Lauri en la subasta
Lauri participa en una subasta a beneficio de Chico, la misma Lauri es el objeto en venta.
Habían pasado dos meses desde las vacaciones pasadas en su casa de Celaya, era sábado por la mañana del primer fin de semana de Noviembre, las jóvenes del internado que tenían familia en Monterrey tenían el fin de semana libre; Lauri lo pasaría con sus tíos, así que los esperaba parada en la acera a unos cuantos metros de la puerta principal del internado. Todas sus compañeras ya se habían ido, solo quedaba ella y sus tíos no aparecían.
La joven pensó que ya había esperado suficiente y decidió volver entrar al internado; probablemente sus padres no se había puesto de acuerdo con sus tíos y estos no vendrían por ella, pasaría otro fin de semana encerrada en el internado estudiando y jugando con su vibrador, cuando dio la vuelta vio parado a un lado de la puerta del internado a Chico el nieto de Juan, Lauri se sobresaltó de encontrarlo ahí pero inmediatamente sintió una gran alegría de ver al joven.
Los dos se saludaron con un abrazo y un beso en la mejilla, Chico le dijo a Lauri que necesitaba un favor y sabía que ella podía ayudarlo.
-Puedes contar conmigo para lo que quieras.
-Necesito algo de dinero. Dijo Chico
-Pues ahora no traigo conmigo la tarjeta donde me depositan mis papás, pero puedo entrar por ella, ahora regreso.
-No es necesario, no quiero que me prestes dinero, quiero que me acompañes a mi depa y en el camino te cuento, ¿De acuerdo?
-Está bien. Fue la respuesta de Lauri.
Chico le comentó que doblando la esquina tenía estacionado su carro así que caminaron la distancia hasta llegar a donde estaba estacionado un destartalo volkswagen del año de la canica. Durante el recorrido al departamento de Chico este le contó cómo era que ella lo ayudaría a obtener el dinero que se necesitaba.
-Mira princesita la cosa es así, necesito un buen billete para pagarle a una persona a la que le debo y pues desgraciadamente ni mis papás no me pudieron financiar, llamé al abuelo y el fue el que me dio esta idea
-¿Ah sí? ¿Y que tal está Juan? ¿Qué idea te dio?
-Pues el viejo está bien, la idea . Pues sin darle muchas vueltas consiste en hacer una subasta entre mis cuates de la facu.
-Que bien! Y ¿qué vas a subastar? preguntó Lauri emocionada.
-Pues la idea es subastarte a ti, el que ofrezca más se gana pasar un rato contigo.
-¿Qué!!?
La joven no podía creer lo que escuchaba, Chico se proponía subastarla entre sus amigos!
-Dijiste que podía contar contigo para lo que yo quisiera.
-Chico, pero esto no sé, me parece que no está bien.
-Lauri, tampoco estuvo bien la reunión que tuvimos tú, tu mamá, yo y el abuelo, eso estuvo mal desde cualquier manera en que lo mires y sin embargo no podrás decir que no gozaste cada minuto de esa mini-orgía.
-Eh No puedo negar que gocé un montón ese día y los anteriores, pero
Chico se sacó de la manga una mentirilla
-Lauri, princesita, necesito de tu ayuda en verdad, la persona a la que le debo es muy violenta, si el lunes no le pago me mandará a golpear, me amenazó con que me quebrarían las piernas
Las reticencias de Lauri se vinieron abajo, le dijo que no se preocupara, que participaría en la subasta, todo por ayudarlo a salir del atolladero.
Llegaron al lugar, Chico estacionó su vocho, caminaron por un angosto pasillo antes de llegar al departamento, había varios jóvenes afuera, todos miraron a Lauri con expresión de incredulidad, Chico les había prometido una " carne selecta " y vaya que había cumplido, les había llevado a una mujercita hermosa. A sus 18 años Lauri era una joven muy bella, ojos azules, pelo largo color castaño, piel blanca, estatura mediana y cuerpo atlético, piernas perfectamente torneadas que en su parte trasera superior remataban en una nalgas perfectamente redondas y macizas, sus senos copa b lucían más grandes de lo que en realidad eran debido a su esbeltez.
Al entrar al depa Lauri sintió cierta aprensión; dentro había aproximadamente 12 muchachos, todos entre los 18 y los 20 años, algunos tomaban cerveza otros jugaba a las cartas en una pequeña mesita, había de todos colores y tamaños, negros, morenos, güeros y todos sin excepción clavaron sus miradas en el objeto de la subasta: La joven Lauri; algunos chiflaron, otros gritaron urras, otros comenzaron a decir obesidades que la hicieron enrojecer.
