Laurita, entregada a un falso masajista (1)

Convenzo a mi novia para que se dé un masaje. Lo que no sabe es que el 'masajista' no es más que un pervertido que viene a manosearla impunemente.

Desde que dejé que el vecino follase a mi chica cómo le vino en gana drogándola, no paraba de darle vueltas a cómo podía divertirme con ella estando despierta. Sabía y sé que nunca follaría con nadie más por su propia voluntad, y eso fue lo que me llevó a preparar este engaño.

Antes que nada os recuerdo que tiene 22 añitos, que mide

1,57, pesa unos 50 kilos, es morena, pelo largo oscuro, ojos marrones y tiene unos preciosos pechos de la talla 90 con pezones marrones y pequeñitos. Además, pese a ser delgadita, tiene un buen culo que ha ido tonificando con trabajo en el gimnasio. Y es justo por esto último por lo que lleva meses sufriendo dolores de espalda y ciática. Un día hizo un mal movimiento y desde entonces los dolores no han remitido.

Como buen novio, y viendo que lo estaba pasando mal, hablé con ella de buscar un fisioterapeuta o masajista que la ayudase. Ella trabaja mucho y me dijo que no tenía tiempo, y además, al ser muy vergonzosa, me dijo que no quería quedarse semidesnuda delante de nadie. Así pasaron los días. Yo le insistía y ella se negaba. Pero un día apareció por casa (le costaba ponerse derecha) y me pidió que buscase a alguien, pero que tenía que ser una mujer. Evité sonreír.

Con la luz verde me puse manos a la obra. Ayudarla me parecía bien, pero más aún dejar su cuerpo a merced de algún pervertido que la disfrutase. Así fue como entre a un chat de mi ciudad y entabñe conversación con varios tipos que eran poco de fiar, pero que justo estaban babeando por poner sus manos sobre mi chica. Tras un par de días, terminé por decantarme por un tal Marcos. Este hombre tenía 57 años, era un viejo bastante feo y con barriga, y además trabajaba de conserje en una residencia de estudiantes y se pasaba el día pajeándose con las chicas que veía. En cuanto escuchó que debía hacerse pasar por masajista para tener a un bella morenita a su antojo, poco tardó en decirme guarradas como que la iba a sobar a fondo y que le iba a tirar su semen por encima. Me gustó. Era un tipo desagradable, pero justo me ponía a mil entregar a Laurita a un cerdo así.

Tras hablar con él le di la noticia a Laura. Le dije que una tal Verónica vendría a casa a darle un masaje. Ella me contestó que eso era genial, que así no tenía que desplazarse a una consulta (mejor, porque no existía). Le señalé que sería el sábado a las 12 del mediodía (estábamos a jueves) y que la chica me había dicho que debía estar únicamente en tanga y con una pequeña toalla para el masaje. Eso no le gustó, y me dijo que ya vería... También le comenté que por los dolores que tenía debería tocar sus nalgas y sus piernas, a lo que me dijo que ya lo sabía, que no era tonta...

Con la cita concertada, hablé con Marcos y le dije que todo estaba listo. Él estaba más que cachondo. Me preguntó si podría tocarla enterita y le comenté que Laurita ya sabía que iban a sobarle el culo, sus piernas y su espaldita. Además, le expliqué que es una chica muy tímida, que le daría muha vergüenza el protestar si se pasaba un poco y que se quedaría calladita. Con todo listo, le comenté que comprase algún aceite, y que se hiciese con uno de esos tangas de papel que usan en los centros de belleza (se rompen fácil...).

Así llegamos al sábado. A eso de las 11:30 puse en marcha la parte final del plan. Me llamé con el teléfono del trabajo al móvil y fingí hablar mientras mi chica se preparaba para entrar a la ducha y estar limpita. Dije bien alto que era una pena, que se pusiese mejor y que haríamos lo que dice. Laurita preguntó qué pasaba. "Nada, era Verónica, ha tenido un golpe con el coche y no peude venir". Mi novia: "¿Y mi masaje?". Yo: "No te preocupes, viene un compañero en su lugar". Se puso blanca... Me dijo que no, que eso no era lo que habíamos hablado. "Lo sé, pero ya he pasago 150 euros (mentira) y no nos los devuelven". Ella se quedó callada. Es muy estrcita con gastar y perder dinero (yo lo sabía). "Escucha Laurita, es un profesional y tú ni lo verás, cálmate". Por un momento creí que se echaría a llorar, pero solo dijo "vale" y se metió al agua... Estaba hecho.

