Laura y Marta

Cap 1 ¡Maldito Convento!

Aún no puedo creer que mis padres de verdad me vayan a mandar a ese asqueroso convento, ¿Perdonar no es divino?

¿Tan malo es encontrar a tu hija de dieciséis años teniendo relaciones con su  “novio” en la sala? Bueno si, me pase, pero se suponía que ellos llegaban hasta el día siguiente, pero no, ellos tenían que adelantar el viaje.

Baje de mi habitación, no me gustan las escaleras de la casa, son tan marrones, tan antiguas y simples que no combinan con el resto del lugar, es una pieza que desencaja totalmente.

Pasó por mi amplía sala la cual amo, los sofás son  cómodos hay una nevera ejecutiva y una TV de 62 pulgadas, perfecto, quitando que las paredes son de un feo color naranja que mi mamá adora.

Llego a la cocina,  esta es un poco pequeña, en comparación al resto de la casa, pero eso si muy moderna, a papá le apasiona la comida, por algo es chef, y pues tiene de todo un poco.

Veo a mis padres desayunando en el comedor. Al verme entrar se callan de golpe y se tensan, odio eso porqué me da a entender que hablaban de mí.

Estaban sentados en la mesa, voltearon, me vieron y simplemente siguieron desayunando.

No importa igual yo me senté, les di el común “Buen apetito” y no me respondieron, eso fue suficiente para entender que no me hablarían.

Y efectivamente fue así, hicieron como si yo no existiera, hablaron entre ellos, hablaron del clima y su respectivo trabajo, y no negare que si me dolió, pero se que en parte lo merezco…

Termine de desayunar y subí a mi habitación, me tumbé en mi cama a esperar que se hicieran las tres, a esa hora estoy libre de peligro ya que mis papas se van a trabajar al restaurante. Y gracias a eso puedo fumar marihuana libremente en el patio.

El reloj marca tres con diez, así que me levanto, agarro mi hierba, bajo y salgo al patio de mi casa, amo este lugar, puedo decir que es uno de mis lugares favoritos en el mundo, es grande, hermoso, lleno de árboles frutales y flores.

Mamá es muy fan de la jardinería y las plantas, por lo qué las tiene muy bien cuidadas, a veces siento que las cuida y quiere mas que a mi, las plantas se portan mejor que yo, así que la entiendo.

Me dirijo hacia la especie de sala al aire libre que esta detrás de dos robles, por lo que hay mucha sombra, hay cuatro sofás que forman un cuadrado, una mesa en el centro y un equipo de sonido.

Enciendo el estéreo y al ritmo de  “One Sound de Alborosie” comienzo a fumar, una bocanada de humo entra lentamente en mis pulmones y sale de repente por el impacto de escuchar la voz de mi mamá.

― Así te quería encontrar Laura. »¡Maldita sea! Ella siempre de inoportuna« Esto era lo que te faltaba Laura, el lunes te vas al internado.  ―Gritó mientras clavaba en mí sus profundos ojos miel.

― Yo no iré a ningún maldito convento. ―Vociferé viendo directo a sus ojos, estoy sumamente nerviosa pero no permitiré que ella se de cuenta de eso.

No dice nada, escucho el taconeo de mi madre al acercarse y acto seguido la cara me arde, me cacheteo con fuerza, llevo mis manos a mi rostro y lo acaricio lentamente.

― Prepara tus maletas que el lunes al amanecer vamos saliendo al “maldito convento.” ―Atacó con una ironía que me dejo muda.

Empezó a caminar en dirección a la casa, le grité un -te odio- con todas mis fuerzas, lo ignoró y siguió su camino.

Empiezo a sentir las lagrimas rodar por mi colorado rostro, estoy llorando, si, pero de la impotencia, en serio siento que odio a todo y a todos, pero especialmente a mi, el lunes tendré que irme al maldito convento, quiero salir y acabar con mis puños a todo lo que se cruce en mi camino.

¿Laura? escucho la voz de Fernando, mi hermano.

Físicamente casi idénticos, pero somos tan diferentes.

Él es el hijo modelo, el hijo perfecto, el de los principios y altas calificaciones, el que ayuda en casa y fuera de ella, me enerva que todos me comparen con el, “Laura se supone que es la mujer” ni que fuera un puto animal, soy un humano, y me equivoco…

― ¿Qué quieres? ―Pregunté con fastidio, no estoy de ánimos para los sermones de Fernando, no ahora.

― ¿Por qué eres tan egoísta Laura?  ―Atacó mirándome con decepción―. ¿No sabes hacer otra cosa que no sea pensar en ti misma? ―Continuó y sus ojos se oscurecieron notablemente― Antes no eras así ¿Qué ocurrió? ¿En que momento te transformaste en esto?

― Ahora si pues, el paquete completo, sean las razones que sean, por las cuales cambie no es tu asunto, aparte no me interesa la basura que tengas que decirme Fernando, yo se que tu eres “perfecto”, pero no me hace falta que compartas tu sabiduría infinita conmigo. ―Contraataqué de forma  altanera, odio hablar de mi pasado, de ese que esta lleno de dolor.

