Laura (III)

Todo lo que tiene un principio, tiene un final

Un mes, 30 días, 720 horas, ese fue el tiempo que estuvimos Laura y yo sin vernos en la intimidad para poder tener sexo. Nos encontrábamos en el gimnasio, hablábamos y, si nadie nos veía en los vestuarios, nos dábamos un apasionado beso que nos ponía muy calientes. También teníamos ardientes charlas por Whatsapp e incluso me hicimos una furtiva videollamada desde la ducha de cada una, que obviamente no se pudo prolongar mucho para que su esposo no sospechara nada. Me encantaba ese morbo de hacer cosas sin que esposo lo sospechara, pero obviamente no era suficiente, hasta que un jueves en la noche, ya bastante tarde, me escribió a mi móvil.

  • Hola ¿ya estabas dormida?

  • Hola. No, no. Estaba leyendo un rato, tratando de matar el insomnio

  • ¿Sufres de insomnio?

  • Tanto como sufrir, no. Solo me da alguna que otra noche y hoy es una de esas, pero no importa porque puedo hablar contigo.

  • Ah, qué bueno. Oye, este fin de semana mi esposo saldrá de la ciudad a una reunión de última hora de su trabajo. ¿Quieres que nos veamos?

  • Ummm, no sé. Ya tengo planes con una amiga.

  • Oh, qué mal. Me haces falta y….

  • Es broma, tonta. Claro que quiero verte, también me haces falta.

  • Podríamos irnos a la casa de campo de una amiga. No es muy grande, tiene una pequeña piscina y está bastante aislada así que podemos hacer lo que queramos sin que nos vean ni nos molesten ;)

  • Bueno, me encanta la idea.

  • Perfecto, paso por ti el sábado en la mañana. No empaques mucha ropa, no la vas a necesitar.

  • No pensaba hacerlo de todas formas.

-Besos, te veo el sábado.

La idea de volver a estar con mi amiga-amante me excitó muchísimo y me masturbé deliciosamente pensando en ella y todo lo que haríamos. Tuve un muy placentero orgasmo que me ayudó a por fin conciliar el sueño. El viernes me desperté feliz, fui a mi trabajo y empecé a contar las horas para ver a Laura. Cuando por fin terminé mi jornada laboral, me fui a casa a aprontar el muy ligero equipaje, tal como ella me había dicho, para nuestro viaje de fin de semana. Tomé un pequeño maletín, similar al que usan los estudiantes para llevar sus libros, y puse en él mi arnés, mi consolador (hasta ahora no había tenido oportunidad de usarlos con Laura y quería sorprenderla), un pequeño bote de lubricante, el tanga del bikini más atrevido que tengo para un pequeño juego que se me ocurrió con Laura y mi bronceador, pues aprovecharía para tomar el sol desnuda, algo que hace mucho no hacía. Solo llevaría eso y la ropa que tendría puesta, que sería un conjunto de licra de los que llevo al gimnasio (sin ropa interior por supuesto), una camiseta y mis zapatillas deportivas.

Laura pasó por mi casa a buscarme poco antes de las 10 de la mañana. Iba vestida con un sencillo vestido de tirantes que llegaba un poco más arroba de sus rodillas, sin sostén y con sus maravillosas tetas casi saliéndose, un pequeño tanga que no tuvo reparo en mostrarme y sandalias. Se veía en realidad muy hermosa y sexy. Nos saludamos con un ligero beso e iniciamos el viaje. Viajamos por cerca de una hora, nos detuvimos en un pequeño supermercado para comprar algo de comida y continuamos. Llegamos por fin, era una pequeña casa de campo que estaba al final de un camino privado, rodeada de muchos árboles y sin otras casas alrededor o cerca. En fin, total privacidad tal como me Laura me había dicho. Nada más al entrar y cerrar la puerta, Laura prácticamente se abalanzó sobre mí para darme un muy apasionado beso y desde luego que le correspondí. Nuestras bocas se devoraban sin pausa, nuestras lenguas jugaban y recorran cada centímetro. Mientras lo hacíamos, fue casi inevitable que mis manos alzaran su vestido para acariciar su hermoso y respingado culo que estaba todo expuesto mientras su tanga se perdía en medio de él. Laura por su parte me quitó la camiseta para acariciarme las tetas como si quisiera arrancármelas, fruto de la pasión contenida del tiempo sin vernos. Poco faltó para que nos quedáramos desnudas allí mismo, pero decidimos calmarnos pues teníamos el fin de semana por delante para saciar nuestra lujuria.