A las 11:55 sonó el timbre. Contesté yo mientras ella esperaba de pie en el salón. Aunque le había dicho que el masaje era en tanga, pretendía convencer al masajista (jamás ocurriría) de hacerlo con ropa cómoda... Por fin llegó Marcos arriba. Lo saludé como si no lo conociera. Era verano, venía sudando y olía algo fuerte. Y bueno, entre su barriga, algunos dientas amarillentos y su calva... parecía más bien un cerdito. Mi chica puso cara de asco, y yo mientras hacía esfuerzos por no empalmarme a tope... Y es que Marcos tenía una cara de enfermo sexual que echaba para atrás, justo lo que quería para mi chica.

Tras presentarse, Marcos le dijo a Laura que debían pasar a la habitación. Ella titubeó, estaba súper cortada, pero lo condujo y yo los acompañé. A ella le había dicho que estaría con ellos un rato para que se relajase. Así, estábamos los tres de pie en la habitacón. Mi chica llevaba una camiseta de tirantes, un sujetador deportivo, unas calzonas cortas, un tanga blanco y unas zapatillas de verano. Entonces ella dijo: "¿me pongo boca abajo en la camilla?". Marcos, quien ya estaba avisado, le dijo que debía quitarse la ropa, que si no el masaje no serviría de nada. A ella se le pusieron los ojos brillosos, me miró (como pidiendo permiso, jaja) y empezó. Primero se quitó la camiseta, dejando ese sujetador que le apretaba tanto sus bellas tetas. Seguidamente estiró del mismo para sacarlo sobre su cabeza mientras Marcos se relamía los labios. Y no era para menos, una ingenua jovencita se estaba desnudando ante sus ojos. Ella tragó saliba. Sus pechos con pezones oscuritos habían quedado a la vista del 'masajista'. Y aún falta el final. Ella se quedó un instante petrificada, pero Marcos le dijo: "por favor, las calzonas también". Ella ya lo sabía. En un gesto algo ridículo se puso de espaldas a nosotros y empezó a bajarse las calzonas. Pude ver como Marcos aprovechó para sobarse la polla su pantalón. Por cierto. Llevaba uno de esos pijamas hospitalarios e iba sin calzonsillos (parte del plan).

Ella estaba preciosa. Su culito se presentaba como un melocotón listo para ser acariciado (y así iba a ser). Lo que no esperaba mi chica es que Marcos sacase de su mochila un paquetito. "Tienes que ponerte esto". Dijo. Laura, con la voz temblorosa, preguntó qué era. Él le dijo que un tanga de papel. Debía quitarse el suyo y ponerse ese para no mancharlo y por comodidad. Se quedó pálida. Creo que estaba en shock. Marco dijo: "Venga, luego tengo otro masaje". Yo la miré con cara de "dale, cambiatelo ya". Ahí sí vi que una lagrimita caía por su mejilla izquierza. Me puso aún más cachondo.

Finalmente Laura estiró la mano y cogió lo que Marcos le ofrecía. Todo estaba saliedo genial. Ella, mirando al suelo, deslizó su tanga blanco por sus caderas, sus torneadas piernas morenas y lo sacó por sus pies. Lo hizo lento. Lo estaba pasando realmente mal mientras dejaba su depilado pubis a la vista de ese degenerado. Tras unos segundos reaccionó y se puso el de papel. El cual por cierto era el más barato y malo que había; y se notaba. La tapaba mal y era bien frágil.

Ahora sí. Laura, como a modo de defensa, se subió sobre la camila que había traído Marcos y se colocó boca abajo, como no queriendo ver nada. Pero nosotros sí que veíamos. A´í estaba ella, una chica a la que le da vergüenza hasta cambiarse de ropa en el gimnasio delante de otras mujeres, práctucamente desnuda a la espera de que un masajista la someta a un masaje por toda su anatomía.

