Laura II
Se consolida la relación
Esta tarde hemos salido temprano, para comer una buena hamburguesa y luego ir de compras. Laura se niega a decirme qué quiere comprar, sólo sé que está nerviosa, o mejor dicho se muestra ansiosa por ver lo que quiere ver.
Al menos durante la comida se tranquiliza. Comemos como una pareja más de jóvenes, aunque para mi cada día se encuentra más arrebatadora, su pelo negro brillante, ahora con mechas de color verde y rosa, sus ojos del color que el mar tiene en las postales, sus pómulos, su pequeña nariz respingona. Todo en su cara ejerce un magnetismo intenso. Me acaricia una mano, sus uñas pintadas de negro.
Hablamos de nosotros, de los amigos comunes, de la universidad y de hacer otro viaje, aunque al final la conversación se desvía a la relación que mantenemos, intensa sexualmente hablando y tan extraña que no podemos dar detalles a nadie que nos pregunte.
Aún tengo en la cabeza que me tragué parte de su orina, la violencia de los azotes con las sandalias y el tortazo que me pegó. Y ella habla de incrementar esa sensación de poder que tanto me gusta y que a ella tanto excita.
Cuando salimos del restaurante caminamos, a ratos de la mano, dándonos besos y riendo, sin rumbo fijo, buscamos un sexshop, yo al menos no he entrado nunca en alguno y ella me confiesa que tampoco. Nos suena haber visto alguno por estas calles por las que paseamos.
Finalmente damos con uno, al lado de una tienda de comic que suelo visitar. Dudamos un poco, nos da corte entrar, y a mi más que a ella, porque no sé que es lo que buscamos. Al final es ella la que abre la puerta y pasamos al interior. Una chica que tan solo será tres o cuatro años mayor que nosotros está tras el mostrador, hacia ella se encamina Laura.
.- Hola, ¿en qué puedo ayudaros?. Sois mayores de edad, ¿verdad?
.- Sí - decimos a la vez.
.- ¿Os importa mostrarme vuestros DNIs? - yo me apresuro a sacar el mio.
La chica los mira y nos indica que los guardemos.
.- Bueno, vosotros direís. - me mira a mi, y yo le hago un gesto con la cabeza indicándole que es ella. La muchacha se encara con Laura.
.- Buscaba - empieza Laura, no buscábamos - una jaulita para el pajarito del chico.
Me quedo de piedra.
La chica lleva a mi ¿novia? Sí, sé que es mi novia aunque también mi ama, a una vitrina. Cuando hago el intento de acercarme, Laura me pide que espere donde estoy.
.- No Manu, no vengas, quiero escoger yo sin presiones.
Habla con la dependienta durante un par de minutos y luego se acerca a mi.
.- ¿Cuánto dinero llevas? - le contesto que unos ochenta euros.
Regresa con la dependiente y selecciona el que quiere.
Pagamos entre los dos y lo guarda en el bolso, nos despedimos de la dependienta.
.- Que lo disfruteís - nos indica y Laura se ríe
.- No sé si tu lo disfrutarás Manu
Caminamos un rato, pero los nervios nos hacen entrar en una cafetería, allí pedimos unos cafés y mientras los sirven vamos a los servicios. Por la mirada que nos echan cuando entramos sabemos que no se fían de parejas de jóvenes que entren juntas en los aseos, pero Laura me indica que pase de ellos, que no nos llevará demasiado tiempo.
Y así es, me pone el anillo que rodea el escroto, comienza a pajearme, luego me pone la jaula y aprieta y aprieta, mi pene retrocede dolorido hasta que la pieza encaja con el anillo que colocó previamente, entonces con la llave cierra la junta.
.- Ala, ya te puedes vestir manu - yo me quedo mirando ese objeto extraño.
.- No te preocupes que tendrás tiempo de examinarlo - se ríe - te espero fuera.
Termino de vestirme, sintiendo lo incómodo que me resulta llevar eso ahí puesto. Luego nos tomamos el café ya sin las prisas que la empujaban a entrar, ahora en su cara, en sus ojos veo ese brillo que la lujuría le provoca.
.- Estás ... para comerte a besos, eres preciosa Laura
.- Venga Manu, que no te voy a abrir la jaula aún, no me hagas la pelota.
.- Me da igual la jaula, te lo digo de verdad, eres la mujer más guapa que he conocido.
Se ríe, y me duele que no me tome en serio.
