Laura solo quiere a su papá

En una época anterior a la nuestra, un padre vive con su hija en una casa de campo, casi aislados y a solas. Laura se tortura imaginando que pensaría papi si descubriera que en vez de ser la niña buena que parece, es una pervertida...no sabe que le viene de familia.

Hoy Laura está enfadada con Papá, rara vez se enfada con él, pero hoy no puede ni verlo.

Está cansada, harta de que la trate como una niña pequeña, de que no la vez como ella se ve, como una mujer. Con sus 18 años se mira en el espejo y ve algo muy distinto a lo que ve su padre.

Ella es hermosa, de piel blanca como la prístina nieve, cara angelical perlada de pecas, ojos verdes y melena rojiza, larga hasta la cintura y ondulada como el mar. Su cuerpo, plenamente desarrollado, es voluptuoso y apetecible, ella lo sabe bien. Su cintura estrecha y su vientre plano, marcadas por unas caderas amplias y un trasero generoso, de nalgas prietas y redondas donde se pondrían partir almendras.

Sus pechos, aunque no muy grandes, son redondos y simétricos, de textura tierna pero firmes como rocas, sus pezones pequeños y rosados se endurecen con facilidad, y es que Laura ya no es una niña, Laura se siente mujer, Laura está en celo….

Pedro vive en celo perpetuo, pero es un hombre respetuoso y no inoportuna nunca a su hija con la frustración que le produce su abstinencia sexual. Desde que Marta, su esposa y madre de su hija, se marchase sin dejar rastro tras la estela de un hombre con tanta edad como dinero, Pedro ha vivido una vida de monje. Dedicado a sus tierras, que cultiva para el sustento y a su hija, su pequeña niñita a la que adora y consiente, pero a la que es incapaz de ver como adulta.

Laura no soporta eso, cuando baja al pueblo los chicos se apresuran a pretenderla y ella los rechaza sin miramientos, pero su padre no, su padre no la trata como la hermosa mujer que es ahora y eso pone de los nervios a Laura. No solamente por que querría tener la libertad de una mujer adulta, sino porque desde hace mucho sueña con ser el objeto de deseo de su padre. Y es que su padre lo es todo para ella, él la ha cuidado y consentido siempre, siempre ha sido la prioridad de papi y lo sabe. Al ganar edad se dio cuenta del hombre que tenía en casa y del error que había cometido su madre al dejarlos. Además, en su propia abstinencia, virgen y sin novios, puede imaginar perfectamente lo que un macho como su padre necesita después de varios años sin nadie que caliente su cama.

Se mira en el espejo, la verdad es que su  ropa que lleva no la ayuda. Es menuda y los vestidos viejos aún le valen,  sus pechos quedan escondidos bajo las amplias telas de los viejos vestidos cosidos a mano por su, ahora ausente madre. Se ciñe la ropa a la cintura realzando su figura, le gusta verse así, quizás con un lazo podría mantener la forma y así su padre se daría cuenta de que no es una niña.

Se levanta el vestido, sus piernas son hermosas, su muslos jugosos y sus rodillas perfectas, pero nunca las enseña. Papi no es especialmente conservador pero en el pueblo todos son muy beatos y la costumbre, impuesta desde generaciones, la hace vestir casi como una monja.

Papi ha salido, ha bajado al pueblo a por algunas provisiones, rara vez la deja sola y estar en casa sin papi se le hace extraño. Solo tiene intimidad por las noches, pero ahora es de día y tiene la casa para ella sola…le apetece masturbarse, hace días que no lo hace pero ya no aguanta más. En los últimos días le ha dado reparo, sobre todo porque al calentarse es la imagen de papi la que inunda su mente, pero no es su culpa. Ella no lo estaba espiando cuando lo vio aquella noche, en la penumbra de su habitación, desnudo como Adán, fiero y firme su miembro, largo y venoso entre sus grandes dedos.

Laura sintió deseos de entrar pero le aterraba hacerlo, miró, miro un buen rato como su papi del alma se masturbaba a solas y sintió pena por el… ¿cómo un macho como mi padre puede estar sin esposa? Se preguntaba cómo sería ser la mujer de papá, como sería recibir aquel enorme trozo de carne que le había dado la vida.. no lo sabía, no lo podía ni imaginar, al fin y al cabo ella no había estado con ningún hombre, aunque tenía muchos pretendientes.