Veo un destello pasar por sus ojos, sus ojos se tornaron aún más oscuros, me ve tan atentamente que logra intimidarme.

― Yo no quiero compartir nada con una persona como tú, suficiente castigo tengo con llevar la misma sangre. ―Expresó calmado, dolió más de lo que imagine―. Allá está mamá  sentada en el sofá llorando por tu culpa… ¿Te importa? ¡No! ¿Por qué? ¡Ah, si! porqué tú eres Laura y solo te preocupas por ti.  ―Sus ojos me miraban con decepción, rabia y tristeza― Tú familia no tiene la culpa de lo qué pasó con Andreina, entiéndelo de una vez.

Tragué fuerte para no irme en llanto, ¡Maldito! Él sabe muy bien que ese es uno de mis puntos débiles, el tema de Andreina es sagrado. Y el de Luca, también. Jamás dejare que Fernando me vea llorar, se levantó y comenzó a caminar a la casa, me dejó allí sola y con la palabra en la boca.

Quizás lo del convento no sea tan malo, al fin de cuentas no tendré que ver a mi familia por un buen tiempo. Y finalmente estos podrán descansar un poco de mí.

♥♥♥

Domingo, aff, he pasado el día  encerrada en mi cuarto, no quiero ver a nadie, solo siento las horas pasar, pienso en todo lo que he hecho hasta hoy.

Si, hay varias cosas de las cuales me arrepiento, aunque intento mentalizarme en que no sirve de nada arrepentirse, y que en el momento eso era lo que quería y sentía, ese se ha vuelto mi  lema.

Al darme cuenta ya eran las cinco y cuarenta de la madrugada.

El golpeteo de la puerta me hizo saber que era hora de marcharme, me monte en el carro, mi mamá aún estaba molesta,  cómo no hablaríamos de nada en el camino me coloqué mis audífonos y me dejé llevar al ritmo del gran Bob Marley.

Tres aburridas horas después llegamos. “Luz del camino” vaya el nombre si que es ridículo, sacando eso  se ve enorme y lleno de áreas verdes, antes de bajarme mi mama me toco el hombro, me quite un auricular.

― Si te echan de aquí te habrás quedado sin hogar, si te portas bien, solo duraras un año. ―Su mirada era fría―. Tú padre y yo vendremos mensual a ver como vas, ahora sal del auto. ―Expresó cortante y seca.

Cuando abrí la boca para decir algo mi madre simplemente volteo la cara hacia el retrovisor.

Sentí el auto alejarse tras de mi, me siento mal, pero los comprendo, no debe ser para nada fácil soportarme, pero mi estado emocional no es el mejor, menos en este mes.

Me dispongo a entrar echa una bola de nervios. Y se me acerca una señora bajita como de unos cuarenta y tanto, cabello negro desteñido y espeso recogido en un moño bastante delicado, mirada tan helada que te congela las entrañas, tiene puesta la ropa de monja, ¿Cómo es qué se llama? Ehm… Ah, Si. “Hábito”.

―Señorita Espinosa la estábamos esperando, hoy tendrá el día para explorar, ver los horarios, arreglar sus cosas, y escuchar a su compañeras, ya mañana empezará clases como todas las demás. ―Dijo con una calma contagiosa.

― Okay señora

Uao, su voz es tan dulce, es una total contradicción a su mirada, si cierro los ojos y solo escucho su voz me imaginaría a la abuela mas dulce del planeta y correría a abrazarla y pedirle galletas, pero al abrirlos y ver los iceberg que tiene por ojos solo puedo asentir…

― Sor María, me llamo Sor María. La llevare a su habitación, encima de su cama encontrara el uniforme correspondiente a la institución. ―Solo asentí y empezamos a caminar.

Caminamos en total silencio, vi un poco de cada cosa, vi un poco del internado, y vaya que es inmenso, muchas plantas, me gustan las plantas.

Después de recorrer planta baja, dos pisos y varios pasillos, llegamos al pasillo 3-04, Hab. 07-02.  Me dejo allí con un “Feliz tarde” y se alejo justo por donde me trajo.

Es un cuarto normal, solo que bastante ancho, hay tres camas, tres closet, una biblioteca »que jamás usarás« un baño, y una mesa con tres sillas, sus paredes de un tono neutro, el piso es de cerámica gris, ni hablar del uniforme en lo absoluto horrible, vestido manga larga negro,  la falda llega hasta la rodilla, medias panty negras, zapatos negros de charol, es muy gótico.

Arregle las cosas en el que supuse que era mi closet porqué soy un genio, mentira, estaba vacío, al terminar de arreglar, me acosté en la cama, me puse mis audífonos y me quede dormida.

♥♥♥

No se cuanto tiempo paso, solo siento que me acarician la mano, abro los ojos para encontrarme con una chica blanca, cabello marrón oscuro, de labios gruesos y mirada rota.

Me senté en la cama, me quite un auricular y le dije:

― Mucho gusto soy Laura. ―Saludé medio dormida.

― Marta, un placer. ―Respondió estirando su mano.

― ¿Eres devota o te obligaron? ―Si, quizás me pase de directa.