Chico tomó la palabra y calmó los ánimos de los presentes, les dijo que la subasta que había prometido se llevaría a cabo, el premio era la princesita que todos veían, les dijo que era estudiante del internado de las monjas agustinas, algunos no lo creyeron y le dijeron que mentía, Chico le pidió a Lauri que les mostrara su credencial de estudiante.
Las reglas de la subasta eran las siguientes:
Lauri subiría a la mesa y se despojaría de la blusa y la falda, al escuchar esto la joven volvió a enrojecer, no sabía en lo que se había metido. Todos podrían mirar pero no tocar, el que ofreciera más podría llevarla al cuarto de Chico y tener sexo con ella, eso sería todo; los asistentes estuvieron de acuerdo y la subasta comenzó.
Lauri subió a la mesita de centro; se sentía muy nerviosa, insegura, temerosa, los jóvenes la rodeaban y la miraban como animales en celo; dejó caer su bolsa de mano, se quitó la blusa stretch que usaba y sus pechos quedaron protegidos tan sólo por un bra sin tirantes, todos comenzaron a gritar, cosas que ella no entendía, algunos gritaban " pelos, pelos, pelos " otros gritaban "carne!!", "cosita", no se atrevía a mirarlos a la cara. Se quitó la falda y sus panties rosas quedaron a la vista de todos, los gritos y las expresiones soeces se incrementaron, ella permaneció cabizbaja todo el rato.
Chico dio la orden de que empezaran a ofrecer, esperaba hacer el gran negocio, pero al fin y al cabo estudiantes, ninguno traía grandes cantidades consigo, así que uno ofreció 100 jodidos pesos, Chico los animó a ofrecer más, esa cantidad era una miseria. Lauri no podía creer en lo que estaba participando, una chica de familia bien, material de colegios privados, coleccionista de dieses y excelentes, una chica con tantas virtudes como ella terminaría teniendo sexo con un desconocido por algo menos de 9 dólares.
Uno de los amigos de Chico ofreció $200, otro ofreció $300, el primero en pujar ofreció $300 también, así pujaron un rato hasta que hubo tres ofrecimientos de $450 y el empate no se rompía, Chico hizo un recuento mental, tenía 3 ofertas de $450, una de $400 y cinco de sus amigos se habían retirado en apenas $250, el tiempo pasaba y Chico no sabía como resolver el desempate, los tres jóvenes ya algo alcoholizados comenzaron a impacientarse; Chico miró a Lauri que ya se veía muy asustada y lo único que se le vino a la mente fue declarar a los 3 más altos en la puja como ganadores. Lauri sintió un vacío en el estómago, un vacío que dentro de unos momentos se llenaría; tendría relaciones con 3 perfectos desconocidos.
Chico obtendría $1350, una cantidad ridícula a ojos de Lauri, ella podría haber retirado esa cantidad de su tarjeta sin problema, sin embargo había decidido participar de la subasta y ahora recibiría tres raciones de carne con su respectiva leche caliente.
Los ganadores, Pedro, Mike y el Negrito , decidieron que los 3 entrarían a la habitación con Lauri, no querían ir de uno en uno; Mike tomó a Lauri en brazos y la llevó a la habitación, los otros dos iban detrás, para mayor vergüenza de la joven uno de ellos tarareaba la marcha nupcial. La habitación era austera, había un sofá, una mesa con un montón de condones esparcidos sobre ella, una silla, y una cama sin sábanas, el joven depositó su premio sobre la cama y le ordenó que se desnudara; Lauri se sacó las panties y el bra; permaneció acostaba esperando la hora de la verdad mientras los tres ganadores se desnudaban.
Pedro, el más alto de los jóvenes, le dijo a Lauri que se pusiera en cuatro patas, se colocó detrás de ella y sin más preámbulo comenzó a penetrarla, la joven sintió el miembro duro abriéndose pasó entre sus labios, cuando se la hubo metido por completo él comenzó bombearla como si la vida le fuera en ello, Lauri gemía, la cara enterrada en el colchón; de repente sintió un tirón de cabellos, el segundo joven le levantó la cara y le ordenó que le mamara la verga, ella obedeció. El Negrito por ahora sólo miraba.