.- Manu, ya veremos si piensas igual cuando no quiera abrirte y tu quieras que te abra.
.- Pero con la vida sexual que llevamos tía, esto impedirá que podamos continuar.
.- No cariño, yo puedo seguir teniendo todos los orgasmos que quiera, y tu te esforzarás en provocármelos, ¿verdad?
.- Sabes que sí Laura.
.- Sí, y ahora con más razón porque desde ahora yo decidiré cuando te podrás correr tú.
Vamos paseando por la ciudad, camino del parque.
.- No podemos quedarnos sólo con eso que llevas ahora puesto Manu.
.- ¿A qué te refieres Laura? Me estás acojonando.
.- Manu, cariño, ahora eres mi esclavo, me aprieta la mano, un gesto cálido. Quiero tener un par de esposas, una fusta o un látigo, en fin cosicas para llevarte por donde quiero.
Yo la miro, quiero decirle que mi fantasía ya está alcanzada, que no necesito profundizar. Y así se lo digo.
.- No esclavo, no, ahora es mi fantasía, ahora te voy a amoldar a mis gustos. En serio Manu, no tengas miedo, esto no lo puedo hacer sola, necesito tu complicidad y te gustará. Tienes que confiar en mi.
.- Claro que confío en tí, nadie más podría haberme puesto entre las piernas. - Ella se ríe.
.- Hoy tenemos que ver donde podemos ir - al jardín le digo - joder tío, para esto necesito, necesitamos más discrección.
.- Pues no sé Lau. ¿Cuánto dinero te ha quedado?
.- No mucho, no pienses en un hotel.
.- Bueno, ya veremos Laura.
Pasamos las siguientes dos horas besándonos y jugando con nuestras manos, explorando el cuerpo del otro. En un momento le digo que tantas caricias me está causando dolor en mi miembro, ella se ríe.
Una hora después estamos en la urbanización, buscamos nuestro escondite, me está bajando el pantalón cuando le suena el teléfono.
La escucho hablar y me mira sonriendo.
.- Vamos manu, mi madre me avisa que tiene que salir, tiene que cubrir un turno extra en el hospital. - Yo cojo su mano y tiro de ella, frenándola
.- ¿Pero qué haces?
.- Espera, dale tiempo a que se vaya.
.- Manu, ¿no entiendes que me tienes que obedecer? - la miro incrédulo
.- Lau córtate por favor.
.- ¿Quieres que te de un tortazo? - no puedo creer que me hable así.
.- No, claro que no quiero - contesto armándome de paciencia.
.- Pués métete en la cabeza que me tienes que obedecer, que cuando te diga que hagas algo, tienes que hacerlo.
.- Vale, tenemos que hablar.
.- No hay nada que hablar, te lo he dicho hace un rato, necesito que cooperes, que aceptes mis órdenes, que aceptes mi control, no olvides que ésto es lo que te pone, o ¿ya no te pone?
.- Sí, claro que me pone. - contesto
.- Pués, arrodilláte ante mi, ahora mismo y prométeme que vas a obedecer cada orden que de. Que vas a dejar que sea yo quien tome las riendas en cualquier situación.
La miro, está seria e irresistible, pero también se está impacientando. Me arrodillo, suaviza un poco su mirada.
.- Te prometo que te obedeceré, que dejaré que seas tu quien organice todo, quien decida todo.
.- Bien Manu, te prometo que te gustará, que no te haré daño, que vamos a llevar a límites que ni podemos imaginar nuestra relación. Venga, levántate idiota.
Me levanto y me abraza y lleva su boca a mi oído.
.- Para mi esto es nuevo, ser tu ama, por eso, no te opongas a mi, quiero hacerte disfrutar de lo que te gusta, a la vez saber explotar esto para mi propio goce - se separa de mi
.- ¿Me vas a ayudar? - me pregunta
.- Sí ama, te voy a ayudar.
Un rato después estamos en su dormitorio.
.- Desnúdate completamente esclavo - me ordena. Obedezco la orden, me miro el aparatito que ahora llevo. Ella me mira, completamente vestida, sonríe, sus ojos brillan. Se da la vuelta y busca algo en un cajón de su cómoda. Saca un pañuelo, me lo muestra.
.- Manos a la espalda esclavo - obedezco, ahora su voz es imperiosa pero melosa, desborda sensualidad por cada poro. Se agacha detrás de mi y me ata las manos, con fuerza. Protesto, pero no las afloja
.- Lo siento manu, necesito que estén bien fuertes para que no te las quites.