Marcos me miró, se relamió, y ya sudando como un pollo, empezó a hablar. "Laura, empezaré por los pies e iré subiendo. Tu tranquila y disfruta. Vas a salir como nueva". Así, cogió al aceite, se huntó sus manos y dijo: "Empezamos. Tienes suerte de que tu novio te quiera mucho. Ha elegido el masaje más largo y profundo que se puede hacer, jeje". Ella no contestó. Se mantuvo en silencio mientras ese viejo verde posaba sus pervertidas manos sobre sus pies y tobillos y empezaba a sobarla. Él se deleitaba. Tenía todo el tiempo del mundo. Sus manos acariciaban a mi inocente novia dejando su piel poco a poco brillosa. De los tobillos pasó a los gemelos mientras yo veía como su polla estaba ya bien empalmada. Marcos estaba disfrutando como nunca. Estaba allí, manoseando a una rica nena, que pensaba que era un profesional.

Tras cinco minutos subió a los muslos. Ahí se deleitó. Estuvo como 10 minutos mientras le decía que tenía una piel muy suave... No se cortó un pelo. La sobó a conciencia hasta posar sus manos sobre las nalgas de Laurita. Ahí ella dio un respingón. Seguidamente se la escuchaba respirando rápido. Estaba muy nerviosa. Iba a salir de sus dolores aún peor tras el masaje, pero estaba valiendo la pena. Marcos le comentó que necesitaba otra crema para esta parte. Fue a su bolsa y sacó un bote con un liquido blanco. Echó bastante sobre el culo de Laurita y lo fue extendiendo. El olor era inconfundible. Le estaba sobando el culo con su propio semen. No sé si ellla notó algo, pero siguió calladita mientras él pasaba de un suave masaje a un claro manoseo que ahora extendía de muslos a nalgas y caderas. En un momento que paró, sentí a Laurita sollozando. Se estaban aprovechando de ella y no decía nada. Claro, también es verdad que su chico estaba presente. Por lo que debía confiar en el profesional que la estaba ayudando.

Siguiendo con el plan. Marcos empezó a centrarse en el tanga de papel. Le fue dando golpes y arrastrándolo hasta que por desgracia se rasgó... "Vaya. No traje otro, pero bueno, así tampoco molesta". Tras estas palabras terminó de arrancarlo y dejó totalmente desnuda a mi novia. Yo estaba que no podía mas y empecé a masturbarme ante lo que veía. Ahora él se dedicaba solo a su culito. Pero antes de seguir cogió las piernas de mi chica y las separó un poco. Ahora, cada vez que cogía el culo y separaba las nalgas podía ver perfectamente el ano y el coño de laurita. El cabrón estuvo cinco minutos más hasta que dijo: "Necesito que te des la vuelta para seguir...". Laura no se movía. Marcos dijo: "¿te ayudo?" Fue entonces cuando la putita se dio la vuelta y quedó boca arriba. Tenía los ojos vidriosos y la cara colorada. Se colocó con las piernas bien juntas, a modo de defensa, y esperó...

Marcos no se hizo de rogar y le comentó que para hacer bien el masaje debía era con las piernas flexionadas y sepraradas. Ella no reaccionaba. Estaba petrificada. Así que Marcos, ya envalentonado, fue quien agarró sus piernas y se las puso de manera que estuviese totalmente expuesta ante sus ojos. Laurita volvía a soltar alguna lágrima mientras el le decía: "¿te duele pequeña"? verás como ya pasa". Seguidamente se dedicó a sus muslos, pero no a cualquier parte, sino a la mas cercana a la vaginita de Laura, que una y otra vez notaba como ese asqueroso le pasaba la mano impunemente por su depilado sexo morenito.

Era el momento. Fingí que me llamaban y me disponía a salir. Laura habló: "quédate por favor". Le expliqué que no podía, que era del trabajo. Marcos fue a tranquilizarla diciendo que quedaba poco, eso mientras seguía manoseándola a su antojo. Ahí los dejé. Me fui a mi despacho, conecté el ordenador y activé la cámara que anteriormente había instalado en la habitación para ver y oírlo todo. Cuando llegé nada había cambiado. ya había hablado con Marcos para que esperase un par de minutos. Entonces, cogió un poco más de su crema especial y se dirigió directamente a manosearle el coño. Laura se sobresaltó. "¿Qué hace?". El masaje dijo él. "Eso no creo que sea parte del masaje..."

Llegó el momento decisivo. Anteriormente le había contado a Marcos que Laurita tenía muchísimo miedo de que la dejase y que haría cualquier cosa por evitarlo... (Continuará).