Una vez más la joven sentía esa extraña mezcla de vergüenza y placer, su cuerpo caliente se movía como por cuenta propia; de repente aparecía esa vocecilla interna que le decía que estaba mal lo que hacía, muy mal, que no era correcto, que tenía que dejar de hacerlo, pero sus pezones erectos, su cara enrojecida, sus sexo ardiendo decían lo contrario.
Pedro tomó a Lauri fuertemente por las caderas y de un fuerte empujón su masculinidad quedó insertada por completo en ella, lo sintió temblar y supo que se estaba viniendo; el muchacho se retiró y dejó el lugar libre a Mike que inmediatamente indicó a Lauri que se recostara, ella miraba el techo de la habitación como a través de una neblina, el segundo joven se colocó entre sus piernas y comenzó a follarla, su miembro completamente ensalivado se deslizó hasta el fondo sin dificultad. El Negrito se acercó a Lauri, le puso la verga en la boca y ella lo recibió con gusto. Momentos después Mike y el Negrito intercambiaron lugares, ahora Lauri recibía el tercer pene en su rajita. Mike se despojó del condón y comenzó a masturbarse, quería venirse en la cara de la joven; sobre la cara de Lauri se derramó el semen del muchacho, ella se relamió con la lengua y trago un poco de todo lo que le había caído en el rostro y los pechos, al ver el apetito por el semen de la joven que ahora le servía como desahogo el Negrito no pudo más y se vino. Los tres habían terminado, Lauri había cumplido su parte pero aquello no terminó ahí.
Mike estaba sentado en el sofá le dijo al Negrito que le llevara a la muchacha, Pedro comentó que ya habían terminado y que Chico se podría molestar, Mike dijo que le valía una puta madre lo que dijera Chico, Negrito le llevó a la chica hasta el sofá, él la tomó por la cintura le dio media vuelta y la hizo sentase sobre su verga, Lauri estaba como aquella ocasión en que Chico la desvirgó sólo que Mike había apuntado sus baterías al culo de la chica y no a su raja, ella ya había tenido dentro de su recto el vibrador regalo de Chico y antes de eso uno de los dedos de Juan el chofer, pero ahora tenía una verga real, caliente y palpitante.
-¡Pedro, dale por delante! Fue la orden de Mike.
Pedro se animó, se acercó al sofá, tomó los muslos de la joven, le separó las piernas y lentamente fue insertando su miembro en el dolorido sexo de Lauri, ella sintió un estallido de placer dentro, se convulsionó; escuchó decir " ves como le gusta la carne cruda ", el Negrito rió y comentó que la reinita podría haber salido del colegio de las monjas pero que era una putita del tamaño de la macroplaza, los tres rieron de nuevo, Lauri emitía pequeños gritos cada vez que Pedro y Mike coincidían al insertar sus vergas en ella, Pedro le dijo al Negrito que ayudara a callarla, que subiera al sofá y le pusiera un tapón en la boca; Negrito subió al sofá tomó a Lauri por la quijada y le puso la verga en la boca. Ahora estaba siendo usada por cada uno de los orificios de su cuerpo en los que podía caber un sexo masculino.
Pedro dijo que la güera tenía una panochita apretada y caliente; Mike que el culito era apretadísimo y que le exprimía la verga rico, Negrito opinó que chupaba exquisito y que sentía como si le quisiera sacar las pelotas por la punta del pito , volvieron a reír y la continuaron bombeando.
Mike fue el primero en venirse, estrujó tanto los pechos de Lauri que ella pensó que se le iban a reventar; momentos después fue Pedro el que se corrió delante de ella y al final Negrito le depositó una ración de leche caliente en la boca, ella tragó todo.
Los tres jóvenes se vistieron y salieron de la habitación dejando a Lauri hecha un ovillo sobre el sofá, estaba totalmente exhausta y sudorosa, hacia rato ya que la vocecilla se había apagado; su cuerpo había sido sobre estimulado y ahora sólo quería descansar. Chico entro en la habitación le dijo que se levantara que ya casi terminaban, Lauri pensó que ya había terminado con su parte del trato. Chico tenía otros planes.
Lauri y Chico salieron de la habitación, ella se había puesto su bra y sus panties, pero todo su cuerpo era un desastre, estaba despeinada, hilos de semen reseco había quedado en su cara, pechos y vientre, toda ella cubierta en sudor, el ligero maquillaje que usaba se había borrado por completo. Lauri observó que 6 de los amigos de Chico estaban en paños menores, el sentimiento de aprensión volvió a hacerse presente, una vez más la invadía el miedo de sentir que estaba en una situación que se podía salir de las manos, que no estaba preparada para lo que parecía venir.
