Laurel y Hardy 10

La boda

LA BODA

Completamente atontado por la cruel imagen, avancé dos pasos y me paré al lado de la cama. El macho agrandado y enardecido por las sustancias consumidas cuyas muestras asomaban por  el borde de la nariz, no pudo ocultar su satisfacción.

-. Vaya, vaya.  Eres de los que les calienta mirar como se follan a su mujercita. Ja ja ja

Y para aumentar la humillación, enterró uno de sus dedos en el culo de su alienada presa, que emitió un grito de satisfacción.

-. Aghhh...¡Siiiii !

Cuando evité vomitar, ahogando la arcada producida por la impresión, arreció en sus carcajadas y desplegó sus plumas como un pavo real.

Cuando le apoyé el caño de mi pistola en la frente, enmudeció.

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Aproveché el buen tiempo para visitar mi nueva vieja casa y montar un taller en uno de los salones. Comprobé que las sólidas paredes de cuarenta y cinco centímetros permitirían montar sobre ellas lo que sería la nueva casa y sobre esa idea, aprovechando la ubicación de las cañerías de desagüe, delimité la ubicación de baños y cocina de la planta baja, tracé el delineado de las nuevas instalaciones de provisión de agua y gas y en base a ello dejé conformada la distribución de la sala de estar, además de la cocina el lavadero  y el comedor.

Los techos antiguos eran de chapa galvanizada y los cielo rasos de yeso estaban muy dañados, por lo que reducir la altura de esa planta no sería problema. Con esa estructura como base y respetando la ubicación de la puerta de entrada y de las aberturas exteriores, definí la ubicación de la escalera principal, la distribución de los tres ambientes del primer piso y lo que sería mi reducto privado en la buhardilla, que contendría una sala privada y el gran dormitorio principal con su baño.

La casa original estaba a nivel de la calle, separada de esta cinco metros por un jardín frontal, tenía diez metros de ancho por diez de  profundidad y un fondo de quince metros de largo orientado al norte. Por lo que los dos dormitorios del primer piso y la suite principal tendrían ventanas mirando al parque para recibir de pleno la luz solar.

Toda la antigua construcción tenía una altura pareja de seis metros, por lo que decidí subir todo el terreno un metro para darle prestancia, los treinta metros cúbicos de tierra necesarios para esa tarea, saldrían de la excavación de la piscina de siete metros por cuatro y un metro veinte de profundidad promedio.

Finalmente, bajaría el techo de la planta baja otro metro, dejándola en la señorial altura de cuatro metros, asigné tres metros de altura para el primer piso y otros seis para la cumbrera del techo nuevo a cuatro aguas, quedando unos imponentes catorce metros de estructura.

En el pequeño taller montado construí la maqueta y tomé la decisión de empezar la obra ese verano. El taller funcionaba muy bien, la clientela era selecta y el dinero fluía en cantidad más que suficiente para nuestras escasas pretensiones.

Me puse en contacto con un constructor y decidimos empezar las obras después de nochevieja empezando por los muros livianos de ladrillo portante, conservar la estructura liviana del techo del primer piso, para mantener provisoriamente un lugar resguardado y finalmente montar la estructura de madera del techo definitivo, la aislación térmica de lana de vidrio y el techo de chapa pintada final a cuatro aguas, Me pasó la lista de materiales y en el tiempo remanente hasta el comienzo de la obra, iría haciendo el acopio.

Durante esos meses hablaba habitualmente con Silvia, que estaba feliz por haberse liberado del sexópata y por la extraordinaria recuperación de su hermano. Como si los acontecimientos del comienzo de la primavera lo hubieran impulsado a una nueva vida. Había dejado las drogas, volvió al gimnasio, su estado físico mejoraba día a día y lo más importante, había retomado sus estudios.

También hablaba con Ale, la que me recordaba que cuando se acercaran los exámenes contaba con mi ayuda, ya que si bien Análisis II, superaba mis conocimientos, no sucedía lo mismo con física de segundo y estructuras.

Finalmente llegó Diciembre, el material estaba acopiado, el proyecto terminado y el contrato con el constructor firmado. Con más tiempo libre, antes de comenzar a despuntar mi nueva afición por la pesca aprovechando el tiempo lindo, quedé con Ale para ayudarla con los estudios.

El primer fin de semana lo dedicamos a Análisis II, donde solo pude ayudarla a interpretar los textos, ya que ese nivel de matemáticas me excedía. De todas maneras le fue bien. El siguiente, ya tratándose de Estructuras, que estaba basado en Análisis de primer año, pude serle de más utilidad y también la aprobó el Lunes posterior.