  • ¿Qué quieres hacer? Me preguntó

  • Comamos algo, descansamos un poco y luego nos bronceamos desnuda. ¿Te suena?

  • Claro, lo que tú desees.

Preparamos una comida sencilla y tomamos una siesta de algo más de 30 minutos. La desperté con un beso en el cuello.

  • Arriba, el sol está brillando mucho. Aprovechemos

  • Tienes razón, dormir es lo que menos hacer contigo

  • Yo tampoco

Rápidamente me quité mi conjunto de licra y ella su vestido y su tanga. Tomamos un par de toallas y el bronceador nos dirigimos a la piscina. Se acostó boca abajo sobre la silla para broncearse y me pidió que le pusiera bronceador y no me hice rogar. Tomé la crema y la esparcí por toda su espalda bajando lentamente hasta su culo que atraía mis manos como si fuera un imán. Me tomé todo el tiempo del mundo acariciando sus deliciosas nalgas y poco a poco fui metiendo dos dedos en su coño, que entraron muy fácil por el bronceador y la humedad de ella. La masturbé rápidamente y casi con furia, hasta que se corrió en medio de alaridos de placer. Luego ella mi hizo lo mismo y quedamos satisfechas pon un rato y nos bronceamos boca abajo. Cambiamos luego para estar boca arriba y nos pusimos bronceador nosotras mismas pero sin dejar de mirarnos con deseo. Al cabo de un rato de estar así, Laura sin decirme nada se levantó de su silla, se acostó sobre mí y me empezó a besar con mucho ardor. Me encantó sentir su cuerpo caliente y sudoroso sobre el mío, sus tetas duras y resbalosas con sus duros pezones sobre las mías. Abrí mis piernas Poco a poco sus piernas se fueron enlazando con las mías hasta quedar listas para una gloriosa tijera.

-Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhh que ricooooooo, como, ahhhhhhhextrañaba estoooooo,   ahhhhhhhhh, decía Laura casi sin poder hablar.

  • Yo, ahhhhhhhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhhhhh también, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Tuvimos al mismo tiempo un delicioso orgasmo, el segundo de la tarde. Descansamos un poco para recuperar el aliento.

  • Hace calor –me dijo- Quiero que me comas el coño en la piscina.

  • Haré eso y más, pero debes ganártelo

  • ¿Ganármelo? ¿Y cómo?

  • Ya verás

Le pedí que se levantara, me puse de pie y salí corriendo hacía la casa con mi toalla en la mano. Rápidamente me puse mi tanga del bikini, envolví el arnés en la toalla para que ella no lo viera y regresé a la piscina. La miré con lujuria y le dije

  • Si quieres que te coma el coño, tienes que agarrarme en la piscina y quitarme el tanga.

Puse la toalla con el arnés en la orilla y ante su perpleja mirada me lancé a la piscina. Laura no se movía de la silla

  • ¿Qué pasa? ¿No quieres que te coma el coño como me pediste? Ven, el agua está fría.

Como si hubiera sido impulsada por un resorte, Laura se levantó de la silla y se lanzó al agua con la intención de atraparme. La dejé que se acercara a mí para luego escabullirme hacia otro lado, haciendo eso un par de veces más. Finalmente, me quedé quieta, ella se acercó y me quito el tanga.

  • Gané, quiero mi premio

Y lo tendrás, no te preocupes. Ven, sígueme

Le pedí que se sentara en las escaleras de la piscina, abrí sus piernas y empecé a devorar ese coño que tanto me gustaba. Lo chupé con toda la pasión represada de los 30 días sin probarlo.

  • Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh siiii, siiii, méteme la lengua puta, cómeme todaaaaa, todaaaaaa

  • Lo haré, lo haré zorra. Ufff eres una delicia, cuanto extrañé tu coño

  • Cállate puta, y cómemelo ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Se corrió en mi boca mientras sus jugos se mezclaban con el agua de la piscina. La dejé descansar unos minutos mientras la besaba y le pedí que cerrara los ojos.

  • ¿Qué vas a hacer? ¿Qué tienes en mente?

  • Algo que te va a dar mucho placer, ya verás. Pero no abras los ojos o no haré nada

  • Está bien

Me fui a buscar la toalla donde tenía escondido el arnés, me lo puse y me acerqué a ella. Le pedí que tomara de la mano y entramos de nuevo a la piscina.

  • Ya puedes abrir los ojos

  • Wow  ¿Qué es eso?

  • Mi arnés ¿te gusta?

