Laura, la narcotraficante. Primera parte
Primer capítulo de la historia de Laura.
Este es el primer capítulo de la historia de Laura, la protagonista del relato, titulado: “Laura, la narcotraficante”.
Nota del autor: Recomiendo leer, primero, la descripción de Laura, para poder entender, tanto este, como el resto de capítulos, de esta historia.
Ella misma, cuenta su historia
**Días después de la muerte de Jairo, en la casa de Jairo, en La
Zagaleta**
Yo, me encontraba, anímicamente, hundida, había estado llorando, durante varios días, la muerte de Jairo, me había afectado mucho, pero, tenía que seguir adelante, ya Jairo, en varias ocasiones, me había pedido que, si él faltaba, yo me ocupara de sus negocios, así que, como tenía un importante negocio que dirigir, decidí que, me tenía que sacar un moco, y, dirigirlo.
Busqué por Internet, un abogado, que fuera experto en inversiones, para que me pudiera ayudar, con todo el entramado empresarial que, Jairo, tenía, además, iba a necesitar que me ayudase con los impuestos de Sucesiones (Nota del autor: En España, El Sistema, por vía de El Maligno, recauda un impuesto, a los herederos, de las personas que fallecen, sea cual sea la causa de la muerte), y, también, ayuda con la gestión de todos mis negocios, yo sola, no iba poder con todo.
Por supuesto, iba también a necesitar un abogado penalista, que me ayudara a encontrar, a los responsables de la muerte de Jairo, y, de encontrarlos, con los temas judiciales, que se avecinarían.
Encontré una web, de un abogado, que decía no tener límites, que aceptaba cualquier encargo, así que, le llamé por teléfono, a Alfonso, que así se llamaba el abogado.
Laura (Yo): “Hola, Alfonso, soy Laura, he visto tu web, me gustaría que nos pudiéramos reunir, en mi oficina, pues tengo un importante encargo, entre manos, me gustaría exponértelo, y, que me ayudases”
Alfonso: “Vale, Laura, no hay problema, al menos, en estudiar el caso, nos podemos ver cuando quieras y donde quieras, yo me desplazo donde sea”
Yo: “Ok, pues nos vemos, mañana a las 10, en mi oficina, te pasaré la ubicación, por
Telegram
”
Cerramos la cita, y, la llamada, acabó ahí; le mandé la ubicación de mi oficina, y, yo, seguí con lo mío, que, en esos tristes momentos, era recordar a Jairo, y, llorar.
Al día siguiente, en mi oficina
Levantarme por la mañana, algo que, apenas unos días atrás, hacía con alegría, deseando comenzar un nuevo día, para ganar más dinero que el anterior, disfrutar a tope del sexo y/o de hacer putadas a algún
sumis
@, en definitiva, disfrutar de la vida, a tope, se convertía en un casi imposible, me costaba mucho, pero, ese día, me costó un poco menos, al fin y al cabo, había decidido que, tenía que agarrar el moco con los dedos, y, disfrutar de su sabor, aunque, tuviera que ser, sin la compañía de Jairo.
Me duché, me vestí, por supuesto, de negro riguroso, pero, con unos leggins de cuero, que me hacían un culazo, maravilloso, y, en el coche, con máxima protección, me fui hasta la oficina
A las 09:30, ya estaba en la oficina, resolviendo asuntos urgentes, y, esperando a que la cita con Alfonso, el abogado que me iba a ayudar a resolver muchos problemas, llegara, para contarle todo el caso.
Mi esclava sumisa personal, siempre iba conmigo, cuando estoy en la oficina, la dejo, aparcada, por la oficina, por mi despacho, siempre va completamente desnuda, salvo en las salidas, momentos en los que debe usar un abrigo, sin nada debajo, y, también, va siempre a ciegas, con un antifaz, que tapa los parches que lleva, de forma permanente, en los ojos.
A las 09:55, me avisaron desde recepción que, Alfonso, la visita que esperaba, ya estaba en mi oficina, así que, salí de mi despacho, para recibirle, de forma educada.
Al llegar a recepción, vi a Alfonso, por primera vez, un hombre, de unos 30 años, con traje, pero, sin corbata, bastante elegante, que, al verme, sonrió, tímidamente.