Se sorprendió un poco, me di cuenta porqué sus ojos cafés se abrieron levemente y luego se posaron en mis pupilas grises.

― Creo en Dios, no en el hombre. ―Opinó seria―. Pero respeto las religiones de cada quien. »Estoy totalmente de acuerdo con ella«. Tú no tienes apariencia de ser devota, ¿Qué haces acá? ―Preguntó con seguridad, confieso que su pregunta me dejo un poco fuera de base.

― Pues… ―Rodé mis ojos―. Digamos que mi mamá me encontró fumando hierba en el patio. ―La miré fijamente buscando alguna reacción a mis palabras, y ella estaba tranquila, así que puede que fume― Entonces acá estoy. ¿Y tú?

Si ella sabe, yo también merezco saber ¿O no?

― Parecido. »¡Ding ding lo sabía!« Mi mamá me encontró drogada cerca de la casa y de paso me estaba besando con una chica. ―Me miró―. Creo que lo tomaste con más calma de lo que imagine. ―Dijo finalmente.

―Tranquila. ―Logré decir, cuando sentí unos pasos por el pasillo.

»Lo sabía, sabía que ella es de las mías« Gritó con emoción una vocecita en mi cabeza. Por la puerta entró mi otra compañera la de mirada dulce, tan distinta a la de Marta, nos miró y se acercó.

― Mucho gusto, Luzbel. ―Dijo estirando la mano. ¿Quién cojones le pone a su hija Luzbel?

¿Y ese brillo en los ojos de Marta? ¿Será por Luzbel? Si, claramente es por ella, en el rato que duramos charlando, su mirada se veía bastante gris, muy distinto a cómo se ve ahora. Pobre Marta, uno nunca sabe, pero dudo que Luzbel le meta a las chicas, al contrario de nosotras.

La mirada rota de Marta robo toda mi atención, me encantaría saber que hay detrás de ella.

Hubo una charla normal, ellas poniéndome al día con algunas materias, de cómo eran algunas profesoras y otras cosillas.

Empecé a escuchar sus voces cada vez más lejos, estaba muy cansada por el viaje y por lo poco que había dormido en las últimas cuarenta y ocho horas.

♥♥♥

¡Mierda! No se ni en que momento me dormí otra vez, Despierto desorientada, agarro mi celular,  ¿Qué? Son las cuatro de la mañana, por un momento ni siquiera sabía donde demonios estaba, hasta que lentamente, muy lentamente cabe destacar, mi cerebro empieza a reaccionar.

Voy al baño, necesito lavar mi cara quizás así logro calmarme un poco,  siento el agua gotear por mi rostro. ¿Calma? ¿Qué es eso? Solo una cosa podría calmarme en esté momento. »Laura, no seas idiota, busca en tu bolsillo« ¿Bolsillo? Piensa Laura, piensa, ya lo recordé. En el bolsillo de mi suéter tengo un poco de marihuana, eso es lo que necesito para relajarme.

Agarro mi mp3 y salgo despacio de la habitación, lo que menos quiero es que despierte Luzbel y arruine mis planes, ayer no recorrí mucho con Sor María, pero si vi un sitio alejado y solo que me dio curiosidad.

Creo que estoy perdida, derecha, giro, derecha, si, es por acá, poco a poco voy recordando el camino.

O me están siguiendo o ya yo me estoy volviendo loca, quizás es lo segundo no es la primera vez que mi imaginación me juega malas pasada, volteo y nada. Si, me estoy volviendo loca, acelero el paso mientras mas rápido llegue, mucho mejor.

Qué alivio siento al darme cuenta que ya estoy llegando, pero por alguna extraña razón sigo con la sensación de que alguien me sigue, no he fumado y ya estoy escuchando pasos, que imaginación más retorcida la mía.

Me senté, mi pulso está corriendo una maratón, y no exagero, Andre decía que yo era exagerada, para qué mentir, lo soy.

Estúpido play list, no se que demonios escuchar, pasos, estúpidos pasos, los escucho cada vez mas cerca, ¡Maldita sea! ¿Qué hago? A esta altura ya estoy temblando del miedo.

Y escucho un “Tranquila, soy yo” de los nervios no reconocí aquella voz, supe que era Marta cuando se acercó.

― ¿Qué haces acá? ―Preguntó con dos signos de interrogación en su par de ojos cafés-

― Vine a fumar. ―Respondí con el corazón aún acelerado mientras hacía el gesto de “cállate”

Estúpida Marta casi me da un infarto, porqué simplemente no me habló en la habitación, no, tenía que seguirme y asustarme, al punto de que casi me hago pis encima, y por supuesto que ella no se enteraría de eso, por eso le respondí de la manera más “calmada” que pude.

― ¿Qué vas a fumar? ―Preguntó curiosa una vez más,  ¿Acaso no es obvio? Por supuesto que si, ya que el café de sus ojos se ilumino.

― Marihuana ¿Quieres? ―Conozco la respuesta, pregunté por mera formalidad y por ver sus reacciones, Marta es una chica expresiva.

