Laura, la amiga de mi mujer

Son las 12:30 y a pesar de ir en bañador y camiseta, hace un calor insoportable en pleno mes de julio. Jorge nos abre la puerta del garaje de su casa para no dejar el coche en la puerta al Sol todo el día. Es domingo y unos amigos de mi mujer nos han invitado a su casa a comer y bañarnos en su pisci

Son las 12:30 y a pesar de ir en bañador y camiseta, hace un calor insoportable en pleno mes de julio. Jorge nos abre la puerta del garaje de su casa para no dejar el coche en la puerta al Sol todo el día. Es domingo y unos amigos de mi mujer nos han invitado a su casa a comer y bañarnos en su piscina cubierta.

Cada pareja ha preparado algo para comer. Mi mujer lleva unas bandejas en la mano y le ayudo a abrir la puerta del coche para que pueda bajarse y luego voy al maletero a coger el resto de bolsas con la comida y la ropa para cambiarnos después de bañarnos.

Ana, mi mujer, lleva un pantalón corto y una camiseta de tirantes tapando el bikini naranja que se ha puesto en casa justo antes de salir. Es delgadita, no muy alta, como 1.60m de altura. Tiene el pelo castaño con mechas rubias y los ojos marrones. No tiene mucho pecho pero tiene un culo increíble. Subiendo las escaleras detrás de ella hacia casa de Jorge y Laura, me voy fijando en cómo lo mueve a cada peldaño que asciende.

Jorge y Laura nos hacen pasar y nos ayudan con las bolsas. La ropa la llevamos a la habitación de invitados donde más de una noche nos hemos quedado a dormir tras cenar y tomarnos unas copas en su casa. Laura es compañera del trabajo de mi mujer. Son inseparables por lo que Jorge y yo hemos acabado siendo buenos amigos. Ella es también delgadita, con una melena negra a la altura de los hombros y los ojos negros. Son una pareja muy simpática por lo que cada vez que tenemos oportunidad, organizamos algún viaje juntos.

Tras pasar por la cocina y meter la comida en la nevera, salimos a la terraza donde han preparado la mesa para comer y donde ya hay un aperitivo para empezar a abrir boca. Nos tomamos unas cervezas y unas patatas fritas. Jorge y yo ya nos hemos quitado las camisetas a estas alturas ya que se nos estaban pegando al cuerpo del sudor.

-     Chicos, ¿nos damos un baño antes de comer? – Propone Jorge.

Todos damos por buena la idea y mientras le sigo a la piscina, Ana acompaña a Laura a su habitación para ponerse el bikini y hablar de sus cosas.

Conforme bajamos las escaleras, nos quitamos las zapatillas y nos tiramos de cabeza al agua. Jorge es médico y le pregunto por su trabajo en el hospital en las últimas semanas. Mientras me pone al día, los dos giramos la cabeza al ver que están bajando las escaleras nuestras chicas en bikini. La verdad es que las dos tienen un cuerpazo y tanto Jorge como yo les hacemos un buen repaso visual. Laura tiene más pecho que mi mujer y la parte de arriba del bikini muestra un generoso escote. En cuanto a la parte de abajo, las dos parecen llevar una braga muy pequeña y bajita que tapa lo justo. Cuando terminan de bajar la escalera, siguen andando por el borde de la piscina para dejar las toallas en la tumbona mientras lucen la braguita brasileña que le cubre solo mitad de culo.

Bajan un par escalones del interior de la piscina, se sientan y nos hacen un gesto con la cabeza como invitándonos a que vayamos con ellas. Empiezan a hablar de una y otra cosa pero yo estoy más pensando en esos culos con el bikini que en intervenir en la conversación, hasta que de pronto Laura nombra el Satisfyer.

-          Pues es verdad eso que dicen del Satisfyer. Jorge me lo compró hace un par de semanas y no duro ni dos minutos en correrme. Además he descubierto que soy multiorgásmica.

Los cuatros nos reímos y yo miro a Ana pensando que pondría cara de sentirse incómoda según estaba derivando la conversación, pero no encuentro ese gesto en ella. De hecho la mirada es más bien juguetona.

-          Voy a tener que comprarme uno para probarlo. – Dice Ana con un tono de voz picante.

Escucharlas hablar tan abiertamente del juguetito me está excitando y ya empiezo a notar el bulto en mi bañador.

-          Bueno, ¿salimos y terminamos de preparar la mesa para comer? – Dice Jorge, al que maldigo por dentro por cortar la conversación justo en ese momento.

