Lauri, la hermana mayor

Lauri y Eli son amigas en el colegio, este fin de semana lo pasaran en casa de Eli, Lauri tendrá más oportunidades para el disfrute.

Lauri la "hermana mayor"

{Hm, hm}

** Intro

Dentro del colegio de monjas la vida seguía su curso normal, Lauri seguía siendo la alumna más aplicada y con mejor aprovechamiento de todo el plantel. La superiora Inés le había asignado a una de las alumnas de reciente ingreso para que Lauri fuera su tutora y guía dentro del colegio, era el sistema de "hermanas mayores" que desde hacía tiempo se aplicaba, consistía en asignar una alumna de primer año a una de las alumnas próximas a egresar para que ella, la alumna veterana, la guiara en la vida, reglas y costumbres dentro del colegio.

La chica asignada a Lauri era hija de una de las familias de más abolengo en Monterrey, Elizabet, dos años menor era más alta, de cabellera negra y muy lacia, unos muy expresivos ojos negros que le daban un aspecto infantil a su rostro, Eli, como le decían sus amigas, era alta y de constitución fuerte sin ser gorda, en términos generales era una joven de talla grande para su edad, desde hacía ya un buen tiempo llamaba la atención de los hombres que siempre daban por sentado que ya era mayor de edad; pero cuando hablaban con ella era imposible no darse cuenta de que era una niña grande.

Lauri y Eli se habían vuelto amigas inseparables, pasaban largas horas estudiando juntas en la biblioteca, asistían juntas a las misiones de labor social, juntas asistían a los ensayos del coro del colegio y también hacían ejercicio en pareja en el gimnasio escolar.

Ambas jóvenes contaban con apartamentos individuales dentro de lo que era el internado del colegio de monjas; no todas las alumnas contaban con este lujo, había habitaciones comunes donde dormían varias chicas juntas, y también existían las habitaciones individuales para las hijas de las familias que podían pagarlas.

Casi todas las noches en la privacidad de su recamara, Lauri usaba el regalo que meses antes le diera Chico durante aquella tarde de sexo en que había perdido su virginidad en compañía de Juan el chofer y Mariana su mamá. La joven se introducía aquel consolador de plástico color de rosa y lo hacía vibrar dentro de ella, de inicio lentamente y después incrementaba la velocidad hasta que un orgasmo tras otro la sacudían de pies a cabeza, totalmente satisfecha dormía plácidamente.

Por la mañana Lauri asistía a sus clases y se olvidaba casi por completo de sus actividades nocturnas; en algunas ocasiones, estando a solas con Eli en la biblioteca había querido compartir con ella sus aventuras y contarle sus vivencias de las vacaciones pasadas, pero dudaba si su pupila era la persona indicada a la que revelar esas experiencias; así pues, Lauri seguía guardando para si esa especie de doble vida; ella era capaz de sentirse perfectamente plena estudiando y realizando labores altruistas en el hospital o en el asilo de ancianos pero también era consciente de que se sintió plena y dichosa teniendo sexo puro y duro, con Juan, con Chico y con todos los amigos de él aquella vez en que le pidió que fuera el objeto de una subasta en la que terminó siendo rematada al mejor, o más precisamente, a los mejores postores ese fin de semana en que tuvo sexo como nunca se había imaginado.

** Fin de Semana

Llegó el segundo fin de semana de Diciembre, era fin de semana libre para las chicas; claro que sólo para aquellas que tuvieran familia en la ciudad, las chicas de los estados lejanos que no tenían familia o amistades en Monterrey permanecían dentro del internado como cualquier otro día de la semana.

Lauri tenía parientes que en contadas ocasiones la llevaban a pasar esos días libres en su casa, la verdad era que rara vez ella entraba en los planes de fin de semana de ellos, así que de no haber sido por la invitación de Eli a pasar esos días en su casa, habría permanecido enclaustrada hasta el lunes y así hasta Marzo, cuando por vacaciones de Semana Santa todas las chicas viajaban a ver a sus familias.

El sábado por la mañana el padre de Eli acudió en su lujosa Lobo Lariat por su hija y su invitada. Carlo Canto Garza era miembro de la 14ª generación de una de las familias fundadoras de la ciudad, era un exitoso empresario de la industria textil, su esposa Florencia Zúñiga Sada se desempeñaba como profesora de historia de México en un colegio privado de Houston y debido a eso sólo vivía en México por temporadas muy cortas desde hacía varios años, en ocasiones el señor Canto viajaba del otro lado de la frontera para ver a su esposa, en otras era ella, muy aficionada a los autos de lujo, quien viajaba las casi 7 horas por carretera para pasar dos o tres días en la capital de Nuevo León con su esposo y su hijo; en ocasiones Eli estaba presente en estas reuniones, si es que el exigente calendario escolar lo permitía.