― Eso no se pregunta, por supuesto que si, tengo dos largas semanas sin saber lo que es sentir Ganjah en mis pulmones. ―Dijo con desespero, cosa que me causó mucha risa.

― Relaja la raja, tengo suficiente para las dos. ―Expresé entre risas.

Marta me fulminó con la mirada y me dio un golpecito con el codo mientras decía “Oye”. Ante eso solo pude reír nuevamente.

Aún riéndome me senté en el suelo, el pasto pica un poco pero que tanto, saqué el papel, la marihuana y empecé a preparar el porro. Ya va, un momento. ¿Qué demonios hace ella aquí?

― ¿Puedo preguntarte algo? ―Ataqué cortante.

― Tú me estas invitando Laura,  puedes preguntar lo que quieras. ―Respondió calmada y poso sus ojos en los míos.

Su respuesta fue tan extraña y sumisa me dejó un poco confundida. Fuese al revés y ya me hubiese ido.

― ¿Por qué me seguiste? ―Suavice mi tono de voz. Me miró directo a los ojos y sonrió

No quería tratar mal a Marta, y ver su mirada aún más rota, prefiero verla sonreír, con ese par de hoyuelos.

― Primero confieso que mientras dormías a la tarde, cuando yo llegue la bolsa de marihuana se había salido del bolsillo del suéter así que la guarde, con respecto a lo otro, simplemente es que La luz del baño me pega de frente así que me desperté, mas fingí dormir para ver lo que hacías Al ver qué te pusiste el suéter y salías, decidí seguirte para ver si me invitabas. ―Agacho la mirada con pena.

Uao, ella pudo haberse quedado con mi hierba, y yo ni siquiera me hubiese dado cuenta, sin embargo no lo hizo, me cae bien está chica.

― Tranquila Marta, que no te de pena, cuando yo tenga te daré y viceversa, solo tenemos que ser cuidadosas.

Ya que si me echan de este lugar me tocara dormir en la plaza...

Pensé que no me llevarían al convento, no los creí capaces, sin embargo acá estoy, a punto de fumar marihuana en las “santas instalaciones” Así que también pueden ser capaces de dejarme sin hogar, y creo que esa sería mi recompensa por ser una hija tan ejemplar, nótese el sarcasmo

― Ya tengo poco más de seis meses acá, se andar con cuidado, así será. ―Habló Marta con mucha seguridad, sacándome del trance.

Primer día y ya había encontrado una aliada, y lo mejor esta en mi habitación, Marta es lo único medianamente bueno que me ha sucedido en las últimas setenta y dos horas.

Termine de armar los dos porros, aunque Marta me cae bien, no la conozco lo suficiente para fumar del mismo tabaco, se lo doy, lo sujeta con su pulgar e índice y lo lleva a su boca, saco el encendedor de mi bolsillo y enciendo el suyo, para después encender el mío.

Una bocanada, la aguanto en mis pulmones lo más que puedo, otra bocanada, repito lo mismo, ¡SI! Esto era lo que necesitaba, mis músculos empiezan a entrar en un estado de relajación, es terapéutico, como si el humo se llevara tus problemas.

Creo que hay lagrimas por las mejillas de Marta, espero que no le de una mala nota, y mucho menos una pálida.

― ¿Hey, estás llorando? ―No pude evitar acariciar su rostro.

Cuando poso sus ojos en los mío me di cuenta que gritaban de dolor.

― ¿Acaso no me ves? Soy inútil, llevo seis meses en el internado y aunque me esfuerce me sigo sintiendo cómo basura, solo llegue a esté lugar a enamorarme de ella y saber que jamás me corresponderá. ―Susurró tan bajo que a penas la alcance a oír.

La nota le pego fuerte, seguro tenía más de dos semanas sin fumar. Oh tenía demasiadas ganas de dejarse ir, a veces me pasa.

― ¿Lo dices por Luzbel? ―Subió la mirada y me quedo viendo sorpresa.

― ¿Tan obvia soy? ―Preguntó secando las lagrimas con su ante brazo, y me di cuenta que tiene unas cicatrices de hojillas en su pálida piel, aunque no pude detallar bien porqué enseguida bajó el brazo, cosa que me hizo sentir algo extraño en el estomago ¿A que punto debes llegar para hacerte daño físico?

― Realmente no, solo que yo soy muy detallista, me percate que tú mirada es vacía, sin embargo cuando te vi mirándola a ella tus ojos se iluminaron, así que llegue a la conclusión de que sentías algo por ella, pero es más fuerte de lo que pensé, estás hablando de ella en medio de una nota. ―Dije con sinceridad. Para después inhalar más hierba.

Se echo a reír y yo quede con cara de poker, no entiendo el motivo de su risa, hace menos de nada estaba llorando, pero fue inevitable no reír yo también al cabo de unos segundos. ¡La nota! Ahora todo tiene sentido.

Después de reírnos como focas drogadas, Pasamos largo rato en silencio, uno agradable, vi unos cuantos rayos del sol filtrarse a través de mi escondite, así que pude detallarlo con más atención.

Es lindo el espacio, son cuatro árboles entrelazados entre si que crean como una especie de refugio, realmente hermoso.

