Laura IV

Sábado en la costa

Me despierto pronto, tras lavarme la cara y comprobar que Laura sigue dormida me visto y salgo del hotel. Mi aficción a correr no llegó por la búsqueda de hacer ejercicio físico, sino por lo relajante que me resultaba, cualquier problema, preocupación que tuviera en la cabeza se aclaraba con la carrera.

Así que salgo a correr por el paseo marítimo, como de costumbre todo desaparece, tan sólo el paso, a paso, la canción "the loneliness of the long distance runner" suena en mi cabeza. Cuando llego al final del paseo bajo a la orilla y recorro el camino inverso. Luego hacia el otro lado y de vuelta. Miro el reloj, algo más de una hora, camino durante los últimos minutos tratando de normalizar mi respiración y como de costumbre los problemas han desaparecido.

Me siento en la playa, mirando hacia el mar. Unos minutos más tarde siento a Laura tras de mi.

.- ¿Qué haces manu? - pero cuando me giro lo adivina - ¿has corrido?

.- Aha, una hora, un poco más.

Se sienta a mi lado.

.- ¿Cómo estás? - me pregunta, la miro y no puedo negar que es preciosa.

.- Bien Lau, bien.

.- Te has ido sin tu jaulita, ¿lo sabes?

.- Sí, claro que me he dado cuenta. Pero estabas dormida.

.- Vamos arriba, te duchas y bajamos a desayunar. - Sin esperar confirmación, se levanta y me tiende una mano.

Acepto su ayuda para levantarme, caminamos hacia el hotel.

.- En realidad que me duche no es lo que te importa, ¿verdad? Quieres ponerme el aparatito. - Ella se ríe

.- Las dos cosas, pero sí, no quiero que estés por ahí sin la jaulita.

En la habitación, me desnudo en cuanto entro, y a la ducha. Entro y dejo que el agua me caiga encima, agua fría primero, que agradezco, luego abro el agua caliente y en eso estoy cuando entra ella, desnuda.

.- Manu, de rodillas de cara a mi - me ordena, con voz tranquila.

Me arrodillo como me ha dicho, ver su silueta contra la luz que llega desde el ventanal del salón me calienta, mi miembro, libre, se anima. Ella lo mira. En cuanto la tengo delante beso su entrepierna.

.- Esclavo, aún no he orinado y la verdad es que tengo unas ganas tremendas. - me acaricia la cara con una mano, con su dedo índice apoyada en mi barbilla empuja para que abra la boca.

Ella se acopla a mi boca y empieza a orinar, su néctar caliente, entra en mi boca.

.- Traga esclavo - trago lo que puedo, ella no para, así que aunque trago mucho de su orina, mucha otra cae resbalándose por mi cuerpo.

.- Venga, levántate esclavo - me levanto y ella echa su mano a mi miembro, lo pajea hasta que se vuelve a endurecer y crecer.

.- Dime esclavo, ¿quieres acabar?

.- Sí Ama.

.- Sécate esclavo - ella se pone a secarse ella misma, no quiere perder tiempo por lo que veo. En cuanto estamos secos me lleva a la cama.

Se tumba de espaldas en el borde de la cama, levanta las piernas que yo llevo a apoyarlas sobre mi pecho. Me mira fijamente, con esa mirada hambrienta, con ese azul intenso que se me clavan como espadas.

.- Venga esclavo, sin miedo.

Y la penetro, totalmente, el placer que siento en mi glande es brutal, ella abre la boca, sus ojos los voltea hacia arriba, me deja dar tres empujones, que la hacen gemir cada vez. Luego se levanta, túmbate, me tumbo en la cama, ella se tumba encima mía, se ensarta con mi pene, pubis contra pubis, así no consigo penetrarla completamente, pero no es problema cada vez que se mueve su clítoris me roza y ella no deja de gemir, lo que me está llevando a un estado de excitación enorme, con las manos masajeo sus senos, ella acelera sus movimientos, lleva sus manos a mi cintura, se pone de rodillas y se ensarta de nuevo, ahora vuelvo sentir como penetro más y se convulsiona en un orgasmo brutal, con el que consigue que yo mismo derrame mi semilla en su interior.

