Laura desea la servidumbre (Parte 1)
Laura ha buscado por mucho tiempo acabar siendo una esclava y al fin lo va a conseguir.
Bienvenidos a este relato en el que os contaré como eduqué y convertí a una chica sin experiencia en la sumisa más devota y servicial que he conocido.
Todo comenzó con una chica a la que conocí a través de internet, hablamos durante meses, y en estos meses ella me contó sus deseos y fantasías de ser dominada
y convertida en esclava. Muchas veces me insinuó que yo podría ser la persona que lo hiciera, pues tras contarle mis experiencias unido a mi fuerte personalidad
y físico atractivo y cuidado, le hicieron desear que fuera yo. Al principio me negué, pues soy muy exigente a la hora de elegir que perras merecen mi dominación.
Pero un dia, tras varios meses decidí darle una oportunidad. Unicamente le mandé un mensaje esa misma mañana, ordenandole 2 cosas, la primera era que no comiera
nada en todo el día y la segunda que se vistiera como una puta barata y fuera a lugar especifico a medianoche. Y eso hizo.
A la noche le recogí con mi moto, al principio estaba indecisa si subirse, pues no le hable y con el casco era irreconocible. Pero se animó finalmente y se subió
conmigo en la moto.
Fuimos directamente a una casa que tengo en las afueras, bastante apartada por lo que allí podríamos llevar a cabo su educación sin problemas, pues nadie se
extrañaria por los gritos que pudiera soltar.
Una vez llegamos baje de la moto y agarré a Laura del pelo, llevándola con fuerza hasta dentro de la casa, ella gritó y se quejó por el dolor, lo cual me hizo
excitarme y tirar aún más fuerte, lo cual provocó alguna lagrima en la joven. Una vez entramos le obligué a arrodillarse ante mi.
—Bienvenida a tu nuevo hogar. A partir de hoy vivirás aquí y me servirás como si fuera tu dios. Nunca subirás más allá de mi cadera, así que caminaras como la perra
que eres. Y esta casa tiene unas normas muy sencillas que debes seguir si no quieres ser castigada:
1ª. Siempre vendrás cuando te llame y cumplirás cualquier cosa que te ordene. No existe el no en tu vocabulario.
2ª Nunca tendrás ropa, por lo que ahora mismo te la quitarás y me la entregarás.
3ª Tu cuerpo ya no es tuyo, ahora es mío. Y haré con el lo que desee, tu no tienes criterio alguno sobre el a partir de hoy.
—Entendido, amo.
Fue una buena noticia ver que entendía todo desde el primer momento y se quitaba la ropa sin ninguna pega. Ropa que tire a la chimenea y quemé
nada más quitarsela.
—En ese caso empieza tu entrenamiento, perra —dije mientras le agarraba del pelo para levantarla y apoyar su pecho sobre la mesa, exponiendo su culo
ante mí. Era un culo bien formado y que se notaba que nunca había sido destrozado.
Azoté una primera vez con fuerza, ella gritó muy fuerte y le saltó una lagrima.
—Debes agradecer a tu amo cada uno de los azotes que te de, es un regalo.
—Gracias, amo. —dijo Laura entre sollozos.
Al ver que no lo dijo de manera apropiada decidí que debía destrozar ese culo con azotes en ese mismo momento para que empezara a aprender que si
no hacía las cosas con la devoción que se esperaba de ella todo empeoraría. Así que azote cada vez más fuerte, provocando sus lloros y gritos, cuando
llegamos al vigésimo azote empezó a suplicarme que parara. Pero eso solo me excito más, así que me dio aún más fuerzas para azotarle aún más, y no me detuve
hasta que llegamos al azote numero 100.
En ese momento le devolví hacia el suelo y cayó rendida, sin fuerzas y llorando del dolor. Y fue en ese momento cuando vino a mi mente que ya era hora de darle
algo de comer a mi perrita, la cual llevaba todo el dia sin nada que llevarse al estomago.
—Lo has hecho horrible y no has cumplido con lo que se esperaba de ti, perra —dije para escupirle con asco tras estas palabras.— Espero que mañana mejores tu
actitud. Ahora toca cenar, no soy tan cruel como para dejarte sin comida.
Entonces bajé mi bragueta y saque mi pene frente a ella.
—Todo lo que cenaras y comerás mientras no cumplas lo esperado de ti será semen, así que te recomiendo empezar ya y no desperdiciar una sola gota pues no
podrás llevar nada más al estómago.
Ella enseguida se levantó con las fuerzas que le quedaban y empezó a chupar mi pene con muchísimas ganas, se notaban las ganas que tenía de tragar el semen
y comer algo por primera vez en horas. De vez en cuando le separaba de mi pene para abofetear su cada, que cada vez estaba más roja, pero esta vez no se
quejaba, sabía que como no cumpliera bien podría perder incluso hasta la cena que le ofrecía.
Cuando estuve a punto de correrme le aparté de mi pene y me corrí en el suelo, esparciendo todo mi semen por él.
—Adelante perrita, chupa cada gota del suelo o te quedarás sin comer.
Ella fue corriendo a comer hasta la última gota de mi semen y cuando acabó intentó volver a mi pene a por más. Pero de una bofetada realmente fuerte le quedó
claro que ya se había acabado la cena.
Le agarré del pelo y la llevé a una sala oscura y cerrada donde no entraba la luz, la cerré con llave desde fuera y dejé que pasara ahí su primera noche en la casa.
PD: Espero que os haya gustado el relato! Si tenéis alguna sugerencia aquí tenéis mi correo: LordDemonRelatos@gmail.com