Ya se había disipado el efecto minutos atrás, vi a Marta y le pregunté ¿te parece si nos vamos?

― No me parece, nos tenemos que ir, ya faltan treinta minutos para las seis, y a las seis pasan las hermanas haciendo revisión y despertando, porqué a las siete todas tenemos que estar desayunando. ―Expresó un tanto nerviosa, se nota que no quiere un castigo y yo tampoco.

― Bueno seamos sigilosas, seamos gatos. ―Maúlle y me lamí las manos. ¡Okay! ¿De donde salió eso?

A Marta se le escapo una leve risilla, ladeo la cabeza y dijo: ― Si, por supuesto. ―Comenzó a caminar a hurtadillas tarareando el famoso “Taran-Taran” De -la Pantera Rosa-.

Suelto la risa, y ella más atrás, ella está un poco loca, bueno yo no me quedo atrás, cada vez me cae mejor la chica de mirada rota.

― Bueno ya, andando. ―Mi risa dio paso a una mirada seria. Marta solo asintió.

Nos pusimos en marcha, atravesamos el campo en completo silencio, y por un momento recordé una de las muchas locuras vividas con Andre y no pude evitar sentirme un poco afligida, pero la adrenalina tapo ese sentimiento casi por completo.

No nos convenía hacer ningún tipo de ruido, llegamos a la habitación quince minutos después, no había nadie por allí, así que nadie se dio cuenta, nos metimos en nuestras camas y fingimos estar dormidas.

A las seis exactamente estaba una de las hermanas en la puerta cantando el “Ave María” a todo pulmón esto si era raro, en mi casa me despertaba el ruidoso despertador, acá me despierta una monja con el “Ave María” Es ridículo, sin intención de ofender.

“Despertamos” la única que despertó fue Luzbel, y con una sonrisa en el rostro, su “bondad” me da dolor en los ovarios.

Marta y Luzbel empezaron a rezar el padre nuestro en voz alta, me perdí por unos instantes ¿Por qué nadie me advirtió sobre eso? Bueno en fin.

― Líbranos del mal, amén.

El mal y el bien van de la mano, el uno no existe sin el otro, osea que si nos libra del mal, automáticamente nos libra del bien, por lo que pienso que esa frase no tiene mucho sentido, ¿De dónde salió eso? ¡Qué profundidad! O quizás yo estoy loca y la marihuana me afectó, si, es eso.

― Otro día mas a tu orden mi señor, bendice ha estas criaturas que merecen tu misericordia divina aleja sus pensamientos de todo demonio que quiera desobedecerte y hacer el mal. ―Oraba tan bajo que parecían susurros.

Sor quien sabe que habla cómo si viviese en una realidad sub alterna llena de peligro, violencia, hambre, corrupción, ah esperen, no es sub alterna, es nuestra realidad.

Me perdí la mitad del discurso, realmente a mi cerebro le interesa mas la sensibilidad de un pepino que el discurso de Sor chalala.

“Amen” Finalizó con las manos en alto, y un poco de sudor recorriendo su acalorado rostro.

Dijimos un “amen” al unísono aunque el único que fue sincero fue el de ¿adivinaron? Si, efectivamente fue el de Luzbel.

Estoy pensando en todo este cambio tan brusco mientras termino de ponerme el asqueroso uniforme.

―Bueno chicas yo me retiro, dense prisa  si no quieren llegar tarde. ―Nos advirtió Luzbel.

― No entiendo como has podido soportarla tanto tiempo, tanta bondad y amabilidad me enferma. ―Hablé con aborrecimiento.

No es que tenga algo en su contra  si no que me cuesta confiar en ella.

― Y a mi me calma…  ―Suspiró  sacándome del trance mental.

Me da cosa con ella, estoy segura de que Luzbel lo sabe hasta un ciego podría notar, pero algo me dice que Marta no le es tan “indiferente.” No respondí, preferí callar antes de hacerla sentir mal.

Hubo un silencio profundo e incomodo, salimos, y yo solo la seguía porque no sabía donde estaba el famoso comedor.

Llegamos y he de decir que es hermoso y gigante, el techo esta lleno de vitrales por donde traspasa la luz del Sol que combinado con los colores da un toque ¿Mágico? Algo así.

Son alrededor de cuarenta mesas como de cuatro metros de largo por uno y medio de ancho cada una de color negro, creo que todas forman una figura.

Por lo que estoy viendo, intuyo que los alumnos cambian de mesa cada año, ya que cada una tiene una inscripción, así que supongo que cada mesa equivale a una sección, aparte de que en cada una caben cómodamente veinte alumnas, que es el número correspondiente por aula, lo que capta mi atención es que en el centro hay cinco mesas blancas y una dorada. Y siento que mi cerebro explotara de todas las conclusiones que he hecho.

Sigo a Marta hacia una de las mesas, me siento justo a su lado, muero de curiosidad. »Que novedad« Que viva el sarcasmo…

― ¿Qué significan las mesas blancas? ―Murmuré en su oído y ella dio un leve brinco.