La residencia a la que llegaron estaba enclavada en "Garza García", una de las zonas exclusivas de la ciudad, en el enorme portón eléctrico de la entrada había una placa de hierro colado en la que se leía "Residencia de la familia Canto Garza y Zúñiga Sada."

En la casa los esperaba, además de los empleados de la familia, Carlo Alberto, "Beto" el junior y el consentido de mami y papi , un joven muy alto y fornido. Eli no sentía ninguna clase de rivalidad o resentimiento para con su hermano, a pesar de que, a diferencia de ella, él no había sido obligado a estudiar en un internado de varones; por el contrario, la más joven de la familia sentía un gran cariño por su hermano mayor.

Eli y Beto se dieron un fuerte abrazo apenas se vieron, ella le presentó a Lauri y el muchacho la saludó con naturalidad, como si se conocieran de toda la vida; Beto le dijo a su hermana que había preparado todo para pasar la tarde en la palapa al lado de la alberca, asando hamburguesas; había suficiente comida para los cuatro en caso de que su padre se uniera a la reunión. Las chicas corrieron, valijas en mano, a la habitación de Eli para cambiarse el uniforme y ponerse ropa a tono con la ocasión.

A pesar de ser un típico día frío de Diciembre en Monterrey, Lauri se decidió por unas bermudas, una sudadera y zapatos deportivos, Eli por su parte vistió unos vaqueros "relaxed fit", un rompe-vientos ligero que ocultaba totalmente las bondadosas formas de su cuerpo y zapatos deportivos.

Los tres jóvenes convivieron durante la mañana y hasta entrada la tarde, Beto tenía entrenamiento vespertino con el equipo de fútbol americano de su escuela de modo que cuando el joven se fue las dos chicas se encerraron en el cuarto de Eli a ver televisión, escuchar música, navegar por la Internet, platicar, maquillarse, probarse ropa, zapatos, es decir que hicieron todo lo que no se podía hacer en el internado.

Eli recibió una llamada de su madre y la puso en el altavoz para que saludara a Lauri, la señora Zúñiga agradeció a la joven amiga de su hija por todo lo que estaba haciendo por ella en sus tutorías en el internado, Eli había mejorado enormemente sus calificaciones desde que Lauri se había convertido en su "hermana mayor", la muchacha le dijo que ayudar a las personas era una gran satisfacción para ella y que no tenía nada que agradecerle, la mamá de Eli se despidió de ambas no sin antes recomendarle a su heredera sus obligaciones para con su padre y su hermano, no estando ella presente, Eli pasaba a ser "la mujer de la casa", no debía olvidarse de eso, por lo tanto tenía que atender a "los hombres de la casa"; aunque en realidad ni su padre ni su hermano le exigían nunca nada pues todo quedaba en manos de la servidumbre. Eli escuchaba ya con resignación las típicas recomendaciones finales de su madre, recomendaciones de una mujer educada en la más pura tradición conservadora, machista y católica del norte del país.

A las 8 de la noche, Mati el ama de llaves se presentó en la habitación y les comunicó a las niñas que el papà y el hermano de Eli las esperaban en el comedor para tomar chocolate con pan dulce, durante esa merienda, Carlo jr no podía dejar de mirar a Lauri, era evidente que el joven de la familia se sentía atraído por la hermosa invitada de su hermana. Ella notó en el señor Canto una cierta tensión, no era que no estuviera feliz por tener a su hija en casa, pero era evidente que el jefe de la familia no estaba del todo a gusto; Lauri se despidió de ellos y se retiro a la habitación, momentos después Eli siguió sus pasos.

** Aventura nocturna

Durante la noche, cuando las dos chicas ya dormían, Lauri sintió la necesidad de usar su vibrador pero tuvo miedo de que su vecina de la cama contigua escuchara el zumbido del artilugio y se despertara, se moriría de vergüenza si Eli la descubría usando aquel aparato. La joven Lauri se levantó de su cama, trató de serenarse pero la sensación de incomodidad solo se incrementó de modo que decidió ir a la cocina a tomar un vaso de leche para relajarse.