Tarda un poco más que yo en recobrarse, pero entonces se mueve y me ordena limpiarla y no dudo, tragarme mi propia corrida es algo a lo que lleva acostumbrándome poco a poco, entre lamida y lamida ella vuelve a excitarse, vuelve a calentarse, usa mi nariz para rozarse con su clítoris y así tiene otro orgasmo que ahora se derrama por mi cara.

Cuando se levanta de mi me pide volver a ducharnos.

.- Ama, me estoy volviendo adicto a tus jugos. - ella se ríe y me besa.

Tras la ducha me muestra el aparatito.

.- Póntelo - me lo pone en la mano. Me lo pongo con cierto desasosiego, entonces ella asegura el cierre con la llave.

.- Lau, con las bermudas esto se nota un montón - ella me mira con una sonrisa pícara.

.- Mientras no te metas en el agua puedes esconderlo si te pones una camiseta grande.

Bueno, pues nada, así salimos del hotel, buscando donde desayunar, nos sentamos en la terraza de una cafetería, cuando sale un camarero a preguntarnos que queremos, me doy cuenta que los chicos de anoche están en la terraza, alejados de nosotros, pero ahí están y miran hacia nosotros y se ríen. Le dan unas palmaditas en la espalda al que Laura escogió.

Pedimos tostada con tomate, aceite y jamón, café con leche y zumo de naranja.

Ella me ve mirando hacia donde están ellos.

.- ¿Qué miras? - me pregunta mientras gira la cabeza, entonces los ve. - Oh, vaya.

.- Sí, vaya - es lo que atino a decir

.- Pasa de ellos Manu - le pido la mano extendiendo mi brazo por encima de la mesa y no me defrauda, me aprieta la mano con calidez, el tintineo de sus pulseras con la mesa me hipnotiza.

Ella me tiende ahora su otra mano, así cogidos por nuestras manos por encima de la mesa me parece adorable y no puedo evitar recordarla como la niña de cinco años que con cierto miedo se fué acercando al resto.

Nos traen el desayuno y lo devoramos, recuperamos la energía que hemos consumido, ella con sus orgasmos, yo corriendo.

Salimos hacia la playa, allí se descalza, damos unos cuantos pasos cuando de repente cae en la cuenta que soy su esclavo, me da sus sandalias y entonces sí, seguimos caminando. Nos sentamos cerca de la orilla, me da el bota de crema solar, se quita la parte de arriba de su bañador.

.- Venga manu, úntame la crema - y lo hago con verdadero placer, frotando su tersa y cálida piel. Acariciar sus pechos, noto como sus pezones se endurecen y sigo por el vientre plano, por las piernas y luego por la espalda.

.- Venga, ahora tu manu o te quemarás. - Me pongo la crema. Entonces ella se me queda mirando.

.- Tengo tu collar y la correa, me estoy calentando solo con la idea de ponértela para mantenerte a mi lado.

.- Sabes que no necesitas ponerme eso para lograr mantenerme a tu lado - le digo

.- Sí, lo sé, pero no es lo mismo. - y se pone a urgar en el bolso. Un momento después tengo el collar puesto, y engancha la correa. Me mira y se ríe.

.- Pégate a mi, si quieres puedes poner la camiseta sobre la correa, pero entonces dejarás sin tapar la bermuda, o déjatela tapando la bermuda y entonces se verá la correa.

Maldita sea, prefiero tapar la correa, la bermuda mientras no esté mojada no creo que sea problema.

.- Estás como un tren manu y atraerás miradas.

.- Gracias Laura, no había pensando en eso. Gracias por tranquilizarme.

Y así pasamos la siguiente hora, tostándonos al sol, ella encantada. Pero entonces me mira.

.- Vamos al agua manu - se levanta obligándome a moverme a mi. Miro a nuestro alrededor y hay al menos una pareja que nos mira, ella de pie teniendo en su mano asida una correa que va hasta mi cuello. Agacho la cabeza, la técnica del caracol.