― En el último año las estudiantes se sientan en las mesas blancas, y los veinte mejores promedios en la dorada. ―Comentó mientras servían el desayuno en nuestra mesa.

Al ver que no le respondí se dedico a su desayuno y volcó su vista hacia la mesa y lo que se encontraba en está.

Es bastante comida, esto si que es un buen desayuno, hay frutas, huevos revueltos, salchicha, pan tostado y leche.

Me sirvo un poco de cada cosa, doy unos vistazos al comedor, mi cabeza parece el aspa de un ventilador. Mi vista se va a lo que capta su atención, la popular mesa dorada, creo ver un rostro conocido, devuelvo la vista, miro con suma atención. ¿Adivinaron quién está en la mesa dorada? ¡Si! Luzbel.

Y como si Marta leyera mis pensamientos, o quizás me estaba observando con la misma atención con la que yo observo la famosa mesa.

― Luzbel, es muy aplicada,  se ha sentado desde primer año en la mesa dorada, es el tercer mejor promedio de todo el instituto, después de Georgia y Tabitha, Georgia es la rubia sentada al lado izquierdo de Bel, y Tabitha es la castaña que está a su lado derecho ―Relató mientras llevaba un pedazo de manzana a sus gruesos labios―.

― Dentro de poco Luzbel volverá a la habitación con ellas y a la compañera provisional que le colocaron a Geo y Tabi la mandaran a nuestra habitación. ―Soltó un pesado suspiro―. Si ganan en la competencia interna de decatlón, para ir a las regionales, cosa que se que harán, han ganado las nacionales por dos años consecutivos, las regionales desde hace tres, y la interna  desde que entraron en primer año. ―Sus ojos brillaron orgullosos―. Así que tendré la compañía de Bel solo por unos días  más.

Ahora entiendo porqué lloro, si de por si no tenía posibilidad, con esto ahora muchísimo menos. ¿O si?

Aunque suene cruel no se si tendría oportunidad con Luzbel, no porqué Marta fuese fea, al contrario, es muy linda, ojos tristes color cafés, cabello muy largo marrón oscuro, bajita, delgada, y con un tono de piel blanco casi pálido, de pestañas largas, labios gruesos, y hermosa sonrisa.

Luzbel tampoco es fea, morena como el chocolate con leche, buen cuerpo, cabello color azabache por los hombros, labios delgados, y unos intensos ojos verde claro.

El problema es la religión, bueno, no exactamente la  religión, Luzbel no sería capaz de traicionar la religión que tanto ama, la homosexualidad es un pecado, ella no es capaz de pecar, o eso creo yo.

Estoy casi segura de que a Luzbel le atrae Marta, se le nota en la mirada, y eso que llevo menos de veinticuatro horas acá,  ¡Aff! las voy a ayudar solo para probar que tengo razón.

Cuando “Bel” se vaya de la habitación será mas fácil tener a Marta para mi, no por nada en especial solo que a veces mi cuerpo es más sexo que sangre, y Marta no está mal, no hay hombres acá y se que ella estará dispuesta, sonara creído, pero no creo que se me resista o ¿Si?

Aunque que no estoy nada mal, tengo el cabello castaño claro, soy piel clara, labios gruesos, rasgos finos, no tengo un cuerpo súper sensual, pero mi cintura y mi abdomen se han llevado muchas miradas, y mis “ojos de muñeca” es que mis ojos no parecen reales, son grandes, con pestañas súper largas y de un intenso color gris.

Vuelvo de mis pensamientos solo por escuchar que Marta aún hablaba del trío, ¿Es en serio Marta?

― Te ayudare a que le des al menos un beso a Luzbel antes de que se cambie. ―Arrojé esa bomba y busque de inmediato sus ojos para ver su reacción.

―Abrió los ojos como plato― ¿E-e-en Serio? ―Titubeó acabo de tener una sensación muy extraña con respecto a sus palabras, fue una combinación de ternura y lastima.

― Muy en serio, soy buena convenciendo a las personas, o eso es lo que se decía de mí en mi antiguo colegio. ―Arrastré las últimas palabras.

Mi corazón comenzó a latir lento y mi estomago a anudarse, por supuesto que me había dolido dejar todo atrás, mis “amigos” Jhon que era mi intento de novio por llamarlo de alguna forma, ya que después del incidente en la sala con mis padres no me volvió a escribir, de todas formas me da igual, a fin de cuentas no es que el me importara mucho que digamos.

Mi habitación, mi ciudad, mi, mi familia, inmediatamente sentí una punzada en el centro de mi pecho, mi familia, me duele pensar que están mejor sin mi.

― Bueno si pudieras hacerlo de verdad que  te estaría totalmente agradecida. ―Sus ojos brillaban y su rostro estaba levemente sonrosado.

― No te preocupes cariño. ―Expresé con dulzura.

¿Cariño? Bueno, ya lo dije, y no veo que le haya molestado, solo se sorprendió un poco, pero hasta allí, mas nada.