Nos saludamos, y, le indiqué, a Alfonso, el camino a mi despacho.
Ya en mi despacho, nos sentamos en un sofá, de piel negra, que tengo ahí, para visitas, especiales, y, en el que, mi esclava personal, me come el coño, entre otras cosas, cuando se lo ordeno.
Comencé la conversación, explicándole, un poco, la situación:
Yo: “Alfonso, supongo que estarás informado, hace unos días, hubo un atentado, contra mi jefe, y, murió, por eso, necesito tu ayuda, sobre todo, a nivel jurídico”
Alfonso: “Entiendo que, tu jefe, era Jairo, el narcotraficante que fue asesinado con el coche bomba... Sí, por supuesto, vaya tragedia, realmente, lo siento, ahora entiendo, tu cara de pena”
Yo, me quedé un poco sorprendida, aunque, supuse que, después de tanto llorar, se me notaba en la cara, que, algo, no iba del todo bien.
Yo: “¿Qué pasos hay que dar, para poder dejar, cuanto antes, todo en orden?”
Alfonso: “Lo primero, el testamento, habrá que buscar una copia, es un trámite sencillo, cuando sepamos su contenido, pues, podré actuar, en cualquier caso, cuenta conmigo, para lo que necesites, también, a nivel personal”
Yo, me alegré de poder contar con Alfonso, aunque, en ese momento, no tenía ganas de nada, me empecé a dar cuenta de que, si me comportaba, podría tener, en Alfonso, a un gran apoyo, también, a nivel emocional, y, eso, me reconfortaba.
Nos despedimos ahí, pero, Alfonso, me dio su número, privado, para que, pudiéramos hablar por
o
Telegram
, si yo lo necesitaba.
Días después, de ese primer encuentro
No había tenido noticias de Alfonso, ya empezaba a estar, algo preocupada...
Estaba en la casa de La
Zagaleta
, ya algo mejor de ánimo, aunque, aún me costaba, volver a la normalidad, el golpe, había sido fuerte, cuando, me sonó el móvil, era Alfonso, me estaba llamando por teléfono, así que, tomé la llamada.
Alfonso: “Hola, Laura, me gustaría que nos viéramos en persona, ya tengo una copia, del testamento de Jairo, y, tengo noticias, muy importantes, que me gustaría contarte”
Yo: “Vale, pues, ve a mi oficina, cuando quieras, yo, te espero ahí, y, hablamos”
Agarré el coche, con la Seguridad, como siempre, delante y detrás, tratando de evitar, que yo, fuera la siguiente en morir, y, fui hasta mi oficina, en la que, Alfonso, ya, me
estaba esperando, cuando yo llegué.
Pasamos a mi despacho, nos sentamos en el sofá, y, Alfonso, comenzó a hablar:
Alfonso: “Bueno, me alegra que estés sentada, porque, la noticia que te tengo, te va a dejar, helada; en el testamento, Jairo, te lo deja todo a ti, así que, eres su única heredera, de toda su fortuna, negocios, propiedades... de todo. Enhorabuena, Laura”
Yo: “En realidad, lo sospechaba, pues, al no tener ninguna familia, ni en España, ni en Colombia, no era, del todo raro, que me lo dejara todo, teniendo en cuenta, además, la relación Ama-sumiso que manteníamos”
Alfonso, no se sorprendió, al oírme hablar de BDSM...
Alfonso: “No sabía que te gustara el BDSM, a mí también, pero, los dos, somos Amos, va a ser algo difícil, que hagamos algo, juntos”
Yo: “Bueno, tranquilo, Alfonso, algo habrá, que podamos hacer” (Dije yo, sonriendo, era, la primera vez que, pensaba en algo realmente sexual, desde que pasó todo esto)
Alfonso, me ofreció, ir a celebrar, la noticia, de mi herencia, así que yo, considerando que, me vendría muy bien, salir un poco, volver a disfrutar, aunque fuera, por la hora, con un desayuno, acepté.
Salimos de la oficina, y, fuimos a desayunar, a un bar, cercano a mi oficina, yo, en esos últimos días, apenas comía, debido a la tristeza que sentía, pero, por primera vez, sentía que volvía a recuperar, un poco, el apetito perdido.