  • Me encanta, se ve delicioso. Fóllame ya, no puedo esperar

  • Abre las piernas, rodea mi cintura con ellas y pon tus brazos en mi cuello.

Se acomodó como le pedí, tome la polla del arnés y la acomodé para que entrara en su coño. Empecé a follarla despacio y con calma mientras se acostumbraba.

  • Ahhhhhhhh ahhh qué ricooo, dame más durooo, duroooooo, follame con fuerzaaaa, no paresssss

  • Ahhh sii, no voy a parar por nada del mundo

El agua de la piscina, contrario a lo que se cree y se ve en las películas de porno, dificulta follar y no es muy placentero no sé por qué efecto físico, pero logré hacerlo bastante bien, aunque para lograrlo tuve que recostar a Laura contra una de las paredes.

  • Mássss, mássssssssss, no paressssss hija de putaaaaaa, dameeee todoooo todoooo

  • Siii, siiii tomaaaaaa zorra, trágatelo todo con tu coño

Laura tuvo un orgasmo que por poco me ahoga pero no la dejé descansar. Le pedí que se pusiera en 4 (esto es, recostada sobre sus rodillas y brazos) sobre la escalera más baja de la piscina, donde la parte inferior de su cuerpo estaba cubierta por el agua. Me acerqué por detrás y metí el arnés por su coño mientras tiraba de su cabello mojado. La follé con todas mis fuerzas mientras ella gritaba y gemía hasta casi quedarse sin voz. Otro orgasmo más salió de su cuerpo.

  • Mierda Angie ¿Qué ha sido todo eso? Cada vez ms sorprendes más

  • Una sorpresa que quise darte, espero te haya gustado

  • ¿Qué si me gustó? ¿No se notó en esos dos orgasmos? Creí que me desmayaba de placer

-  Me encanta oír eso, me hace muy feliz

  • Bueno, es hora de tú goces también, no es justo que solo yo disfrute.

Dicho esto, me besó y me quitó el arnés. Me empezó a chupar las tetas mientras sus dedos entraban y salían de mi coño hasta hacerme tener un rico orgasmo. Sin dejarme descansar me hizo sentar en el borde de la piscina y me chupó el coño hasta que me hizo correo de nuevo. Entré de nuevo al agua y nos besamos con la misma pasión que sentimos desde la primera vez, nadamos un rato más, nos acariciamos las tetas y el coño siempre dentro del agua hasta que empezamos a sentir frio pues ya había empezado a caer la tarde y decidimos salir de la piscina.

  • Vamos a ducharnos- le dije.

  • Buena idea, vamos

Fuimos a la ducha, Laura abrió el chorro del agua caliente. La cálida corriente cayó sobre nuestros  cuerpos como una dulce cascada de suavidad y calor. Mmmhh - gimió Laura- al sentir el agua sobre su tersa piel. Sonreí, avancé ligeramente y aplasté mis grandes tetas contra las tetas de Laura. Ella sintió como sus pezones erectos se engarzaban con los míos,  eso la puso muy cachonda,  se notó como su coño se le mojaba implacablemente, y no solo con el agua de la ducha. Al comprobar el efecto de mi acción, continué restregando mis pezones contra los suyos. Los pezones de Laura estaban muy muy duros, y se rozaban suavemente contra los míos. Tomé un bote de gel de baño y derramé una abundante cantidad de cremosa leche sobre las tetas de Laura. Comencé a extender la crema con ambas manos sobre las deliciosas tetas de Laura hasta dejarlas completamente cubiertas de gel. La puse de espaldas a mí y la empujé contra la pared de cristal de la ducha mientras le metía mis dedos llenos de gel en su coño

  • Nooo, noo por el coño. Quiero que me los metas por el culo

  • ¿Estás segura? Nunca lo has hecho

  • Sí, lo estoy y quiero que seas tú quien me lo haga por primera vez

  • Está bien, como desees.

Sus palabras me pusieron muy cachonda pero no quería hacerle daño ni que se sintiera incomoda. Llené mis manos de gel para facilitar mi labor y le metí solo un dedo en el culo. Empecé a sacarlo y a meterlo lentamente

  • Ahhhhhhhhhh que deliciaaaaaaaaaa, dameeee másssssss duro Angie, metemeeee ahhhhhhhhh otro dedo aahhhhhhhhhhhhhhhhh ahhhhhhh

  • ¿De verdad lo quieres?  No deseo hacerte daño, tu culo está un poco estrecho

  • Sii, hazlooooooo, estoy ardiendo por sentir tus dedos en mi culoooooo, no paresssss

Siguiendo sus cachondos deseos, le metí otro dedo por el culo mientras mi otra mano se ocupaba de su coño ardiente. La follé al mismo tiempo por el coño y el culo, al principio suavemente pero Laura me pidió más fuerza y no la hice esperar. Su orgasmo llegó como un terremoto, en medio de gemidos de placer. Terminamos de ducharnos y nos fuimos a la cama.