La noche era muy fría, Lauri solo se cubría con su pijama de seda blanca estampada de pequeñas florecillas colores pastel; al caminar en la oscuridad por lo pasillos de la casa la hermosa huésped perdió la orientación y sin saber bien a bien a donde se dirigía caminó hasta una habitación en la que había una tenue luz, al acercarse escuchó muy levemente a una persona forcejeando con algo o con alguien, ella caminó con cautela pero resuelta a ver cual era el origen de aquellos sonidos y ofrecer su ayuda si fuera necesaria; el lugar al que la dirigieron sus pasos no era la cocina sino un gran estudio, dentro en la penumbra, casi recostado en un enorme reposet de cuero negro estaba el padre de Eli.

Lauri se detuvo en el umbral de la puerta, Don Carlo estaba de perfil y no la vio llegar, ella dijo en un susurro:

-"Señor Canto, ¿se siente bien?"

Él se sobresaltó tanto que Lauri se apenó por haberlo asustado de esa manera, -"Estoy bien... ¿qué haces despierta a esta hora?"

Ella notó un detalle que había pasado por alto, Carlo Canto tenía los pantalones bajados hasta los tobillos, ella solo podía verle la cara con ese gesto de sorpresa y sus piernas desnudas, por alguna razón recordó inmediatamente su primer encuentro con Juan el chofer de sus padres, dio unos pasos más en dirección al reposet, -"Don Carlo si usted quiere lo puedo ayudar en lo que necesite."

-"No necesito nada, gracias Lauri... es simplemente que... me siento muy avergonzado... por favor regresa a tu habitación."

-"No tiene por que sentirse mal." Carlo Canto se llevó las manos al rostro -"Es que mi esposa me hace mucha falta y la veo tan pocas veces que..."

Hacía ya varios meses que Lauri no tenía un encuentro sexual con nadie y sabía que no habría más fines de semana libres en el internado hasta mediados de marzo del año entrante, así que se acercó a un más de modo que cuando el señor Canto se descubrió el rostro vio con sorpresa a la hermosa joven parada delante de él, ella miraba fijamente su virilidad erecta. Mientras se colocaba de rodillas en medio de las piernas de su anfitrión Lauri dijo con un tono de voz didáctico, como de una maestra hablando con sus párvulos, -"Permítame aliviar esta necesidad señor Canto, déjeme corresponder a su hospitalidad."

Carlo Canto no lo podía creer; mientras su hijo e hija dormían en el segundo piso de la casa, él y una hermosa joven de 18 años tendrían un encuentro sexual a puertas abiertas en su estudio. Cuando Lauri tomó con sus delicadas manos su miembro él cerró los ojos y dejó escarpar una larga exhalación, a sus 45 años el hecho de que una muchachita compañera de su hija en el colegio de monjas se hiciera cargo de sus más intimas urgencias era más que un sueño, una fantasía.

Lauri introdujo el miembro de Carlo en su boca, sintió esa ya familiar sensación, la piel suave y caliente, el penetrante olor del sexo masculino, se retiró un poco, lo sacó de su boca, lo frotó varias veces muy lentamente con ambas manos; el padre de Eli la miraba como desde otro planeta, la respiración agitada, él estiró su mano y acarició sus cabellos, Lauri lo miró y le dedicó una sonrisa angelical; Carlo cerró los ojos y la atrajo hacia él, ella abrió su boca y lo recibió completamente. Una vez más Lauri se sintió plena y contenta, arrodillada y dándole sexo oral a un hombre mucho mayor que ella; el padre de su mejor amiga del internado estaba entrando al séptimo cielo.

Con sus fuertes manos él tomó las de ella y con sus pulgares acarició el dorso de esas suaves y juveniles manos, el vaivén de la cabeza de la joven aumentó de velocidad, Carlo no tardaría mucho tiempo más en derramarse en ella.

Ninguno de los dos fue consciente de que desde el quicio de la puerta una muy sorprendida Eli era testigo de lo que sucedía entre ellos.