Chico informó a Lauri de la nueva situación, el Bola , que había quedado en tercer lugar al ofrecer solo $400 consiguió que un amigo le prestara $100 y le había ofrecido a Chico $500 a cambio de coger con Lauri sobre la mesita de la sala, delante de todos, y otros 5 de los asistentes a la subasta habían ofrecido $100 por el derecho a masturbarse y usar a Lauri como depósito de semen. Lauri se llevó las manos al rostro, no puedo hacerlo, le dijo a Chico, él le dijo que por supuesto que podía, le dio una nalgada, le señaló una puerta y le dijo que fuera abañarse, sus clientes esperaban y que no tardara.
Lauri recogió su ropa y su bolso de mano, el pequeñísimo baño del depa de Chico apestaba a orines, la taza de baño estaba asquerosamente cubierta de sarro, al parecer nadie de los que habían ido al baño se había tomado la molestia de descargar el agua, Lauri jaló de la palanca y descubrió que no había agua en el depósito, limpió el asiento del water con sus bragas y las tiró al bote de basura; se sentó y desahogó su vejiga, entró a la ducha y se dio un rápido regaderazo, se secó con la toalla que se usaba para secarse las manos, apestaba a trapo húmedo. Sacó sus maquillajes, se puso un poco de rubor, se pintó los labios y se perfumó un poco, se miró al espejo, una vez más estaba radiante, un poco cansada, pero bella como si nada hubiera pasado, podría salir a la calle y nadie sospecharía la clase de orgifiesta de la que había sido parte principal. Salió del baño vestida completamente, pero sin bragas.
Estaba lista para lo que seguía.
El Bola ya la esperaba en la salita, ahí estaban todos los demás, al ver a Lauri comenzaron a silbar y a gritar "mátala, Bola, mátala"; el Bola era un tipo rechoncho y alto, estaba pelado a rape, con su mano frotaba una verga de tamaño medio pero muy gruesa; si la usaba con violencia podría dejarla sino completamente, en el mejor de los casos medio muerta. Lauri se acercó temerosa a él.
Hasta ese momento su record de la noche indicaba: 4 por delante, 1 por detrás y 1 en la boca para un total de $1350, ahora venía por otro, sabía que recaudaría a favor de Chico $500 más, lo que no sabía es por donde se la iban a colocar ahora, ¿delante o atrás? y luego venían 5 más a $100 cada uno, serían $500 más y al parecer los recibiría en la boca; sería un total de $2350, una cantidad pequeña para los estándares de gastos de su familia, Lauri esperaba que aquella cantidad sirviera para sacar a Chico de sus problemas, aunque dichos problemas no existían, ella no lo sabía pero estaba siendo usaba como un singular negocio por Chico, el joven que meses atrás la desflorara en la cabaña del chofer de los padres de Lauri.
Lauri fue desvestida por el Bola, la colocó boca abajo sobre la mesita de centro, solo su vientre y pechos cabían en la mesa baja; con sus manos se apoyaba en el piso y con las piernas estiradas se apoyaba también en el piso del otro lado. Lauri sintió en medio de sus nalgas la cabeza del miembro que la penetraría; dura como una piedra y muy caliente, estaba ensalivada, inmediatamente lo supo, sería arrasada una vez más por el culo. El Bola empujó su verga con todo el peso de su cuerpo y lenta e inexorablemente se fue clavando dentro de Lauri. Ella llevó sus manos a su nalgas y por instinto las separó para aliviar un poco el dolor que sentía y facilitarle la entrada a su invasor, aún así no puedo evitar pensar que el culo se le partiría, el ritmo del bombeo en su puerta trasera era muy rápido, ella gritaba con cada estocada recibida en la retaguardia.
Varios jóvenes con sus celulares guardan aquel momento para la posteridad.