.- Te prometo Lau que compraremos las esposas - eso le ha gustado, me da un beso largo, como los que nos hemos dado en infinidad de ocasiones.
Ahora se sienta en la cama, tiende una pierna hacia mi.
.- Esclavo, ahora tienes que descalzar a tu ama - me mira fijamente, desarmándome, agacho la cabeza y con los dientes trato de desabrochar sus cordones, cuando por fin se lo logro desatar, ella aplaude.
.- Bien hecho esclavo, continúa, quiero que me quites los zapatos ya
Me siento ridículo tirando de su zapatilla deportiva con la boca, el olor de sus pies es un reclamo, no huelen mal, pero me siento raro en esta posición, es cierto que me ponía su dominio sobre mi, pero esto está muy lejos de lo que pensaba. Bueno, perdido en mis pensamientos logro quitarle la primera zapatilla y empiezo con la segunda, pero ella lleva su pie descalzo, aún con su calcetín a mi cara, me pone los deditos en la nariz haciendo que suelte su segunda zapatilla.
.- Huele esclavo - y yo olfateo, la tarea me desagrada, sólo un poco, pero su risa nerviosa hace que vuelva a olfatear, me deja así un rato, luego me frota el pie por la cara. Noto que está más nerviosa que yo.
.- Venga manu, termina de descalzarme - En un momento logro sacarle la zapatilla, luego ella misma se quita los calcetines, se desabrocha el pantalón mirándome, de rodillas delante de ella.
Se baja el pantalón y la braguita, me la pone en la cara, la restriega sobre mi nariz, el olor me enciende, lo que hace que me duela ahí abajo. Ella nota el gesto y se ríe.
.- No te excites perrito. - Se tiende en la cama buscando algo en algún cajón de la mesilla. Yo la miro, sus piernas perfectas extendidas sobre la cama, sus pies colgando a escasos centímetros de mi.
Se vuelve a poner de pie, se pone a mi espalda, me quita el pañuelo liberando mis brazos, pero no me da tiempo a alegrarme. Ahora ata mi muñeca izquierda con mi tobillo derecho y mi muñeca derecha con mi tobillo izquierdo. Ahora no puedo mover ni mis brazos ni mis piernas. Ella se planta de pie mirándome satisfecha.
.- Ahora estás a mi merced esclavo - yo la miro intentando adivinar sus intenciones.
Se arrodilla frente a mi
.- Tienes suerte esclavo, tienes suerte de gustarme, de que te ame. Se sienta en la silla de su escritorio.
.- Ven perrito, hasta tu ama - se abre de piernas, apoya una en la cama y otra sobre el escritorio.
Me acerco a ella dando pasitos diminutos sobre mis rodillas, su sexo brilla, verme así a su merced la calienta. Ella se ríe viendo mi penoso avance.
.- Vamos esclavo, con tu ama - yo resoplo
Cuando llego a su altura me lanzo a su vulva, lubricada y apetecible, el olor me vuelve loco, el no poder tocarla me duele, pero aún así, a pesar del dolor en mi entrepierna comienzo a lamer, busco meter la lengua hasta dentro, luego busco estimular su clítoris que noto como crece, ella se echa para atrás acercándome aún más su sexo.
.- Más rápido perro, lame con más ahínco a tu dueña.
Pues vale, empiezo a lamer con más rapidez, con la mayor velocidad que puedo, ella empieza a gemir y a regalarme sus jugos, succiono el clítoris y se convulsiona, con las piernas me rodea, ahogándome con la boca en su coño, la nariz pegada a su pelvis. Cuando se recupera y me libera respiro aliviado.
.- Buen chico - me dice.
Levanta una pierna, me la pone en el pecho y empuja para atrás, incapaz de mantener mi equilibrio caigo de espaldas, ella está rápida y con las manos para el cabezazo que iba a darme contra el suelo.
.- Wow ama, gracias - ella se ríe nerviosa
.- Cuidado perrito, que soy nueva en esto.
Entonces se pone en cuclillas sobre mi, volviéndome a ofrecer su sexo, otra vez lo tengo en la boca. Empiezo a darle los primeros lametones en su vulva, voy cambiando el ritmo de lento a rápido, y luego de rápido a lento, luego a toda velocidad a golpear su clítoris, ella se mueve, busca ahora frotarse con mi nariz, y luego otra vez contra mi lengua, en nada empieza de nuevo a gemir. Entonces vuelve a frotarse contra mi nariz hasta que se corre. Cae exhausta sobre mi cara, no me la puedo quitar de encima. Se retira de mi, se levanta y entonces vuelvo a coger aire, ella se da cuenta.