.- Venga manu, pasa de todo, si te ven que te vean. Aquí no nos conoce nadie, es donde podemos hacer estas cosas más libremente.

En el agua la situación es extrañísima, teniendo que estar a su lado.

.- Tía déjame nadar por favor - se me queda mirando

.- Vale, pero cuando te llame vuelves para que te ponga la correa de nuevo -

.- Está bien ama - le digo y me dedica una cálida sonrisa.

Nado un poco, adentrándome hasta que veo que la corriente me aleja de ella, entonces me acerco y me llama.

.- Lau, me acabo de ir - le digo

.- Mira - miro hacia donde me indica y allí están, no nos han visto, o eso creo.

Me va a volver a enganchar con la correa

.- Por favor, no lo hagas con ellos delante, Lau, ama, por favor.

.- No pasa nada manu, de verdad - me engancha la correa y vamos hacia fuera. Intento mantenerme ajeno a todo el que mira, la bermuda se me pega al cuerpo, intento despegarla, llenarla de aire, ella me ve y se ríe.

.- Joder, por lo que me estás haciendo pasar.

Pero ella va divertida, como si de verdad nada le preocupara. Se deja caer sobre su toalla arrastrándome a mi. Me tumbo en la mía, otra vez cojo la camiseta para tapar la correa, con las manos vuelvo a inflar la bermuda.

Pero ella se vuelve, me acaricia el vientre, el pecho, me besa y se sienta encima mío. Justo ahora nos ven y el chico que se tiró se acerca, yo me doy cuenta por la mirada de ella, que se desvía.

.- Tranquilo manu - se agacha sobre mi y me besa.

.- Hola - escucho al chico saludar.

.- Hola - responde Laura, veo que el chico se queda mirando la correa.

Pero Laura vuelve a besarme, ahora un beso largo, tierno y hambriento y el chico se da por vencido. Se aleja. Ella se recoloca sobre mi aparatito.

.- Deja que miren Manu, eres mío, y nada te debe preocupar.

En un rato nos untamos crema protectora de nuevo, bueno, yo nos unto a los dos. Otras dos horas tomando el sol, algo que en realidad nunca me ha gustado, pero Laura a mi lado con los ojos cerrados, con un pañuelo sobre la frente, está en la gloria y yo atado a ella por la correa que sujeta en su muñeca.

Luego buscamos un restaurante para probar una paella de la región. Comemos encantados, yo con el collar que no ha vuelto a quitarme, aunque he de agradecerle que me quitara la correa al salir de la playa.

Y poco a poco voy acostumbrándome a que me miren, ella dice que me miran porque siempre lo han hecho, yo digo que es por el collar.

Me dice que sí, yo era el típico chico tímido, fuerte y que deja de ser el patito feo.

.- Habla con Silvia, con Patricia o con Rocío. Que te digan de qué hablábamos nosotras.

.- Joder Lau, vale, pero ¿entonces el collar no se ve? .

.- Te queda muy mono - bromea ella

Salimos del restaurante, vamos camino del hotel y se queda mirando un escaparate, de una zapatería.

.- ¡Mira manu! - exclama, miro al escaparte donde me señala y allí hay unas sandalias de goma, con la forma de una bailarinas, pero con tiras como unas cangrejeras, casi indénticas a las que utilizó para darme esa azotaina que tanto me marcó.

Cogiéndome de la mano entra en la zapatería, pide su número y allí está sentada y yo de rodillas, cambiándole las sandalias que lleva por las que ha comprado.

.- Ahora, en cuanto lleguemos vamos a revivir la azotaina - se ríe nerviosa y yo lo que quiero es abrazarla y comérmela a besos.

En el ascensor se mira los pies, los mueve, está exultante, nunca mejor dicho, como una niña con zapatos nuevos. Una vez en la habitación me pide que me quite las bermudas, ella misma se desnuda. Luego se sienta al borde de la cama, con una sandalia en la mano

.- Venga Manu, sobre mis rodillas que tengo ganas de probar la sandalia.