-          Vale. – Añade Ana. – Me enjuago un poco en la ducha y subo a ayudarte con la comida.

Hay una ducha cerrada con pavés en un lateral de la piscina, con agua caliente, donde nos solemos duchar antes de cambiarnos. Ana se dirige a ella mientras Jorge se seca el pelo y termina de secarse el cuerpo camino a las escaleras. Yo por mi parte no puedo salir del agua en esos momentos para que no vean mi erección y Laura decide esperar a que salga Ana de la ducha para enjuagarse ella también. Me quedo sentado junto a ella sin hablar, notando los chorros de agua de la piscina en nuestra espalda y mirando en dirección hacia la ducha. De pronto Ana lanza su bikini y lo deja en la parte alta de la pared de pavés. No consigo distinguir nada porque se distorsiona la imagen, pero saber que Ana está desnuda en la ducha y su amiga a mi lado mirando, no ayuda a bajar mi erección. Tras cerrar el grifo y extender la mano para coger una toalla, se seca el pelo y se la lía alrededor del cuerpo cubriendo su pecho y quedándole a modo de minifalda. Coge sus zapatillas y se dirige hacia la habitación donde hemos dejado la ropa para cambiarse y ayudar a Jorge con la mesa.

-          Ya puede ducharse el siguiente. – Dice Ana dirigiéndonos la mirada justo antes de perderse escaleras arriba.

Esperaba ser el último en tener que salir para tener tiempo de relajarme, por lo que cedo el turno a Laura que sale de la piscina en dirección a la ducha. Aprovecho para mirarle por detrás. La braguita se le ha metido por el culo y mete sus dedos por el lateral para colocársela en su sitio. Al tiempo que hace esto, gira la cabeza por encima del hombre y me pilla fijándome en ella. Pienso que va a coger la toalla que ha dejado en la tumbona, pero veo que saca algo de un bolsito que tenía allí, se lo esconde en la espalda y viene andando de vuelta hacia mí con mirada traviesa. No consigo ver qué ha cogido. Entra de nuevo en la piscina y se sienta en el escalón escondiendo ese objeto bajo el agua.

-          Seguro que antes te has quedado con curiosidad de cómo se utiliza el Satisfyer y además, quizás si lo ves, decides comprarle uno a Ana. Son todo ventajas, porque además es sumergible.

Se pone de pie en el escalón, se baja el bikini y se sienta en el borde de la piscina, con las piernas dobladas y abiertas. No me puedo creer lo que está pasando. No consigo emitir una sola palabra y me limito a mirar atónito lo que se muestra ante mí. Laura está totalmente rasurada, a penas tiene una pequeña fila de vello en la parte superior de su vagina. Mientras clava su mirada

en mí, con la mano izquierda acaricia sus labios y los abre mientras que con la derecha pulsa un botón en el juguetito que hace que se ponga en marcha. Pulsa otro botón y el ruido es ligeramente mayor. Me pone nervioso pensar que Ana y Jorge puedan escucharlo y asomarse por la cubierta de la piscina que está ligeramente abierta. Al mismo tiempo, el que nos pueda pillar me excita aún más.

Laura se acerca el aparato a su vagina y la recorre de arriba abajo, abriendo sus labios, húmedos de la excitación. Lo acerca a su clítoris y lo deja allí quieto, apretando contra ella, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás con la boca entreabierta. Cuando me doy cuenta, mi mano está en el interior de mi bañador cogiendo mi duro pene bajo el agua, fruto de la excitación que estoy sufriendo al ver semejante escena, y empiezo a masturbarme. Laura comienza a emitir unos ligeros gemidos que escapan entre sus labios y sin pensarlo, pongo mi mano izquierda en el interior de su muslo y comienzo a acariciarla en dirección a su vagina. Al notar mi contacto, Laura levanta la cabeza y me mira encendida de pasión. Su espalda se comienza a arquear y noto cómo se contraen todos los músculos de su cuerpo por el orgasmo que está a punto de llegar. Jadea de manera acelerada lo que hace aumentar el ritmo de mi masturbación. Estoy a punto de estallar y al ver cómo se aprieta una de sus tetas hace que salga de mi un gran chorro de semen a la vez que Laura alcanza el clímax. Retira el Satisfyer de su clítoris y pasa suavemente su mano izquierda por su vagina, totalmente hinchada por la excitación. Me sonríe y se levanta preguntándome si me ha gustado al tiempo que se dirige a la ducha. Noto cómo le tiemblan las piernas tras el enorme orgasmo que acaba de tener.