Lauri comenzó a dar rapidísimas caricias con la punta de su lengua debajo del glande, Carlo gimió y se arqueó sobre el respaldo del reposet, la explosión era inminente. Muy lentamente ella empezó a bajar su cabeza atrapando centímetro a centímetro la erecta masculinidad que tenía ante si, Carlo vio con delicia como lenta pero inexorablemente todo su miembro desaparecía dentro de la húmeda y cálida boca de la jovencita, no pudo contenerse más y se vació dentro de ella, Lauri se arrimó más a él, su nariz enterrada en la zona púbica, se atragantó con los generosos chorros que Carlo le entregó en la boca, nada se derramó, la totalidad del caliente liquido liberado por él fue bebido con fruición, él tomó el rostro de ella entre sus manos, Lauri dejó que la menguante virilidad de Carlo saliera de su boca, se miraron a los ojos, -"gracias niña" dijo él con un hilillo de voz, -"Ha sido un placer" dijo ella mientras se levantaba.

** Aventura nocturna 2

Carlo se puso de pie e inmediatamente Lauri se inclinó para ayudarlo a colocarse los pantalones en su lugar, ante el comedimiento de la joven él se sintió más abrumado, si es que eso era posible. En la puerta Eli se echó unos pasos a un lado para seguir escuchando pero sin ser vista.

-"Buenas noches señor Canto." Dijo su joven huesped y se dirigió hacia la puerta, Eli estaba por emprender una carrwrillas hasta su habitación pero en ese instante su padre llamó a Lauri.

-"Lauri, un momento, tengo un gran favor que pedirte."

-"¿Si?, Dígame ¿en que puedo ayudarlo?"

-"Pues verás, no sé como pedirlo..."

-"Don Carlo créame que cualquier cosa en que yo pueda ayudarlo la haré con mucho gusto."

Carlo Canto se aclaró la voz y le dijo -"Se trata de Beto, es un muy buen muchacho, buen estudiante y mejor hijo... me gustaría... claro que si tú estás dispuesta... me gustaría que tú... pues... lo iniciaras... no me gustaría que su primera vez fuera con una... cualquiera pues, no sé si he sido suficientemente claro."

-"Creo entender lo que usted me pide, ¿usted quiere que su hijo y yo tengamos relaciones?" dijo Lauri con naturalidad.

Era un favor más que se le pedía, un favor como varios a ultimas fechas, unos meses antes no hubiera sabido como reaccionar ante una petición como la que Carlo Canto le hacía, ahora era diferente, la hermosa Lauri lo tomaba con gran naturalidad, no era una fácil andando por la vida buscando sexo por cualquier motivo, pero lo cierto era que desde las vacaciones pasadas cada vez que se le presentaba una ocasión de tenerlo la había aprovechado, en ocasiones se sentía un poco cohibida al principio y algunas veces también tenía la sensación de que algo no estaba del todo bien, que algo malo había en eso que estaba haciendo pero siempre terminaba sintiéndose bien, disfrutando al cien por ciento cada vez que su cuerpo era inundado por el placer.

-"Ven Lauri, vamos a ver a Beto." La tomó de la mano y la condujo al segundo piso de la residencia hasta la habitación de su hijo; ahora si Eli emprendió la huida hasta su habitación pero sin la menor intención de quedarse ahí, su habitación y la de su hermano compartían un enorme balcón y ella lo aprovecharía.

Carlo tocó la puerta de la habitación de su vástago, unos instantes después, un somnoliento Beto abrió la puerta, el muchacho miró a su padre y a Lauri con cara de no entender que es lo que estaba pasando.

-"¿Qué fue viejo ?" dijo un desconcertado Beto medio escondido detrás de la puerta entreabierta de su recamara.

Mas nervioso que Beto y que Lauri Carlo solo atinó a decir: -"Beto m'ijo... mira, aquí Lauri viene a estar un rato contigo." Con su mano en la espalda de la muchacha la empujó suavemente y la introdujo en la habitación de su hijo, Beto miró entrar a la joven sin saber que decir, Carlo entregó a su hijo unos condones, el joven los miró con la cara pintada de rojo por la vergüenza, su padre jaló el pomo de la puerta y la cerró dejando dentro a su hijo y a la compañera del colegio de monjas de su hija.

-"Hola Carla... digo Lauri, perdón."

-"No te preocupes, ¿Carla es tu novia?"

-"La verdad es que Carla es una amiga que me gusta mucho, pero no somos novios, en realidad no sé si ella sabe que me gusta."

-"Si piensas tanto en ella lo más seguro es que ya haya notado que te gusta."

-"Tienes razón... y... este... ¿Por qué viniste con el viejo ?"

-"Tu papá me ha pedido que viniera contigo y que juntos pasáramos un buen rato... en la cama si tú quieres."