El último exámen era el de Física, le aconsejé que dedique la semana a estudiar la teoría mientras yo me llevaba los problemas para resolverlos en la semana y adelantar tiempo para revisarlos en nuestro encuentros de Sábado y Domingo.

El sábado nos encontramos a las ocho de la mañana como de costumbre y adelantamos mucho, ya que me pidió trabajar alguna hora más y empezar el Domingo a las dos de la tarde para poder salir esa noche a tomar algo y no tener que madrugar al día siguiente.

Estuve de acuerdo y me llevé los problemas restantes para verificarlos y repasarlos, el Domingo me confundí de horario y aparecí por su casa a la una, solo para ver salir por el portón, el Audi de Silvia conducido por Rafa.

Al verme se detuvo y bajó el vidrio de la ventanilla, muerto de risa enarboló mis hojas con los problemas resueltos

-. Gracias por los problemas, veo que sigues siendo el mismo estúpido de siempre. Ja ja ja. Antes lo hacías por miedo, ahora por pagafantas. Ja ja ja .

Rafa descojonado, aceleró perdiéndose en la mañana

mientras yo anonadado y profundamente perturbado por la burla y el regreso de los viejos fantasmas, levanté la vista y descubrí a Alejandra, pálida como un cadáver, mirándome preocupada.

Rojo de ira e incapaz de razonar, destrocé todo el material que portaba, lo arrojé al contenedor de la basura y marché a mi casa. Por primera vez en su carrera, la que fue mi amiga, reprobó un examen.

Bullying, burla, traición, hipocresía. Una a una nuevas palabras se iban incorporando a mi vocabulario, sacándome del cómodo e inocente mundo en que había crecido. Honor, verdad, lealtad. Pasaron de ser cosas normales a cosas para destacar. Crecer me estaba resultando cada vez más duro.

El Lunes, mi ánimo no era el mejor, pero pronto el carácter alegre e  indestructible de Seba y su forma simple de ver las cosas me sacaron de mi apatía. El fin de semana había señado un pequeño departamento junto a Don Luis y decidieron posponer el casamiento un año, a la espera de tenerlo refaccionado.

El gordo desplegaba una alegría contagiosa y gran parte de su felicidad era debida a que su madre había dejado definitivamente la prostitución y los visitaba todos los fines de semana. Inclusive habían decidido irse las dos familias a la costa para las fiestas, aprovechando el cierre del taller desde Navidad hasta Año nuevo.

Retomé mis actividades de pesca de los fines de semana, pasé Navidad y Nochevieja ayudando en la panadería. Recibí el Año Nuevo follando con Sofía como manda la ley y el primer día hábil de Enero, comenzamos las obras en la casa.

Ese año no me tomé vacaciones, supervisaba las obras al salir del taller, concurría al gimnasio como siempre y ya nadaba al nivel de entrenar los días siguientes. Los Sábados aprovechaba para reponer faltantes en la obra y los Domingos me relajaba en alguna laguna, despuntando mi nuevo hobby, ahora también embarcado. No volví a atender ninguna llamada de Alejandra ni a contestarle ningún mensaje.

Ya con veintiún años, sentía que los desafíos de crecimiento, no tenía que esperarlos, sino salir a buscarlos. La construcción de mi casa me ayudó a ello y el placer de cumplir el sueño de mi madre era el motor que me impulsaba. Cada tanto hablaba con Carlos que me tenía al tanto de los progresos del nuevo abogado. Habían tenido que pelear mucho para que mi madre aceptara la ayuda, tres años de cárcel, le había forjado un carácter duro y ya nada quedaba de aquella delicada mujer. Pero la cosa marchaba.

Para el fin del verano, la estructura perimetral estaba completa, los techos nuevos habían sido montados y los cerramientos de lo que sería mi dormitorio instalados. Para el fin del otoño, toda la última planta estaba terminada, con el baño instalado, los cielorrasos de madera barnizados y las paredes pintadas. La planta quedó conectada a la entrada por una escalera precaria construida con madera de obra a la espera de la definitiva. el día que la obra estuviera terminada.

Para el fin de la primavera ya habíamos demolido el techo viejo y construido la planta donde se asentaría el primer piso y me conectaron los servicios de agua. luz, y gas definitivos, que hasta el momento eran solo instalaciones de obra.