Uno de los 5 jóvenes que habían pagado $100 se arrodilló frente a ella, le dijo que abriera la boca y sacara la lengua, así lo hizo, el gamberro ensalivó la punta de su verga y con ella azotó la cara de Lauri en varios lugares, ella sentía su rostro arder de vergüenza, él le colocó nuevamente la punta sobre la lengua y comenzó a masturbarse; no tardó mucho en chorrear su semilla, Lauri se atragantó un poco, sentía que el aire le faltaba; el Bola tenía sus manos sobre la espalda de ella y le recargaba todo su peso dificultándole respirar. Gómez, el segundo de los de $100 tomó su lugar en la boca de Lauri, ya venía casi a punto de explotar y apenas su verga tocó los labios de la joven disparó su cargamento de leche, los primeros chorros chocaron contra los labios y dientes de ella, la mayor parte se derramó sobre el piso, aunque ansiosa abrió su boca lo más que pudo, el pulso tembloroso de Gómez no ayudó en nada, sólo una pequeña cantidad de semen entró en su boca. El tercero y el cuarto de los gañanes se acercaron de prisa a la cara de Lauri, sólo uno de los dos atinó a su boca, el otro le barnizó toda la cara, ella sintió la comezón del semen en los ojos, con una mano se limpió la cara; mano y cara terminaron completamente embarradas de semen. El quinto subastador insertó la cabeza de su verga en la boca de Lauri, le dijo que lo masturbara, ella tomó el tronco caliente y duro de aquel desconocido y comenzó a frotarlo, notaba los golpes de la sangre llenando aquel instrumento, él se puso tenso rápidamente y después de unos cuantos golpes de mano descargó chorro tras chorro de leche caliente como le gustaba a ella, en su boca, sin derramar nada, Lauri tragó todo.
El Bola gritó que se venía, se dejó caer con todo su peso sobre Lauri, la muchacha sintió un dolor intensísimo en el recto, se sintió desmayar y un gigantesco orgasmo la sacudió, él le mordisqueaba la oreja y le decía " gózalo puta! gózalo !" y ella lo estaba gozando, gozaba a pesar de ser herida, humillada, usada para conseguir dinero como si fuera propiedad de Chico; gozaba cada momento y su cuerpo sentía placer como nunca había sentido. A pesar de sus temores, sus reticencias, ella sabía que siempre llegaba un momento en el que esos pequeños momentos de éxtasis en los que parecía desmayarse valían absolutamente por toda la pena y el dolor que sentía.
Lauri se levantó dolorida y con pasos titubeantes se abrió paso entre los mirones, algunos le pellizcaron una teta, algunos le dieron nalgadas; no le importó. Caminó hacía la habitación en la que la habían follado los tres primeros pujadores de la subasta, se tiró sobre la cama, no tenía noción del tiempo y casi inmediatamente se durmió; eran la una menos cinco de la tarde del sábado.
Cuando Chico la despertó ella pensó que apenas hacía unos segundos se había recostado en la cama, aún le dolía todo el cuerpo, él le dijo que se bañara que no podía quedarse así, Lauri se levantó y se dirigió al baño, miró por la ventana de la salita y vio que era de noche, en la tv transmitían "Doble Cara" de modo que eran pasadas las 10 p.m. tenía hasta el domingo a las 6 p.m. para regresar al internado. Se lavó el cabello y se quedó inmóvil bajo el chorro de agua, sus pezones se endurecieron, el agua fría de la ducha corrió por su cuerpo, limpió las impurezas de su piel blanca pero el dolor en su sexo y en su trasero aún seguía como un recordatorio de la jornada; no se podía ver la espalda pero estaba segura que aún tenía marcadas las manos de el Bola, el último en mancillarla.
Lauri había sido el juguete sexual de un grupo de desconocidos. La habían follado 4 veces en su sexo, dos veces en el trasero, y 6 veces habían usado su boca y cara como una diana de tiro al blanco para semen, 9 diferentes personas habían usado y abusado de su cuerpo.
Chico entró al bañó, ella lo escuchó mear, después corrió la cortina de la ducha, Lauri se sobresaltó, él se metió e inmediatamente la tomó en sus brazos, la abrazó y la besó, ella le correspondió, se colgó de su cuello, se besaron bajo el chorro de agua, Chico la hizo darse vuelta, le puso un brazo alrededor de su cuerpo a la altura del vientre, con la otra mano sobre su nuca la hizo inclinarse, Lauri apoyó las manos en la pared para no caerse, Chico la tomó fuertemente por la cintura y la hizo suya una vez más, le dijo " mu-chas gra-cias por to-do lau-ri " acompañó cada sílaba con un empellón de su verga, con la ultima silaba se colocó totalmente dentro de ella, Lauri volvió a sentir alojada en ella aquella grandísima boa negra de Chico, recordó el día de su desfloramiento, gimió. Chico le preguntó si ya se había acostumbrado a recibir semejante palo, " aún me duele pero me gusta " confesó la muchacha con una vocecita apenas audible; Chico le dio una nalgada bastante fuerte y le ordenó " mueve esa maquinita de hacer dinero princesa "; Lauri obedeció y comenzó a auto empalarse, cuando ella empujaba hacía atrás Chico se lanzaba hacía adelante ensartándole muy profundamente su verga, una vez mas el sexo de Lauri se ensanchaba para recibir aquel tremendo miembro negro, sentía el dolor en todo su vientre con cada empujón de Chico.