Allá voy, me tumbo sobre sus rodillas. Ella acaricia mi pelo

.- Esclavo, con cada azote quiero que me des las gracias. ¿Entendido?

.- Sí ama, entendido - y nada más decirlo me cae el primero, el dolor es horrible.

.- Gracias ama - plaff el segundo

.- Gracias ama - plaff, cuando lleva diez ya estoy llorando, el dolor es brutal, nada que ver a cuando usa sus manos.

.- Ama por favor pare - pero me da otro y rápidamente se lo agradezco.

.- Ni loca esclavo, estoy tan caliente que creo que me voy a correr sin tocarme, así que aguanta

Plaff

.- Gracias ama.

.- Deja de agradecérmelo esclavo, dime que es lo que sientes. - y plaff, plafff

.- Siento indenfensión ante ti Laura, mi ama, siento que tienes derecho a pegarme tanto como quieras, siento el poder que emana de ti, de usted ama, me siento pequeñísimo a sus pies - Todo esto lo digo cortándome con cada trallazo que recibo, al final suelta la sandalia, se recuesta en la cama

.- De rodillas esclavo, limpia a tu dueña - veo que su vulva está empapada, un riachuelo de fluidos le chorrea por los muslos, de rodillas empiezo a lamer, a recoger cada gota que veo, estoy lamiendo la humedad de su sexo cuando me vuelve a hablar.

.- Wow, el poder, el sentimiento de poder que tengo sobre ti es suficiente para correrme.

Yo sigo pasando la lengua por su vulva, limpia ya pero que empieza a volver a lubricarse, con un dedo me dedico a rozar levemente su clítoris, ella vuelve a gemir, se levanta, me obliga a tirarme sobre la alfombra y se sienta en mi cara y entra lamida y lamida se roza con mi nariz, unos cuatro minutos así y tiene otro orgasmo.

Sentados en el suelo con nuestras cabezas apoyadas en la cama me coge la mano, la entrelaza con la suya.

.- ¿Dormimos un rato? - me pregunta melosa, yo con el culo dolorido, pero a su lado, con su mano cogiendo la mía estoy de maravilla.

.- Vale ama - me gustaría descansar.

.- Vale esclavo, pero - me mira fijamente, la profundidad de sus ojazos me desarbola - pero quiero que duermas a mis pies como un perrito ante su dueña.

.- Como quieras Lau, quisiera dormir abrazándote pero - me corta

.- Pero dormirás abrazando mis pies - me dice

Se sube a la cama, se tumba, dobla las rodillas un poco y me indica que me acueste, lo hago transversalmente, abrazando sus tobillos, le beso la planta de los pies, ella ríe nerviosa.

.- ¿Me los lames perrito? - me lo pregunta con miedo, noto miedo en su voz y me resulta extraño.

Empiezo a lamer sus pies, la planta de sus pies, en primer lugar retira los pies, pero los vuelve a acercar. Y yo vuelvo a lamer, ahora no retira los pies, después de unos minutos se duerme, estira una de sus piernas, la pone sobre mi y así, rídiculo, me quedo dormido yo también.

Cuando se despierta me despierta suavemente, con pataditas. Abro los ojos desubicado. Ella me sonríe.

.- ¿Has dormido bien Manu?

.- Sí Lau, tienes unos pies preciosos, muy suaves.

Ella se ríe.

.- Ven tonto, a mi lado. - Me tumbo longitudinalmente, a su lado, me besa y me acaricia los brazos y los abdominales.

.- Manu, estas pequeñas cosas, estas humillaciones si te hacen daño, si de verdad te hacen daño, me lo tienes que decir.

.- Vale Laura, ¿sabes? me gusta, sí, de algún modo que no entiendo me gusta. Ya no el depender de ti, sino el que me sometas de esa forma tan .... tan completa que tienes.

.- Si, te entiendo, a mi me pasa al revés. me gusta hacértelo.