Pero ninguno era bastante bueno, incluso antes de ver el enorme aparato de su padre, erecto y en todo su esplendor. Y es que su padre no solo era alto, fuerte y musculoso, con un atractivo recio y una presencia imponente, también era amable y cariñoso, muy trabajador, leal y fiel. Laura quería un hombre en su vida, pero solo si era como papi…

Piensa en eso mientras se frota la rajita sobre las bragas, mira alrededor, a su habitación. ¿De que sirve estar sola en casa si se va a masturbar como siempre sobre su cama?

Se baja la falda, le tiemblan los dedos, iba a hacer algo malo y peligroso y eso la excitaba… va a masturbarse en la habitación de papi.

Entra despacio, aún huele a él incluso con las ventanas abiertas y aireando la habitación desde por la mañana.

Toca la cama, al principio no se atreve a sentarse, pero sabe que su padre no lo notará ya que ella es quien le hace  la cama cada mañana cuando el madruga para labrar el campo.

Se baja las bragas, imaginando que su padre está allí tumbado con el rabo tieso esperando por ella. Mueve los pies para deshacerse de las braguitas y repta por la cama hasta el lugar donde su padre suele reposar. Deja caer la cara sobre la almohada y al sentir el olor de su padre siente un escalofrío que eriza los vellos de su nuca.

Lleva sus manos a su sexo, lo frota con cuidado ya que tiene una mata de pelo rizado que le cubre todo el pubis y buena parte del coñito y no quiere que le dé tirones…se pregunta si a su padre le gustaría así peludo o si lo preferiría rasurado… recuerda cuando se bañaba con su madre de pequeña y mamá lo tenía todo pelado, así que imagina que a papi le gustan sin pelitos y siente deseos de dejárselo como a papi le gusta pero le da miedo cortarse y vergüenza pedirle a papi una cuchilla..

Está mojada, el aroma a macho de papi la excitaba más de lo normal. Frotó su raja con sus dedos, masajeando su clitorcito sensible, separando sus labios genitales para frotarse bien.

No se mete los dedos, su himen está intacto y siente que le molesta, que le sobra y podría quitárselo ella solita pero no se atreve, no se anima, en parte porque lleva tiempo fantaseando con que sea papi quien la parta.

Se gira sobre la cama, se abre de piernas y baja el vestido por uno de sus hombros, su pecho al aire, turgente y con el pezón apuntando al techo, su coñito expuesto, muy caliente por tener el chocho al aire en la habitación de papá.

Quiere seguir sintiendo el aroma de papi y se tapa la cara con su almohada, está tan excitada… no deja de pensar en que en esa misma cama, hace algo más de 18 años, su padre la hizo a golpe de rabo. Con la cara tapada pierde la noción del tiempo, pero sabe que papi tardará en llegar, al menos más de lo que ella va a tardar en correrse.

Salida como una perra en celo, necesitada de rabo, le es insuficientes sus dedos y se azota el coñito peludo con toda la mano…en pleno éxtasis gime y susurra “papi rómpeme, fóllame”

Sus caderas se levantan de la cama, sus pies apuntalados en el colchón, su cuerpo se comba como el arco de un puente romano y su pubis sube y baja en golpes al aire en una fuerte corrida como no recuerda antes, el orgasmo acaba y siente remordimientos, por hacer cochinadas así, por hacerlas en la habitación de papi, por faltar a su confianza…si él se enterara, Laura se moriría de vergüenza.

Tiene que vestirse, ponerse las bragas y hacer la cama, tiene que airear la habitación para que no huela a coño, tiene que cubrir sus huellas…

-          ¿Laura? ¿Pe…pe…pero desde cuando tienes ese pedazo de COÑO?

La voz de su padre retumba en la habitación, Laura aún con la almohada en la cara siente que la sangre se le hiela, que el calor se le escapa del cuerpo…papá la ha pillado, sabe lo que es, una sucia pervertida, cochina y en celo…se muere de vergüenza y entonces lo piensa…”mi padre, mi papi…me ha visto el coño”, y tiene que morder la almohada para no correrse de nuevo, solo por la idea de ser vista por su papi.

¡¡COÑO!!, su padre lo ha llamado coño, no chochito ni tampoco bollito, que son los calificativos que papi usaba para referirse a la rajita de Laura cuando era pequeña. Pero en los últimos años papi nunca se refirió a su rajita por ningún nombre, como si no existiera y ahora…ahora lo ha reconocido, que su hija tiene coño…

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Hasta aquí la primera parte, pronto la segunda.

Es el primero que publico y he procurado hacerlo sencillo, espero que os guste.

Si alguno/a quiere ser la nena de este papi, contactadme en papirelatos@gmail.com

Espero vuestros comentarios.

Saludos!