Laura, la de las tetas gordas (VI): el mamporrero2

Segunda parte de la noche con Rubén, macho dotado, y Laura, la tetona dueña de mi polla. Ella manda.

Rubén parecía obsesionado con la homosexualidad, y tras tragarme yo algunas gotas de su esperama, se puso un tanto agresivo e incluso amenazó con irse. Aquel gilipollas era, definitivamente un maldito prepotente, y de haber tenido yo voz o voto, le habría pedido a Laura que lo dejase marchar. Pero ella, tan poderosa conmigo, también tenía sus puntos débiles, y la polla descomunal de ese macho parecía ser la criptonita que anulaba sus poderes.

Finalmente, Laura consiguió apaciguar a Rubén y este puso como condición para quedarse el que yo me largase. Esto echaba abajo los planes de Laura, que pretendía que yo fuese el mamporrero de Rubén, y agarrase su polla para introducirla en sus agujeros, pero aquello parecía que ya no podría ser, pues aquel imbécil no me dejaría ni acercarme a su rabo, obsesionado como estaba con que yo pudiese ser gay. Después de abastecer a Rubén de vino en abundancia, y terminar de convencerlo con un buen polvo que yo hube de contemplar desde el pasillo, Laura logró que Rubén accediese a follarle el culo conmigo como mamporrero. Y fue así como hube de ponerme unos guantes de látex y guiar el miembro de aquel toro hasta introducirlo en el ojete de Laura. En fin, hubiese dado lo que fuese por ser yo el que me follase ese culo.

Rubén, pese a que el ojete de Laura evidenciaba que la práctica anal no era una excepción para ella, necesitó usar gran cantidad de vaselina -que para mi desgracia no se me permitió untar a mí en el ojete de Laura- para penetrarla. Cuando logré enchufar su rabo, al menos la cabeza del mismo, en aquel orificio de mi Diosa, el muy cabrón empezó a follarla con tanta virulencia que temí que la mandase directa a urgencias.

-¡Toma por culo, joder! Uh-Ah ¿Eso es lo que te gusta, verdad? mmmm aahh-uhh ufff  ¡Te encanta que tu macho te rompa el ojeteeee! -se la follaba como un puto cavernícola. Laura apenas podía hablar.

-¡Sí ahh jooder  aughhg ahhhhhhhhhhh cabrón, meeee ahhuuuh uuuiiiiiah encantaaa!

La había montado durante dos minutos solamente cuando dio muestras de estar a punto de correrse. Era evidente que el ano era su orificio predilecto, pues poco quedaba de aquel machote que había resistido sin correrse una larga mamada de Laura.

-¡Me corro, putaaa!

-¡¿Cómo aiasisaajh, cómo que uuuuuuuiii -seguía sin dar hilado una frase, sometida a semejante macho empotrador- cómo que correrte ahhah Rubén, noooo?!

Pero el tío no aguantaba más y se corrió en el culo de Laura. Después, probablemente humillado por haberse venido tan pronto, se guardó aquel pedazo de rabo, se subió el bóxer y se abrochó el pantalón. Minutos después se había largado. Yo estaba exultante, pero Laura estaba que mordía. Era obvio que aquel tío tenía algo que la enganchaba. Fue al baño a asearse -pensé que tendría el culo roto, pero caminaba como siempre; era evidente que tenía un culo muy tragón- y, cuando volvió, se mostró muy alterada.

-Estoy muy cachonda, nene. ¡Me he quedado con un buen calentón! Y la Laura esto no lo lleva nada bien. ¡Quién cojones se cree el tío este para largarse así!

-Yo creo que...

-¡Tú a callar! -me interrumpió-, ¡Mírate, si das pena! En bragas y con esa picha enana que apenas las llena... ¿Qué tal sabía la leche de Rúben? ¡Vamos, contesta!

-Bueno, a decir verdad, no muy bien. Es decir, estaba muy excitado... si no jamás lo habría hecho.

-¡Pero repetirías! ¡Eso ya lo sé yo! Tú obedeces a estas -se las sujetó sobre el top escotado que acababa de ponerse-, y si estas quisiesen se la habrías comido agradecido. Ha sido penoso ver tu polla al lado de la suya, imagino que ahora te das cuenta de lo indigno que eres de una mujer como yo.

-Sí, Laura. Fue lo primero que pensé al ver el rabo de ese tío. Ojalá yo tuviese una herramienta así para satisfacerte.

-¡Uy! Si la tuvieses podrías hacer lo que quisieses con la Laura -me agarró el paquete, era obvio que iba a empezar a jugar conmigo de nuevo-, pero como tienes esta mierdecilla tengo que recurrir a hombres de verdad para que llenen mis agujeros.