Semanas atrás no hubiese si quiera imaginado que estaría tan lejos de casa, en un lugar completamente extraño y lleno de personas desconocidas, pero así es la vida. ¿Me arrepiento? No, no podría arrepentirme de lo que he hecho, pero eso no hace que me sienta mejor conmigo misma, trato de poner la mente en blanco, no pensar, no pensar…

Sentí a Marta tocarme el hombro, voltee a verla y me hizo un gesto con la cabeza en señal que era hora de irnos.

Pasamos el día en clases, me toco presentarme con cada profesora, Si, tampoco hay profesores, esta es una institución libre de testosterona, ya tenía tarea acumulada y amablemente Luzbel se ofreció a ayudarme, era realmente sorprendente que fuera así de buena, si, ya lo se, soy súper desconfiada.

Sin darnos cuenta ya volvíamos de la cena rumbo a la habitación.

― Martica, esté sábado son las internas después de medio día así que probablemente el próximo Lunes ya no estemos en la misma habitación. ―Podía jurar que había cierta melancolía en su voz, pero no estaba segura, así que simplemente fingí que no existía.

Voltee a ver los ojos de Marta, Uao son un poema, literalmente, y se han puesto un poco mas claros.

― Me alegra tanto Bel, por fin estarás con Geo y Tabi cómo antes.

A  pesar del infierno que habita en sus ojos en este momento, el cual Luzbel finge no darse cuenta, sus palabras salieron con tanta serenidad que de no haber visto sus ojos juraría que le daba exactamente lo mismo.

Luzbel dio un largo suspiro antes de abrazar a su “Martica” y decirle gracias.

Cada quien se acostó en su cama y comenzamos a revisar nuestros teléfonos, estaba en youtube viendo un video de “Lana del Rey” y siento mi celular vibrar. Era un mensaje, al bajar la pantalla con mi dedo me di cuenta que era Marta preguntándome si me había quedado ganjah.

▬ Si ¿Por qué? Enviado a las 9:01 pm

Aún me queda para un mes entero, había traído en la maleta también, ya que no tenía idea de cuanto tiempo pasaría encontrando a alguien que me la facilitara, espero sea antes del mes.

▬ Me da pena pedirte x.x no quiero que pienses que soy una aprovechada ni mucho menos :c, pero de verdad me siento muy mal, y creo que una buena fachada en tú compañía podría ayudarme... Recibido a las 9:03 pm

▬ Tranquila, pondré una alarma para las tres cincuenta de la mañana, haz lo mismo, la que se despierte primero, despierta a la otra ¿Vale? No eres ninguna aprovechadora -.-‘ ni te veo de esa forma. Enviado a las 9:05 pm

▬ Esta bien Lau, muchas gracias -´. Cuando yo compre será mi turno de invitarte. Recibido a las 9:06 pm

▬ Más te vale ._.’ , bueno dormiré, hasta las tres, Mar :-Enviado a las 9:07 pm*

Nunca usaría el “Martica” demasiado empalagoso y cursi.

▬ Hasta las 3 Lau♥… Recibido a las 9:07 pm

Eso, Lau… No Laurita, espero que Luzbel no le agregue el “ita” a mi nombre…

♥♥♥

No se en que momento me quede dormida, me desperté, vi la hora, tres cuarenta y cinco ¿Cómo despierto a Marta?

Me baje de mi cama con sumo cuidado, y con esa misma delicadeza me introduje en la cama de ella, me metí entre las sabanas.

Se ve tan relajada y hermosa. Sacudo la cabeza, concéntrate Laura, ¿Qué? En menos de un minuto me tenía abrazada, había puesto su cabeza en mi pecho y su pierna encima de la mía. ¿Y ahora, que hago? Empecé a acariciar su mejilla lentamente con el brazo que me quedaba libre. Marta comenzó a moverse al mismo tiempo que se formaba una enorme sonrisa en su rostro.

― Marta, despierta, despierta. ―Dije estremeciéndola un poco.

― ¿Laura? ―Pego un brinco, su pecho subía y bajaba, al ritmo de su agitada respiración.

― Cállate. ―Instintivamente le tape la boca.

― Lo, lo, lo lamento. ―Agachó la cabeza. ¿Qué pasa con ella? Se disculpa por unas cosas…

― Tranquila Marta, solo termina de levantarte para irnos, no hay tiempo que perder. ¿Si? ―Expresé dulcemente.

Una sonrisa se formo en su rostro, que no pude apreciar bien por la oscuridad.

Me levante de la cama, metí mis pies en mis pantuflas de -Jack Skeleton- Si, me gusta mucho esa película… ¿Y ese estruendo? Voltee hacia donde se escuchó el golpe, Marta estaba en el suelo… ¿Es en serio?

― ¿Estás bien? ―¿Se puede ser más torpe? Lo dudo.

― No te preocupes, estoy bien. ―Respondió sobando su rodilla.

Que suerte que Sor Luzbel tenga el sueño pesado y profundo, porque no se que inventaría para que nos dejase marchar.

― Apresúrate Mar, que de verdad no quiero que So, Luzbel se de cuenta. ―Oh mierda, casi lo digo en sus narices.

― Lau, Bel duerme con tapa oídos, odia los ruidos al dormir.

