Laura y sus vivencias (llaves en mano)

Laura llaves en mano por fin entra en su casa, lo único que no sabe es cuánto le espera. (Saludo a los lectores, muchas gracias por leer mis relatos, y me gustaría pedirles que dejen algún comentario a fin de ir mejorando con sus opiniones) Un saludo!!

Llaves en mano, me dispongo a entrar en casa, despacio me dirijo a la habitación y me miro fijamente en el espejo, y frente a él me desnudo lentamente.

Miro mi ropa interior a través del espejo y es evidente que por la sensación que tenía que, iba a estar muy mojada...

Fue muy excitante para mí lo vivido en escasos minutos, y suspiré observando mi cuerpo, realmente me siento atractiva; la genética por parte de mis padres había sido generosa conmigo, y porque no decirlo, muchas veces mi físico me había ayudado en muchos temas.

Con mis dedos y con cuidado fui bajando mis pantis y miraba mi piel blanca que contrastaba con el negro de las mismas, hasta llegar a mis pies.

Me puse cómoda para estar en casa y fui directamente a la cocina.

Hoy la cena ya está hecha, ayer hice de más y está semana sola, no necesitaba más que aquella ensalada que había preparado, así que cogí una copa y me serví vino en ella.

Caminando con ella en la mano salí a la terraza y me senté en la silla que tantos buenos anocheceres mirando el horizonte me había brindado en aquel lugar tan mío.

Un cigarrillo y la copa era lo único que en aquel momento tan plácidamente necesitaba para vivir mi momento, había sido un día increíble para mi.

Mirando al frente vi la puerta de la terraza de los vecinos y mi sorpresa fue ver mis zapatitos bien puestos justo al otro lado de aquel vidrio que la puerta cerrada completamente hacia ver parte de su interior, pues las cortinas estaban entreabiertas.

Nunca me había fijado, pero desde mi terraza podía ver parte del salón de los vecinos, y me fijé en que Nuria había recogido ya su esterilla donde unos minutos antes habíamos estado juntas. Mi mano me brindó un trago de aquel tinto que en mi paladar me daba aquel sabor que hacía sentirme a gusto con el momento recordando, cuando la vi a ella aparecer por el otro lado de la misma.

Me miró y sonrió y se calzó mis tacones abriendo de par en par las cortinas sin dejar de mirarme.

Yo sonreí, la verdad es que le quedaban increíbles puestos, bendita juventud...

Entonces vi como se quitaba toda la ropa de yoga que antes había visto, lo hizo frente a mi, y mirándome a los ojos descendía sus leggins, su camiseta a un lado y en ese preciso momento se giró poniéndose de espaldas a mi y se quitó su ropa interior, mostrándome sus glúteos y su espalda y por último poniéndose mis negros tacones se apoyo de espaldas en el vidrio.

No os voy a mentir aquello que hizo me puso a mil, yo jamás he tenido nunca nada con una mujer, pero no soy de mente cerrada tampoco, yo siempre he pensado que la atracción va más allá de un género, pero nunca me había puesto en la tesitura de vivirlo.

Entonces con su dedo indicó algo y entonces lo entendí todo... Dani había llegado y se había desnudado para él, y puesto aquella ropa interior y mis tacones.

Otro trago inundó mi boca, mientras contemplaba como él se acercaba a ella despacio hasta llegar a su altura y se besaron apasionadamente.

No soy calurosa creerme, pero en aquello que mis ojos percibían habían subido con creces el calor que sentía en mi interior.

Lo vi arrodillado frente a ella y como despacio bajaba la ropa interior hasta sus tobillos y como ella que seguía con la espalda apoyada en el vidrio puso uno de sus pies con mis tacones en uno de sus hombros abriendo totalmente el acceso a su entrepierna a él.

Atónita ante lo que estaba viendo mis manos despacio acariciaban mis piernas, las abrí un poco más y noté cuanto de mojada de nuevo estaba, me estaban convirtiendo en una voyeur en toda regla.

Mis dedos acariciaron por encima de mi ropa interior, pero esta vez, no quería cerrar los ojos, y creerme me costó mucho no hacerlo, pero tenía un motivo bastante pesado para no hacerlo, quería mirar, espiar, ver, quería ser una voyeur y masturbarme viéndolos a ambos.

Las manos de ella cogieron fuerte del pelo de él y llevo su cara y su boca a todo su sexo, momento en el cual yo por mi parte aparte la parte frontal de mi tanguita empapado y con un dedo acaricié mi clítoris suavemente, pulsar y acariciar muy suave, estaba sensible y muy duro, mi cabeza solo quería reproducir la lengua de él en mi sexo.

La espalda de ella estaba cada vez más aplastada contra el vidrio, eso me hacía imaginar que estaba apretando fuerte el tacón contra el hombro de él que con las manos en su culo para apoyarse, quedaban marcadas en aquellos firmes glúteos.

Yo por mi parte introduje despacio dos de mis dedos que a su vez, y notaba como estaba totalmente lubricada y se abrían entre las paredes de mi vagina que convulsionaba por momentos.

En aquel instante, pararon y se miraban, algo se decían, y entonces vi como el besaba y lamía mis zapatitos, y entonces alcanzó a mirarme desde aquella posición, arrodillado, con el pie de ella en su hombro su lengua lamía delicadamente mi negro calzado y me miraba, aquella mirada se me clavó en lo más adentro de mi ser...

Estaba ardiente por dentro y fuera e introduje hasta el fondo mis dos dedos y mirándolo a los ojos mi gemido fue electrizante.

Ese momento lo usó para ponerse en pie y, cogerla del pelo para girarla y ponerla frente a mi, ella me miraba, y yo le correspondía con mis ojos, y metiendo un tercer dedo el cual no encontró oposición alguna en aquella invitación a entrar en lo más profundo de mi.

La hizo agacharse un poco y con la mano en su pelo y la penetró de una vez. La cara de ella quedó aplastada en el cristal y me miraba fijamente con cara de placer rotundo, en cada respiración de ella más se entelaba todo y yo ya no podía dejar de introducir y extraer duramente mis dedos de mi sexo, que totalmente dilatado solo se prestaba a sentir placer.

La embestía con fuerza y ambos me miraban, y yo con mis piernas abiertas y mis dedos dando fuerte y profundo sabía que poco me quedaba por llegar a ese orgasmo que tanto necesitaba.

Sentia ya las contradicciones de las paredes de mi sexo y en ese momento el la hizo arrodillarse quitándole uno de los zapatos, puso su miembro encima de él y pude observar como ráfagas salían del mismo y llenaban por dentro mis zapatitos.

Aquella imagen hizo que yo llegara al fin a mí tan deseado orgasmo y noté como de mi vagina salían mis chorritos que impregnaron de mi esencia parte de mis piernas e incluso el suelo.

Fue un orgasmo increíble, y aún más lo fue cuando vi como el desaparecía de la escena y quedaba ella sola con mi zapato en su mano arrodillada y mirandome lo inclinó para que viera como todo cuanto el había derramado dentro, lo llevaba a su boca y luego mirándome tragaba saboreando...

Continuará...