-Lo sé, y lo comprendo. Es ya suficientemente generoso por tu parte hacerme una paja de vez en cuando, teniendo esta mierda de polla.

-Pero, nene, tampoco te castigues -dijo con sorna-, pues contigo puedo divertirme también de otras maneras.

Me agarró por los cojones, yo estaba ya muy excitado nuevamente. La sacó del tanga y me la machacó durante unos segundos. Cuando vio que estaba dura como una piedra, la soltó.

-Quiero correrme. Quiero que me follen y correrme. Con una polla como la tuya solo llegaría al orgasmo si estoy muy excitada, por lo que tenemos dos opciones: que me excite bien o que salga de fiesta a buscar un hombre de verdad.

Yo vi mi oportunidad, y no pensaba desaprovecharla:

-No es necesario que busques a ningún otro, pues comigo sabes que puedes hacer lo que desees, aquello que te provoque mayor excitación.

-Sí, lo sé, pero estoy algo espesa: no doy pensado con claridad. Creo que lo mejor es que salgamos.

-¿De fiesta? -Asustado, temí que finalmente hubiese decidido ir a por un macho.

-No, nene, que salgamos a secas. Tú y yo, a jugar a la intemperie.

-¿Te refieres a follar donde puedan vernos?

-¿Follar? ¡Ja!, ¡mucho tienes que excitar tú a la Laura para conseguir que te folle! Pero sí, al menos jugar un rato en algún sitio arriesgado. Es algo que me pone mucho y que siempre logra sacar la perra que hay dentro de mí.

-¡Pues no se hable más! -dije, entusiasmado.

-Joer, nene, te expresas como si te estuviese pidiendo opinión. Anda, ¿tienes el coche muy lejos?

-A una manzana, donde me indicaste.

-Bien, no está lejos, entonces irás como estás.

-¡¿Desnudo, solo en tanga?!

-Sí, y por preguntar también irás en tacones. A ver si tiene unos mi compi que te sirvan, que tiene el pie más grande.

Desapareció por el pasillo en dirección al cuarto de su ausente compañera y, de vuelta, regresó con unos zapatos de tacón negros.

-El negro combina con todo -rió-, pruébatelos.

Obedecí. Un minuto después bajaba a por el coche en tanga y tacones, rezando por no toparme con nadie a esas horas de la noche. Laura, que no quería más que reírse un rato, esperó en el portal a que yo volviese con el coche a recogerla. Cuando me alejaba me silbó y me piropeó, evidentemente en actitud de burla. La recogí en el coche y, mientras conducía, empezó a calentarme. Se masajeaba las tetas sobre el top, y de vez en cuando ponía la mano en mis piernas, aunque sin tocar mi paquete. Mi polla se puso dura rápidamente, y tenía que sufrir con ella aprisionada en aquella prenda interior femenina. Laura me pidió que tomase la autovía.

-Acelera, nene -dijo, ya en ella.

-Ya voy a 130...

-¿He de repetirlo?

Pisé a fondo. Mi coche no era un deportivo, pero hoy día cualquier vehículo alcanza los 160 con facilidad. Cuando vio que el velocímetro llegaba a esa cifra, me sacó la polla y empezó a mamármela. Insisntivamente frené.

-Como bajes de 170 olvídate de que me conoces.

Aceleré, y por miedo a quedarme corto intenté mantenerme a 180 todo el tiempo. Mientras tanto, Laura me la chupaba como una auténtica cerda. Cuando sentí que me iba a correr, y que muy probablemente perdería el control del auto en cualquier curva, la avisé.

-Mmfuehffd, me corro uhhhmgfm, me corro, Laura.

-Pues chuups, sluurrrp, pues córrete, smuashh, slurpp.

Me corrí, sin bajar la velocidad del coche, en su boca. Cuando terminé de retorcerme, y ella de apretar mi capullo en busca de las últimas gotas de esperma, me ordenó detener el coche en el arcén.

-Ahora bájate.

Tragué saliva. Sabía que solo protestar significaría perderla. No obstante, acababa de correrme y por tanto podía pensar con cierta claridad. Seguramente era una prueba, no iba a dejarme ahí, en mitad de la autovía, desnudo. Obedecí, mientras ella pasaba al asiento del conductor. Conmigo ya fuera del coche, bajó la ventanilla y me lanzó mi móvil.

-Toma. nene. Tendrás que llamar a un taxi. Te espero en la Calle Hernández: si vienes te follaré allí mismo.


Espero vuestros comentarios.

Gracias por leerme.