Entremedio nivelamos el terreno a su nueva altura y dejamos encofrada la estructura de la que sería la pequeña piscina ubicada al fondo del terreno, dejando un gran patio entre medio, de diez metros por diez. También dejamos pegado a la casa, un gran pozo de dos por dos, por dos metros de profundidad para ubicar la sisterna, los filtros y  los aparatos de maniobra del tratamiento de agua del natatorio.

Habiendo concluido la obra gruesa, amueblé la habitación con una cama grande y una cajonera provisora para mis pocas ropas, la antecámara con un sillón doble, una mesita y una gran tele, dejé la casa de Don Roberto y la inauguré en Año nuevo, follando con Sofía como indicaba la costumbre.

Con mis finanzas exhaustas y habiendo logrado vivir en casa propia, en el resto del verano solo coloqué las aberturas restantes para que la casa quedara cerrada y me tomé un año sabático de construcción, para retomar y terminarla el siguiente.

Llegando ya al fin del verano se acercaba el casamiento de Seba y el cretino me comunicó que debía ser su padrino de bodas, en pareja con una amiga por parte de él, mientras Don Tito y su madre, que cada vez se veían más seguido, lo serían por parte de Carmen. Intrigado por saber el nombre de la amiga, no logré sacarle prenda.

Llegó el día, alquilé un smoking y me presenté a la fiesta en la hora acordada. Estaba en la sacristía, dándole ánimo al gordo y burlándome de él por su aspecto de pingüino enlatado, cuando entró Alejandra vestida como una diosa, con un largo traje negro entallado, zapatos de aguja y peinada con una larga trenza rematada por un diadema de brillantes y nos dejó a todos con la boca abierta.

El gordo vio mi expresión de cabreo por la encerrona y me llevó a un aparte.

-. Por favor, no me hagas un feo en el día más feliz de mi vida. Sois mis únicos amigos, solo te pido que la escuches.

Ante semejante chantaje emocional, no me pude negar. El gordo era mi hermano y le debía más que mi vida. La ceremonia transcurrió emotiva, Carmen estaba preciosa, aunque me pareció notar que el vestido le ajustaba un poco en el vientre Y Don Tito del brazo de la madre de Seba tenía una cara de panoli que daba gracia verla.

Al finalizar la ceremonia, Ale insistió en que marcháramos a la fiesta en su nueva camioneta 4x4 y acepté a regañadientes. Cuando se descalzó, se sentó y el tajo de su vestido dejó a la vista su larga pierna derecha, empecé a arrepentirme. Mantener el enojo, concentrándose en esa preciosidad me iba a resultar muy difícil.

Mi asombro creció muchos enteros cuando encaró hacia mi nuevo barrio y paró frente a mi nueva casa.

-. ¿Te asombra?Como futura ingeniera he seguido la obra semana tras semana, y estoy muy feliz de cuanto has crecido a pesar de tus dificultades. Eres muy importante en mi vida y si no te he encarado antes, es porque Seba me pidió que dejara pasar el tiempo.

-. Tienes una forma muy rara de demostrar tus sentimientos, te has burlado de mí y me has tratado como a un idiota.

-. Se que la he cagado al mentirte del por qué quería empezar más tarde ese día, pensé que si te contaba que quería ayudar a Rafa por expreso pedido de su hermana te ibas a negar. Nunca imaginé que se iban a cruzar y menos que se iba a burlar de tí. No entiendo su empecinamiento en querer herirte después de lo que hiciste por su hermana. Por cierto, bien pillada que tienes a la dama. Bebe los vientos por tí.

-. ¿También sabes de eso? No te equivoques, solo está agradecida.

-. Pues sí, estamos en la cofradía de las mujeres agradecidas a Joaco. Ja, ja ja. Me lo contó el día que me pidió que ayudara a Rafa. Te quiere mucho, quizás demasiado para mi gusto, la has dejado muy marcada y si no quieres contarlo no lo cuentes, pero las mujeres sabemos de eso.

-. Sé que no tengo porque explicarte nada, pero por respeto a Silvia no busques historias donde no las hay.

-. Vale, vale, ja ja, no volvamos a pelear, venga un abrazo.

Nos dimos un abrazo, se compuso el maquillaje y partimos a la fiesta de mejor ánimo por la amistad recuperada.

La reunión se realizó en un coqueto hotel de la zona y estuvo fantástica. Bailamos y bebimos hasta el amanecer, celebramos la noticia del embarazo de Carmen y felicitamos a Don Tito por su próxima boda, claro que él todavía no lo sabía. Es más, era el único que no lo sabía. Ver la cara de felicidad de Seba y el rubor en la cara de su madre, no tuvo desperdicio.

