Laura, un angel de pelo negro

De cómo fue en mi vida una noche con ella.

Antes de que lo lean, me gustaría invitarles a opinar y a decirme cuál es su opinion de mi primer relato erótico, pues escribo en varias publicaciones, pero no de este tema. Les agradezco la sinceridad.

Aquí va el relato:

Laura, un angel de pelo negro

Sobre la una de la madrugada me descubrí mirando los encantos de Laura.

Una mujer joven, morena, de ojos vivos, con una fuerza arrebatadora en la mirada, de esas mujeres que tienes que mirar, no por lo tremendamente guapa, que también, sino por el atractivo magnetismo que emiten. Unas piernas largas, bien formadas, sujetaban el tronco, que era el paraíso, dos pechos lo suficientemente grandes como para no poder cogerlos con una sola mano, pero tampoco enormes, erguidos, eniestos, como verdaderas obras de arte que luchan contra la gravedad. Los ojos, color miel, llenaban una cara divina. El pelo lamía su piel a cada movimiento.

Era, en definitiva, un angel con pelo negro.

Nos habíamos conocido meses atras, era la novia de un amigo, y cuando éste decidió marchar la dejo a mi cargo, porque seguro que tú no me fallas, decía. Cuando Raul, que así se llamaba mi amigo, decidió marchar, me dijo que le hiciera un hueco en mi habitación a su novia, que se quedaba conmigo esa noche.

La acomodé, pues, en mi habitación, que no era muy grande, pero estaba bien aprovechada, y mi cama, al ser de matrimonio, permitía con facilidad la permanencia de Laura en mi habitación.

Era una mujer verdaderamente atractiva.

Cuando nos íbamos a acostar tras charlar un rato, me pidió que le dijera donde estaba el servicio, para cambiarse, y ponerse más cómoda.

Blanco me quedé cuando la vi entrar de nuevo en mi habitación con su ropa colgando del brazo derecho, y apenas una camisetita que cubría su escasa ropa interior.

Al acostarnos, puso su culo bien cerca de mi costado, tocándolo a propósito, y me dio las buenas noches. Cuando supe que se había dormido, me separé un poco y empecé a admirar en la oscuridad las formas redondeadas y firmes de Laura.

Empecé a imaginar que fuera mi novia, y no la de Raul… Estaba buenísima… Se giró bruscamente y se topó de lleno con mi mano en su cara, pues estaba acariciando su pelo, se despertó y me miró con cariño, como quien mira a un hermano.

No esperé más, y la besé, a riesgo de que me diera una bofetada, la besé

Noté como su lengua se paseaba por mis labios con una ternura inexplicable, como dándome su alma en cada pasada, la mojada lengua de Laura me recorría la boca, y me invitaba a hacer lo mismo con la suya… Ese licor demencial que era su saliva era vida, sus manos empezaron a acariciar mis hombros, acompañando a cada caricia un arañazo suave, pero lo justo para que lo notase. Me besaba con un hambre de hombre que no era normal, me lamía, me hacía sentir suyo, y de pronto me dijo que jamás Raul había dejado que mirara a otros hombres, pero que sentía desde hacía tiempo que lo que más le apetecía a ella era montárselo con varios a la vez.

Aún entre besos le dije que me haría muy feliz si me dejaba follarla, si me dejaba penetrarla de forma adusta y salvaje, como animales, me respondió que sí

Con ese sí dio rienda suelta a mi frenesí sexual, y mis manos se volvieron locas en un cuerpo como aquel. El sudor acumulado en nuestros besos hacía resbalar la sensación de culpa que ambos habíamos tenido en el primer contacto.