.- Pero Lau, del mismo modo, si alguna vez dejas de verme como tu novio, como tu amigo deberías avisarme

.- Te lo prometo Manu. Pero entiende que debe ser real, que busco que las humillaciones sean reales, para que tengan sentido.

.- Sí ama, lo entiendo.

Ahora nos besamos con ansia, abrazados, conmigo sobre ella y luego con ella sobre mi.

Salimos de nuevo cuando empieza a retirarse la tarde, caminamos por la playa, ha salido con las sandalias azul de plástico, las copias de las que me marcaron. Ahora me las tiende, las cojo con las manos, con la otra abrazo su cintura y nos besamos de nuevo.

.- Ostras Manu, me he dejado la correa en la habitación - yo la miro sonriendo como un tonto.

.- No te rías - me golpea con suavidad - quería aprovechar la noche para pasearte por la orilla.

.- Bueno, otro día será Lau, hoy tenemos que hacer lo que te dije ayer.

.- ¿Beber? ¿perder el control?

.- Sí, beber, sin pensar.

.- No manu, que bebido eso no te funciona.

.- Mmm, ¿piensas quitarme la jaula?

.- No sé, tal vez, pero si nos emborrachamos no merecerá la pena

.- Vale, tu ganas - le digo

.- Yo siempre gano esclavo - me responde ella.

Acabamos en una terraza con música, sí que tomamos alguna copa, la música que suena no es la que solemos escuchar, pero aún así nos sentimos contagiados por el ambiente. No aguantamos demasiado tiempo bailando, yo al menos no siento esta música, así como con el rock no puedo quedarme quieto, con esta no conecto, entiendo que a ella le pasa lo mismo porque me lleva al exterior de la zona de baile, allí nos sentamos en un banco con nuestras bebidas.

.- Manu voy al baño - me dice y se va, yo la observo caminar, con la falda que lleva, amplia pero corta, sus piernas se ven fuertes, acostumbrada a correr, su caminar es firme, elegante y sus ojos, cuando se vuelve para lanzarme un beso brillan, son mágicos.

Tarda en salir, la busco y no logro encontrarla, además se me acerca otra chica, guapa, rubia, hablamos de cosas banales, entonces me pregunta por el collar, le digo que me gusta, que tengo también muñequeras de pinchos y chupas de cuero llena de tachuelas. Ella se ríe, no se lo cree, mi pelo corto no pega, cuando de mi collar echa mi mano a mi abdomen la veo, está fuera de los aseos hablando con el tío que se tiró, entonces la chica que está conmigo me pregunta si quiero otra copa, le digo que sí mirándola por primera vez a la cara. Es guapa, a su manera, muy distinta de Laura, pero guapa al fin y al cabo.

Doy la vuelta, me dirijo lejos de la barra. Lorena, la chica con la que hablaba me ve salir, al cabo de un minuto sale y me localiza sentado en el suelo, con los pies colgando hacia la playa.

Me tiende la copa.

.- Perdona Lorena, debo decirte que tengo novia, está ahí dentro. - aún así deja que coja la copa.

.- No importa - me dice sonriendo y se sienta cruzando las piernas a mi lado.

.- ¿Es esa? - miro donde me indica y sí es Laura, buscándome.

La llamo y me localiza, Lorena se levanta, me da las gracias, no sé por que.

.- Gracias a ti Lorena - le digo sinceramente.

Laura se sienta a mi lado.

.- Perdón manu, tardé demasiado - yo me encojo de hombros y doy un trago largo, no suelo beber nunca por lo que a nada que bebo me emborracho.

.- Te he visto Laura, ¿vas a quedar otra vez con él? - Ella me mira.

.- No manu, es un pesado, pero no he quedado con él. - entonces le devuelvo la mirada, me acerco a ella - bésame Lau.

Y me besa, sus labios calientes, carnosos, rosados, es preciosa, no hay adjetivos que me sirvan para describirla, para describir lo que siento.

Me pregunta por la chica con la que estaba, le cuento lo poco que he hablado con ella.