Mientras desayunábamos, Alfonso, me pidió, que le buscara, un listado, con todas las propiedades de Jairo, para poder ponerse a trabajar en el caso.
Yo, le respondí que, para eso, era mejor, que fuera a la casa, porque, en el despacho de Jairo, estaban todos los papeles, con todas las cosas del negocio, de la organización.
**En la casa de La
Zagaleta
, con Alfonso**
Agarramos el coche, y, como siempre, la Seguridad, y, fuimos hasta La
Zagaleta
; Alfonso, no se sorprendió de que viviera allí, pues, al parecer, él, ya conocía la zona, había estado en alguna de las mansiones, para trabajar y asesorar, a otros narcos, y, empresarios.
Llegamos a la casa, y, pasamos al despacho de Jairo, pasamos, el resto de la mañana, rebuscando en sus papeles, había mucho trabajo.
A la hora de comer, paramos un rato, para, comer, y, aprovechamos, para empezar a conocernos, a nivel un poco más íntimo.
Alfonso, me contó que, como yo, también le gustaba, desde pequeño, todo este mundo del narcotráfico, quizás, influenciado, en parte, por su madre, que era consumidora de este tipo de sustancias, y que, de hecho, murió, a consecuencia de dicho consumo.
Una vez que, Alfonso, se quedó solo, pues, también su padre, se había ido ya, decidió hacer lo que siempre había querido, estudió Derecho y ADE, y, poco a poco, fue conociendo gente, relacionada con el mundo del narcotráfico, lo que le había traído, desde Madrid, a la Costa del Sol.
Estuvimos hablando, también, de BDSM, pues, a Alfonso, le excitaba mucho, dominar a mujeres sumisas, le encantaba el dolor, era algo que, descubrió de pequeño, al pasarlo mal, con los problemas familiares que había tenido, y, ahora, lo ponía en práctica, en cuanto que tenía ocasión.
Teniendo eso en cuenta, fue que decidí, antes de seguir rebuscando papeles, enseñarle la sala de juegos BDSM que, hay en la casa, no es muy grande, pero, sí lo suficiente, como para jugar con Jairo, cuando había oportunidad.
No había entrado en la sala de juegos BDSM, desde el día antes del asesinato de Jairo, que fue la última oportunidad de dominarle, que tuve, por lo que, volver a entrar, me costó un poco; pensaba que me iba a hundir, pero, Alfonso, estaba ahí, no me podía permitir que, Alfonso, me viera débil.
Estuvimos, en torno a una hora, viendo la sala, Alfonso, se quedó impresionado, de la cantidad de cosas y de aparatos BDSM que había, le tuve que explicar que, esa, era sólo para jugar en casa, en realidad, Jairo, tenía dos salas de juego, mucho más grandes, regentadas por Amas, profesionales, abiertas 24/7, y que, cada día, le reportaban, enormes beneficios.
Tras ver la sala BDSM, volvimos al despacho de Jairo, seguimos buscando papeles, encontramos lo que estábamos buscando, Alfonso, se quedó impresionado, con el patrimonio que iba a tener que mover, para hacer Sucesiones, ya me explicó que, El maligno, iba a estar muy contento, por lo que iba a ingresar.
Eran las 21:00, cuando, decidimos, dejar de buscar, por ese día, y, ya, tratar de relajarnos un poco, por primera vez, en varios días, me empezaba a sentir, algo mejor, estaba muy a gusto, con Alfonso allí, me hacía no tener que pensar en lo malo que me había pasado, y que, había un futuro, aún mejor, esperándome.
Alfonso, me pidió que, me pusiera guapa, bueno, más de lo que ya iba, según me dijo, y que, me iba a invitar a cenar, para que saliéramos un poco y, nos distrajéramos.
Yo, acepté, así que, subí a mi habitación, me di una breve ducha, me puse un vestido corto, negro, no muy escotado, y, unas botas, altas, al muslo, a modo de calzado, y, bajé al salón, donde, Alfonso, me estaba esperando, para irnos, los dos juntos, a cenar, y, a olvidar las penas...
Lo que pasó en esa cena, con Alfonso, y, más cosas, os lo contaré, en el siguiente capítulo de esta historia.
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