Veo cómo se contonea desnuda, sólo con la parte de arriba del bikini, que se va quitando por el camino en dirección a la ducha y lo lanza sobre una de las tumbonas. Sin pensarlo, voy detrás de ella y tras quitarme el bañador me meto con ella en la ducha. Me lanzo sobre su pecho, que aprieto con mis manos mientras con mi lengua juego a lamer la punta de sus pezones. No hablamos, sólo nos limitamos a disfrutar y dejarnos llevar. Me pongo de rodillas frente a ella y le pido que suba una de sus piernas, apoyando el pie sobre mi hombro. Eso me permite tener ante mi todo su sexo, ese que acabo de ver succionado por el Satisfyer y que ahora es presa de mi boca, que recorre toda su rajita, saboreando sus fluidos y notando su calor. Lamo, mordisqueo y beso sus labios y al llegar a su clítoris, succiono y doy delicados golpecitos con la punta de mi lengua. Laura coge mi cabeza con sus manos y me aprieta contra su vagina. Chupo el dedo corazón de mi mano derecha y mientras sigo lamiendo su sexo, lo introduzco poco a poco en su interior. No paro de chupar y masturbarla hasta que baja la pierna y tira de mi cabeza para atrás separándome de ella.

-          Si sigues así me voy a correr, y no querrás que me quede sin probar eso tan duro que tienes para mí.

Ahora es ella la que, sin apartar la mirada de mis ojos, se inclina frente a mí quedando a la altura de mi pene. Lo coge con la mano derecha y empieza a masturbarlo lentamente, recorriendo toda su extensión y produciéndome un gran placer. Cierro los ojos y me dejo hacer. Noto como echa saliva en la punta de mi pene para lubricarlo y seguir masturbándolo. Ahora noto sus labios, que lo besan y juguetea con su húmeda y cálida lengua. Va introduciendo centímetro a centímetro todo mi pene en su boca. No para de masturbarme mientras sigue entrando y saliendo de su boca. Su lengua juguetea muy habilidosa en su interior. Noto que no voy a poder aguantar

mucho más ese placer y que esta a punto de no haber vuelta atrás. Lo saco de su boca, la cojo de los brazos y le pido que se gire y apoye las manos contra la pared. Separa las piernas y yo pongo mi duro pene lubricado por su saliva en la entrada de su vagina. Lo noto entrar como si fuera un cuchillo en la mantequilla. La penetro de un solo empujón y suelta un leve gemido. La dejo allí quieta, totalmente dentro de ella y empiezo a sacarla y meterla poco a poco al principio y luego cada vez más rápido. Con mi mano izquierda acaricio sus pechos, apretando sus pezones firmes de placer mientras que con la derecha la paso por delante de su cuerpo y froto su clítoris con mis dedos. Levantando la cabeza veo la cubierta de la piscina ligeramente abierta y Ana asomada, inclinada con los brazos apoyados en la barandilla y la toalla que ya no cubre sus pechos, deslizándose por su cuerpo hasta caer al suelo. Jorge está detrás suya, follándosela mientras nos miran. Nos han estado viendo todo el rato y se han excitado también ellos. Ana tiene la boca abierta y reconozco esos ojos cuando está tan excitada que no sabe decir que no a cualquier juego que le planteo en la cama. Laura comienza a gemir cada vez más alto y al escucharla Ana sube también el volumen de sus jadeos. Veo a Jorge cogiendo por detrás a Ana, con sus manos en las caderas y embistiéndola fuerte, haciendo que sus pechos se muevan de manera descontrolada. Jorge empieza a gemir y aumentar la velocidad de penetración, momento en el que Ana se da la vuelta y se agacha. Coge el pene de Jorge y lo masturba hasta que todo el semen sale de su interior hasta el pecho de Ana.

-          ¡Me voy a correr joder!. ¡Qué polla más dura tienes!. ¡Así, sigue así, no pares! - Grita Laura.

Noto cómo las paredes de su vagina comienzan a contraerse como si quisieran ordeñarme y lo cierto es que estoy a punto de estallar por lo que saco mi pene de su interior y descargo en su espalda mi semen.

Nos duchamos y subimos a cambiarnos. Cuando todos nos habíamos arreglado, nos sentamos a la mesa y comenzamos a comer lo que habíamos preparado sin hacer ningún comentario de lo que había pasado y hablando de dónde podríamos hacer la próxima escapada.

Lógicamente, hubo más veces en las que nos volvimos a juntar en casa de Laura y Jorge, pero eso ya os lo contaré más adelante.