.- Vamos a la orilla Manu. - espera le digo, de un par de tragos me bebo lo que queda del cubata, luego me levanto para dejar el vaso en una mesa. Al acercarme a la mesa veo al chico, nos mira, nos estudia fijamente. Yo paso de él, vuelvo con Laura y le digo que nos está vigilando.

Pero ella salta el metro de altura que separa el paseo marítimo de la arena de la playa, y yo la sigo.

.- Vamos, lento - me pica, se vuelve a sacar las sandalias y vuelve a dármelas. Yo me saco las mías y caminamos por la orilla dejando que las olas nos mojen los pies.

Nos alejamos de la zona iluminada, donde la playa hace una curva, allí ella me indica que se está orinando que con el pesado ese no entró al servicio.

.- Manu, ponte de rodillas

.- Lau por fa que acabaré oliendo a orina

.- Obedece Manu

Me arrodillo ante ella, se baja las bragas, las coge con una mano y me coloca su vulva en la boca.

.- Lo haré a chorritos cortos para que no se escape nada, así no te mojarás.

Y así, como ha dicho, chorrito a chorrito logro ir bebiendo su orina, caliente y larga, cuando me dice que ha terminado lamo su sexo, pero buscando gotas de orina, no su placer, ella me deja hacer perdida en su propio placer, el placer de tenerme a su merced.

Se pone la braga de nuevo, me da una botellita de agua y me pide que me enjuague bien la boca, lo hago encantado, luego me da un caramelo de menta. Nos sentamos unos metros más adelante.

Es una noche oscura, la luna en cuarto menguante está a nada de cambiar de fase a luna nueva. El cielo estrellado y el mar, la combinación es extraordinaria para tumbarnos en la arena, pegados a la orilla. Ella vuelve a sacarse las bragas, me tumba, me baja los pantalones cortos que llevo y el boxer, entonces empieza a buscar un orgamos clitoriano, rozándose como mi aparato de castidad de forma que se mueve formando pequeños círculos sobre mi encerrado pene.

En apenas dos o tres minutos empieza a gemir, se sonroja, noto como se sexo aumenta de temperatura y cae exhausta sobre mi tras alcanzar su objetivo.

Cuando se recupera me indica que aún no está satisfecha y me confiesa otra fantasía.

.- Esta fantasía la descubrí contigo Manu, me gusta como te dije, sentarme sobre tu cara y tener mi orgasmo, pero me gusta mucho más si te tengo tapado con mi falda y para ello está falda con tanto vuelo es ideal. Así que ya sabes, extiende los brazos hacia atrás.

Obedezco y entonces se sienta sobre mi, mis brazos quedan inmovilizados y mi cabeza completamente tapada por su falda, allí empiezo a lamer, a lamer las paredes uterinas buscando que lubrique, noto como se caliente, como las paredes se expanden entonces con la lengua voy a clítoris y lo muevo en círculos, la lengua rodeándolo, lamiendo su perímetro y moviéndolo en círculos, ella no para de gemir. Se derrama en mi boca, y pienso que otra vez en nada de tiempo me he tragado sus flujos vaginales y su orina.

Se queda un minuto sentada así sobre mi cara. Me cuesta respirar y tengo los brazos atrapados. Tengo que apoyas los pies en la tierra y levantar el cuerpo, ella se mueve y aprovecho para respirar.

.- Lau que me ahogas - se ríe nerviosa, se baja de mi y se tumba a mi lado.

.- Te quiero manu - tiene clavados sus ojos en los mios.

.- Y yo a ti Laura, te quiero.

.- Manu, no lo sabes porque ... porque eres tonto, pero me gustas desde hace mucho tiempo, y no sólo a mi.

.- Venga ya Laura. - Pero no me deja subir, se gira y me vuelve a besar, ahora sí con dulzura, largo, sin prisas.

.- Mmm, que rica estás Lau -

Ella me acaricia el abdomen, los pectorales y se detiene en el collar, lo acaricia de un lado a otro, sonriendo, juega con el candado que lo cierra, yo la miro tratando de adivinar que piensa.

.- Eres mío - me susurra en voz baja, tira del collar para pegarme aún más a ella.