuando te llené el culo de leche, estabas gimiendo como loca y tensaste todo tu cuerpo, apretando tanto mi polla que incluso parecía que me dolía a mi… te corriste nuevamente con mi polla en el fondo de tu culito que a partir de ese momento dejó de ser virgen.

Tras un momento de relax, volvía buscar tu boca para comértela y me respondiste con un beso apasionado… así, sin sacar aún mi polla de tu interior.

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“Eres increíble Laura… vamos a darnos una ducha… quédate a dormir conmigo esta noche… quiero follarte sin parar hasta que bajemos a desayunar”.

Me miraste a los ojos cubierta de sudor… y me respondiste…

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