Se pone de pie y me pisa la cara, doblando mi nariz dolorosamente, al poco vuelvo a sentir miedo, me asfixio, intento moverme pero es inútil. Luego magnánima levanta el pie, yo la miro, tengo los ojos irritados.
.- Por favor ama, eso no, por favor Lau - suplico
Se arrodilla, se agacha y me besa.
.- Tontorrón, si te pasara algo, no ya por mi mano, si te pasara algo yo me volvería loca manu.
.- Ahora vamos a intentar algo especial, algo que no sé si funciona, pero creo que merece la pena probarlo. Voy a intentar levantarte un poco.
Me ayuda a levantarme lo suficiente para quitarme los pañuelos, al menos me desata la parte que tengo atadas en las muñecas.
.- Quítate los pañuelos de los tobillos. - Aunque ahora puedo mover los brazos y las piernas sin problemas me quito rápidamente los pañuelos de los tobillos.
Se pone en pie, coge un cojín de su cama y me lo da.
.- Túmbate bocarriba, usa el cojín para la cabeza.- obedezco, no sé que piensa hacer pero me tiene atrapado con su sexualidad, tan intensa, tan creativa, claro que para mi se limita a dar placer (y recibir, recibo el placer que doy, pero eso ella no lo sabe, ¿o sí?).
Cuando estoy tumbado y con la cabeza cómodamente levantada, ella se tumba encima mía, buscando frotarse contra mi aparatito. Me besa, se apoya en sus manos, se arquea, la cabeza alzada, la espalda levantada por los hombros, plana donde la espalda pierde su nombre para ser nalgas y así se frota, mi falo intenta en vano ponerse erecto, la frustración duele, ella ajena a mi sufrimiento va intensificando sus movimientos, la fricción en mi aparato, sus jugos escurriéndose a mi pene, en un minuto vuelve a tener otro orgasmo que se derrama en mi entrepierna y vientre, ella se derrumba sobre mi pecho, me vuelve a dar un beso tierno.
.- Ahora mi esclavo vamos a ducharnos, luego te quiero pedir otra cosa.
Me pongo en pie, le tiendo la mano, ella acepta mi ayuda para ponerse de pie.
.- Eres increíble manu - me dice
.- Psss, no se lo cuentes a nadie - le contesto pero luego añado - tú si que eres increíble Lau, pero ¿sabes?
.- Dime
.- Hace muchos, muchos años que me pareces la mujer más guapa que he conocido.
.- Idiota, camina - pero no ha podido evitar que vea que se ha ruborizado.
Llegamos a la ducha.
.- Venga, dentro - me ordena
Entra detrás de mi, luego me hace apartarme para entrar ella primero bajo el chorro de agua caliente. Me da el bote de gel, mientras ella toma el champú.
.- Venga manu, enjabóname esclavo - echo gel en sus hombros, y con las manos voy extendiéndolo por sus pechos, su vientre, su espalda. El contacto de mi mano en sus pechos, pequeños pero firmes, su vientre plano, su cintura estrecha, por sus brazos suaves y bien formados, beso su cuello y ella ladea su cabeza a un lado, le muerdo el lobulo de la oreja que me ofrece, sin ejercer presión, vuelvo a besar su cuello, mientas con mis manos froto por sus dorsales.
Se da la vuelta y me mira sonriendo.
.- Wow manu, no te puedes imaginar las maripositas que me hacen sentir tus caricias. Te comería entero.
La atraigo y le doy un beso largo con mi lengua en su boca, ella responde, me coge de mi cintura, sube a mis hombros. Tras unos segundos así lleva mi mano a mi pectorales, me separa lentamente, a desgana.
.- Ahora no manu, dúchate.
Voy a su encuentro cuando acabo, está sentada en la cama y me mira. Me señala la cama, a su lado.
.- Manu quiero dormir contigo, acostarme contigo y ... despertar a tu lado.
.- Joder Lau, claro que me apetece, un montón.
Bueno, al final salimos, vamos a la plaza donde siempre nos hemos juntado con todos los demás. Es algo tarde y es posible que no haya nadie, pero tampoco es que necesitemos a nadie.
Pero sí, está Pedro y algún chico más y también alguna de las chicas. Nos quedamos charlando con ellos un rato.