Seguíamos besándonos, cada vez más salvajes, cada vez más animales, ya estábamos desnudos del todo y mi boca empezó a recorrer su cuerpo, su cuello, lo lamía con pasión, con detalle, lo besaba, notaba como mi propia saliva hacía pequeños surcos en su piel, sus manos, mientras me recorrían la espalda, al tiempo que la oía respirar salvajemente. De su cuello pasé a sus pechos, tersos, duros, firmes soportaban cada uno de mis lametones, esos pequeños pezones se hacían a cada pasada un poco más grandes, y oscurecían

Volví a su boca, con pasión, la mordía, era mordido, sentía que habíamos perido el control, ambos éramos puros animales en celo

Una de sus manos me guío hasta su coño, que noté húmedo y rasurado, se aprestó a introducir en el uno de mis dedos y llevarselo luego a la boca, yo la dejaba hacer, mirando, como quien mira a un artista

"Come de mi" dijo

En el camino de su boca a su coño, paré en sus pechos, en su ombligo, en su ingle, en el lateral de su torso, lamiendo cada centímetro de su piel suave… Me descubrí entre sus piernas, lamiendo suavemente, y a golpes la parte exterior, haciendola sufrir, apenas rozando con mi lengua sus labios… Una de mis manos acariciaba sus pechos, saboreando su belleza, y la otra hacía de guía para mi lengua en su coño, jugaba con su clítoris, y mis dedos, mientras le introducía la lengua en el coño, me llenaba de Laura, de su sabor, cambiaba la postura, ahora era mi lengua, mi boca toda, la qe jugaba con su clítoris, y mis dedos peleaban por entrar en ella, logré con facilidad meterle cuatro de una, notando su enorme lubricación, y mientras le lamía el coño seguía con el juego del mete saca con los deditos

Saqué al fin, tras varios minutos, mis dedos, húmedos y forrados en su jugo, y se los dí a probar, cosa que la puso realmente a cien, noté cómo se comía su propio éxtasis, lamía de forma incontrolada mis cuiatro dedos, que minutos antes estaban en su coño.

Sentí que debía besarla, hacerme partícipe del festival de su orgasmo, y así lo hice, la besé y le lamí la lengua una y otra vez hasta que noté que me pedía más, mientras con mi mano volvía a acariciar su clítoris

"Penétrame ya…"

Y así lo hice, contando con su ayuda, que abrió sus piernas como nunca a nadie he visto hacer, y la penetré de forma salvaje, como todo lo que estaba pasando esa noche

Tras varios minutos de follarla sentí que me iba a correr, y tuve la intención de sacarla, pero ella no me dejó, me pidió que siguiera, que estaba a punto de conseguir correrse por cuarta vez, que no parara de metersela, y que lo hicera aún más duro, que la sentía dentro de ella, que necesitaba sentir en su coño mi polla, que la hacía sentir viva…Y seguí follándola, intentando aguantar, porque lo que me apetecía realmente era acabar en su boca, y así seguí, follándola con desespero, mientras ella lograba su cuarto orgasmo, dedicandome su cuerpo arqueado como una gata en celo

"me voy a correr en tu boca, Laura, es lo que más me apetece, así que preparate para tragartelo todo…"

La saqué de su cuerpo, y invité a Laura a comermela… Dios, qué mamada, cómo sabía usar su lengua. Rodeaba mi capullo a cada pasada, mientras engullía con ansia toda mi polla, con una de sus manos me acariciaba los huevos, y la otra me metía dos dedos en la boca, lamía mi rabo como una auténtica experta, disfrutando de cada lamida, sentía que no iba a tardar mucho en correrme, y ella debió sentirlo también porque su mamada se hizo aún más intensa, apretó más la mano, y su lengua paseaba más rápido por mi capullo dentro de su boca, me estaba dejando la polla absolutamente baboseada, pero me daba lo mismo, era la mejor mamada de mi vida

Y acabé en su boca, y Laura pareció no sentirlo, siguió chupando, como si nada, limpiándome y haciendo jueguecitos entre su lengua y mi polla… Se lo tragó todo, y cuando hube perdido la erección, me dijo que a la mañana querría más leche para desayunar, me dio un beso y me dijo:

"buenas noches, principe…"