Marta cogió su suéter color turquesa, mi color favorito, mío, mío y solo mío… Y nos largamos a nuestro rincón secreto, bueno espero que más nadie frecuente el lugar, sería decepcionante tener que compartirlo.

― Por fin.  ―Exclamé lanzándome al suelo, amo este lugar de verdad.

― ¿Te gusta mucho eh? Tus diminutos ojos se iluminaron al llegar acá. ―Expresó haciendo énfasis en “diminutos”

― Me encanta, no se, me da paz. ―Opiné tranquilamente, ignorando por completo el comentario acerca de mis ojos.

― Entiendo completamente tu sentimiento. ―Dijo sentándose en el verde pasto.

― ¿Cómo te sientes? ―Tiene los ojos levemente rojos, no se si por no haber dormido bien, o por haber llorado.

― Por más que me intrigue saber que pasará cuando ella no esté en la habitación y que ahora estás tú, que me caes súper bien, no se como haré para no volverme loca. ―Sus palabras fueron dichas suavemente.

―Yo soy lo máximo, pero por supuesto que te volverás loca, tengo el súper poder de volver locos a todos, si, soy genial, lo se. ―Sonreí y le guiñé el ojo, ella me sonrío devuelta, bajo su mirada la cual se perdió en el pasto.

Comencé a sacar las cosas para preparar el tabaco, pero está vez me traje la pipa, dos coletas, enjuague bucal y gel antibacterial no quiero que se note el hedor a marihuana.

― Em, Lau… Yo quiero prepararlo esta vez, si, si no es molestia claro. ―Titubeó levemente mientras jugaba nerviosamente con sus manos, esa imagen agregando los mechones de cabello que caían por su rostro, me pareció tierna.

― No seas boba Mar, no es molestia. ―Dije tendiéndole las cosas.

― ¿Y esas cosas? ―Preguntó al ver lo que estaba en el bolso que había traído conmigo.

― Cosas para quitar el mal olor, y por cierto ten. ―Cogí la coleta del bolso y estire mis manos para dársela, cuando estiro su mano pude notar que tiene una cicatriz un poco fea en el centro de la palma.

― Gracias.

Se dio cuenta de mi mirada e inmediatamente cerro la mano y la llevo a sus piernas, ese gesto se me hizo raro, supongo que no quiere hablar de eso.

Fumamos en calma, cada una en su propio espacio, hablando tonteras, que si su color favorito es el magenta, que si el mío es el turquesa, ella tiene gustos un poco extraños, odia el electro/pop, al contrario de mí que es exactamente lo opuesto, no le gusta la tv, prefiere los libros, yo agarro un libro y no he leído entera la primera pagina cuando ya estoy dormida, pero puedo pasar horas enteras viendo programas sin sentido en la tv,  le da asco el helado de chocolate.

¿A quién en su sano juicio le da asco el helado de chocolate? Si, solo a ella, hasta ahora lo único que se que tenemos en común, es la habitación, y la marihuana.

Nos devolvimos a eso de quince para las seis, llegamos sin ningún tipo de inconveniente, nos metimos en las sabanas y a esperar que llegaran a cantar el ave maría, y esas cosas.

Solo pasaron unos segundos cuando se abrió la puerta y allí estaba Sor Chalala con su “Ave María”…

Un momento si Luzbel duerme con tapa oídos ¿Cómo demonios se despierta con el canto espeluznante de Sor chalala?

En lo que Sor Teresa, así se llama se fue agarré mi toalla y me fui directo a darme una ducha, lo necesitaba con mi vida, después de quitar los pecados de mi cuerpo, salí me vestí, estúpido uniforme, es verdaderamente horrible. Marta también esta casi lista, es impresionante lo rápido que se baña y arregla esa mujer, Luzbel sale del baño con el agua resbalando por sus morenos hombros.

― Chicas necesito hablar con ustedes.

― ¿Qué sucede Bel? ―Preguntó una preocupada Marta, yo no agregue nada, solo espere la respuesta en silencio.

― Me iré el lunes de la habitación, y yo quería…Es que, no quiero que piensen mal, es solo que. ―¿Qué? No entiendo nada a Luzbel  se le traba la lengua, agita sus manos, y mira de aquí a allá.

― Tranquilízate, ¿qué quieres? ―Mis palabras parecieron resonar en la mente de Luzbel, que nos veía de forma inquietante.

― Es que yo quiero tomar con ustedes dos el sábado antes de irme. ―Gritó cerrando los ojos…

¿Luzbel? ¿Tomar? ¿Qué?

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Buenas Tardes/Noches/Días…

¿Qué les pareció? ¿Les gustó? »Espero que si« Cruzando dedos

Si les gustó el primer cap ¿Qué esperan para leer el segundo cap ahora mismo?

El segundo cap se encuentra ya disponible en Wattpad , pueden buscarla cómo: Laura y Marta . Usuario: Anthuan23

Espero verlos por allá…

Pronto se viene el cap 5 del sótano.

Recuerden que pueden escribirme a través de mi correo; anthuanbarco@gmail.com

¡Gracias por el apoyo! Les mando muchísimos besos psicológicos desde Venezuela.