Beto abrió los ojos como platos. -"¡¿En serio?! El viejo se pasó!"

Toda la somnolencia desapareció de golpe. Lauri sonrió, lo tomó de la mano y lo llevó a la cama, todo le parecía muy natural, comenzó a desvestir a Beto, él se apresuró y se quitó los pants de un tirón, ella se despojó de su pijama y el corpiño, las manos de él como impulsadas por un resorte saltaron para agarrar los pechos firmes de ella, ella se sentó en la cama y se deshizo de los pants de su pijama, él se inclinó y le quitó sus braguitas blancas. Los dos jóvenes desnudos se miraron, la joven lo tomó por la cintura y lo atrajo hacia su cuerpo, ella le colocó el condón en su miembro ardiente, su juvenil pene estaba duro como un bat de béisbol, Lauri lo masajeó lentamente, él la detuvo tomándola por las muñecas.

-"Para! Si sigues voy a terminar antes... ¿Podemos hacerlo de perrito ?" La gran emoción de el muchacho era más que evidente en el tono de su voz.

-"Claro, sí tú quieres." Dijo ella.

Lauri se dio la vuelta sobre la cama y quedó de rodillas de espaldas a Beto, él la tomó por la cadera y antes de penetrarla... -"¿Puedo... llamarte Carla?"

-"Como quieras Beto."

Toda la escena era vista desde fuera por la hermana menor de Beto; en medio de la helada noche y mirando a través de una pequeñísima rendija en los cortinajes del ventanal de la recamara de su hermano Eli observaba todo, el que su hermano tuviera un encuentro sexual con Lauri le parecía un tanto menos "anormal" que el hecho de que su padre minutos antes también hubiera recibido favores sexuales de la hermosa joven, su " hermana mayor " en el colegio de monjas.

En la habitación el juego comenzaba, Beto penetró a la joven Lauri y con voz casi desmayada dijo. -" Carla ... dime vaquero. "

-"Está bien.. cabalga ya vaquero." La voz de Lauri trémula reflejando los albores del placer que se venía.

Betó no se anduvo con contemplaciones y comenzó a entrar y salir de la húmeda y cálida entrepierna de la hermosa joven que su padre personalmente le había llevado hasta su habitación, su miembro no era especialmente largo pero tenía un grosor considerable. Cuando él entraba el sexo de Lauri se contraía hacia dentro y cuando salía los rosados labios de la muchacha se extendían por el tronco de aquel grueso bat.

-"Toma Carlita , tómala completa..." decía Beto con cada golpe y ella le respondía -"Hasta el fondo vaquero. " Él aumentaba el vigor de los empujes de su pistón y en respuesta obtenía gemidos y frases como -"así... así... vaquero..."

Él la tomó de los brazos a la altura de los codos, al perder el apoyo de sus manos la cara de la chica quedó de plano sobre el colchón y esto apagó un poco sus gemidos, ella volteó a un lado para poder respirar; Betó intensificó el ritmo de su empellones y entonces hizo algo que tomó totalmente por sorpresa a Lauri, apoyado sobre un solo pie él levantó la pierna izquierda y colocó su pie sobre un lado de la cara de ella, gentil pero firmemente la oprimió contra la cama, ella sintió su rostro ardiendo bajo el pie del joven vaquero que la domaba, la vergüenza que sintió por aquella posición en que Beto la puso hizo que llegara al clímax en un santiamén, su cuerpo se convulsionó, al verla temblar él la jaló con fuerza de los brazos, sin quitarle el pie de encima le atascó su virilidad hasta el fondo y se vino en una gran explosión de placer y júbilo, ambos temblaban sacudidos por los espasmos en sus cuerpos. Betó la soltó y Lauri se derrumbó sobre la cama, él se tiró a su lado, ella le quitó el condón y lo lanzó a un lado de la cama, se inclinó sobre él y comenzó a lamer su miembro, con su mano exprimió el tronco desde la base hasta la cabeza, con la lengua recogió las gotas de leche que manaban del grueso pene que segundos antes había estado penetrando en su sexo.

Beto miraba el cielo raso totalmente extasiado, ella le preguntó dónde había aprendido aquella maniobra.

-"Lo vi en Venus Chanel... un canal porno." Fue su respuesta.

A fuera en el balcón Eli no sentía ya nada de frío, mientras caminaba de regreso a su habitación llevó su mano hasta su entrepierna y sintió una cálida humedad y un calorcillo en todo su cuerpo.

Continuará...