  • Qué delicia ¿por qué no habíamos hecho esto antes?

  • Quería proponértelo la última vez que nos vimos, pero no tuve tiempo. Me alegra que hayas tomado la iniciativa.

  • Yo también me alegro, ha sido espectacular y quiero más

  • ¿Quieres solo dedos en tu culo o algo más?

  • Estaba pensando en el arnés ¿Quieres hacérmelo?

  • Claro, me encantaría, pero es más grueso que mis dedos y da miedo que sientas dolor

  • No te preocupes, si siento dolor te diré que pares

  • Está bien, como quieras.

La puse en 4, me puse el arnés y le puse una buena cantidad de gel lubricante para no hacerle daño a mi adorada amiga. Empecé a follarla lentamente, sacando y metiendo poco a poco esa polla de látex en su precioso culo. A medida que pasaban los minutos Laura me pedía que lo hiciera con más fuerza.

  • Angie, dameeee másssss, follame durooooo, rómpeme el culooooo, quiero sentir todo esa polla dentro de mi

  • ¿Segura ¿ ¿No te duele?

  • Noooo, está bien, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, sigueeee, sigueeeeeee

  • Siiiiiii, tomaaaaa, tomaaaaaaaaaaaaaaaaa, zorra tragona. Cometelo todo.

  • Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh que ricoooooooooooooo ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

La follé un rato más así en 4 y cuando estaba a punto de correrse la puse boca arriba con sus piernas muy abiertas, me levanté de la cama, busqué el consolador en mi maletín y regresé a la cama. Puse las piernas de Laura lo más abiertas posible y le volví a meter la polla del arnés por su culo mientras metía el consolador en su coño. Empecé a follarla con furia y pasión con esa doble penetración. Los ojos de Laura estaban casi en blanco y sus gritos de placer parecían los de un condenado a torturas. Lo cual me asustó un poco porque creí que le hacía daño y me detuve pensando que se me había ido la mano

  • ¿Te sientes bien? ¿Te estoy haciendo daño?

  • Siiii, siii está bien, no paresss por favor, ya casiii me corro. No me dejes así por favor

  • Bueno, lo que quieras

Seguí follándola por el culo y el coño hasta que tuvo el orgasmo más salvaje de todos los que había experimentado hasta ahora. Su cuerpo se sacudía como una posesa, sus gemidos inundaron no solo la habitación sino todo el lugar. Estoy segura que si hubiese casas alrededor, los vecinos habrían llamado a la policía pensando que alguien estaba siendo asesinado, de ese tenor fueron los gritos de Laura. Le saqué las pollas y me acosté a su lado mientras ella respiraba agitadamente. Luego de un rato pudimos hablar.

  • No puedo creer que haya tenido ese orgasmo tan bestial, de verdad creí que estaba a punto de morir. Gracias, Angie, me has dado más placer hoy que el todo el que he sentido en mi vida de casada.

  • No tienes nada que agradecer, la idea de estar juntas es que goces todo lo que puedas y para eso estoy yo.

  • Quisiera que sintieras lo mismo, pero siento que el cuerpo no me responde. Aún me tiembla todo.

  • No te preocupes, verte disfrutar es suficiente para mí. Además, mañana es domingo y

aún puedes “devolverme” el favor (le guiñé un ojo mientras le decía eso). Durmamos para recuperar fuerzas.

Nos besamos con ternura, nos acostamos frente a frente y así, mirándonos, nos dormimos. Cuando me desperté a la mañana siguiente Laura ya estaba en la ducha y quise unírmele pero decidí esperar en la cama a que ella tomara la iniciativa. Finalmente salió de la ducha, sin secarse, tal como me gusta y se dirigió a la cama para darme un beso.

  • Buenos días, hermosa ¿cómo dormiste?

  • Muy bien, pero me gusta despertar y verte así

  • Lo sé por eso lo hice

Sin decir nada más, me senté en la cama, la senté en mis piernas y empecé a chupar sus ricas tetas llenas de agua. Cada vez que se secaba escurría su largo cabello y se las seguía chupando. Las tetas de Laura (en realidad, todo su cuerpo) se habían convertido en casi una adicción y no podía dejar de besarlas y chuparlas. Estuve así un reto entre los gemidos de Laura hasta que ella se levantó y me hizo acostar en la cama.