Cuando los novios se despidieron, Ale me pidió que la acompañe a cambiarse y retirar sus cosas de una habitación que había reservado a tal fín, luego me llevaría a casa en su camioneta. Accedí a  acompañarla y al entrar, me pidió que la espere mientras se cambiaba en el baño.

Me senté en un silloncito medio adormilado por el trajín del día y cuando la ví aparecer, el efecto del alcohol desapareció como por encanto. Vestida solo con un pequeño conjunto de ropa interior con media y liguero, se acercó sinuosa, se colgó de mi cuello y me enterró la lengua hasta las amígdalas, aprovechando que mi boca  estaba abierta por la impresión.

Cuando pude recuperarme y colaborar en el beso fué un choque de planetas. Al cabo de unos minutos, se separó sonriente mirándome a los ojos.

-. Llevo dos años soñando con esto, si solo hubieras esperado un poco ese día en la costa, otra hubiera sido la historia.

Y nos volvimos a besar mientras nos terminábamos de desnudar. Pasamos el resto del  día encerrados haciendo el amor y follando como descosidos. Al otro día la llevé a mi casa y después de avisar a la suya, pasamos la noche juntos. El Lunes abrí el taller en estado de calamidad, pero con el corazón inmerso en una enorme alegría.

Ese año lo pasamos noviando a la distancia durante la semana y en mi casa los sábados y domingos y el verano siguiente veraneamos juntos, en su casa de la costa. El día que llegamos y me presentó oficialmente a su familia, recibí un afectuoso apretón de manos de su padre y un extrañamente cálido beso en la mejilla de su madre que me dejó helado.

Esa misma tarde en un aparte, mientras estaba tomando sol en el jardín y Ale conversaba con unas amigas, se me acercó Montse y me miró sonriente.

-. Te has quedado frío con mi saludo ¿Que esperabas?

-. Pensé que entre nosotros no habían quedado bien las cosas. Realmente temía este momento.

-. Sé valorar a las personas, aunque la imagen que tengas de mí sea la de una puta. Pero hasta una puta sabe distinguir a la buena gente. Cuando mi esposo me contó lo que hiciste por Ale, entendí porque me rechazaste esa tarde. Pocos hombres lo hubieran hecho y no se hubieran aprovechado de la situación.

-. No crea que fué tan fácil.

-. Por supuesto que no me lo creo. Me dí cuenta perfectamente del empalme que tenías. Ja ja ja . Si no te hubieras ido….

Y se marchó adentro muerta de risa, dejándome helado otra vez.

Los dos años siguientes, pasaron rápido. El caso de mi madre seguía en los tribunales. Ale terminó los estudios con mi ayuda y con la suya y su buen gusto terminamos la casa.

Finalmente se recibió, salió a festejarlo con sus colegas y algo pasó en esa reunión que contra lo que yo esperaba, volvió seria y apagada. Al día siguiente se marchó temprano a casa de sus padres y no volvió hasta bien entrada la noche.

Por tradición familiar, como había sucedido en las últimas tres generaciones, se organizó la ceremonia de ingreso de Alejandra, en el exclusivo club de Ingeniería que presidía su padre, también ingeniero. Una ceremonia pomposa y emotiva, en la que agasajaban efusivamente a los hijos que seguían la carrera de los antiguos miembros.

Esos días estuvo tensa, miraba el teléfono a cada rato, volvía a deshoras con la excusa de la organización e imaginé que todo pasaba por los nervios de la ceremonia.

La noche del agasajo, por cábala, Ale volvió a usar el vestido de nuestro reencuentro, yo volví a alquilar el smoking y volvimos a usar su gran camioneta. La dejamos con el valet parking, y tomados del brazo ingresamos al suntuoso edificio.

Extrañamente, debí sostenerla un par de veces para que no trastabille con sus largos tacos debido al estado de sus nervios. En la puerta doble de acceso nos encontramos con un atildado Rafa que también ingresaba ese día, parado junto al segurata encargado de controlar la entrada.

-. ¿Donde crees que vas?

Me preguntó sonriente

-. Imagino que lo sabes, no sé por qué preguntas

Le contesté comenzando a cabrearme.

-. Esto es exclusivo para parientes directos e Ingenieros y que yo sepa, tú no eres nada de eso.

Y tomando a Ale de la cintura, que lo aceptó sumisa, se la llevó  al interior del salón,

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