Pasaron varios minutos bajo la regadera, dándose placer mutuamente; Lauri la niña del internado de monjas y Chico el joven negro del que no se sabía ni oficio ni beneficio.
El agua fría retrasaba la explosión en Chico, Lauri por el contrario ya había sentido varios orgasmos. Súbitamente Chico sacó su miembro; sin que le dieran ninguna orden Lauri se dio vuelta inmediatamente, comenzó a succionar aquella pieza color chocolate que Chico le ofrecía, la frotaba a dos manos, sentía las venas inflamadas en el tronco de aquella verga ardiente, la mamaba con fruición y Chico le depositó su semilla en lo más profundo de la boca; Lauri permanecía aun de rodillas en el piso de la ducha, Chico le dijo " ay mi putita, eres una mamadora natural ", Lauri se sintió halagada y avergonzada al mismo tiempo, él la ayudó a levantarse y de la mano salieron de la ducha y se dirigieron al pequeño cuarto de Chico, juntos durmieron abrazados en la misma cama en donde durante la mañana había comenzado su descenso moral en aquella jornada de sexo en grupo.
Permanecieron en cama hasta casi las dos horas de la tarde del domingo, de la cama los levantó el hambre, Chico no tenía gran cosa que ofrecer; le dijo a Lauri que buscara unas Maruchan en la cocineta, ella las preparó y las llevó a la cama donde las comieron. Lauri le dijo a Chico que en lo que le queda de tarde libre podía limpiar su depa, Chico le dijo que prefería que le volviera a mamar la boa , ella estuvo de acuerdo. Se colocaron en la posición del 69, Lauri trabajaba arriba y abajo sobre la longitud de la masculinidad de Chico mientras él hacía su magia chupando y mordisqueando los labios de la rajita de ella, le insertó un dedo en el coño y otro en el culo, los movía acompasadamente, ella le chupó la inflamada cabeza y el rígido tronco, Chico sentía la saliva de Lauri escurriéndole por las pelotas. Él lamía de los muslos de ella los jugos que se derramaban de su sexo, el pequeño cuerpo de Lauri se comenzó a convulsionar, otro orgasmo crecía dentro de ella, se derrumbó sobre la cara de Chico, él se vino dentro de la boca de la muchacha que desprevenida casi se ahoga debido a los chorrazos; levantó su cabeza, la leche se había derramado sobre la barra de chocolate, ella lamió y sorbió todo dejando a Chico completamente limpio, poco a poco el miembro de él comenzó a languidecer, ella lo siguió besando amorosamente, él esta totalmente satisfecho, acariciaba las piernas de ella que le enmarcaban el rostro, un rostro negro y tosco en medio de unas piernas perfectas de alabastro, así permanecieron largo rato.
Eran cerca de las cinco de la tarde cuando Chico decidió que ya tenían que iniciar el regreso al internado. Cuando llegaron había un gran movimiento de gente, muchas chicas que regresaban se despedían de sus familiares; todos vieron con extrañeza el destartalado vocho que se estacionó en la acera de enfrente. Las monjas y las compañeras de Lauri se sorprendieron al verla bajar de aquel vehículo. Lauri cruzó la calle; se veía tan bella y pulcra como siempre, vestía la misma ropa con la que había salido el sábado por la mañana sólo que ahora regresaba sin bragas, por suerte sólo ella y el joven negro que la miraba desde el vocho lo sabían. Antes de entrar al internado Lauri dio media vuelta y le dijo adiós con la mano a Chico, él le respondió, arrancó en su vocho y se alejó.
La superiora Inés miró alternadamente a Lauri y a Chico, vio como se dijeron adiós y decidió que tendría que poner más atención en la muchacha; algo de lo que había visto no terminaba de gustarle.
FIN
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