  • Hora de tus orgasmos, ya es justo

  • Ummmm qué rico, me encanta como se oye eso

  • Ya verás cómo te hago gozar

Abrió mis piernas y empezó a chuparme el coño y cuando ya estaba punto de correrme se levantó, tomo mi consolador, le puso gel lubricante, volvió a cama para seguir chupando mi coño mientras me follaba por el culo con el consolador. Di un salto en la cama al sentir esa polla en mi culo luego de tanto tiempo (la última vez que había hecho había sido con mi ex hacía casi un año).

  • Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii qué ricoooooooooo. Follame durooo perra, asiiiiii asiiiii

  • ¿Te gusta, puta?

  • Me encantaaaaaaaaaaaaa siiiiiiiiiiiiiiiiii, siiiiiii

  • Lo aprendí de ti, eres muy buena maestra

  • Ahhhhhhhhhhhhhhhh aprendisteeee, muyyy ,ahhhhhhhhhhhhhhhhhh bien,  ahhhhhhhhhh

Haciendo eso, Laura me hizo tener 3 orgasmos seguidos que por poco me deshidratan pero ella quería más. Nos pusimos en posición para fundirnos en un 69 para darnos placer mutuamente, luego hicimos la tijera (a la que Laura parecía haberse aficionado más que nada), y finalmente me senté en su cara para un último orgasmo. Cuando miramos el reloj, era ya la hora de comer, así me fui a duchar mientras Laura se vestía y preparaba la comida. Debíamos regresar a la ciudad antes de las 7 de la noche pues a esa hora se supone que llegaba a casa el esposo de Laura y ella quería tener tiempo de descansar para que él no sospechara nada. Alistamos todo y partimos rumbo a nuestras casas y una hora después ya estábamos frente a la mía.

  • Ha sido un fin de semana fenomenal, gracias por todo ese placer que me diste.

  • No tienes nada que agradecerme tu hiciste lo mismo por mí. Solo espero que tu esposo viaje de nuevo y nos podamos ver pronto de nuevo

  • Yo espero lo mismo

Nos despedimos con un beso y en ese momento  Cloto, Laquesis y Átropos, las ineludibles moiras que rigen el destino de los humanos, tomaron una decisión en cuanto al mío. Cuando casi eran las 9 de la noche recibí una llamada de Laura diciéndome que iba para mi casa. Me extrañó un poco pero le dije que no había problema. A los pocos minutos ya estábamos sentadas hablando.

-Hola, disculpa venir así de improviso pero tenía que hablar contigo

  • ¿Qué pasa? Me estás asustando

  • La reunión de mi esposo era para ofrecerle una mejor posición en la empresa en la capital y él dijo que sí. El viernes ya debemos estar allá.

  • Eso significa que ya no nos volveremos a ver. Lo dije mientras las lágrimas empezaban cruzar mi rostro

  • Lo siento Angie, lo siento de verdad, me dijo mientras lloraba. Me gusta mucho el sexo contigo, pero más que eso eres mi amiga, mi mejor amiga y me duele alejarme de ti. Si por mi fuera me quedaría aquí contigo. Perdóname por favor.

  • No tengo nada que perdonarte, no digas eso. Entiendo perfectamente tu situación, sé que lo nuestro es importante para ti pero tu matrimonio es primero. Además, podemos seguir en contacto y vernos cuando puedas o cuando yo tenga vacaciones.

  • Tienes razón, eso me hace sentir mejor.

Nos miramos a los ojos y nos dimos un beso de despedida. La vi irse y lloré un rato pensando en la miga que ahora estaría lejos de mí. Me dormí y al día siguiente me levanté para seguir como siempre, como antes de conocer a Laura. Como dijimos, seguimos en contacto, hemos hablado mucho cada que podemos y  habíamos hecho planes para vernos en mayo cuando yo debía ir a un congreso en la capital. Pero de nuevo las malditas moiras se burlaron de mí interponiéndose en nuestro camino, esta vez en forma de pandemia, y estamos pendientes de ese encuentro aplazado hasta la fecha. Sigo contando los días hasta volver a besar los labios de mi querida Laura, mi amiga-amante.

Espero les haya gustado esta última parte. Chicas, ya saben que si quieren me pueden escribir a mi correo angiecol43@gmail.com.